CONFERENCIA
 

VICENTE BELTRAN ANGLADA

 

[edición en curso]
 


 
 

Conversaciones Esotéricas 

La Ley de la Atractividad Cósmica.

Barcelona, 10 de Mayo de 1.980
 

"LA VERDAD HA DE PRESENTARSE DE TAL MANERA, QUE CONVENZA SIN ATAR Y QUE ATRAIGA AUN SIN CONVENCER. ESTO SOLO PUEDE REALIZARLO EL LENGUAJE DEL CORAZON".

-VBA: Introducción al Agni Yoga, p. 49
 


Conversaciones Esotéricas

La Ley de la Atractividad Cósmica.

 

Vicente.― Vamos a continuar discutiendo el tema tan importante y trascendente como es el que se refiere a la muerte. Naturalmente, que cuando hablo de la muerte le doy un sentido trascendente de vida, por lo cual, todo el enfoque mental que hasta aquí ha sido adjudicado al tema de la muerte tendrá que sufrir profundas modificaciones. En primer lugar, porque hay que desechar de una vez para todas las ideas y los conceptos mediante los cuales la muerte se convierte en una figura pavorosa que causa terror y a veces desesperación. La enseñanza religiosa de los últimos siglos acerca de la muerte ha llenado de terror los corazones de los hombres, en virtud de esto, la muerte ha sido considerada como una aniquilación y no como lo que realmente es: una liberación. Está involucrada en todo este proceso la vida del Alma que es inmortal, por lo tanto, ya de base, vamos a sentar la premisa de que la muerte es una liberación del Alma y que lo único que desaparece es la materia, es decir, la forma de la materia, porque la materia por su propia cualidad tiende a volver al depósito de unidades expectantes que llamamos, el espíritu de la tierra, todo vuelve a la tierra, “polvo eres y en polvo te convertirás”, que significa la condición de que todo lo que es materia va a la materia y que todo lo que es espíritu tiende al espíritu, es decir, aquello que tan bien definió Cristo cuando decía: Dadle a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César, otorgando aquí una importancia a esta distinción que existe entre el espíritu y la materia, y también entre la intermediaria celeste, entre el espíritu y la materia,  que es el Alma que todos conocemos.

 Evidentemente, si bien el mundo ha dado grandes pasos en el sentido técnico, científico de la vida, ha perdido, no obstante, la gloria del vivir creador, porque todo cuanto el hombre ha aprendido a través del tiempo, lo único que ha sabido asimilar durante el período que va desde su nacimiento hasta la muerte son teorías acerca de este punto fundamental de la muerte. Teorías basadas en el temor, en la desesperación, en la inquietud, y esto ha creado más víctimas en la Tierra que la propia muerte. El hecho de que la persona esté pendiente de la muerte obliga a la mente a reestructurarse de una manera diferente a tal como lo tiene dispuesto el Creador, es decir, que la vida debe ser una constante liberación; liberación mental, liberación emocional, liberación física, es decir, aquello que técnicamente llamamos: La Ley de Restitución. La Ley de Restitución es cósmica, no tiene sólo que ver con la humanidad o con los reinos inferiores de la naturaleza, es un hecho en la naturaleza, en el cosmos, y cuando muere un universo, automáticamente surgen otros del espacio, es decir, que es volver a surgir del éter y re-volver al éter, de esta manera, es un toma y daca la Ley de la evolución, siendo cada vez más enaltecida la conciencia y cada vez más sublime la forma donde la vida tiene que manifestarse.

 Hay que distinguir, también, que si bien tenemos técnicas para nacer      —existen infinitas aportaciones científicas al respecto—, no existe una técnica definida para preparar el individuo para la muerte. De esta manera, la muerte siempre es un punto negativo dentro de la conciencia del hombre. Jamás puede decirse que el hombre comprende exactamente la virtualidad del proceso de vivir. De esta manera, siempre está embargado de temores, de inquietudes, de desazones, está constantemente muriendo en la vida siendo al contrario de lo dispuesto por el Creador, que debe estar viviendo aún dentro de la propia muerte, en el caso de la idea de la propia muerte, tal como ha sido bien dada por todas las religiones casi en su entero. Porque al terminar la vida ¿qué es lo que hay?  No hay explicaciones científicas que puedan respaldar ciertas ideas de tipo religioso basadas en la muerte, por ejemplo, el Cristo nunca se le presenta como resurrección y como vida sino como un hombre clavado en la cruz, eso demuestra que la propia religión que tendría que hablar de vida, está hablando de muerte, pero no en un sentido positivo sino en un sentido negativo, en un sentido despiadado y cruel para las conciencias de los hombres, y seguramente que habrá un canon preparado para toda esta mistificación del proceso, de este ocultamiento solapado de las verdades eternas, porque al final de la vida solamente quedan como opciones una eternidad de gloria o una eternidad de desesperación. Clama la justicia del cielo. Por tanto, en la Nueva Era, donde la presentación de la verdad debe ser lisa y llana, simple, con toda la simplicidad de nuestra mente coherente, habrá que hacer un énfasis especial sobre la vida que triunfa de la muerte, que está más allá de la muerte, que es la liberación del Alma, que no es la negatividad ni tampoco la aniquilación, que es el vivir más allá del tiempo y del espacio, hasta aquel momento en que espacio y tiempo se convierten en los aliados del Alma, controlados por el Alma, y resucitando constantemente en cada uno de los momentos de la existencia, tal como debiera ser la preparación técnica de la vida: este constante morir en sí mismo, este constante vivir dejando jirones del yo vencido entre las malezas de la vida social, este trabajo inmenso, no de recopilación de cosas, porque cuando hablamos de liberación hablamos de un proceso constante y eterno de restitución. ¿Qué es lo que estamos restituyendo? El cuerpo, mejorando siempre las actitudes; el cuerpo emocional sublimando las emociones, y la mente, el precioso tesoro de la mente, dejándola desguarnecida de vanos pensamientos o llevando el pensamiento a la más elevada sublimidad abstracta. He ahí el trabajo, he ahí el proceso, he ahí el desafío a nuestra conciencia.

¿Aceptaremos el reto de la acción?  Eso depende de todos y cada uno de nosotros. Solamente queda en pie que de la misma manera que hay técnicas para nacer, debe existir forzosamente una técnica de morir y tenemos que aplicarnos a la técnica aprendiendo todo el proceso de la vida desde el ángulo de la resurrección y no de la propia muerte, es decir, empezando a desechar valores, simplificando el ánimo y llevando nuestra mente a la unción espiritual, he ahí nuestro trabajo.  Y para ir ordenando las ideas acerca de la muerte, para hablar de la muerte en un sentido científico, despojada por completo del hálito de la tradición, vamos a explicar científicamente lo que es la muerte, cómo se produce la muerte y todo cuanto va aliado con el proceso de la muerte, incluida la propia resurrección de la carne, tal como se dice, que no es más que la liberación del espíritu contenido en la carne o en la sustancia material, la parte etérica condensada. 

 Hoy quisiera hablarles, siempre de acuerdo con este punto de vista, sobre la gran Ley de la Atractividad Cósmica, este mecanismo científico utilizado por LOGOS CREADORES para unificar sus cuerpos consistentes de materia que son los planetas, los universos, las constelaciones y las galaxias, para llegar a ver finalmente al hombre como formando parte de esta gran tradición apostólica que tiene por objeto convertir al ser humano en un dios creador, con toda la amplitud y potencialidad del Verbo. ¿Cómo se produce la muerte? Científicamente, hay tres factores, como vimos anteriormente, que colaboran estrechamente en el proceso de la muerte: Primero, el cumplimiento del karma, científicamente entendido; segundo, la retirada de la atención del Alma sobre su vehículo físico, porque ha comprendido dentro de su infinita grandeza que ya no le sirve para continuar experimentando a través de él;  y después existe la falta del deseo de vida que se apodera del Alma en encarnación cuando el Alma va retirando su atención. Entonces, se nos dice ocultamente, cuando ha llegado el momento en que en un punto crítico del tiempo, llamemos kármico, se produce la integración de los tres factores antes descritos, se produce un gran sonido, el OM creador, que es el OM de resurrección, que es la voz del Alma atrayendo hacia sí el vehículo que ha tenido durante algún tiempo como expresión de su voluntad creadora.  A la voz del Alma, el OM, responde el AUM de los vehículos encarnados en el cuerpo etérico, como son la mente o el cuerpo mental, el cuerpo emocional y el cuerpo físico.  Automáticamente que los tres vehículos integrados en el momento de la muerte responden a la voz, una corriente misteriosa recorre la línea etérica de los nadis —ustedes saben que los nadis son la contraparte etérica del sistema nervioso— y automáticamente se produce un hecho sintomático ya reconocido por la medicina moderna y es que las glándulas endocrinas en virtud de esta vibración segregan una sustancia, una hormona que va a parar a la sangre, al llegar esta hormona a la sangre la empieza a coagular. La coagulación, lenta, pausada de esta hormona —que creo que la ciencia ya le llama con razón cadaverina—va acumulando sustancia de la sangre convirtiéndola en cristalizada, la convierte en algo sólido, la coagula, y en tanto que se va produciendo la coagulación el corazón va latiendo cada vez más lentamente.  Entonces, en respuesta a esta lentitud de vibraciones y respondiendo esta actitud a la actitud del Alma, los fluidos vitales del cuerpo etérico, a partir de las extremidades de los pies, de las manos y de los brazos, se va retirando lentamente hasta donde tiene situada el Alma su lugar de salida que, como ustedes saben, son tres: la cabeza para las personas intelectuales, las personas que dirigen conscientemente su mente, para los Iniciados y para los Discípulos mundiales; para el cuerpo emocional el plexo solar, para las personas corrientes como somos todos nosotros; y para las personas de tipo más bien primitivo se sale por el cuerpo del plexo solar de una manera sistemática, teniendo en cuenta que las personas que salen por el plexo solar, teniendo presente que somos la mayoría de nosotros, pueden salir también por un lugar que está cerca del corazón, dentro del cual se hace una distinción, y los aires vitales están golpeando constantemente el punto señalado hasta que por fin se produce la rotura. En este momento, el cuerpo etérico se refugia en el cuerpo astral, y entonces empieza ya el desapego del cuerpo etérico del cuerpo físico.  Cuando nos encontramos ante este punto, cuando ya el Ego llevando autoridad sobre sus tres vehículos está surgiendo ya raudamente a través de estos lugares escogidos, cualquier persona con poca actividad clarividente lo puede contemplar, porque es materia ectoplásmica, casi materializada, será por breves momentos que se puede contemplar, y es muy notorio que muchas personas han visto a un fallecido en el momento de producirse, y es que aún tiene consistencia etérica de gran densidad, y esto ha llevado a la conclusión de que realmente era el espíritu ¡cuidado!, era el cuerpo etérico que ha quedado flotando alrededor del cadáver y no tiene otra opción en aquel momento que, falto de la galvanización del Alma, empieza a dejar de ser magnético y entonces empieza su desintegración, de ahí cuanto dijimos, y lo decimos con conocimiento de causa, de que no hay que invocar a los difuntos, que hay que dejarles partir en paz, que no hay que visitar tan asiduamente los cementerios por más que nos duela el corazón, porque estamos vivificando aquellos cuerpos etéricos que por ley de evolución tendrían que haber sido desintegrados y que están flotando por todas partes, en las casas de los deudos, en los cementerios, en los lugares donde se han cometido hechos, y que la gente constantemente va a aquellos hechos vivificándolos con su presencia física y su actividad mental. 

 Hay una conclusión importante que realizar de acuerdo con esta premisa y es que hay un karma para las personas que obligan a un ser desencarnado a acudir a las invocaciones, porque desde el momento en que se ha producido la muerte, cuando empieza la actividad del espíritu de la tierra que coge la materia y comienza a desintegrarla y disuelve cada uno de los átomos químicos de que está compuesta, al gran estanque de unidades expectantes que están constantemente atrayendo, por la Ley de la Atracción Cósmica, a aquello que pertenece al espíritu de la tierra, que es la materia, entonces existe igual actividad en la región del espíritu, y todo cuanto es espíritu o contiene todavía una participación del espíritu como es el cuerpo emocional y el cuerpo mental, están siendo vitalizados pero no pueden ascender por la atracción de las invocaciones. Las oraciones siempre son interesadas, y este interés por retener, que es egoísmo en el fondo, siempre obedece al temor que causa la muerte, ¿y qué es lo que pasa?, el deseo de perpetuar la conciencia de que realmente existe la muerte hace que la mayoría de la gente se entregue a la invocación de los difuntos, quizás no para darse cuenta científicamente del hecho sino para darse cuenta de que existe la inmortalidad; de ahí el fallo.  Debe comprenderse de una manera muy serena y expectante de que existe la vida por doquier, y que el proceso de la descomposición o desintegración de un cadáver es técnicamente vida, porque hay un movimiento, hay un movimiento de retracción tremendo hacia el centro de la tierra, y todo esto hay que empezar a pensarlo con tiempo para que tengamos una idea científica de la muerte, no una idea tradicional basada en la aniquilación o en las penas del infierno o en las glorias del cielo.  Hay que empezar a pensar por nosotros mismos, más allá de la tradición, lo cual significa que tendremos que simplificar mucho nuestra mente, nuestro ánimo y nuestra conducta, pues una de las premisas para que podamos acceder a la liberación es la simplificación, y no hay que esperar que sea la muerte la que nos ayude a restituir a la naturaleza, cuanto la naturaleza nos otorgó, sino que hay que morir a cada instante, aquí y ahora, ¿por qué esperar más tarde? Lo cual significa que tendremos que estar muy atentos a los demás y muy poco a nosotros mismos, porque la base del temor siempre es la idea del yo, el yo que crece a través de los pensamientos, acumulados en forma de conocimientos, en forma de teorías, en forma de opiniones o como sean, en la multitud de emociones, de sentimientos y deseos que albergamos en el cuerpo emocional; o en las tendencias hereditarias, los códigos genéticos y todo cuanto constituye el patrimonio del cuerpo físico. El trabajo es maravilloso aunque difícil, y hay que intentarlo, hay que ser creador, cueste lo que cueste. Así llegaremos a la posteridad, sin perjuicio de que podamos vivirlo ahora, esta gloria infinita de la liberación que se realiza aquí, ahora y en todos los momentos cuando la mente está libre de esta opción entre la vida y la muerte, que sabe él está viviendo constantemente ahora y después de la muerte. 

 Cuando existe la muerte, existe una atractividad entre los tres cuerpos hacia el Alma —el cuerpo etérico me refiero, el cuerpo emocional y el cuerpo físico—, hacia una sensación de poder que puede durar mucho tiempo, pero que da como resultado que el espíritu de la tierra que está celoso de su conquista quiera retener el espíritu de atracción que tiende hacia el Alma para que vuelva a la tierra; y cuando existe la lucha entre esta fuerza constituida por el espíritu de la tierra o, tal como esotéricamente se dice: el elemental físico, se produce el tirón, el desgarro, la aniquilación aparente del ser que está en el centro, en este caso es el cuerpo etérico; por su ley va hacia las esferas cuatridimensionales del cuerpo astral, pero el espíritu de la tierra está clamando constantemente porque está viviendo del aspecto sólido, líquido y gaseoso, digamos, de la creación, es un materia compacta, es una materia condensada a través de siglos y, naturalmente, tiene una conciencia propia, y esta conciencia propia, esta forma que ha estructurado se resiste a desintegrarse y es por tal motivo que está atrayendo constantemente la atención del Alma a través del cuerpo etérico, el cual por su naturaleza etérea, está creado por los cuatro éteres que componen el cuaternario superior del plano físico, y cuando existe esta ultra-atención existe lo que en términos médicos o científicamente se llama la agonía o el estado de coma, teniendo en cuenta que el coma puede ser de dos clases, y esto lo saben los estudiantes de esoterismo, que hay un coma de restitución, que es la muerte, pero hay un coma que produce la vivificación de nuevo del cuerpo etérico, depende del cumplimiento de muchos elementos que sería muy largo enumerar, pero existe este caso. Solamente me limito a decir que en el momento de la agonía, y la agonía puede ser muy larga dependiendo de la atracción del Alma hacia la materia o puede ser muy rápida si la persona es una persona desapegada de los valores materiales. Esto produce siempre dolor y conflicto, y para evitar la agonía, para evitar el estado de coma hay que vivir ahora mismo como si estuviéramos muriendo pero con el espíritu de resurrección dentro del ser. Este proceso será cada vez mejor comprendido a medida de que nosotros llevando adelante no la antorcha de la fe sino el convencimiento vivo de los valores inmortales empecemos a dejar ahora ya aquello que es del César para el César y aquello que es de Dios para Dios, lo cual significa que no habrá tensión entre el espíritu y la materia, que no habrá tensión entre el aspecto superior y el inferior, y que, por lo tanto, el momento de la muerte nos cogerá prevenidos, constantemente preparados.

 Esto es uno de los mejores y más prácticos conocimientos que pueden ser impartidos en el aspecto esotérico. Hablamos mucho de los Maestros de la Jerarquía, de las galaxias y de si hay visitas extraterrestres y nos preocupamos muy poco del acto social de la muerte, porque en el acto social de la muerte existe un dolor de conjunto, ya no es la desesperación de la persona que se va porque ha cumplido su deuda kármica sino que son las lamentaciones de todas aquellas personas que están en contacto, que la han querido, que la han amado, que se sienten desconsolados porque se va para siempre una persona querida.  Digo social porque todo el mundo sufre, naturalmente tardaremos muchos siglos en no sufrir cuando se produzca la muerte de una persona allegada.  Nos queda una sensación de implenitud, pero esta implenitud analizada esotéricamente es liberación. Podemos analizar esta idea con detenimiento y ver hasta qué punto la desesperación ante una muerte que es una liberación puede producir repercusiones sociales a nuestro alrededor, puede contribuir a aumentar el malestar del mundo, es decir, que la serenidad, el silencio, la ratificación de las altas verdades del espíritu, el poder de la unción espiritual, la capacidad de servir a los demás, lo cual es ausencia de la propia idea del yo, y la vida completa en armonía con el cosmos que es la naturaleza manifestada, puede evidentemente ayudarnos en el proceso, teniendo en cuenta que tenemos en nuestra manos todo cuanto precisamos para la liberación, es decir, todo lo tenemos ya, solamente nos falta conquistar la capacidad de recibir y ¿cómo se conquista esta capacidad? Trabajando, laborando, sirviendo. 

 

Bien, una de las cosas interesantes que quizás no forme parte muy integrante del proceso de la muerte pero que si puede ilustrarnos mucho en el sentido de la liberación y de cómo se produce la liberación, y de cómo se producen las iniciaciones, es el misterio contenido en el átomo de hidrógeno.  Ustedes verán aquí que esto quiere significar un átomo de hidrógeno. (Lo representa en un dibujo en la pizarra) Todas las personas que han estudiado química, siquiera elemental, saben que la unidad de medida en química es el átomo de hidrógeno y que todos los demás átomos son agregados de átomos de hidrógeno. Por ejemplo, el helio tiene dos átomos de hidrógeno, y el uranio tiene noventa y dos átomos de hidrógeno, y el laurencio tiene ciento tres; pero significa esto que a mayor contenido de fuerza protónica y electrónica mayor será la resistencia a las Leyes del Alma y más en atractividad al espíritu de la tierra. Entonces, hay en el átomo de hidrógeno un secreto que esotéricamente ha sido reconocido, siempre y cuando se utilice la visión causal, no simplemente un radiomicroscopio como son los utilizados para descubrir el secreto de cualquier tipo de átomo, ni cualquier aparato científico por sofisticado que sea nos puede dar la relación de estos triángulos de fuerza.  Verán ustedes que hay seis triángulos de fuerza.  Estos triángulos llevan lo que esotéricamente llamamos el átomo ultérrimo, es decir, aquello que en sánscrito para los entendidos se llama annus. Los annus no son visibles a menos que la persona posea clarividencia mental, es decir, que el secreto de las dieciocho unidades que tiene el átomo que nos da el nueve, que es el nueve de la creación, que es el nueve de la iniciación, también debe darnos el punto crítico de paso entre las energías del espíritu de la tierra y el espíritu contenido en el cuerpo etérico, en el momento no solamente de la muerte sino de la propia vida, porque el proceso es este, teniendo en cuenta que cuanto vemos allí, por ejemplo, es lo mismo explicado esquemáticamente.  Ustedes saben que nuestro sistema solar tiene siete planos, cada uno de estos siete planos esta subdividido en siete subplanos, cada uno de los cuales va de más a menos o de menos a más según que venga del espíritu descendiendo y según ascienda de la materia. Entonces, ¿por qué es un misterio el annu? Precisamente porque el átomo de hidrógeno está en el cuarto subnivel dentro del campo físico o del plano físico, y es el punto de paso —el átomo de hidrógeno, me refiero— de las energías astrales y que vienen ya descendiendo de la vida espiritual, y las energías físicas. Vean ustedes por favor: sólido, líquido y gaseoso nos dan la vida de la sustancia densa del planeta, todo esto pertenece a estos tres subplanos. Cuando hablamos de una persona que está trabajando internamente, desapegándose de valores y llevando una vida muy sencilla, simplificada y por lo tanto de tipo espiritual, entonces se opera un milagro científico o esotérico en el cuerpo del átomo de hidrógeno, entonces, desaparecen tres annus del átomo de hidrógeno y se convierte en astral —el átomo— y asciende. Cuando ha llegado a rebasar los tres subplanos superiores —del plano astral— deja tres annus más y se convierte en energía mental y va ascendiendo dejando cada uno de los dieciocho annus hasta llegar al plano monádico o el plano del espíritu.  Significa entonces que es verdad científicamente la aceptación de Madame Blavastsky cuando decía que el espíritu y la materia son la misma cosa, que el espíritu es la materia sublimizada a lo más alto y que la materia es el espíritu descendido a lo más bajo, y todo esto ha sido en virtud porque en nuestro Sistema Solar de 2º Rayo, el átomo de hidrógeno es el cuerpo misterioso de los dioses, incluido el cuerpo radiante de SANAT KUMARA, EL SEÑOR DEL MUNDO. De ahí que exista un misterio en el átomo de hidrógeno, en el sentido de que lleva dieciocho energías que se pueden solidificar hasta lo más bajo y que se pueden sublimizar hasta lo más elevado, llegando un momento en que el hombre realmente puede decir: yo soy dios, porque domina el átomo de hidrógeno, y a medida de que avanzamos por la ruta de la evolución vamos dejando estos átomos ultérrimos en cada uno de los planos, incluido el proceso de la muerte, es decir, que si en vida somos capaces de dominar los annus que existen en el campo electrónico del átomo de hidrógeno, ustedes verán que son positivos porque están en armonía con el protón y negativos porque están en armonía con el electrón.  Pero, ¿qué pasa en el átomo, cualquiera que sea? Que entre el protón y el electrón hay una constante variación de energías que es el neutrón, descubierto últimamente, es decir, que explican que cuando entre dos fuerzas de equilibrio, hay un equilibrio, se crea otra fuerza, una fuerza nueva; y aquí hay mucho que aprender y mucho que meditar, sobre la fuerza que existe aquí. [N.E.: el átomo de hidrógeno no contiene un neutrón; el neutrón sirve para equilibrar las fuerzas de repulsión entre los protones en el núcleo del átomo. VBA así lo indica correctamente cuando edita estas ideas en sus libros.]

Podíamos decir, en este caso, que entre el campo magnético de la luz cuando existe un punto positivo y otro punto negativo se produce una unión y un equilibrio, y el resultado es la luz. Apliquen ustedes este principio de analogía hermética a todo cuanto existe en el universo y tendrán en sus manos el porqué el hombre esta atado a la materia o bien se siente sublimizado por la aspiración superior hacia el Reino de los Cielos, depende siempre de que a medida de que dejamos cosas o vivimos de tal manera que las cosas nos están dejando a nosotros, estamos perdiendo potencialidad atómica, porque no solamente se pierden los tres annus  que existen en el átomo de hidrógeno sino que se pierde fuerza gravitatoria, porque todo es un campo de fuerza, un campo de energía y un campo de gravitación; y la gravitación, desde el punto de vista de nuestro universo, es karma. Siempre que exista gravitación existe karma, y nosotros debemos pesar cada vez menos —lo hemos dicho muchas veces— para liberarnos del karma. ¿Y cuando empezaremos a liberarnos del karma? Eso pertenece al equipo de cada cual. Podemos realizar el milagro, teniendo en cuenta que cada uno de los átomos a medida que aumenta el contenido de protones aumenta el contenido de annus, porque hay que multiplicar una constante que es dieciocho, el helio que tiene dos protones tendrá, por lo tanto, treinta y seis annus, pero todo el proceso es idéntico. A medida de que el átomo esencial —hidrógeno— se va purificando, todo lo demás tiende a sublimizarse.  Hablando en un sentido muy crítico podríamos decir, y no nos equivocaríamos, que el hombre perfecto no pesa, pierde, de ahí viene el porqué de la levitación, o el porqué la explicación científica de la ascensión del Cristo a los cielos, todos sus átomos se han convertido en hidrógeno y al convertirse en hidrógeno se ha liberación de la muerte, no de la muerte física sino de todas las muertes, la muerte emocional y la muerte mental, se ha convertido en un dios en expresión física. Solamente el cuerpo de un Adepto puede mantener en su cuerpo, en su aura, átomos de hidrógeno, no puede ascender más, no tiene cuerpo emocional, es una dirección desde la Mónada del cuerpo físico, la conciencia en el Adepto es universal. Es muy difícil que alcancemos este estado, pero siempre que exista un camino difícil de recorrer hay que empezar a recorrerlo, es la única manera de llegar a término, no quedarnos parados contemplando la vida con sus constantes ondulaciones y sus inútiles fenómenos caleidoscópicos.

 Bien, entonces existe sobre el particular —les ruego que examinen por favor este gráfico— porque se nos ha hablado mucho acerca de los siete centros de fuerza o los siete chakras —todo aquel que ha estudiado o practicado yoga sabe por la práctica y no por simple teoría lo que son los chakras— pero cuando hablamos de la vida, de la atracción magnética entre el ser superior y el inferior, cuando hablamos del elemental de la tierra o del espíritu de la tierra y, por lo tanto, del elemental físico debemos forzosamente de referirnos también a qué es lo que mantiene el poder del elemental físico sobre el ser humano, pues bien, son aquellos veintiún centros que ustedes pueden ver alojados en este cuerpo, teniendo en cuenta que estos puntitos encarnados están localizados en el cuerpo físico —lo hemos hecho así para no llenar la pizarra de figuras—, en cambio los siete centros están alojados en el cuerpo etérico. Existe entonces una lucha feroz —si me permiten esta expresión— entre los siete centros de fuerza alojados en el cuerpo etérico cuando el Alma da la orden de partir y los veintiún centros, digamos de vida instintiva, que están atando el elemental de la tierra al cuerpo físico. Cuenten, por favor, porque tiene una importancia capital. Estos centros menores fueron desarrollados en su mayoría en un universo anterior al presente, teniendo en cuenta que el LOGOS SOLAR, como un ser humano cualquiera, está también utilizando la fuerza de la mente, la fuerza de la emoción —si podemos hablar así con respecto al Logos—, y un cuerpo físico que es el universo que conocemos. Entonces, en el primer universo, cuando la deidad desarrolló la personalidad integrada creadora, desarrolló en virtud del esfuerzo dévico y logóico estas líneas de fuerza que si ustedes suman: el veintiuno y el siete son veintiocho que dan el diez de la perfección; pero, lo interesante es la comunicación que tenemos, porque, por ejemplo, hay una línea misteriosa de fuerza, porque el pasado si bien se ha perdido en las sinuosidades o en las oquedades de la Mente del Creador, pueden ser vitalizados por los seres humanos que se encuentran en parecidas condiciones que cuando se manifestó aquel primer universo, cuando la persona tenía que desarrollar la vista para tener los ojos, porque es la función la que va creando el órgano y no el órgano la función; entonces no había ojos pero había unos puntitos que son aquellos que están localizados de una manera que detrás de los ojos permite la autenticidad de la visión física, están conectados con los nervios ópticos; otros dos están delante de las orejas, aquí en la punta superior de las mandíbulas, muy utilizados en la acupuntura, y estos tienen por objeto vitalizar las corrientes de vida que dan la sensación del oído en el ser humano. Sin estos centros todavía no podríamos oír, porque la clariaudiencia... (se corta el sonido)... asfixiada o una persona que se está ahogando puede ser traída a la vida en virtud de los centros localizados encima de los lóbulos de los pulmones. Esto permite al ser humano volver a la vida, si es de ley, a través de la respiración artificial, o de las técnicas modernas de recuperación cuando la persona se ha ahogado o asfixiado.

Siguiendo hacia abajo cerca del corazón tenemos otro puntito, está conectado entre el corazón formando un triángulo entre la glándula timo y el centro chakra del corazón —el Centro Anâhata—.  Bien, este proceso es a grosso modo para que tengan ustedes en cuenta que muchas veces tenemos reacciones nerviosas producidas por estas fuerzas etéricas desconocidas, que no están todavía gobernadas porque son del imperio del espíritu de la tierra. Siguiendo hacia abajo tenemos lo que podríamos denominar un triángulo visceral, un pequeño triángulo localizado, uno —vértice— en el bazo o en sus inmediaciones, otro está situado en el hígado, y otro en el estómago.  Hay dos que pertenecen al bazo; estos dos del bazo junto con el centro sacro constituyen un triángulo que permite la entrada en el cuerpo de las energías etéricas, del prana. Aquello que técnicamente llamamos prana viene localizado siempre a través del bazo, y siguiendo hacia abajo hay dos centros en la línea de las gónadas o de los órganos genitales; constituyen un triángulo de fuerza conectado con el Centro Muladhâra. Este triángulo de fuerza es muy interesante desde el ángulo esotérico porque una vez trascendido, la corriente de vida pasa al Centro Anâhata del corazón y ya puede surgir lentamente hacia el Centro Sahasrâra. Hay, entonces, uno en cada mano, en las palmas de las manos; otro en los pies, cuya función ya explicaremos, y uno detrás de las rodillas, en la flexión. Dense cuenta de que estos, ven ustedes unas líneas de fuerza que ascienden de la tierra.  El Misterio de Kundalini no es sino la relación que existe entre el fuego central del planeta, —donde está el globo de fuego de kundalini extendiéndose en ondas concéntricas hacia la superficie y vivificando todos los aspectos... del planeta— y el Centro Muladhâra ascendiendo por los agujeros que hay internamente, que no vemos nosotros, cualificados por los que están en las plantas de los pies. Entonces ida empieza ya a diferenciarse de pingala y se acentúa su presión a través de los centros de las rodillas hasta llegar a kundalini. Este proceso, para que vean la estructuración mágica del hombre que llamamos: el hombre físico, el que nos da tormento, el que produce la agonía y el estado de coma porque se resiste a perder esta obra absoluta de la naturaleza, porque ha estado siempre y constantemente con estas fuerzas y no puede llegar a percibir otra cosa que no sea la propia materia física. Entonces, el proceso es tan elevado, tan sublime desde el ángulo esotérico, que viendo un cuerpo humano con sus centros radiantes da la impresión de un dios, y realmente es un dios, lo que pasa es que nos gobiernan los sentidos en lugar de ser nosotros los que los gobernamos a ellos, es decir, que existe el poder del elemental físico con sus veintiún centros menores que sólo utilizamos en tanto tengamos cuerpo físico, pero en el momento en que se produce la ruptura del hilo plateado, es decir del sutratma, entonces existe un tirón violento, se va el cuerpo etérico con sus seis centros que se alojan en el cuerpo astral, y el elemental físico, perdida su capacidad de atracción del cuerpo etérico que vivificaba los veintiún centros menores, se empieza a descomponer, y entonces se produce la desintegración de la sustancia, la vida empieza en otra dimensión, pero es todavía vida, no existe la muerte en este caso, existe una fusión, una constante aplicación de las leyes de la atractividad, ya del espíritu hacia el Alma a través del cuerpo etérico que se desintegra pero libera el cuerpo emocional y el cuerpo mental, y por otro lado del espíritu de la tierra que recoge la forma y se apropia de lo que es de la propia tierra que es la materia, se desintegra la forma, la forma deja de ser pero la materia continúa, por lo tanto, no existe muerte en ningún caso.

 Y para terminar, porque me gustará mucho conocer la opinión de ustedes a través de sus preguntas, vamos a hablar de la belleza de la muerte, o del supremo arte de morir; y me pregunto si puede existir una tarea más noble que dignificar el tabernáculo, purificarlo para que no tenga lugar el sufrimiento, porque si sufrimos ante la muerte es porque desconocemos el valor de la vida, pues si el hombre ama la vida no puede temer la muerte, es decir, que tememos a la vida, y de ahí que la muerte sea una losa, una losa que vino robustecida por la tradición y por todo el sentido caótico de la vida, llegando así a un punto de inestabilidad constante a nuestra vida que hace que estemos muertos aún antes de nacer.

Vivimos en forma despiadada tratando de conservar aquello que tiene que desaparecer, y todo cuanto existe en el mundo de pasión está orientado no hacia el espíritu sino hacia la materia, hacia algo que tiene que desaparecer.  Desaparece no sólo el cuerpo de una persona, desaparece cualquier forma de civilización, desaparece la cultura, desaparece todo, pero ¿para qué? Para que encima de las cenizas de este ave fénix surja una cosa mejor, y la liberación es constante, no es un momento único en el tiempo sino que es constante como la luz, como el espacio, como la eternidad del propio Dios. Estamos siguiendo un principio científico hablando de cosas esotéricas y profundas, pero no puede ser explicado el proceso esotérico de la muerte si no se aplica un principio científico, como el principio de la gravedad o de la atracción de los cuerpos hacia centros mayores, siendo el espíritu un cuerpo mayor, tiende lógicamente a atraer hacia sí aquello que le pertenece, que es el Alma, el Alma vuelve a Dios y el cuerpo vuelve al César, que es su propia existencia, no se pierde nada, analizando el conjunto todo el proceso queda reducido a cero, para empezar de nuevo constantemente hasta la total liberación, y la liberación tendrá que ser total, porque no existe solamente un cuerpo físico que estamos eliminando, existe un cuerpo emocional, existe una mente analítica que hay que purificar constantemente para evitar que la mente nos controle a nosotros, porque la mente igual que el cuerpo emocional e igual que el cuerpo físico son formas elementarias en una octava superior, porque el cuerpo físico tiene dieciocho annus, el cuerpo astral solamente tiene quince y el cuerpo mental doce y el búdico solamente tiene nueve.  ¿Se dan cuenta?.  El proceso siempre se puede medir de una manera científica, pero ¿podemos aplicarnos científicamente a la tarea de la liberación? Habrá que añadirle un toque místico, un toque agradable, habida cuenta que la ciencia aparentemente carece de corazón. Yo digo que la ciencia carece de corazón porque el hombre no ama todavía a sus hermanos, es decir, se deja guiar por sus instintos, por sus apetencias, pero no está interesado en modo alguno en ayudar a sus hermanos, está pensando constantemente en sí y, naturalmente al pensar de esta manera está fomentando el temor a la muerte, porque va creciendo, y cuando ha crecido en posesiones físicas, mentales y emocionales hasta cierto punto surge el temor a dejarlas.  Este es el temor que siente la mayoría de las personas, porque si amo intensamente a una persona, de una manera egoísta, naturalmente que querré retenerla ante la liberación que presupone la muerte, y para mí será muy duro renunciar a aquella persona ¿verdad? Y, sin embargo, hay que renunciar, comenzando a renunciar a la idea de sí, a la idea del propio yo, con todas sus autoglorificaciones, con todas sus inquietudes, con todos sus deseos. Y aquí hay un punto de atención para las personas que quieran trabajar en un sentido esotérico, y hay que repetir siempre lo dicho: no hay que tener inmensos volúmenes que hablen de esoterismo sino que hay que tener un afinado instrumento mental para comprender la verdad, y observar constantemente todo cuanto sucede a nuestro alrededor, sin temor alguno a lo que pueda suceder, porque para la Jerarquía interesa la vida y no la forma.

 Yo quisiera que todos aquellos que realmente están empeñados en purificarse en honor de la Jerarquía empezasen a practicar la inofensividad en su conducta, en un sentido de valores positivos de la vida, que estuviesen interesados en el devenir de cuanto sucede de la humanidad y en las corrientes sociales y políticas de nuestros tiempos, dejando ya de favorecernos única y exclusivamente a nosotros mismos, pensando en nuestra aportación social, y entonces haciéndolo así estoy seguro que estamos colaborando con la Jerarquía.  Y no hay que tener presunción de ser iniciados sino ser hombres sencillos amantes de la ley, no se precisa otra cosa.  Y ahora espero sus preguntas.

 

Interlocutor.― He oído decir que, una vez muerto, el proceso de incinerado es mejor que el enterramiento. ¿Sí? ¿Por eso lo hacen en Suiza no?

Vicente.― Lo hagan donde lo hagan será una cosa correcta, porque la incineración, la cremación de los cadáveres es no solamente una práctica higiénica que mejora el ambiente ecológico del mundo sino que permite una liberación rápida de la influencia etérica sobre el elemental de la tierra: porque el clarividente está cansado de ver las formas etéricas destruidas, semidestruidas, o el proceso de constante, digamos, amalgamación o solidificación en los cementerios, o en las casas en las que constantemente se está hablando de los difuntos, o donde se celebran reuniones espíritas con carácter de invocación. Están siempre llenos de formas elementales y, por lo tanto, habría que quemar todo esto. Las invocaciones quemándolas con la fuerza de la mente, pensando que aquello es ilógico, porque hay una ley más allá del cuerpo físico que triunfa, por lo tanto, que triunfe la liberación y no queramos retener a un Alma porque se ha liberado. Incinerando los cadáveres, las naciones muy civilizadas ya lo realizan. En la India, precisamente, ustedes saben se queman los cadáveres. Se nos dice que hay que aguardar un tiempo prudencial, el Maestro Djwhal Khul treinta y seis horas, hay quien dice tres días, y el Tibetano en ciertos casos dice que si hay una muerte real a las doce horas se puede quemar un cadáver. Eso se deja al libre albedrío de los médicos que saben estas cosas, pero para estar seguros tres días son suficientes. Entonces, esto permite una liberación rápida del cuerpo emocional, una purificación del ambiente, pues no saben ustedes la contaminación que se crea dentro y en los alrededores del cementerio; dentro de las grandes ciudades son un foco de infecciones, algunas de ellas incurables porque no solamente hay esta fuerza, digamos, psíquica sino que hay la fuerza, digamos, física que está circundando los alrededores, y la persona respira, la persona come y todo esto va a parar a su organismo, es decir, que cuando muere un animal habría que quemarlo, cuando muere una persona, el cuerpo físico habría también que incinerarlo, y esperemos que los gobernantes se den cuenta una vez más de la necesidad de que los cuerpos tienen que quemarse para liberar de contaminación los ambientes, sino otra cosa superior. Y para los esotéricos o las personas de rectas intenciones, pensando en la liberación del Alma, que está atada al cuerpo que se está descomponiendo a través del cuerpo etérico y que es vivificado por las frecuentes visitas a los cementerios.  Parece duro ¿verdad? Es la realidad esotérica, y no hay peor castigo, siendo una gran virtud, el tener vista etérica y vista astral por lo que se ve, por lo que podía ser remediado y que no se remedia desdichadamente.

 Interlocutor.― Yo creo que será un poco difícil poderlo lograr porque hay muchos intereses creados. Hay mucha gente empleada que saca mucho  negocio de todo esto y parece que será un poco difícil de obtenerlo. No dudo de que con el tiempo si se pueda llegar, pero de momento ponen muchos inconvenientes.

Vicente.―  Yo creo que habría que recurrir por ejemplo a unas elecciones. En un país democrático se podría decir que la mayoría de las personas o las personas que quisieran ser incineradas que lo digan en su testamento, entonces es una ley de la naturaleza que hay que cumplir.  Ahora bien, las personas están supeditadas a los ambientes sociales, la mayoría piensan “si habré muerto completamente cuando empiezan a quemarme”. Bueno, es un problema, verdad, pero de todas maneras si se quema a una persona en estado cataléptico no sufrirá porque está separado casi del cuerpo físico; sin embargo, vemos personas que han estado luchando días y días dentro de un ataúd estando vivas. Aún en el caso de que no estuviese muerta la persona no se da cuenta y se siente liberada, por lo tanto, en uno u otro caso, la incineración yo creo que es el método más correcto de enterrar a las personas, de disolver sus elementos, que vaya cada cual...  los átomos de hidrógeno con los átomos de hidrógeno, y los átomos astrales con los astrales, y los densos con los densos y así se acabó, porque todo se resuelve en energía. Un átomo si solamente fuese esto que está muchos trillones de veces aumentado, si todo fuese esto sería muy fácil la vida.  No obstante, se trata de que esto no es solamente físico, es energía constante, por lo tanto, se pierde la forma de un átomo pero se reagrupan otra vez, constituyendo vórtices de energía, y eso es lo que interesa. Por lo tanto, no se pierde nada, y naturalmente si se quiere hacer presión sobre la incineración y todos estamos de acuerdo en que la incineración es necesaria para purificar el ambiente y para restablecer la armonía del Alma, se puede lograr. El esfuerzo humano siempre ha llevado a cabo las grandes cosas de la vida, y esta es una de ellas, y no debería llegarse al final de este siglo sin que en todas las partes de la Tierra no se practique la incineración de los cadáveres.  Es un deseo muy sincero de mi parte.

 Interlocutor.― Quisiera preguntar una cosa. Encuentro muy lógico y muy sensato todo lo que ha explicado sobre lo de la incineración y sobre lo de la muerte, pero tengo una duda, por ejemplo, ha habido grandes santos por sus obras, por lo que realizaron, los yoguis, por ejemplo, que al cabo de un tiempo de estar muertos se les ha enterrado, y se les ha encontrado en su materia clásica que está igual, que no han sufrido corrupción, entonces, este volver a la Tierra ¿es que en estos casos es una excepción?

Vicente.― No, bueno, en el caso del yogui que se entierra durante “x” tiempo…

 Interlocutor.― No, no, en caso de muerte real…

Vicente.― En caso de muerte real, ¿para volver a entrar después en el cuerpo?...

 Interlocutor.―… que por una casualidad ha muerto en un país occidental y le han enterrado como a cualquiera, y después le hayan hecho el traslado del cadáver y se han encontrado que estaba entero.

Vicente.― Bueno, esto es porque esta materia está integrada de átomos que todavía no están descompuestos. Quizás ha tomado en vida—porque eso lo suelen hacer los yoguis— alguna sustancia alucinógena. Bueno, usted dirá que no, yo digo que hay quien se droga para estar durante un cierto tiempo en el lugar elegido. Yo sé de un yogui que estuvo durante sesenta días, pero me confesó, porque lo he conocido, que se tomaba una droga que mantenía en suspensión el cuerpo etérico pero no se moría. Pero cuando se habla de una persona que queda su cuerpo plástico o su materia física es porque hay alguna sustancia que va reproduciendo la célula pero no hay vida, es una vida vegetativa por completo, o quizás existan aires vitales que recoja por algún centro de estos, que no esté todavía muerto, y puede estar durante mucho tiempo. Si la persona ha sido muy pura, lo cual significa que los orificios han estado completamente abiertos puede continuar fluyendo una especie de energía de la tierra —de la tierra no digo del cielo— que mantiene el cadáver de esta manera, como es el caso de las momias. Las momias pueden perdurar durante miles y miles de años como lo prueban las momias de Egipto, pero aquí no hay ningún secreto, las momias llevaban unos sortilegios mágicos que tenían por objeto abrir en vida ya estos agujeritos que tenemos aquí, completamente, singularmente los de las manos y los pies que son los de los clavos de Cristo, son simbólicos también; uno porque sirve para la curación y el otro para penetrar kundalini. Entonces, si éste está todavía abierto kundalini va penetrando, significa que hay una vida de la tierra todavía dando vueltas, pero no es vida, es la vida de la materia, es la vida del fuego de kundalini o del fuego por fricción que está constantemente reaccionando, hace un circuito y vuelve, pero el ego está ausente por completo. En cambio, en el caso de las momias es todavía peor, porque en un caso de santidad se pueden desarrollar estos centros que hacen que el cuerpo quede en un estado de semivitalidad, que haga un círculo muy pequeño pero mantiene la hegemonía del cuerpo, su forma digamos así porque no hay ninguna presión exterior, está enterrado solamente con estas líneas de fuerza subiendo por aquí, el mismo circuito volviendo a subir por la tierra, y se mantiene. Pero, cuando se trata de una momia, por ejemplo de Egipto, enterrada hace miles de años, no solamente se le embalsamaba sino que a cada vuelta de la venda se le hace un mántram, y ¿saben qué hace un mántram? Lo que hace el Alma, que mantiene el cuerpo etérico dentro de aquello, entonces, el Alma se halla siempre dentro de aquel cuerpo a través del cuerpo etérico o del ka, tal como le llamaban los egipcios. Es decir, que no hay un circuito natural sino artificioso, es decir, que el secreto de la momia es que tiene el cuerpo etérico, lo que es un mal karma también para la persona que está de esta manera, porque está dentro y no puede salir, está atado durante miles de años. Y ustedes saben lo que pasó cuando la tumba de TUT-ANK-AMMON, el primero que entró y los que entraron murieron en circunstancias extrañas, porque cada vez que tocaban aquello había un mántram que se desarrollaba y la fuerza del ka que quería salir y no sabía cómo hacerlo porque sólo matando podía vivir ella una vida individualizada de nuevo. Todo tiene explicación de acuerdo con la magia esotérica. De todas maneras lo mejor que podía sucederle a una momia es que se destruyese por el fuego. Volvemos a lo mismo, o esas personas que tiene abierto un centro que permite el circuito de kundalini en su reacción de ida y pingala, aunque no exista el Suchumnâ, existen la fuerza de ida y pingala sin hacer otra cosa que dar vueltas. También habría que quemarlo por mal que nos duela, creyendo que es santidad. Siempre hay una aberración de la naturaleza en este caso, porque lo mejor de todo es restituir a la naturaleza algo que te prestó, y no mantener la forma por equis tiempo, esto es importante desde el punto de vista esotérico, es decir, desde el punto de vista de la vida y no desde el punto de la materia.

 Leonor.― Solamente para decir que, por ejemplo, no hace mucho tiempo encontraron el cadáver de un niño, de hace ocho años enterrado, completamente igual, pero entonces en un análisis han resuelto que este niño murió atiborrado de antibióticos y puede muy bien ser que eliminara todos los virus, o sea, que los insectos y microbios que podían sucederse después no se pudieron producir. También, nosotros tenemos los agregados minerales que componen nuestros huesos pueden también en determinados casos solidificarse de una forma que quede completamente momificado, en este caso también pueden producirse estos casos, pero también si, por ejemplo, los antibióticos puede producir que luego no existan microbios que vayan eliminando el cuerpo, también puede ser que en una agonía se produzca una sustancia en el individuo que pueda hacer las veces de antibiótico. O sea, que pueden producirse muchos casos que son completamente naturales y pueden conservar también el cuerpo ¿no es así?

Vicente.― Yo he hablado antes de drogas. Un antibiótico es una droga, que es lo que hace aquí, (explica en pizarra) aquí la droga tiene la virtud de propagarse por sí misma, es decir, que lo que hace kundalini de una manera, digamos, artificial también lo realiza el antibiótico, porque los antibióticos están compuestos por minerales radioactivos, por lo tanto, esta radioactividad se concentra en algunos puntos, singularmente en los puntos del bazo, llevando en el proceso del bazo una reserva de energía ficticia que puede mantener la figura, la forma aunque no la vida. Es un maniquí ¿verdad? Por lo tanto, tiene su interés para los maniquíes, a nosotros nos interesa la Vida, la Conciencia, el Alma, el Espíritu. Por lo tanto, todos los casos estos son casos que claman al cielo, lo siento por las personas que tengan algún caso de estos, pero hablo desde un punto de vista esotérico, muy impersonal.

 Interlocutor.― Me gustaría que me explicara en que se diferencia la persona que se siente Dios con la que todavía no ha llegado, la que tiene problemas psicológicos o no psicológicos y la que no los tiene.

Vicente.― Bueno, escuche un momento [risas]. La mayoría nos sentimos dioses, desdichadamente la persona se siente Dios. Es como del dicho al hecho hay un buen trecho; el hecho de que me sienta Dios a ser Dios hay una diferencia tremenda. La persona se siente Dios, primero porque no comprende a Dios, entonces, se produce en él el complejo mesiánico, y hay personas que están dando consejos cuando tendrían que aconsejarse a ellos mismos. La persona tiene un sentido de autoglorificación tan grande que se cree que Dios es poco para él, entonces se siente un poco Dios, Dios en su hogar, Dios en su trabajo, Dios en lo que sea, y este Dios es tan ficticio que es el becerro de oro, se adora a sí mismo en oposición a la adoración al Ser Único, pero no en Dios que es una cosa completamente abstracta sino en el amor de sus hermanos, pero claro decimos: “amar a los demás, claro, esto es poca cosa para un Dios”, y entonces nos amamos tanto nosotros mismos que creamos el becerro de oro de la propia glorificación, pero esto no es Dios. Es decir, que es una espantable, digámoslo así, reproducción inferior de lo que debería ser la idea de Dios, ya no digo de Dios. Es decir que el problema que tiene la persona que se siente Dios es un problema desde luego, aunque todos somos dioses. Ahora bien, si él reconoce que es Dios, aunque no lo sea, se preguntará: ¿qué es lo que puedo hacer para ser más Dios? Y entonces tendrá que empezar por examinar todas y cada una de sus actitudes psicológicas, cada una de sus palabras, cada uno de sus gestos, porque constantemente si es sincero se preguntará: ¿haría Dios esto si estuviese en mi lugar? Y se daría cuenta de que es un remedo de la Divinidad, porque aquello que por ley, por lógica sabe que debe hacer no lo haría porque le falta el estímulo de la acción que solamente puede surgir de la propia Divinidad o de la propia creatividad de Dios. Por más que el hombre cree cosas a su alrededor, por más que practicando la magia pueda hacer algún prodigio siempre será dentro de la vida de Dios, siempre será un corpúsculo perdido, un pequeño centro dentro de un átomo de Dios, y naturalmente, cuando hablamos de que la persona es un pequeño corpúsculo de la Divinidad el sentimiento que surge automáticamente es la humildad, y naturalmente aquella persona que se sienta o se crea Dios demuestra ser muy poco humilde delante de la ley, y empezará a hablar en nombre de Dios. Yo conocí a una persona que decía que era Jesucristo. Bien, será su problema ¿verdad, qué vamos a hacerle? Y otro que estaba por aquí decía que era Napoleón Bonaparte, muy bien… Napoleón Bonaparte ha sido el punto de partida de muchos que han acabado en el manicomio, y aquel que habla de Cristo como si fuera Cristo, que habla de Cristo en el sentido de como si él fuese también estaba haciendo opciones para un manicomio. Naturalmente, es deseable que la persona sea concreta en sus aptitudes, que se de cuenta de las líneas naturales de la acción, que se de cuenta de que está haciendo el ridículo ante la vida social de nuestros días, es decir, que el complejo mesiánico irá perdiéndose como se ha perdido el sentido criminal de la gente a medida que el paso de las edades ha limpiado su cuerpo emocional. Yo estoy seguro de que ninguno de los que estamos aquí mataría por el hecho de matar porque sabe que es algo que va contra la ley de Dios, pero hay personas que no tienen este sentido y están matando a seres humanos, esta hermosa y compleja arquitectura, solamente por satisfacer móviles egoístas.

 Interlocutor.― Quería preguntarte si sobre la muerte, si realmente si cuando muere una persona habiendo restituido o en trance de restituir completamente al ser lo que es del ser y a la tierra lo que es de la tierra, si entonces lo que se hace es la transformación de la materia y no queda nada o qué es lo que pasa.

Vicente.― Ya he dicho antes que lo único que se pierde es la forma, no la materia, es decir, que los átomos sólidos, los átomos líquidos y los átomos gaseosos se reúnen por vibración y afinidad, por peso atómico dentro de ciertos niveles esotéricos que el Tibetano denomina estanque de las aguas de atracción, donde todo va a parar por afinidad. Un átomo de hidrógeno en su simplicidad jamás podrá juntarse, sin apoyo externo, con otro átomo que no sea de hidrógeno y lo mismo ocurre con la plata, con el oro, con el oxígeno, con toda clase de elementos químicos porque siempre hay una ley que es la ley idéntica a la que nos mantiene reunidos aquí, ¿se dan cuenta de que ahora estamos componiendo entre todos un gigantesco protón de energía? ¿por qué no estamos en otra parte y estamos aquí? Por ley de afinidad.  Pues bien, la ley de afinidad es eterna, es infinita y está por doquier, no es una ley solamente para la Tierra, siendo la Tierra un fragmento de los millones y millones de astros superiores a nosotros. Otra razón para que seamos humildes. Entonces, el proceso para mí es simple, buscar siempre con recta intención el centro donde yo pueda vivir de acuerdo como el ser, de sentir y de actuar, sin buscar reacciones, adaptándonos serenamente, y así se cumple la ley, la ley de la materia y la ley del espíritu. Las almas también se reúnen por afinidad de vibración, por afinidad de corrientes astrológicas, por afinidad de rayo de poder, por afinidad de características psicológicas.  Todo está dentro de la ley y estamos cumplimentándola simplemente.

 Interlocutor.― Cuando una persona siente que se va el ser, siente que se va a morir entonces le empiezan a venir imágenes, en unos segundos, de lo que le pasó desde pequeño hasta ese momento, y luego simplemente es un desmayo… la pregunta es, ¿esto es un principio egóico?

Vicente.― Bien, existe lo que llamamos antes la ley de restitución y la ley de liberación. Si por ejemplo estamos en un periodo de muerte, hay una llamada interna…

 Interlocutor.―… digo cuando la persona está sana o no está enferma…

Vicente.― No, no, si lo sé, he comprendido exactamente lo que decías.  Cuando la persona está sana y por un síncope o, por ejemplo, un ataque de corazón siente que se va a morir, abre un dispositivo de conciencia, —que usted no vino seguramente en meses pasados que estuvimos hablando de las zonas de recapitulación— que está precisamente en el cuarto subplano, donde está el átomo de hidrógeno. Aquí hay una recapitulación rápida y en una fracción de momentos, la persona ve todo como en un escenario, en una visión rápida toda su vida con todos sus detalles. Cuando ha sido solamente un aviso, o un golpe fuerte hay la tendencia del ego a restituir el vehículo a su cuerpo físico —el cuerpo etérico me refiero—, entonces queda como un sueño, como una visión, porque el sutratma ha quedado todavía dentro del ser y, por lo tanto, no ha habido muerte. Porque cuando existe una muerte, tras el proceso de recapitulación, el sutratma se desgarra por el plexo solar, por el corazón o por la cabeza, y entonces, el cuerpo etérico se va, ya no hay posibilidad de que el cuerpo físico retenga al cuerpo etérico, porque resulta que se ha soltado el sutratma, entonces es una muerte real, no una muerte aparente. La ventaja de las personas que han muerto aparentemente es que nos dan razón de lo que se dice esotéricamente, para los que realmente fallecen: que existen los momentos de recapitulación, y que estos momentos dan una visión total de la vida, es el Alma quien hace que la personalidad recuerde todo su pasado para archivar sus memorias en los átomos permanentes y de esta manera poder mantener la cohesión de la conciencia, porque, ¿qué sucedería si la persona careciese de recuerdos? Carecería de conciencia porque no tendría una relación del presente con el futuro, porque le faltaría el pasado. El pasado y el futuro se reúnen en el presente y constituyen el fenómeno de la conciencia. Si este fenómeno de la conciencia es regresivo le llamamos subconciencia y si este fenómeno se adelanta al tiempo le llamamos supraconciencia, pero, lo que interesa es vivir constantemente en presente, porque el presente abarca en sí todo el pasado y, también, las gloriosas avenidas del futuro. En todo caso, el recuerdo es un hecho natural y cada universo que vemos en el cosmos no es sino que la expresión de un recuerdo de los LOGOS que a través de eones y de eones lograron la independencia cósmica e hicieron un sistema solar o una galaxia o un sistema de galaxias. Lo que interesa es que reconozcamos de una manera total que el esoterismo es la ciencia que trata de la unidad existente, inalienable, eterna e infinita del hombre con el cosmos. Todo cuanto sucede en el cosmos sucede en la vida individual, es decir, que cuando el Maestro le dice al discípulo: “el simple pestañeo de tus ojos afecta a la estrella más lejana” está hablando del sentimiento de solidaridad o fraternidad de los mundos, pues de la misma manera que existe una comunidad social humana existe también la comunidad social de los dioses. De ahí que todos los dioses estén en equilibrio a través de sus sistemas universales. No hay que tener temor ni pensar como tan frecuentemente se piensa en apocalipsis. No hay mejor idea de la muerte que vivir la vida, y entonces, la muerte desaparece como tal, como idea, esta idea segregada por la estupidez de la gente y por el oprobio de las enseñanzas religiosas de tantos siglos. El hombre se da cuenta de que él realmente es un creador, ejercitando su poder en la naturaleza, sabiendo que él, tal como se dice en los textos místicos del pasado, es la mano del Señor, no es Dios, es la mano del Señor, trabajando, haciendo Su obra en el mundo. 

 Interlocutor.― Yo quería hacer una pregunta, si una persona cuando pasa a un túnel velocidad luz, entonces ¿eso también es la muerte? Pasa por un túnel negro y al final un agujerito blanco.

Vicente.― Bueno, eso no da la idea de la velocidad de la luz. Es una simple idea, una visión que se ha tenido…

 Interlocutor.―… una idea no, a mí me operaron y yo me vi dentro de un túnel.

Vicente.―  Si, naturalmente, y usted se proyectaba a través del sutratma.  El sutratma usted lo vio agigantado y fue como un canal, como un subterráneo profundo, pero al final ve la luz, que es el plano astral. Pero, es curioso porque cuando adquirimos… (hay un corte de sonido)... como decíamos el cuerpo etérico se proyecta hacia el plano astral creando aquello que se denomina La Nave de Caronte, es decir, que entre el cuerpo físico y el cuerpo astral hay una especie de vacío que viene transportado por el sutratma que se deja y va alejándose del cuerpo, el sutratma.

 Interlocutor.―  Me encontré al médico que tenía la mano en el pulso y me dijo ¿qué has visto? Y le dije nada, que me iba, pero él no me contestó.

Vicente.― Ya, ya, pero es que es exactamente esto, y creo que todas las personas que se han encontrado con un caso de muerte aparente coinciden en lo que decía el señor, en que ha empezado para ellos un proceso de recapitulación y, al propio tiempo, se sienten vertiginosamente lanzados por un hilo de luz, o ven una figura luminosa al final. Un día hablaremos de esta figura luminosa, porque tiene mucho significado esotérico, pero es una cosa tan compleja que la dejaremos para otro día. Interesa que nos demos cuenta de que la muerte es tan sencilla y hemos muerto tantos cientos de veces que cuando nos demos cuenta de que estamos muriendo automáticamente nos daremos cuenta de que aquello es algo muy familiar, algo que ha sucedido muchas y muchas veces, y, por lo tanto, desde el momento en que recuperamos o recobramos el sentido de la visión astral automáticamente se produce la cesación de todo el proceso que causaba el temor, se siente uno vivir, su preocupación es el entorno entonces, ya no es el cuerpo, es el entorno, porque el entorno siempre es nuevo por viejo que haya sido, como nuevo es siempre un cuerpo emocional y un cuerpo mental cuando un ser nace a la vida por mucho que haya pensado y vivificado sus cuerpos superiores en un pasado remotísimo. La novedad es la ley del esoterismo. Es así, que si pudiésemos vivir de instante en instante, como dice Krishnamurti, el temor a la muerte no existiría porque cada instante es nuevo.  ¿Por qué pensamos tanto en el pasado? Dentro de sus repliegues, o los repliegues de esta idea, lo que tenemos una idea de la muerte que nos causa pavor y nos aferramos al pasado como una manera de retenernos allí para evitar la muerte, que es lo que hace la persona que está acumulando vagones en el tiempo, y se da cuenta al finalizar su vida que con el baúl de los recuerdos y con todo el bagaje de sus posesiones no puede penetrar en el campo astral porque lleva demasiado peso, y tiene que empezar aquí, en el átomo de hidrógeno, empezar a descargarse, y su trabajo que ordinariamente podrían ser de instantes puede llevar siglos, y es una lástima que una persona esté atada un siglo por todo cuanto no quiere dejar, y naturalmente como hemos dicho muchas veces, que es más difícil que penetre un rico en el Reino de los Cielos que un camello por el ojo de una aguja, y fíjense ustedes que es difícil esto ¡eh!, tiene que ser un ojo muy grande en todo caso, pero dense cuenta de que es el mismo proceso. Todos ansiamos, digamos, canalizar las energías en forma de posesiones, no nos damos cuenta de que la vida sencilla es la que nos liberará de la muerte y de que todo cuanto acumulemos en el tiempo, en razón de nuestra rapacidad, de nuestra soberbia o de nuestro egoísmo, tendremos que dejarlo, no quedará nada. Si fuésemos sinceros y humildes nos daríamos cuenta de la inutilidad de acumular en el tiempo, es decir, utilizando una ley física, cuanto más cargados menos ligereza de movimientos, y es un movimiento ascendente. Por lo tanto, hay que acudir siempre a la liberación constante de las actitudes, de la mente y del cuerpo emocional, para llegar a un punto de saturación, de sensibilidad y de sencillez que podamos pasar tranquilamente el punto fatídico, el ojo de la aguja tranquilamente, sin encontrar fricción o roce.  Yo creo que estamos aquí para esto. De una u otra manera todos estamos interesados en descubrir el porqué de la vida y cómo y de qué manera vivir noblemente, desarrollando constantemente la conciencia, aumentando en pureza sus vibraciones, aumentando el caudal de los conocimientos para aplicarlos en el sentido del bien, y tal como he dicho, siendo tan sencillos en el actuar en la vida cotidiana que el bagaje de lo que hemos adquirido cada día sea tan liviano que no turbe nuestro sueño, porque si encontramos algo que turbe nuestro sueño estaremos atados constantemente a la Rueda de Samsâra de muerte y nacimiento.

Y al nacer sucede lo mismo, es como cuando nos levantamos por la mañana con las preocupaciones del ayer, lo cual significa que ayer no lo hemos vivido, es decir, levantarse como si el día fuese nuevo y vivir cada momento como si fuese nuevo, aunque sea siempre la misma cosa, la misma profesión, la misma familia, las mismas amistades, porque cuando tengamos el ánimo tan ligero que podamos levitar —hablando simbólicamente— nuestra vida será una bendición para los demás, al contrario de lo que sucede ahora.

 Interlocutor.― Yo ahora cuando te he oído hablar de la barca de Caronte me ha venido a la memoria “El Paraíso perdido” de Milton que, acompañado de Beatriz, subía al cielo y bajaba a los infiernos.  Eso era una creencia de la edad media. ¿podías decir algo de esto?

Vicente.― Ya lo has dicho tu. Lo que creían en la edad media no es válido para ahora. Hay leyes inmortales, la ley de la atractividad de la que hemos hablado, que el espíritu tiende a apropiarse de lo que es espiritual y la materia tiende a apropiarse de lo que es material.

 Interlocutor.― Pero supongo que el infierno no existe, ¿verdad?

Vicente.―  Yo no he estado nunca. (risas) Lógicamente debe de existir un infierno para los malvados, pero en la conciencia, no en un lugar, es un estado de conciencia. El bien y el mal no son lugares, ¡por favor!. El Cielo y la Tierra y el infierno son estados de conciencia. El bien y el mal son estados de conciencia, y siempre repetiremos lo mismo: que a través de la religión nos han hablado de lugares y se han equivocado, son estados de conciencia. ¿Qué es lo que decía Cristo?  Siembra viento y recogerás tempestades. Entonces, siembra el bien en tu conducta y no temas nada más.  Pero ¿qué sucede?, como sembramos el mal viene el temor ¿qué me pasará?  La persona que obra en bien no tiene temor a la muerte. Entonces, llegamos por un proceso de análisis a pensar que la persona que teme la muerte es porque no obra bien en la vida y, por lo tanto, hay mucho que considerar aquí en estas palabras y que cada cual puede apropiárselas según su fuero interno y según su capacidad analítica.

 Interlocutor.― Yo quería hacer una pregunta Sr. Beltrán, si una persona antes de morir tiene que donar alguna parte de su cuerpo.

Vicente.― Esta es una cuestión tan personal. Yo me limitaré solamente a decir que todo cuanto existe en la naturaleza física, emocional y mental es un patrimonio de la Divinidad. Lo que hagan los hijos de la Divinidad entre sí es cosa de ellos, no de Dios. Es decir, si la persona cree que alguno de sus órganos sanos pueden servir para que otra persona tenga salud, y lo cree sinceramente, la Ley de Dios no está contra estas cosas, está contra el mal, no contra el bien.  Cada persona es un caso, no digo ¡háganlo ustedes o dejen de hacerlo!, les digo ustedes tienen un conciencia analítica, tienen un sentido del bien, tienen un sentido de los valores, y es este sentido de valores lo que debe hacer, lo que debe triunfar. Siempre que me preguntan: —ya es aparte de lo que le he contestado a usted— ¿cuál es la mejor disciplina?  Seguramente que sería desde un ángulo esotérico y sin que haya un malentendido, es liberarse de toda disciplina. El hecho de que aceptemos una disciplina es el reconocimiento de que tenemos valores por trascender y que, por lo tanto, exigen un esfuerzo de adaptación a ciertas corrientes de vida o ciertas corrientes de vida en favor del bien. No diré ¡practiquen la disciplina de la meditación esotérica o practiquen algún yoga!. Yo les diré solamente una cosa: ¡practiquen el bien!. No existe mejor disciplina ni mejor meditación que practicar el bien. Una persona por mucho que practique el yoga o la disciplina de la meditación o por mucho que venere a Krishna, se encontrará siempre ante el dilema de la acción. Pues bien, la acción en favor del bien es el gran desafío para nuestra sociedad, para nosotros que estamos aquí buscando algo de la Luz de la Divinidad.

 Interlocutor.― Cuando una persona muere, ¿se puede estar mucho tiempo en la habitación con el muerto?

Vicente.― Cuando la persona muere déjenla en paz. Lo estoy diciendo siempre. Es que creen que estando allí contemplando el cadáver va a venir. No vendrá, no puede venir. La estamos llamando inútilmente, es decir, que en lugar de liberar a la persona, la mantenemos al lado del féretro o del catafalco o de lo que sea, lo tenemos allí, es una forma de invocar. Ha muerto, pues se le deja bien dormido en su aspecto astral, tranquilamente, pero no… vecinos, amigos, familiares, y todos gritando allí, y naturalmente ¿qué es lo que sucede? Entonces hay una reacción brusca de la persona, del Alma hacia el cuerpo, porque a través del cuerpo como si fuera un imán están atrayendo al Alma.  Entonces, un consejo, cuando muera una persona cierren la habitación y que no entre nadie, ni los más allegados, si es una cosa, es un vestido que ha dejado, y se está dando una importancia a un vestido en contra del Alma que llevaba este vestido.

 Interlocutor.― Hay muchas veces que cuando una persona muere no es que se les quiera hacer volver o retener, se está de acuerdo con el grupo, pero lo que sí se puede hacer es ayudarles. ¿es positivo orar por ellos, hacer obras buenas por ellos?

Vicente.― ¿Es usted capaz de orar sin crear una imagen? Pues es negativo por completo. Es decir, el amor al bien se practica en vida y no sé qué extraño sortilegio o qué maravilla sucede cuando una persona muere que todo el mundo le encuentra cualidades que nunca existieron, siempre estamos buscando el aspecto denso de la cosa, el aspecto material, o tenemos tanto temor a la muerte que creemos sutilmente que hablando bien de la persona nos vendrá a tirar de los pies. Porque si ustedes saben que una persona le ha hecho mal a otra cuando ha muerto aquella persona siempre teme que se le aparezca por un recodo de la cocina o del comedor, y eso sucede porque la persona tiene algo que debía hacer y no ha hecho. Entonces, dense cuenta, si hay pequeñas cositas y pequeños detalles para purificar en nuestro ánimo.

 Interlocutor.― Entonces a mí lo que me parece que lo de los Macabeos de orar por los difuntos es una cosa buena…

Vicente.― Es una cuestión de los Macabeos, no es nuestra cuestión, porque no vengo a discutir la religión de los demás. Estoy hablando de cosas que son lógicas, si se quiere aceptar como lógica la idea de que existe una liberación del Alma y que esta liberación es lo que nos interesa, la liberación del Alma, no la perpetuación de la materia que es lo que estamos tratando de organizar constantemente. 

 Interlocutor.― (No se entiende la pregunta)

Vicente.― Exacto, y además es una cuestión tan personal que si yo dijese ahora que hay que hacerlo algunos lo haría por presión sin darse cuenta. Yo no digo si o no, yo digo que toda persona tiene una conciencia capaz de analizar los hechos, y si una persona cree que puede favorecer, que lo haga en buena hora porque tal es el destino; es el bien el que debe triunfar. Es mejor dar un órgano a un muerto que quitarle un órgano a un vivo. ¿Se dan cuenta?

 Interlocutor.― (No se entiende la pregunta)

Vicente.― Depende de la intención, es decir, que si una persona tiene la intención de hacer el bien tan profunda, que suponiendo —no lo creo— que exista una ley de Dios que atente contra el principio de dar el órgano sano a un enfermo después de la muerte, digo, lo interesante en el caso es el sentido de bien que anime a la persona, es decir, lo repito, la conciencia. Si la conciencia está bien estructurada, no está moldeada por la tradición, si realmente quiere a sus hermanos y los ve sufrir y se da cuenta de que con su aportación puede mitigar su sufrimiento, desde el punto de vista esotérico y no esotérico yo creo que está bien. Ya digo, repito, es muy interesante que ayudemos a otra persona a vivir después de muerto que ayudando a morir a una persona que esté viva, que es lo que estamos haciendo con los pensamientos, con las actitudes, los métodos egoístas de contactar la vida.

 Interlocutor.― Quería saber si con medicamentos y más medicamentos se puede ayudar a vivir a un enfermo, si no es ir contra la ley de Dios ayudar a base de medicamentos y medicamentos para que vayan un día y otro día viviendo.

Vicente.― Si la persona no tiene curación, y hay mucho que hablar sobre esto, —no sé hasta que punto la ciencia está evolucionada para dictaminar cuando la muerte es inevitable o cuando se pueda curar— entonces si la persona tiene posibilidades hay que robustecer estas posibilidades, pero cuando una persona por su ley se va, dejarla ir, es un prisionero que se escapa de su celda.

 Interlocutor.―  (no se entiende la pregunta)

Vicente.― Aquí sucede un caso muy extraordinario, es el caso de un Avatar, y cuando hablamos de avatares no hablamos simplemente de Adeptos o de Maestros de Compasión y de Sabiduría, o de algún Iniciado de la Gran Fraternidad Blanca o Jerarquía Planetaria, hablamos de un extraordinario ser que aprovechando ciertas condiciones astrológicas, más ciertas decisiones de tipo cósmico, más ciertas necesidades de origen humano, y decide, por lo tanto, ayudar, no es necesario que tome un cuerpo, puede hacerlo desde los niveles creando un centro de conciencia; si decide trabajar en el nivel astral puede crear un cuerpo o un centro astral sin que tenga forzosamente que encarnar; y si quiere preparar una nueva civilización basta enfocar su mente en el mundo mental; y si quiere preparar a las gentes para la unidad de conciencia trabajará seguramente creando un foco de conciencia en el plano búdico. Pero si por las cosas que fuese —y los misterios del Señor son impenetrables siempre para la pequeña condición humana— puede tomar el cuerpo de algún discípulo que haya estado preparándose para que pueda, en cierta manera, reencarnar, es decir, dejar su cuerpo significa que estará pasando una cierta serie de años preparando... o de edades según los casos, como en el caso de Jesús de Galilea, que permitió la fusión dentro de su cuerpo de la gloriosa entidad Crística; había preparado el cuerpo sólido, líquido y gaseoso donde no puede descender el Señor Maitreya o el Cristo. Entonces, ahí estamos con el misterio del átomo de hidrógeno, tuvo que revestir su cuerpo con átomos de hidrógeno menos tres annus o tres átomos ultérrimos, lo cual significa lo suficiente como para mantener la cohesión física, para que habitara un Ser de la trascendencia del Cristo que mora habitualmente en los niveles no búdicos sino átmicos, porque posee la 7ª Iniciación Planetaria, está entrando en la  8ª Iniciación. Y habría mucho que hablar sobre esto de las iniciaciones porque todo se basa en el átomo de hidrógeno, que por eso es un misterio, y tendremos que recurrir muchas veces a este símil, a este dibujito. Entonces, el Avatar puede manifestarse como estado de conciencia creando un foco iluminado de su atención en cualquiera de los planos de necesidad kármica de la humanidad, o bien, puede manifestarse a través de un grupo de discípulos conteniendo la fuerza de aquel foco, o bien, encarnando en algún ser, algún discípulo preparado para ello. 

Interlocutor.―  (No se entiende la pregunta)

Vicente.― Es que esotéricamente es una aberración. Como es una aberración escapa a mi penetración. Ahora bien, si a través de aquello querían mantener su poder, porque se dan cuenta ustedes de que cuando enterraban a un faraón enterraban sus tesoros, y a su esposa también, así que era un acto de sacrificio no sólo de bienes temporales sino de bienes espirituales porque hay un Alma en medio que era el Alma de la persona que querían enterrar con el faraón y que tenía que morir forzosamente al lado del faraón, y el faraón se plegaba voluntariamente al embalsamamiento y a convertirse en una momia porque quería mantener su poder de faraón todavía después de muerto. Por lo tanto, existe algo voluntario aparte del faraón porque si el faraón no asiente, una parte de su Alma impedirá que el ka, es decir, el doble etérico, pueda ser momificado hasta cierto punto y convertirse en una figura viviente de lo que fue, pero sin posibilidades de mantener su hegemonía, digamos, en el mundo de los hombres. Pero contiene un extraordinario poder de radiación, tremendo una momia, que por esto digo que sería necesario que se quemasen todas las momias no sólo de los faraones sino de las momias que hemos visto, por ejemplo, del Perú o de México que están manteniendo como reliquias, o los santos que están enterrados, o todos los miembros de santos que recorren el mundo, llenando, digamos, de perturbación física y psíquica el ambiente. Todo esto habría que quemarlo; los animales disecados, todo esto es magia negra, ¡por favor, dense cuenta!, y se darán cuenta de que mucha de la fuerza que tienen algunas religiones es por la magia negra de los miembros desparramados aquí y por allá, no porque sean realmente los miembros de los santos antes descritos sino porque a fuerza de adorarlos se han convertido en un talismán, y el talismán reza para todas las religiones. Y dense cuenta también, que parte del dominio de los faraones hasta llegar al último faraón, fue debido a la fuerza de las momias dentro de las pirámides, de la cual se servían los nigrománticos y los magos negros y los iniciados de la magia que querían sostener el imperio y la religión, porque siempre el imperio del poder y de la religión han ido fatalmente juntas dentro de este proceso de expresión de la vida. Por esto tenemos tanto temor a la muerte, porque el temor a la muerte es reproducido por la magia negra que han ido generando en el planeta a través de los talismanes, a través de los amuletos, a través de los órganos, a través de las momias, y a través de todo este complejo que está dejando el ambiente del planeta lleno de perturbación y de suciedad. Pues bien, empecemos nosotros ya, rompamos con los moldes tradicionales, empecemos viendo las cosas tal cual son, no tal como vienen de la más remota antigüedad, es decir, empecemos ahora a pensar por nosotros mismos, a liberarnos del caos, de la tradición que es la muerte, y empecemos a vivir una nueva vida basada en la justicia de la ley y en el bien del prójimo. No hay mejor idea que esta. Y todo cuanto hemos dicho no tiene importancia si al final no hay un poco más de amor en nuestro corazón y un poco más de justicia y verdad en nuestras mentes.

 Interlocutor.―… de comer carne

Vicente.― No tengo nada contra la persona que come carne ni la persona que es vegetariana o que practica un régimen naturista. Solamente les voy a decir una cosa, si la gente cree que dejando de comer carne van a alcanzar el Reino de Dios sin practicar el bien están listas. Ahora bien, si hay una persona que ama el bien por encima de todas las cosas y come carne, estoy seguro de que Dios dirá: “Este es mi hijo muy amado en quien tengo puestas todas mis complacencias”. El comer o el no comer no tiene importancia esotéricamente hablando, ahora bien, el sentido del bien y del servicio esto sí que es importante. También hay algo que considerar, y es que la persona que atormente a los animales, igual que los animales que atormenten a una persona caen bajo la ley del karma. Durante siglos el reino animal se comió al hombre; la ley del que siembra vientos recoge tempestades se aplica a todos los reinos de la naturaleza, entonces, el hombre se come a los animales, yo pregunto: ¿Cuándo el animal dejará de comerse a los hombres y cuándo el hombre dejará de comerse a los animales? Este es el proceso. No sé si me explico, pero es que es tan sutil y hay tanto fanatismo en estas cosas que cae la persona en el error de creer que para ser puro hay que simplemente dejar de comer carne. ¿Y la mente, y la emoción?  Es decir, se trata de ser muy analítico en esta cuestión. Yo digo, repito, practiquemos el bien por encima de todas las cosas, es decir, busquemos primero el Reino de Dios, que lo demás nos será dado por añadidura, pero nosotros queremos primero la añadidura y si aún queda tiempo buscaremos el Reino de Dios. De ahí el error, y este error, ustedes lo saben, es el error que cometemos todos, y todos estamos aquí llenos, henchidos de aspiración espiritual, pero, ¿podremos mantener esta armonía? Aquí hay una armonía de grupo en estos momentos, ¿podremos mantener esta armonía al llegar a casa o en nuestras profesiones o en nuestro ambiente profesional? Seamos sinceros.  Lo principal es ahora y aquí, ¿para qué esperar el mañana? Si lo hacemos de esta manera, estoy completamente seguro que el problema de la religión, que el problema de si comemos o no comemos carne o si bebemos o no bebemos alcohol, dejará de tener una importancia capital, porque si la persona practica el bien, sin darse cuenta está limpiando su aura etérica, está convirtiendo todo su organismo en átomos de hidrógeno, lo cual no se consigue solamente dejando de comer carne. Estamos traficando con estados de conciencia, no con porciones de materia que llamamos cuerpo físico.  

Bueno haremos un poco de silencio porque se ha alargado el tiempo bastante. Y como siempre les doy muchas gracias por su atención.   

 


CONFERENCIA VICENTE BELTRAN ANGLADA

Barcelona 
10
-Mayo-1980

Conferencia digitalizada por el Grupo de Trascripción de Conferencias (G.T.C.)
2007

Editada por el Centro de Estudios VBA (en curso)
24-Mayo-2007

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