TEOSOFIA: Curso de Estudio Introductorio

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por

John Algeo

Departamento de Educación

[Anotaciones por la Redacción de NGSM.org]

Aries 2009: Nuevo Ciclo de TENSION/EXPANSION

Curso introductorio a la Sabiduria Divina

Los Seres Humanos y Nuestros Cuerpos

 


Capítulo 4

Los Seres Humanos y Nuestros Cuerpos


SI SOMOS SERIOS EN CUANTO a la fraternidad, necesitamos comprender nuestra propia naturaleza interna, que es la misma en todos los seres humanos. Sería mejor revertir la noción comúnmente aceptada de que una persona es un cuerpo físico que tiene un alma.
[R. Assagioli; A. Blay]  El pensar que el cuerpo físico es la verdadera persona es como confundir una casa con quien vive dentro. La Teosofía enseña que nosotros somos en realidad la “mónada” o unidad interna, un fragmento de la divinidad, una chispa de la llama divina, que vive en muchas casas.


El cuerpo es nuestra interfaz con el medioambiente alrededor. Y tenemos de hecho tantas interfaces o cuerpos como medioambientes. Porque además del medio físico denso, existen otros como el de la energía vital, el de los sentimientos, pensamientos e intuiciones. Nuestra interfaz con cada medio lleva a cabo dos funciones. Por un lado, es el canal a través del cual experimentamos e influenciamos ese ambiente. Por el otro, el tipo de interfaz que tenemos nos limita en cuánto de ese medio podemos experimentar y a cuánto responder.


Por ejemplo,
nuestros sentidos físicos son como ventanas. Las ventanas nos dejan ver hacia afuera de la casa, pero el número de ventanas y la dirección en que se disponen determinan qué podemos ver del vecindario alrededor. Del mismo modo, los sentidos que tenemos y el rango de su sensibilidad determinan qué podemos percibir del mundo. Hay más en la realidad de lo que podemos observar a través de nuestras ventanas-sentidos usuales. Y esto es cierto para todos nuestros cuerpos o interfaces con los varios medioambientes en que vivimos. Como le dijo Hamlet a su amigo: “Hay más cosas en el cielo y en la tierra, Horacio, que las soñadas en tu filosofía.”


Las limitaciones, sin embargo, no son cosas necesariamente malas. Ellas nos protegen tanto como nos desafían. En primer lugar, las limitaciones son protecciones. Si no tuviéramos limitaciones de lo que podemos percibir en todos los medioambientes que nos rodean, seríamos agobiados por las sensaciones, energías, emociones, conceptos, e intuiciones a las que estaríamos expuestos. En el mundo físico solamente, estamos rodeados de colores que no podemos ver, sonidos que no somos capaces de oír, olores que no podemos oler, y sensaciones que no sentimos. Por todas partes a nuestro alrededor existen ondas de radio, rayos X, rayos gama, y otros fenómenos electromagnéticos que no podemos percibir con nuestros sentidos físicos. Si todos estos estímulos impactaran en nuestra conciencia, nuestra confusión sería paralizadora. Como dijo T. S. Eliot: “La raza humana no puede soportar mucha realidad.” Necesitamos protección de demasiada realidad.


En segundo lugar, las limitaciones son un desafío. Nuestra conciencia se desarrolla sólo a través de las limitaciones. Y es con el objeto de desenvolver la conciencia que la mónada se ha revestido a sí misma en materia con varios grados de limitación y densidad; o, para decirlo de otro modo, se ha rodeado a sí misma con diversos campos de energía, siendo el más denso el cuerpo físico. La materia y la energía son en cierto sentido intercambiables; lo que llamamos materia sólida es un patrón de energía, independientemente de lo sólida e impenetrable que nos parezca. La dureza de una piedra no se debe a su solidez, sino a la intensidad con que sus átomos constituyentes se unen unos a otros.


NUESTROS CUERPOS Y LOS CAMPOS DE ENERGÍA

La Teosofía enseña que nuestro sistema solar incluye siete planos de materia o campos de energía que se compenetran. Tres de ellos están involucrados en forma directa con nuestra evolución personal: el físico, el emocional y el mental. El plano físico tiene dos subdivisiones principales: el físico denso, y un nivel físico más sutil comúnmente llamado “etérico”. De forma similar, el plano mental tiene también dos subdivisiones principales, generalmente llamadas “inferior” y “superior”; pero aquí llamaremos simplemente “mental” al mental inferior, y “causal” al superior, por razones que se explicarán más adelante. Estos diversos grados de materia proveen el material para nuestros varios cuerpos.


El término “cuerpos” es usado para nuestra interfaz con las energías de esos campos, pero no se debe pensar en estos “cuerpos” como siendo cosas fijas y estáticas. Sabemos que, incluso aunque nuestro cuerpo físico parece ser el mismo día tras día, está constantemente cambiando, aunque a una velocidad mucho menor que nuestros cuerpos más sutiles, debido a su baja tasa de vibraciones.


Podemos considerar nuestros cuerpos sutiles como ondulantes líneas de fuerza que generalmente siguen cierto patrón, modificado a cada momento por nuestras típicas emociones y pensamientos, actitudes hacia la vida y el mundo, y formas de reaccionar ante las experiencias. Todos los cuerpos son, en realidad, campos de fuerzas localizados; nuestros focos individuales o concentraciones de energías de campos más amplios en los cuales éstos operan. Cada cuerpo tiene alrededor un campo de energía radiante del cual él es el centro. Estos campos de energía que los rodean son llamados “auras”.


Hablamos de los cuerpos como siendo distintos unos de otros, llamándolos físico (denso y etérico), emocional, mental, y causal, pero sólo para los propósitos de la discusión. Ellos no están verdaderamente separados; son interdependientes y funcionan como un todo. Sabemos que nunca sentimos emociones sin que haya pensamientos, ni pensamos sin sentir algún tipo de emoción. Y en las ciencias médicas es bien conocido el hecho de que los pensamientos y emociones afectan nuestro cuerpo físico y viceversa.


Las conexiones entre nuestros distintos cuerpos son los chakras, una palabra sánscrita que significa “rueda” o “círculo”.Éstos constituyen siete centros de energía principales (y un número de centro menores) distribuidos por nuestros cuerpos sutiles en puntos donde convergen los canales de energía, teniendo la apariencia de una rueda o una flor de loto. Ellos concentran las energías que fluyen a través de los cuerpos y los comunican de un plano de la realidad a otro. Con respecto al cuerpo físico denso, los chakras principales están localizados aproximadamente en la base de la espina, en la raíz de los órganos reproductivos, en el ombligo, el corazón, la garganta, entre las cejas, y en la coronilla.


Si bien nuestro campo de energía o cuerpo emocional compenetra al físico, se extiende más allá de éste. Del mismo modo, el cuerpo mental compenetra tanto el físico como el emocional y se extiende más allá de éste último. Estos cuerpos sutiles están fuera del rango de nuestra visión normal pero de todos modos son reales. Aquellos que tienen la facultad de la visión clarividente los han descrito, y cada uno de nosotros experimenta sus energías, sea que los podamos ver de algún modo más objetivo o no.


El cuerpo causal es más permanente que los otros; es a lo que San Pablo se refirió como “cuerpo incorruptible”. Está compuesto de la materia todavía más tenue (o de las energías de mayor frecuencia) pertenecientes al campo o plano mental superior. Nuestra conciencia funcionando en ese plano es nuestro verdadero “Yo”, el aspecto de nosotros que encarna en los cuerpos inferiores para ganar experiencia a través de ellos. Es el cuerpo de nuestra individualidad permanente, siendo ésta distinta de la personalidad temporaria que se expresa a través de nuestros cuerpos físico, emocional y mental (inferior).


Este medioambiente de alta frecuencia y nuestra interfaz corpórea con él son llamados “causales” porque son el lugar donde se preservan las causas que tarde o temprano se convierten en efectos en el mundo externo, visible. Nuevamente, no debemos pensar en este “depósito” en términos de espacio. Las causas no son cosas sino posibilidades vibratorias. El cuerpo causal es el repositorio permanente del tesoro que hemos acumulado a través de nuestras experiencias de pensamiento, sentimiento y acción en nuestros tres cuerpos inferiores. Éste es el “cielo” mencionado por San Mateo (6.19-21) como el lugar donde nuestros tesoros no se corrompen. Vamos a tratar sobre esto en más detalle luego.


EL DOBLE ETÉRICO

Como se dijo anteriormente, nuestro cuerpo físico tiene dos “partes” o aspectos. Uno es el cuerpo denso, compuesto de sólidos, líquidos y gases, el cual es descrito en los libros de fisiología y anatomía. El otro es el aspecto mayormente invisible que no se menciona en dichos libros. Es llamado “doble etérico” o “cuerpo vital”, y realiza varias funciones importantes, tales como la de ser el patrón o modelo sobre el cual se construye el cuerpo físico denso.
 

No sólo el contorno externo sino cada célula del cuerpo físico denso tiene esta contraparte etérica o vital, formada de materia más sutil que—generalmente, pero no siempre—es invisible al ojo humano. Dado que el doble etérico no puede ser vehículo de la conciencia cuando separado de su contraparte densa, éste no se considera como un cuerpo distinto de la parte densa del físico. Es, sin embargo, quien lleva la sensación física actuando como un puente entre el cuerpo físico denso y los aspectos más sutiles de nuestro ser; ésta es otra de sus funciones importantes.


El doble etérico absorbe energía del sol y la transmite como vitalidad, fluyendo a través de la líneas de energía del cuerpo y emitiendo el sobrante en todas direcciones como una luz blanco-azulada. Ésta es a veces llamada “el aura de la salud” porque sus colores y vibraciones indican el estado de vitalidad y salud del individuo. Los sanadores que practican una técnica llamada Toque Terapéutico trabajan con el aura de la salud para facilitar la acción de los poderes de recuperación propios del cuerpo.


El doble etérico puede ser temporalmente separado del cuerpo físico denso por una conmoción, anestesia, o ciertos otros efectos que producen estados de trance. Sin embargo, éste permanece unido al cuerpo denso por un hilo de su propia materia, llamado “el cordón de plata” en Eclesiastés (12.6): “O cuando el cordón de plata se rompa . . . el espíritu retornará a Dios, que lo proveyó.” Cuando este “cordón de plata” se rompe y el doble etérico es finalmente separado del cuerpo, la vitalidad cesa de fluir y sucede aquello que denominamos “muerte”. Entonces el doble etérico, habiendo ya finalizado su función durante esa encarnación, se desintegra gradualmente, permaneciendo cerca del cuerpo denso.


EL CUERPO EMOCIONAL

El cuerpo emocional, extendiéndose un poco más allá de la forma física y el doble etérico, es el vehículo de los sentimientos y deseos que abarcan desde las pasiones terrenales hasta las emociones inspiradoras. Los clarividentes lo han descrito como estando en movimiento constante, y con una apariencia radiante y luminosa. Es debido a esta apariencia luminosa que a veces es llamado el cuerpo “astral” o “estrellado” (derivado de la palabra griega astron, “estrella”). El término “astral”, sin embargo, ha sido utilizado en varios sentidos diferentes en los escritos teosóficos, algunas veces para lo que aquí es denominado “etérico” y a veces en el sentido general de “sutil”. Dado que puede causar confusión, no usaremos aquí dicho término, excepto en citas.


Cuando el cuerpo físico duerme, la conciencia continúa funcionando en el cuerpo emocional (a veces recuerdos de experiencias en este cuerpo llegan hasta el cerebro físico en forma de recuerdos de sueños u otras impresiones). La mayor parte de la materia que conforma el cuerpo emocional está concentrada dentro de los límites de la forma física, y dado que durante las horas de vigilia la mayoría de las líneas de fuerza en el cuerpo emocional siguen la silueta del cuerpo físico, tiende a mantener la misma forma y apariencia durante el sueño. De este modo, la forma de la persona en el mundo emocional es reconocible. También existe un campo de energía mayor, o aura, que se extiende alrededor del cuerpo y refleja las emociones dominantes en un momento dado.


Los clarividentes describen el cuerpo emocional de una persona evolucionada como lleno de colores vibrantes y luminosos. En una persona menos evolucionada los colores tienen tonos más oscuros. Cuando emociones tales como egoísmo, ambición, celos, y sensualidad son frecuentes, los colores predominantes son marrones oscuros, verdes barrosos, y lívidos rojos. A veces usamos las palabras “pensamiento y sentimientos oscuros”, una frase apropiada para describir dichos tonos.



EL CUERPO MENTAL

La Teosofía describe cada uno de los campos o planos del universo como teniendo siete subdivisiones de materia o frecuencia. El cuerpo mental “inferior” está compuesto de las cuatro subdivisiones más densas del plano mental; el cuerpo causal, por otro lado, es el vehículo de la conciencia en las tres subdivisiones “superiores” o más sutiles. Si pensamos en ellos como aspectos o vehículos de la conciencia, más bien que como cuerpos materiales, el cuerpo mental es a veces llamado “la mente inferior” y el causal “la mente superior”. El cuerpo mental, que compenetra y se extiende más allá de los cuerpos emocional y físico, es nuestra interfaz mental con el mundo; nuestro vehículo para pensar acerca de las experiencias.


Cuando el cuerpo mental está en uso vibra rápidamente y su tamaño crece en forma temporal. El pensamiento prolongado hace el incremento permanente, y de este modo el cuerpo mental se construye día a día por medio del uso correcto del poder del pensamiento. Así como la cualidad del cuerpo emocional depende de nuestras actitudes emocionales  habituales, la cualidad y claridad de nuestro cuerpo mental dependen de  nuestros patrones de pensamiento característicos.
 


FIGURA 1. LA CONSTITUCIÓN HUMANA


Dado que la emoción y el pensamiento están interrelacionados, afectándose mutua-mente, estos dos cuerpos están estrechamente vinculados. Los cuerpos mental y emocional son denominados en conjunto con el término sánscrito kama-manas, que significa la “mente de deseos”. Funcionando en coordinación, ellos producen diversos tipos de “pensamiento-emociones” cada uno de los cuales reflejan su propio color especial en el aura. Los clarividentes ven el orgullo como un color anaranjado, el miedo como un lívido gris, la irritabilidad como escarlata. Los pensamiento-emociones de afecto inegoísta brillan con un color rosa pálido; los de trabajo intelectual, amarillo puro; devoción, azul claro; simpatía, verde brillante; y espiritualidad, azul lila o lavanda.


EL CUERPO CAUSAL

El cuerpo causal es el vehículo por medio del cual la individualidad humana o alma se expresa en el mundo, a través de una serie de personalidades. Lo hace funcionando en diversos cuerpos temporales—mental, emocional, y físico—en los planos más densos. Sólo lo bueno, lo verdadero y lo bello entran en el cuerpo causal, porque sus vibraciones son tan sutiles que no responden a lo que es grosero, falso o feo.

Dado que el cuerpo causal está al nivel del pensamiento abstracto y universal (la así llamada mente superior) es el depósito de nuestro conocimiento y capacidades innatas. Al comienzo de la evolución humana, es pequeño y casi incoloro, similar a una burbuja o una delicada película. A medida que evolucionamos, sin embargo, y los efectos de nuestros buenos pensamientos, sentimientos, y acciones son registrados gradualmente allí, toma un mayor colorido y aumenta de tamaño, aunque muy lentamente hasta que alcanzamos el estadio de una visión inegoísta o impersonal del mundo. Entonces, sus vibraciones se presentan a la visión clarividente como colores luminosos, de modo que el cuerpo causal se convierte en un brillante globo de luz, lleno de radiantes rayos de amor y sabiduría.

El cuerpo causal continúa vida tras vida, mientras que los cuerpos mental, emocional y físico se renuevan con cada encarnación. Estos últimos son los vehículos temporales para una sola vida. El primero, es nuestro cuerpo permanente. Éste preserva los frutos de cada vida en forma de capacidades, las cuales son absorbidas en él luego de la muerte del cuerpo físico y de la disolución de nuestros vehículos emocional y mental.



LA ADQUISICIÓN DE UN NUEVO CONJUNTO DE CUERPOS

Luego de que nuestro cuerpo físico con su doble etérico acompañante muere, interactuamos durante un tiempo con nuestros medioambientes sutiles por medio del cuerpo emocional y el mental. Pero eventualmente ellos también mueren y quedamos en nuestro cuerpo causal permanente (o al menos duradero) en el cual las experiencias benéficas de la encarnación previa están incorporadas en forma de capacidades incrementadas.

Cuando las experiencias de esa encarnación previa han sido absorbidas y transmutadas en mayores capacidades y poderes, el deseo por más experiencia nos arrastra a encarnar nuevamente. Entonces atraemos primero un cuerpo mental y luego uno emocional con las mismas características generales que aquellos que desechamos al término de nuestra última encarnación. Finalmente, nacemos en un nuevo cuerpo físico construido de acuerdo a la clase de patrón que establecimos en nuestras vidas pasadas, aunque no necesariamente del mismo sexo que nuestra encarnación inmediata anterior y, por supuesto, con características genéticas de nuestros nuevos padres, pero aquellas que son apropiadas para nosotros.

Éste es el sendero de la evolución. Nuestra velocidad de progreso depende de nosotros, de nuestra efectividad en acumular experiencias correctas, y de la medida de control que alcanzamos sobre nuestros cuerpos inferiores, es decir, de la madurez que alcancemos en el manejo de las experiencias de la vida. Como podemos apreciar, incontables nacimientos y muertes e incontables cuerpos son necesarios durante nuestro viaje a través de muchos eones.


REFERENCIAS PARA LECTURA O CONSULTA SUPLEMENTARIA

-Material disponible en inglés

Bendit, The Etheric Body of Man. Layton, Life, Your Great Adventure, caps. 3 “Your Dynamic Powers” y 8 “Our Inner Nature”

McDavid, An Introduction to the Esoteric Principles, cap. 3 “Microcosm” y apéndice 1 “The Seven Principles”.

Nicholson, Ancient Wisdom—Modern Insight, caps. 11 “Sevenfold Illusion” y 14 “The Self and Its Spheres”; y The Seven Human Powers.



-Material disponible en español

Blavatsky, La Clave de la Teosofía, sección 6 “Enseñanzas Teosóficas sobre la Naturaleza y el Hombre”

Kunz, El Aura Personal.

Leadbeater, El Hombre Visible e Invisible.

Pearson, El Espacio, el Tiempo y el Yo, sección 4, cap. 7 “El Hombre y sus Cuerpos”

Taimni, El Hombre, Dios y el Universo, cap. 30 “El Concepto de Planos y Vehículos”; y “La Renovación de Sí Mismo”, caps. 4-11 “Las Funciones del Cuerpo Físico”, “Control, Purificación y Sensibilización del Cuerpo Físico”, “Las Funciones del Cuerpo Astral”, “Control, Purificación y Sensibilización de las Emociones”, “Las Funciones del Cuerpo Mental Inferior”, “Control, Purificación y Sensibilización de la Mente Inferior”, “Las Funciones del Cuerpo Causal”, “El desarrollo del Hombre Superior”.

Curso de Teosofía - Rama Rakoczy (España)

Biblioteca Teosófica  | Glosario Teosófico HPB  |  Glosario Esotérico AAB



PREGUNTAS PARA CONSIDERACIÓN

1. ¿Cuál es la relación entre tú y tu cuerpo?

2. ¿Cuál es el propósito de tener formas materiales?

3. ¿Cuál es la diferencia entre los tres cuerpos perecederos y el cuarto, o cuerpo permanente?

4. Describe brevemente los cuerpos mental y emocional.

5. ¿Qué es el doble etérico? ¿Cuál es su función? ¿Por qué se dice que no es un cuerpo verdadero?

6. ¿Cuál es el nombre dado en Teosofía al cuerpo permanente? ¿Por qué es llamado así?

7. Explica la importancia del color en los pensamientos y sentimientos, e indica los significados de algunos de tales colores. ¿Cómo se reflejan tales significados en nuestro lenguaje cotidiano? Por ejemplo, ¿qué es un “sentimiento oscuro”?

8. ¿Qué tipo de experiencias entran en el cuerpo causal?

9. Explica por qué los cuerpos llevan la conciencia hacia pensamientos, deseos y acciones habituales.

10. ¿Cuál debería ser nuestra actitud hacia nuestros cuerpos?
 

Capítulos

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Caminante son tus huellas
el camino nada más;
caminante no hay camino
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante, no hay camino
sino estelas sobre el mar.

Red Iberoamericana de la Voluntad al Bien y la Buena Voluntad

Quetzal como representante del puente entre el aguila del norte y el condor del sur. El Quetzal es intercambiable con el símbolo de Quetzalcóatl-Kukulcan, el Avatar de Venus.

 

 

 

2009-08-02