Conferencia
Vicente Beltrán Anglada

[edición en curso]

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La verdad ha de presentarse de tal manera, que convenza sin atar y que atraiga aun sin convencer. Esto sólo puede realizarlo el lenguaje del corazón.

[VBA: Introducción al Agni Yoga, p. 49]

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Conversaciones EsotÉricas

SNE

El Conocimiento Perfecto

MALLORCA, 19 de ABRIL de 1981

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MALLORCA, 19 ABRIL 1981.— Conversaciones Esotéricas: El discernimiento y la intuición. El inconsciente colectivo,  jerarquías humanas y la supraconciencia. El punto de tensión actual que enfrenta los seres humanos y el miedo acumulado. Vencer el miedo: la gran misión del ser humano de hoy en día. La mente concreta, el antakarana y la intuición. El Santo Grial y su aspecto psicológico. La importancia de la duda. Vivir y conocer. La importancia de vivir intensamente o atentamente y la importancia de afrontar directamente los problemas y su revolución interior. La vinculación mundial del individuo, la crisis y la iniciación. La armonía a través del conflicto. El Tiempo concreto y el Espacio abstracto.


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VICENTE.— … sus inquietudes verdaderas; entonces si sabemos de sus inquietudes podemos compartirlas y, si es posible, tratar de buscar soluciones. Porque evidentemente todos tenemos problemas, ¿verdad?, en uno u otro nivel todos tenemos problemas. Así que, lo que interesa es ver si entre todos podamos encontrar un punto de solución a alguno de los problemas al menos, que enfrenta la Humanidad.

Interlocutor.— Yo creo que un poco de lo que está en la mente de todos en general es… ¿Para qué sirve el conocimiento, en sí?... ¿El conocimiento es necesario o únicamente lo son las vivencias?...o…¿Se debe compartir el conocimiento y las vivencias?...¿Cuál de los dos es más importante o sin son importantes los dos?

VICENTE.— Bueno, depende siempre de las fases del individuo. Hay personas que necesitan el conocimiento y otras personas que pueden trascenderlo, como existe una jerarquía en funciones psicológicas dentro de la Humanidad y esta jerarquía es la que manda en ese aspecto.

Algunas personas precisan del conocimiento, es decir, precisan integrar su intelecto en razonamientos variados y conocimientos más profundos cada vez, pero también hay personas que han penetrado en zonas de conciencia en donde el conocimiento prácticamente ya no sirve. Ya lo discutíamos en Menorca ¿verdad?  Solamente que lo que existe aquí como real en relación con el problema del conocimiento –para algunos es un problema– es saber exactamente si es necesario y por qué es necesario, lo cual significa pasar de la simple imaginación al sentido de discriminación, para pasar finalmente al discernimiento, porque el discernimiento es la culminación del intelecto, pero después del discernimiento existe una cosa superior al discernimiento: a esto lo llamamos técnicamente intuición. Pues la intuición es aquel estado de conciencia, si podemos expresarlo así, en donde la mente prácticamente ha desaparecido, no sirve como vehículo del conocimiento, solamente sirve para adecuar la intuición a la altura del ambiente social en donde cada cual desenvuelve sus actividades.

Pero yo digo que para llegar al conocimiento perfecto –y al conocimiento perfecto también se le puede llamar intuición– es un conocimiento que viene por vía interior sin pasar por la pantalla de la mente, y todos hemos tenido momentos de intuición dentro de los cuales la mente razonadora, la mente lógica, la mente discernitiva ha dejado prácticamente de ser útil. Esto sucede frecuentemente pero no lo registramos conscientemente. Es decir, que, a veces somos intuitivos sin darnos cuenta, de la misma manera que somos conscientes de que somos discernitivos, de que somos lógicos y de que nuestros razonamientos son concretos, estables e intelectuales. Es decir que, para mí la vida interior, la vida intuitiva carece de proyección definida, pero la mente intelectual sí, son muchos puntos de contacto; contactos sociales, contactos dentro de cualquier nivel psicológico, contactos internos, contactos psíquicos –y aquí hay mucho que hablar– porque todos establecemos contactos en muchos niveles. Lo que es muy importante es que hay un nivel a partir del cual no sabemos prácticamente nada y dentro de sus profundidades hay unas zonas inexploradas de las cuales prácticamente no sabemos nada. Se nos ha hablado mucho de las zonas que están más allá de la mente, pero es como aquella persona que tiene hambre y le enseñan la comida a distancia, lo que interesa es que puedas comer, que puedas gozar si tienes hambre de la comida necesaria.

Entonces, para mí el problema actual, el de todos nosotros me parece, es ver qué pasará después de que el intelecto ya no tenga nada que darnos, o que la mente concreta deja de sernos útil, o que no responda a las necesidades psicológicas de nuestro ser. Es un problema real, efectivo, porque he tenido siempre en consideración en mis explicaciones esotéricas que si bien todas las épocas son distintivas y son importantes dentro del plan social del mundo, no es menos cierto que cada época es nueva completamente y diferente con respecto a la anterior, y el problema de nuestra era –me parece a mí– es ver cómo enfrentar los hechos, cómo enfrentar las circunstancias, cómo adaptarnos a los ambientes sociales sin sentirnos heridos ni perjudicados, lo cual significa, evidentemente, que deberemos dejar de luchar abiertamente a través de esta arma que es la mente y ver si hay algo que escape a la percepción mental porque pertenezca a planos superiores o a estados de conciencia de los cuales hemos oído simplemente hablar, son rumores que vienen pero que nosotros no podemos adecuar perfectamente a nuestras necesidades vitales y psicológicas de ahora, de aquí. ¿Me explico? Bien. Todos estamos en este proceso, es un proceso yo diría de vinculación consciente con el ambiente social, entendiendo por ambiente social la suma de todas las reacciones psicológicas de la Humanidad, las cuales quedan condensadas en el aspecto etérico del planeta como vivencias inconsumadas que están constantemente tratando de introducirse en nuestro ánimo y vencer la resistencia espiritual y volver a llevarnos al mundo de los sentidos o de las sensaciones. También se le denomina, psicológicamente hablando, el inconsciente colectivo.

Estoy tratando de expresar temas conocidos y palabras y términos que están a nuestro alcance porque los hemos visto y oído en muchas partes y conversaciones; y para mí el inconsciente colectivo, como decíamos ayer, o el subconsciente racial o el subconsciente instintivo tiene todavía una parte muy importante sobre nuestro ser. Es decir, que nosotros no somos realmente nosotros sino que existe una pequeña partícula que se debate en el conflicto de los opuestos y una parte o condensación de energía ambiental –podemos decir– que impide que este gran recipiente pueda expresarse con toda la plenitud de sus poderes y facultades latentes. Y, naturalmente, cuando una persona siente dentro de sí el inmenso deseo de liberación –¿quién no lo tiene?– y trata de llevar este deseo de liberación a la práctica siempre se encontrará con la barrera del inconsciente colectivo o la subconsciencia racial o más concretamente todavía con aquel depósito de memorias in consumadas que todos tenemos en el interior y que impide la perfecta expresión del ser, la perfecta adecuación de sus características a un ambiente en creciente actividad y con un número considerable de factores psicológicos que desconocemos y que la ciencia psicológica todavía no conoce porque pertenece al mundo de lo abstracto.

Bien, ¿podemos distinguir entre lo que es concreto y lo que es abstracto en un plano psicológico, no simplemente mental? Porque cuando hablamos de la mente lo hacemos de una parte simplemente del ser, y cuando hablamos del aspecto psicológico tenemos en cuenta no solo la mente sino también el sentimiento de la persona, su sensibilidad y también su cuerpo físico, y todos sabemos que tenemos tres cuerpos y los tres cuerpos tratan de integrarse constantemente dentro de un cuadro de valores superiores constantes, y todas las personas que están situadas en el campo de los sentidos o en el campo de las sensaciones más groseras les llamamos personas instintivas, o sea, que están dentro del campo de la subconsciencia racial o del inconsciente colectivo, pero cuando existe una expresión dinámica dentro del ser, una potencia que surge espontánea pero fuerte, dinámica en acción, buscando algo superior o no queriendo pactar más con el inconsciente colectivo y con su grupo de recuerdos que lo están atando a la acción primaria, razón instintiva, entonces se le abre al individuo –y esto va para todos– unos terrenos difíciles de interpretar pero que cada cual tiene que ir adecuando poco a poco hasta convertirse en un núcleo de perfecta estabilidad psicológica desde la cual poder otear el porvenir con una sonrisa a flor de labio.

Es decir, que pasar del aspecto meramente instintivo, gregario, y si me apuran ustedes diría de rebaño, porque hay un gran sector de la sociedad que está actuando dentro de la propia sociedad dentro de este instinto atávico, tan ancestral de rebaño y no dentro de la particularidad consciente del yo, existe una serie de factores innumerables que cada cual debe ir absorbiendo y realizando para dar lugar a este punto al que hacíamos antes referencia de una zona inexplorada dentro de la conciencia. Es decir, pasar de la simple persona instintiva, dentro de un cuadro de valores psicológicos incipientes a este punto de tensión espiritual tan extraordinaria dentro de la cual el yo ve como se derrumban las estructuras creadas a través del tiempo y pueda otear, avizorar el porvenir con esa seguridad, aun cuando ve que es algo que prácticamente no tiene explicación, ésta es una tarea de gigantes, una tarea que corresponde a las personas inteligentes y de buena voluntad de nuestras días, dentro de las cuales yo creo podríamos ubicarnos nosotros, de otro modo no estaríamos aquí, estaríamos en el cine o Dios sabe dónde.

Me explico, ¿verdad? Porque todos tenemos conciencia de estas cosas y todos tratamos de luchar. Ahora bien, me pregunto a veces si la forma que utilizamos para luchar es adecuada, adaptable a las necesidades psicológicas o bien están atadas todavía a la tradición, es decir, si no obedecemos sutilmente impulsos primarios de salvaguarda ante una acción superior y utilizamos, por este motivo, la línea de mínima resistencia, la que está constantemente atrayéndonos dentro del inconsciente colectivo. He ahí el motivo de nuestra lucha: salir del inconsciente colectivo y pasar a la etapa del ser consciente. Y dentro de la etapa del ser consciente hay una serie infinita de gradaciones, de tipo psicológico, dentro de la cual cada uno de nosotros ha de sentirse forzosamente ubicado. Es decir, que existe una jerarquía dentro de la conciencia colectiva de la Humanidad; hay personas inteligentes, y otras más inteligentes, y aún otras supra inteligentes, si puedo utilizar esta expresión tan aparentemente inadecuada, pero para mí existe una supraconciencia, y quizás esta supraconciencia es ese terreno inexplorado dentro del cual deberemos forzosamente introducirnos un día u otro y posponer el momento en que se realice el gran contacto sin aumentar el sufrimiento individual y de la Humanidad, porque debido a la presión de los tiempos y a las grandes corrientes astrológicas de carácter cósmico, la Humanidad está entrando en una zona de alta tensión espiritual dentro de la cual se debate, se debate desesperadamente, y tanto se debatirá dejándose llevar por los impulsos ultra racionales o aquellos que están más allá de la razón o de los que están más debajo de la propia razón, que es cuando empezará a activar los gérmenes de redención de la razón.

Porque si analizamos el aspecto jerarquía y nos preguntamos al propio tiempo qué significa jerarquía y el por qué existe la jerarquía –la jerarquía en calidad de funciones psicológicas dentro de las cuales todos tenemos nuestra pequeña o más grande participación– sabremos de la responsabilidad de ser y de realizar. La persona que sea consciente en alguna medida lo será debido a la cualidad de poner en acción ciertas actividades de conciencia preestablecidas, preclaras, y bien interpretadas. La persona que sea inteligente forzosamente tendrá que demostrarlo de una u otra manera, no simplemente acumulando conocimientos. Para mí los conocimientos no denotan inteligencia, quizás denoten cualidad memorial, quizás denoten una gran calidad para interpretar, una gran cualidad para absorber, pero esto también lo hace una computadora y no es un ser humano, y para mí hay que pasar a la etapa de ser creadores, es decir, pasar más allá de la barrera intelectual pero sin perder de vista que el intelecto es el arma fundamental de nuestro siglo, porque la era dentro de la cual vamos penetrando, técnicamente la Era de Acuario, es de tal virtualidad dinámica que opera fundamentalmente sobre los aspectos activos de la mente.

Es decir, no sé si ustedes habrán oído hablar –quizás sí pero si no se lo explicaré– sobre la técnica de la interpretación consciente de los hechos, que es tratar de adaptarse a los hechos, mirando a los hechos sin resistencia y tratando de extraer el significado realmente fecundo para la propia conciencia, y no simplemente resistir, resistir y resistir que es lo que hacemos siempre, porque a la persona le es más fácil rehuir el problema que afrontarlo. Pues bien, rehuir un problema es resistir el problema. En tanto exista resistencia no puede haber ninguna solución posible. Es una forma de decir que somos inteligentes para interpretar los hechos, pero no lo somos suficientemente como para afrontar un hecho cualquiera, sin importancia aparente dentro de la vida cotidiana, que es el mal de los esoteristas, de los pseudo esoteristas. Pero, claro, cuando hablamos de los esoteristas no vamos a intentar separar o hacer una segregación de personas que están introducidas en el campo esotérico dentro de cualquier departamento sino simplemente personas que tratan de vivir perfectamente de acuerdo con la ley, es decir, que el nombre no hay que tomarlo como un señuelo o como un espejo donde hay que grabar todos los acontecimientos vitales del ser sino como una simple incidencia, un simple punto de paso para cosas superiores, que es como se marcha.

Pues bien, volviendo al espíritu de resistencia –ese espíritu de resistencia acumulado en el tiempo a través del miedo de la personalidad– está creando todos los conflictos psicológicos del ser, es decir, que si analizamos la raíz de un problema –y hay que hacerlo– nos encontramos que en su base substancial existe siempre un punto de miedo vital. Estamos tan llenos de miedo que no tenemos capacidad para afrontar directamente, frontalmente, cualquier acontecimiento vital de nuestra vida. Y así vemos que la Humanidad se bate constantemente en el conflicto de los opuestos, dicho de otra manera entre el sentimiento del bien y del mal, sin capacidad alguna para discernir completamente cuál es el camino que debe seguir. Ayer decíamos que el camino de la persona espiritual o del aspirante de nuestros días parte de una base muy ancha y va ascendiendo hacia arriba, perdiendo constantemente densidad o peso –psicológicamente hablando– hasta converger en un vértice que es como el lado de una pirámide o quizás como una pirámide si tenemos en cuenta el cuaternario, hasta que llega a un punto, al pináculo de todos los esfuerzos en que te das cuenta perfectamente de lo que tienes que hacer, de lo que debes realizar, entonces se crea un camino luminoso –esotéricamente definido como antakarana– que es la prolongación de toda la base substancial de la Humanidad que surge del instinto, pasa por el intelecto y llega a la intuición, y a partir de este momento empieza una vida que desconocemos. A esta vida se la denomina el 5º Reino de la Naturaleza, el Reino de Dios, el Reino de los Cielos, que tampoco nos dice gran cosa porque es un camino que no hemos explorado, y como estamos en un punto en que el conocimiento intelectual se ha sentido desvinculado de su base substancial que era el instinto y la conciencia que se ha ido encaramando, por decirlo de alguna manera, por esta gran pirámide hasta llegar a este punto crucial, este punto de gran tensión creadora a partir de la cual sucede que el hecho trascendente que llamamos liberación o iniciación, entonces existe una adecuación constante de circunstancias tratando de resolverlas de acuerdo con aquellos motivos superiores, y por primera vez en nuestra vida somos conscientes no del intelecto, de la mente, sino del propósito que está más allá de la mente, que es como cuando hablamos de meditación: hay una fase que empieza desde la base de la pirámide que es la concentración; la concentración simple que poseen como nosotros los animales. Un animal, fíjense bien, un gato cuando está tratando de atrapar un ratón está concentrado, una concentración que ya quisiera tener para sí el hombre intelectual de nuestros días, no solo éste sino cualquier animal está atento a la acción. Pues bien, al ascender por esta línea progresiva encontramos lo que llamamos técnicamente meditación reflexiva, meditación discernitiva, meditación discriminativa, hasta llegar a un punto en el cual se ha hecho tan estrecho, la luz tan débil, la luz del antakarana, que prácticamente se ha difuminado en el espacio y ya no hay sitio a dónde cogernos. Hemos quedado tan solos de todo cuanto poseíamos que forzosamente llega un momento de supra tensión dentro de la cual debemos decidir si continuamos sin antakarana –fíjense bien en esta palabra– sin camino, sin fronteras, sin límites o bien continuaremos batiendo el tambor del tiempo, volviendo a profundizar en la subconciencia y recrearnos en los millones y millones de recuerdos condensados a través de las edades. Es como si dijésemos a la Humanidad como un todo que llegase a un punto de culminación dentro del que se encuentra ante la oportunidad de conocer por vez primera qué o quién es Dios o volver hacia atrás para recrearse ante lo que son los hombres, el tipo humano como entidad psicológica. Todos creo que tenemos que llegar a este punto y como tenemos forzosamente que llegar a este punto porque se trata de una ley de la naturaleza, es por lo que estoy hablando de ello.

Cuanto más hablemos del punto dentro del cual el intelecto ya no nos servirá para nada y que debemos penetrar en una zona de quietud tan extraordinaria que nuestros vehículos expresivos no son capaces de registrarla todavía, porque no existe ninguna célula despierta todavía ni en el corazón ni en la mente y que, sin embargo, con esta comprensión y siendo conscientes del propósito espiritual que siempre está tras de la acción del individuo ver si es posible trasladarnos en conciencia y penetrar en estas augustas soledades en las que aparentemente existe algo tan distinto de lo que conocemos que forzosamente tiene que causarnos miedo. Pues bien, vencer el miedo es, a mi entender, el leit motiv de nuestra era presente, al menos desde el ángulo de vista del hombre espiritual, no del hombre intelectual –hago la distinción– porque se puede ser muy intelectual y no ser espiritual y viceversa, se puede ser muy espiritual y ser muy simple en el razonamiento, y hasta cierto punto se nos dice que la habilidad que tiene el Adepto es como la del ángel que puede hablar por medio de símbolos geométricos porque ya no tiene necesidad del argumento sólido que trae la mente concreta y que puede pasar más allá de estas augustas soledades, penetrar en el destino de Dios, ser el propio Propósito de Dios manifestado como es la ley, y entonces dejar que la ley se cumpla tal como está escrita en las estrellas y no esperar que sea una era determinada la que penetre en nosotros vía corriente astrológica y nos induzca a la acción sino que seamos nosotros los que llenos del Propósito superior de la Divinidad sepamos contrarrestar las corrientes negativas, adquirir las corrientes positivas y por vez primera en la historia del hombre poder interpretar en su propia vida el designio de Dios.

Y ahora espero que sean ustedes… Es sólo una forma de entrar en contacto.

Interlocutor.— Es curioso cómo una persona como tú, permíteme, que llevas aparte de un bagaje de vivencias, el gran bagaje de conocimientos teóricos, sobre todo ese fenómeno del ser y del no ser, de lo escatológico y lo mundanal, es curioso que llegues, que se llegue a una conclusión por parte de otra persona que no tiene absolutamente ningún tipo de conocimiento, que se llegue a coincidir en una serie de puntos que son de vital importancia para el individuo, por ejemplo, entre los muchos que has nombrado es el del miedo. Es evidente que la persona por poco que haya pensado, creo yo, que en un momento determinado su gran caballo de batalla es el del miedo; creo que la persona hoy día vive con terror, tiene terror a todo, y como esto muchísimas otras cosas, pero a mí me llamó la atención, yo he estado oyendo algunas charlas tuyas, bueno el primer contacto que tuve contigo fue este verano pasado en nuestras vacaciones, cogí un librito, estuve por una de las librerías que solemos visitar y estuve viendo un tema muy curioso que me llamó la atención, no por el nombre que desconocía porque llevo muy poco tiempo metido en esto, pero sí el título que era “Las Fuerzas Ocultas de la Naturaleza”, interesantísimo, me gustó muchísimo, enormemente complejo sobre todo para mi mente todavía en ese campo un poco precaria, pero me interrogó mucho el libro, porque precisamente yo había escrito otro, eso fue lo que me llenó de intrigas, entonces todo se quedó un poco así… pero muy preocupado, entonces yo me acuerdo que hacía el viaje desde Soller a Palma y cada vez que atravesaba … ¿tú conoces Mallorca?

[Vicente: es la segunda vez que vengo a Mallorca]

Para atravesar de Soller a Palma hay que pasar por toda una serie de cordilleras, de montañas… Es curioso que yo estaba obsesionado contemplando la Naturaleza, es curioso, yo que escribí sobre todo eso, quizás lo hice de una forma más espiritual, menos no sé influenciado, no sé por qué pero estaba viendo por todos lados y veía realmente, estaba dándome cuenta de lo real de lo que tú estabas diciendo y vivía eso, muchos días lo viví. Pero eso es una cosa que siempre me ha interrogado. El otro día lo estábamos hablando, hay una especie de cosa confusa en mi mente, cómo es posible que por la vía del intelecto se puede llegar a coincidir perfectamente con otra persona por la vía de la intuición, digámoslo así. Entonces mi interrogante queda ahí, y yo me decía: bueno, vamos a ver, es que posiblemente sea solamente intuición lo que tiene uno o llamémosle como sea, o realmente hubo anteriormente un conocimiento en otras vidas que cristaliza en esta como una especie de intuición. Un día pues nos conocimos con alguien que comenzó a hablarnos de ti, y claro todo aquello volvió a bullir más, y nos hicimos con otros libros, pero lo curioso es en un cassette que oímos una de tus charlas en la que estabas diciendo algo, y me dije cómo es posible que en un momento determinado sin tener conocimientos en absoluto de ese tipo me viera obligado a escribir unas cosas que tú estabas diciendo casi literalmente ¿te acuerdas? Yo salté porque yo decía o yo lo he soñado o es que este hombre… y lo leímos y estaba casi literalmente descrito lo que tú estabas diciendo. Otra cosa que iba a sumarse a mis preguntas. Llega un momento en que el interrogante se hace tan denso que necesitas alguna cosa, ya no te basta estar metido ahí, ¿a qué obedece esto? Puede ser un fenómeno de tipo telepático, lo que es evidente es que cuando uno se siente abocado a escribir algo y no sabe por qué ni como, esto por lo menos te lo digo desde mi experiencia –no puedo hablar en nombre de otra cosa que mi experiencia– es bastante doloroso. No por malo sino porque el orgullo quizás propio del individuo queda herido. Luego te piden explicaciones que no sabes dar, no soy el culpable de lo que estoy diciendo. Claro eso molesta un poco a nivel de razón, uno tiene unos estudios, una carrera, un título, soy esto y por tanto si hay un problema yo intento solucionarlo y si con mayor o menor fortuna funciona estás satisfecho, es decir, aquí hay una cosa de lógica; ahora, cuando la cosa funciona por otros niveles entonces uno está un poco incómodo, es la incomodidad de que uno no puede enfrentarse con una persona como contigo, esa inquietud interior surge.

LEONOR.— Yo quería hacer un inciso porque claro las palabras a veces confunden. Por ejemplo, la mente, cuando hablamos de la mente, al decir el intelecto, es que la mente, fijaos bien en astrología misma, está regida por dos planetas: Mercurio es la parte inferior de la mente y por Venus la parte superior, esto quiere decir que la mente tiene dos aspectos, el intelecto corriente y la parte superior, la octava superior de Mercurio que da la parte trascendente. En este caso aunque la gramática española tiene tantas palabras, alguna vez falta la adecuada y en este momento es cuando uno se pierde al empezar a escuchar esta clase de palabras, piensa un día que el intelecto no sirve, otro día me dicen que tenemos que estudiar, otro que tenemos que conocer, otro que no.

Creo que aquí está muchas veces la confusión porque el intelecto quiere decir que es el vehículo para la expresión y para aprender lo que sea y la intuición es cuando la persona internamente ha llegado a un nivel en que puede ser una cosa espontánea pero es una cosa trabajada, algo que ha venido sino de unos determinados estudios sí de un discernimiento, y este discernimiento puede empezar por el intelecto, pero es que lo importante es la mente. Mente se puede escribir en minúscula y en mayúscula. Aquí pasa que cuando la persona inspirada lanza una explicación puede ser que produzca confusión a quien todavía no comprende exactamente estas cosas. Y además puede ser uno mismo y esto puede ser fatal, porque no podemos deshacernos de la mente, la mente es la mente pero ya digo en minúscula y mayúscula. Luego también sucede otra cosa, tenemos vivencias algunas veces, y estas vivencias en un principio resulta que a veces nos marcan un camino falso, porque sucede aquello de que una vez es así y otra vez no es así, y si nos creemos porque hemos tenido algunas que cuajan ya nos podemos guiar por aquello, entonces nos apartamos y vamos a caer en el aspecto emocional, en el aspecto emocional de lo espiritual. Es decir, hay tantas gradaciones y facetas que no siempre cuando uno está inspirado hablando puede encontrar los términos adecuados y algunas veces puede parecer que decimos que no a otra cosa que hemos dicho que sí. Por eso hay que tocar tierra y algunas veces no se puede tocar cuando se está inspirado. Lo digo esto porque con las vivencias hay que ir con mucho cuidado, con la intuición también porque de la intuición se puede escribir con minúscula y con mayúscula. Y en este caso es uno mismo. La discriminación es esto me ha sucedido, luego viene el porqué me ha sucedido, ahondando en el mundo de las causas, porque al decir de la mente no podemos negar que un científico que sacrifica su vida en la investigación en bien de la humanidad entonces si nos escuchan de una manera determinada con una mente cerrada podrían decir es que este hombre no está siendo un verdadero esotérico a través de su concentración y que sólo conoce a través de su intelecto lo que está haciendo si llega a tener una concentración y llega a pensar en la Humanidad es que se trata de algo más que intelecto ya aunque el intelecto le ha servido para trabajar, para ser un profesional para servir a la Humanidad. O sea, que no nos equivoquemos nunca, no vamos en contra del intelecto, es algo que debemos utilizar sólo conscientemente para según qué cosas, luego la evolución interna del hombre es muy distinta del ser humano y precisamente cuidado con las vivencias porque no son ni verdad ni mentira, pueden ser verdad, pueden ser mentira, pero pueden hacernos caer en el mundo emocional, en el aspecto emocional quiero decir.

Interlocutor.— Pero aquí la pregunta inmediata es: ¿el intelecto puede ser un lastre o puede ser un motor? [Leonor: para según quién] Es decir para personas el intelecto puede ser un motor y para otras puede ser un lastre. [Leonor: Cada uno tiene que saber hasta qué punto y en qué momento y en qué circunstancia le puede ser útil] Por lo tanto, un foco de luz no puede aconsejar o intelecto o intuición. [Leonor: no, cada uno es su propio Maestro] Por ejemplo, basar a Dios o el estudio de Dios en la teología puede ser un problema realmente en un momento determinado para unos individuos que ven a Dios fuera de la teología, pero la pregunta es: ¿puede ser la teología un camino para llevar a Dios a otras personas? Quiero decir, son cosas que uno ha pensado y ha dudado siempre, claro yo mismo…

VICENTE.— Cuando Dios no puede ser interpretado hay que utilizar la teología, un sistema de doctrinas para tratar de definir algo indefinible. Cuando tratamos de resolver el problema de la intuición y tenemos que valernos desgraciadamente del intelecto, la intuición tampoco puede ser descrita, como el intelecto no puede describir un color ni puede describir el sentimiento de la música. Es decir, que el intelecto es un instrumento cuya calidad dependerá de la eficacia del pensador, esto es un pensador cualificado, y para mí éste es el que está en contacto con la intuición y la intuición, si ustedes me lo permiten, es un contacto del plano búdico más allá del razonamiento, más allá de la estructura de las palabras y de las ideas y que, por lo tanto, está dentro de una zona dentro de la cual forzosamente el ser no puede interpretar y solamente debe limitarse –y ahí está la gracia del problema– a vivir.

Ahora bien, nosotros, ustedes y yo naturalmente, vamos a tratar de interpretar algo a través de un instrumento inadecuado, porque el intelecto tampoco ha estado tan sutilmente organizado como para poder expresar siquiera en una pequeña medida lo que es la intuición. Pero hay algo muy importante, y es que si la persona vive íntegramente en el mundo de la intuición, cuando es realmente un intuitivo de la raza, el intelecto será su instrumento tal como el artesano precisa de un instrumento, pero el mundo actual da una importancia preponderante al intelecto, al instrumento, al medio en detrimento del fin. Es decir, que si el intelecto es una estructura dentro de la cual ascendiendo por gradaciones podemos utilizarlo hasta llegar a “un punto de nadencia” –si me permiten esta expresión– no hay necesidad de expresar esta nadencia porque la nadencia implicará un contacto en este caso o bien con el mundo abstracto de la mente, sin formas, arrúpico por completo, o bien que ha captado algunas oleadas de vida provenientes del plano búdico o del plano intuitivo, del plano del amor universal. Entonces, si hay una vivencia no hay que preocuparse, lo malo y preocupante es cuando sin haber tenido una vivencia utilizamos el intelecto tratando de perseguir fantasmas y tratando de expresar algo que desconocemos por completo, con lo cual adquirimos una gran responsabilidad.

Pero es interesante que la persona intelectual llegue a veces a conclusiones intuitivas al igual que el hombre intuitivo llegue también a grandes razonamientos intelectuales, porque allí donde termina la mente y empieza la intuición y allí donde empieza la intuición y termina la mente hay un punto de contacto, en el cual lo intelectual y lo intuitivo se dan la mano, de ahí que se lleguen a conclusiones que son aparentemente paradójicas y a veces de carácter antagónico. Es decir, que a mí no me extraña esto, es un fenómeno tan natural como que para pasar de un color a otro dentro de la progresión de un haz de luz, de cualquier color hasta llegar al color que le sigue, del rojo al anaranjado, hay una serie de gradaciones pero llega un punto, digamos, de alta tensión, dentro del cual no es ni un color ni el otro pero son los dos colores, y ese me parece que es tu caso, y el mío naturalmente, porque estamos tratando de un triángulo que desciende de arriba y que al cruzar se encuentra con un triángulo abajo. Y, fijaos bien, que el triángulo que desciende y el de abajo constituyen el Santo Grial, una copa; significa de hecho que el Santo Grial es un misterio tan psicológico que parece mentira que estén dando el misterio a la copa del Grial y a todas estas cuestiones. Para mí el Santo Grial se halla en el centro del triángulo o del doble triángulo, que hay un centro de equilibrio entre un factor y el otro, lo cual significa que no podemos ir contra el intelecto en favor de la intuición y no podemos ir a favor de la intuición contra el intelecto porque eso sería ilógico ya que forman parte de este Cáliz Supremo de la creación. Se necesitan todos los factores.

A lo que me refiero fundamentalmente es cuando el hombre asciende de las bases instintivas de la raza, de todos los complejos ancestrales, de todas las tradiciones y de todo cuanto existe de in consumado en el seno profundo de la humanidad, trata de afianzar su intelecto en aquellos valores y de extenderse en el tiempo, cuando debería fundamentar su ley en el espacio. Fijaos bien, cuando el tiempo tiene mayor importancia para el hombre es cuando está en la base, en el instinto; en la intuición el tiempo prácticamente ha desaparecido, pero cuando el triángulo de la intuición y el triángulo del intelecto se unen en un punto determinado del espacio se produce un fenómeno de reconciliación entre el espacio y el tiempo. Entonces, a medida que progresa hacia arriba, dentro de esta expresión psicológica, el tiempo tiende a perder su valor cuantitativo y a crecer en intensidad el valor cualitativo del espacio. Es decir, en términos de velocidad: a medida que aumenta la velocidad disminuye la sensación de tiempo, cuando la velocidad ha llegado a un punto máximo de tensión el tiempo prácticamente desaparece y solamente queda espacio. ¿Se dan cuenta de la analogía entre el espacio y la mente intuitiva, y la relación que existe también entre el intelecto y el tiempo?. Pero, si existe el Universo es porque hay un inteligente equilibrio entre el tiempo y el espacio y en el centro del tiempo y del espacio está un sistema solar, un planeta, una galaxia o un ser humano. Solamente se trata de que cada cual sea responsable del uso que hace del tiempo dentro de la inmensidad del espacio, porque a medida de que el espacio va siendo más grande el concepto intelectual o figurativo o conceptual deja de tener importancia, para tener más importancia los valores dinámicos del aspecto superior del Propósito. Entonces, no se niega el intelecto sino que la oleada de vida aprovecha el intelecto o la técnica para profundizar dentro de los mares del espacio cogiendo aquellas partículas del tiempo in consumado que constituye la Humanidad y constituyéndose el individuo en un Salvador, en un Redentor, en un Mesías, en un Avatar, que es lo que han hecho a través del tiempo todos los grandes precursores del Reino de Dios: Cristo, Buda, Confucio y Lao Tse.

Todos los grandes Maestros del pasado fueron personas que dieron testimonio de un espacio sin tiempo, pero dense cuenta de la dificultad para cada época, que tuvieron que hablar de tiempo cuando ellos vivían dentro del espacio o dentro de conceptos que no eran de la Tierra. Lo que mejor describe el proceso es la parábola de Jesús que habla del Reino de Dios con palabras sencillas para los niños, para los hombres y mujeres de buena voluntad. Estamos hoy como en los tiempos de Cristo, sólo que ahora el sistema intelectivo ha tenido tanto valor para las masas y para la gente inteligente también que se ha creado una especie de barrera, de frontera entre el espacio y el tiempo, y unas veces, siguiendo la ley de polaridad se sienten atraídos por la sensación de espacio y otras por la sensación de tiempo, y dense cuenta de que cuando la mente, cuando el corazón del ser humano está tranquilo el tiempo no tiene importancia porque se ha llenado de espacio, cuando estamos impacientes, cuando tenemos algo que nos acucia profundamente la sensación de tiempo es extremadamente larga y poderosa, en cambio el espacio prácticamente no existe. ¿Verdad que comprenden esto?

Ustedes se hayan, quizás, ahora, en este momento, creando en el seno de su mente y de su corazón, donde hay más espacio que tiempo, simplemente por algo muy natural, porque todos ustedes están tratando de sentir estas cosas interiores, de vivir más allá de los problemas llamados humanos. Sin embargo, la liberación de un problema humano de la categoría, de la calidad que sea, siempre viene provocado o estimulado por un sentido de propósito interior, una motivación que no es meramente intelectiva sino que mueve no solamente el intelecto sino todos los aspectos sustanciales del ser, desde las sensaciones físicas hasta las más altas expresiones de tipo espiritual. Lo que ocurre en este ser privilegiado que llamamos investigador esotérico o discípulo es que acoge cada una de las circunstancias o hechos de la vida tal como surgen del espacio y los va gobernado de una manera tan sutil y armoniosa que el tiempo pasa por sí sin dejar huella, lo cual significa que al pasar el tiempo por su mente se convierte en espacio y por lo tanto desaparece la sensación de yo que es la vinculación de nuestro ser con el tiempo. Entonces, podemos hablar con cierto rigor o con cierta justicia del Reino de Dios, y se puede hablar también de los ángeles a los cuales tú te has referido, porque son factores para mí de una naturaleza tan real como nosotros, porque naturalmente cuando se habla de algo que es típicamente abstracto o de naturaleza intuitiva la mente siempre suele caer en la equivocación o bien de adherirse completamente o de categóricamente rechazarlo.

Cuando, si nos atenemos a lo que hemos dicho anteriormente, tendría que cogerse el centro de una duda inteligente, porque la duda es la que transforma el tiempo en espacio, porque está en el centro de los opuestos y solamente en el centro de los opuestos la persona puede distinguir perfectamente lo que realmente debe hacer, no lo que quisiera hacer sino lo que debe hacer, porque lo que distingue al discípulo no es tanto comprender una cosa sino realizarla, si la comprende hasta un cierto límite, dentro de la extensión de este límite trabajará, actuará y realizará, lo cual significa que aún dentro de su concepto del espacio hay una gran y considerable cantidad de tiempo. Pero, a medida que el individuo trabaja, se esfuerza, que lucha, pero sin estridencias, sin espectacularidad, sencillamente, como son todas las cosas en la vida, porque una tormenta es algo sencillo y se puede explicar muy racionalmente, o el misterio del crecimiento de una planta a la cual apenas científicamente se le da importancia, pero que desde el punto de vista subjetivo tiene una importancia trascendente, o el misterio de la lluvia o del aire, nos preguntamos constantemente ¿por qué?, ¿por qué?, ¿por qué?, hasta que dentro del corazón surge una voz que te da una respuesta realmente positiva, dinámica e incluyente para todas las preguntas de nuestra vida. Es mucho más interesante tratar de vivir que de conocer, porque solamente cuando el conocimiento pasa por la mente es cuando se transforma en sabiduría, no basta con conocer, hay que saber, pero se puede pasar del intelecto, del conocimiento a la sabiduría, que es el Reino de Dios, sin pasar por el ejercicio de la mente discriminativa y mente discernitiva, y hay que aceptarlo como una estructura necesaria hasta aquel momento en que deja de ser prácticamente necesaria, pero con una cualidad extraordinaria que posee la mente, que es de contraerse y dilatarse a voluntad por efecto de los estímulos que provienen de motivaciones internas. De ahí la capacidad de un Avatar o de un Instructor del Mundo que poseyendo la mente de Dios, una mente sin espacio ni tiempo, es capaz de contraerla hasta el punto de poder hablar a un niño que no tiene mente intelectual pero también puede hablarle al filósofo, al científico y al investigador, porque posee toda la gama de sonidos de la creación, desde el ángulo oculto posee todas las cualidades despiertas, y no desdeña el intelecto sino que es su aliado eficaz. Es decir, dense cuenta como un acordeón, que a medida que el espacio es más dilatado las mentes son más sutiles, las mentales expresiones son más sutiles, hasta que llega un momento en que se confunde con el propio espacio y entonces el individuo, el investigador, llega a darse cuenta de que hasta aquel momento había separado algo que es igual: el espacio y el tiempo, porque el espacio y el tiempo son la misma cosa, porque es la mente de Dios. Pero llegado a este punto se precisa de mucha experiencia y, si ustedes aceptan la reencarnación, de muchas vidas, de mucha experiencia, de mucha lucha, de mucho sufrimiento, pero debe llegar el momento en que nos demos cuenta de que el sufrimiento también es innecesario, como el arrepentimiento es innecesario, porque de qué sirve el arrepentimiento si no podemos ya arreglar nada. Pero, ¿qué pasa con esto, psicológicamente? Si hay una eficaz intravisualización y hay arrepentimiento hay algo que se produce internamente, pero aparte del intelecto que está reflexionando sobre el bien que se ha hecho o sobre el bien que se ha dejado de hacer, queda un estado de tensión creadora dentro de la cual se produce un fenómeno descrito como iniciación, porque la iniciación –sea cual sea la aceptación que pueda tener para los investigadores– siempre es un estado superior de conciencia. Es decir, que si hoy tenemos un conocimiento superior podemos decir que hemos sido iniciados dentro de un conocimiento superior, y que si tenemos la ventaja de vivir internamente una experiencia trascendente podemos decir con justicia que hemos sido iniciados dentro de una experiencia trascendente, no tiene más valor esta palabra que explicar el significado de algo superior, de algo que no conocemos prácticamente o que no podemos todavía vivir. Entonces, la vivencia y la experiencia del conocimiento y todo es una gran masa de materia constructiva y creadora que hay que utilizar hasta el fin, hasta que el individuo se convierta en parte del propio Dios conscientemente, y no hasta aquí como un ser separado, como una entidad aislada en el centro de un gran conflicto mundial.

¿No tienes nada que decir tú?, estás sonriendo mucho eh…

Interlocutor.— Demasiadas cosas, cuando hay demasiadas cosas para decir resulta que no hay ninguna. Es que el mundo es tan complejo, tan tremendamente complejo que cuando intentamos analizar el problema se centra en todo…, tantas cosas hay que arreglar, que interpretar.

VICENTE.— Bueno, empecemos aquí y ahora. Lo malo es que empezamos mañana y después, prolongamos la cosa en el tiempo.

Interlocutor.— Habida cuenta de que tenemos mucho camino que recorrer, muchas vidas que vivir para llegar donde queremos, a la unión, al Absoluto, a mí me gustaría encontrar una paz porque verdaderamente me da mucha pereza estar por aquí, arriba y abajo, durante muchos miles de años, si de una iniciación a otra ha de pasar tiempo, ese atajo me interesa; no quiero ser egoísta y decir que quiero ir muy deprisa, pero me gustaría matar dos pájaros de un tiro, ir deprisa y sirviendo. ¿Hay algún método más corto? ¿Hay algún camino más corto aprovechando las influencias que nos vienen ahora? ¿Hay un camino para dar los pasos más largos y ser más útiles?

VICENTE.— Bueno, existe una forma de afrontar la vida directamente. Como decía antes, siempre abordamos la vida por los flancos, nunca afrontamos directamente un problema, solemos adaptar nuestra mente a los conceptos antiguos, basándonos en la tradición, en la religión, en las creencias, en nuestros propios puntos de vista, entonces creamos una barrera entre aquello nuevo y nosotros que provenimos del pasado. Claro, tú me preguntas por una técnica… Yo diría que la única técnica es vivir intensamente. Me preguntas: ¿qué quiero decir con vivir intensamente? Es algo que todos podemos hacer, es vivir muy atentamente pues, no desperdiciar un solo minuto y dejar que la acción se vaya produciendo dentro de nosotros sin que la mente intervenga demasiado, porque la mente suele ser como la imaginación, la loca de la casa, siempre está tratando de resolver problemas que están en sí resueltos, que se resuelven por el propio proceso de vivir, pero el problema que existe individualmente –y este es un problema del cual todos tenemos algo que ver y participar– es que el problema lo enfrentamos siempre desde un punto de vista muy diferente a como se presenta en la realidad psicológica. Si el problema es una enfermedad, acudimos forzosamente a los métodos terapéuticos del presente, lo que conocemos ¿verdad? Pero, hay poca gente que se preocupe por ver las causas de las enfermedades –esto es un pequeño botón de muestra– porque no existe enfermedad alguna, salvo las derivadas de virus y bacterias provenientes de las razas ancestrales, dentro de las cuales se produce un fenómeno muy particular que la ciencia médica no puede resolver, el caso del cáncer por ejemplo. Es un problema que no se enfrenta directamente sino de flanco, y se están produciendo grandes trabajos e investigaciones por parte de minorías selectivas pero aisladas. No sé hasta qué punto los gobiernos del mundo están interesados en descubrir la enormidad de este problema que tantas vidas se está llevando cada día en el planeta, y no buscar ya más donde no existe aparente solución y tratar de ser humildes y volver a las prácticas antiguas que realizaban los taumaturgos. Un taumaturgo, ustedes lo saben, es aquella persona cualificada para curar por radiación magnética, y se sabe muy poco de los taumaturgos, Cristo era un taumaturgo, Apolonio de Tiana también, y muchos sabios del pasado, Pitágoras y Platón eran taumaturgos, pero, ¿por qué lo eran?, porque habían logrado introducir en su campo magnético las energías de aquel reino que llamamos el plano búdico, y al penetrar en sus vehículos quedaban de una manera tan cristalina, tan pura, tan inmaculada que al proyectarse sobre el aura etérica producían una expansión de magnetismo superior y se producía una curación espontánea por donde pasaban. La curación sería espontánea para todo el mundo si existiese el número suficiente de personas radioactivas –empleando un término muy descriptivo de la ciencia actual– para poder proyectar a distancia y por donde fueren esta energía magnética de curación. Es decir, ya atacaremos después el problema directo, pero es que vamos buscando muchas cosas que suceden en el mundo pero a las cuales no se da soluciones prácticamente. Se está tratando de una manera muy superficial, muy académica, muy intelectual, pero la ciencia no ha puesto corazón en estas cosas, y si vemos los médicos, cuán pocos tienen vocación de médico, porque no tienen compasión, la compasión es la base psicológica donde opera el taumaturgo. Un taumaturgo opera sobre la compasión universal, la Ley de Dios y el Plan universal del Amor universal, entonces, esta parte potencial de energía dinámica produce la curación de enfermedades o produce una tensión ambiental tal que obliga a los investigadores a encauzar sus energías por los campos adecuados para hallar soluciones sólidas, de tipo físico, para poder abarcar de una vez para siempre el problema de la enfermedad, el cáncer o cualquier enfermedad de tipo prácticamente incurable en nuestros días. Pero, cuando el problema es psicológico, lo cual significa que no solamente se da la enfermedad sino la preocupación por la enfermedad o la preocupación por la sensibilidad que surge de la propia enfermedad, entonces habrá que buscar el remedio directo por el espíritu y la persona deberá polarizarse a niveles superiores para poder comprender el alcance de su acción y la manera de remediar sus necesidades, y ahí es donde surge aquel estado de conciencia que yo denomino de expectación profunda ante el devenir de los hechos y circunstancias que crean el problema.

Bueno, hablamos de la enfermedad pero puede ser aplicado a cualquier tipo de problema, y todos nosotros tenemos problemas. Por lo tanto, lo que dice el amigo va para todos, porque todos tenemos problemas en uno u otro nivel, pero me pregunto también si realmente enfrentamos el problema frontalmente, es decir, sin miedo, o bien el miedo nos inhabilita al extremo de que incapaces de esta decisión de base busquemos el remedio ancestral o lo que nos ha gestado la tradición a través del tiempo. Y para hallar el remedio adecuado existe una atención que no es lucha, que no es resistencia sino que es una observación serena de todo cuanto va surgiendo, porque bien mirado ahora estáis observando atentamente, estáis atentamente enfocados hacia una dirección definida y la calidad de vuestra intención hace que sintáis que la mente va desapareciendo y que por efecto de que la mente va desapareciendo el problema prácticamente ya no existe.

Hay que observar este fenómeno, cuando estáis muy atentos la mente conceptual que no produce arreglo alguno deja de existir, es decir, dicho más lacónica y concretamente, deja de rehuir, deja de resistir, el problema pasa sin dejar huella porque no se hace resistencia, como ofrece resistencia la bencina al paso del fuego. Un problema con lucha intensifica el problema, como la esencia intensifica al fuego una vez declarado, pero, ¿qué pasará cuando la mente no participe activamente del problema sino que lo observe simplemente? Considerará el problema como algo que no es de su incumbencia pero al propio tiempo observándolo atentamente, pues se producirá una revolución interior, se producirán situaciones desconocidas y entraremos dentro de unos dominios dentro de los cuales toda curación será posible. Y esto no aquí y ahora sino en cualquier momento del tiempo y del espacio, solo hace falta que seamos conscientes de este punto. Cuando estamos muy atentos la mente que nos hace sufrir, la mente separativa, esta gran separativa de todas las cosas existentes, deja de actuar. No me refiero al intelecto, a la capacidad de conocer y de discernir, me refiero a algo sutil que subyace en la estructura del conocimiento y del intelecto, que reacciona porque en su base se aferra a su instinto de conservación, lo cual si lo analizamos es miedo, el sentido de conservación es miedo, el hombre que ve un problema y no lo afronta es miedo, pero si la persona deja de tener miedo y se arma de valor y observa los acontecimientos con entera impersonalidad, lo cual significa que lo hará con una sostenida y profundísima atención, se dará cuenta de que el problema no existe, y es porque el tiempo que prácticamente causa todos los problemas ha dejado de actuar, existe solamente un gran espacio que se va agrandando hasta adquirir el contexto de lo infinito, y entonces dentro de este infinito existe una participación activa dentro de los planes del propio Dios. Somos ya algo más que seres humanos, participamos activamente dentro de un gran propósito divino y somos conscientemente los que realizamos el Plan de Dios aquí en la Tierra.

InterlocutorA.— ¿Cómo participamos: a nivel grupal de Humanidad o individual?

VICENTE.— Es que la Humanidad es un compuesto de individuos. No podemos coger a la Humanidad, purificarla y decir ahora tenemos a un individuo puro, esto pertenece al gregarismo o a las almas-grupo de la Naturaleza. Cuando hablamos de la persona que enfrenta la realidad suponemos que del gran contexto social de la Humanidad una persona se ha liberado del grupo, y en virtud de que esta persona se ha liberado del tiempo una considerable cantidad de tiempo perteneciendo a la propia Humanidad también se ha liberado, porque un ser humano no está sólo, viene vinculado a la familia, al grupo profesional, al grupo local, con grupos de amigos y luego con el contexto nacional y si seguimos más hacia arriba con el internacional. Entonces, si el individuo –que es el motor de la sociedad, porque la sociedad es un compuesto de individuos– se libera hasta el punto de crear en su mente una gran transformación de tipo creativo, toda la Humanidad se siente estimulada por este trabajo, de ahí que cuando desciende un Instructor del Mundo, un Salvador, un Avatar, una considerable cantidad de elementos humanos se quedan inundados de esta fuerza, de esta energía y comprenden mejor las cosas de la vida, después de que ha desparecido el Avatar ha quedado una impronta en la conciencia de los hombres. Pues bien, cada uno de nosotros puede crear un impacto social, pero ha de partir de una lógica razonable de hechos, de las bases de la acción creadora, y respondiendo muy directamente al amigo, enfrentando los hechos sin resistencia, con toda la atención posible, sin rehuirlo, sin buscar sustitutivos que es lo que hacemos, porque cuando un problema individual es muy profundo y muy agudo tememos enfrentarlo y buscamos el amparo de una persona que consideramos superior o bien la estructura religiosa de cualquier tipo que nos ayude a soportar aquel misterio impenetrable que se va adueñando de nuestro ser.

Cuando llegamos a este punto dentro del cual hay una distensión porque hay una gran profundidad de observación se produce una crisis dentro del corazón y de la mente cuyas consecuencias vitales son la liberación, la iniciación, así que no vamos a hablar de técnicas específicas estandarizadas de yoga, de meditación sino que vamos a hablar de una cosa que es constante: el mejor yoga es enfrentar la vida, no una forma de vida, no un cuerpo determinado, no siendo específico sobre algún punto sino siendo universales en todos los puntos. Cuando se llega a este estadio entramos prácticamente dentro de la gran carrera o corriente iniciática de la cual ya no podemos retroceder. Es como un minero que tuviese que atravesar un gran túnel tirando todo detrás, llega un momento en que ya no puede retroceder, la misma escoria que ha ido destilando le impide volver al pasado y solamente ve la luz allá a lo lejos y va progresando hacia ella. Ahora bien, a esta luz llamémosla Dios, llamémosle liberación, iniciación, paz, profundidad o plenitud, el nombre no tiene mucha importancia ¿verdad? El hecho sí que tiene importancia porque como sabemos hablamos de Dios por lo que de Dios se nos ha dicho, pero prácticamente el término ha dejado de ser creativo, se ha convertido en una simple palabra hueca y sin sentido, porque nadie obra como Dios hubiese obrado o como Dios obra a través de la Naturaleza. Y como hay un conflicto tan grande entre el hombre y Dios forzosamente hay dolor, es el mismo dolor que se produce cuando enfrentamos un problema de soslayo o bien de flanco, porque el miedo nos ha incapacitado hasta el punto de no poder ver el problema de acción constante, enfrentándolo con toda sencillez, humildad y naturalidad, y entonces sabremos lo que es la paz, sabremos de algo que desconocemos, de algo que quizás no podemos explicar ni interpretar adecuadamente, pero que constituye la base de la acción del futuro para todo ser humano, para que sea un perfecto exponente de la vida de Dios aquí en la Tierra.

Se trata simplemente de esto, sin pasar nada más ni nada menos que por nuestra mente y corazón, intérpretes de esta voluntad.

LEONOR.— Hemos de recordar que la nota clave de esta Era es buscar la armonía dentro del conflicto, y esto también es una técnica, a nuestro alrededor, en la casa, en el trabajo, en todas partes seguramente tendremos ocasión de buscar la armonía dentro del conflicto, y esto es la técnica que cada uno debe de encontrar dentro de sí mismo para poder encontrar esta armonía dentro del conflicto, conflictos que no faltan.

InterlocutorA.— A eso es a lo que te refieres Vicente cuando dices que tienes que estar en atención permanente [Sí] o sea, esa es la acción de la atención [Sí], porque yo entiendo bien la idea pero no se luego como pasarla a la práctica.

VICENTE.— Bueno, tú no te preocupes ¿estabas atenta ahora, verdad?

InterlocutorA.— Sí, [Pues ya está], pero ahora mismo es fácil, pero quiero decir en la actuación diaria, en lo que está haciendo cada día.

VICENTE.— Es que lo haces, cuando tu está educando a tu nene, cuando estás dándole la comida estás atenta.

InterlocutorA.— A eso te refieres, a estar haciendo bien cada una de las cosas que tienes que hacer.

VICENTE.— Cuando tú haces la comida está atenta, lo que pasa es que cuando haces una cosa estás en mil cosas a la vez… Fijaos bien, esto es muy sutil, y hay que ser muy específico sobre este punto, en una conversación que dure una hora –o menos dependiendo de la atención de los observadores– ¿cuántas veces la mente ha estado atenta? Hay muchas maneras de soslayar la atención; primero, lo que este señor me dice ya lo sé, no hay que escuchar demasiado, es una conclusión a la que se llega bien intelectualmente; bien, lo que este señor me dice no está de acuerdo con lo que yo pienso, lo que este señor dice quizá no sea adecuado a mi modo de ser y para los demás, o pensemos que quizá mañana tenemos algo que hacer y estamos pensando en lo que haremos mañana y por lo tanto no hay atención. Pues bien, cuando una persona está muy atenta la mente prácticamente ha desaparecido, pero ¿qué es lo que subsiste de importante en la atención?

El propósito de base, la motivación suprema, porque después de un rato de atención profunda el ser se siente más libre y más desapegado. Hay soledad, lo cual significa que hay un misterio que se está resolviendo, no hay miedo porque en la atención el problema y el hombre se han reducido a términos no de tiempo sino de espacio; en tanto que enfrentando un problema sin atención, el que sea, no un problema trascendente sino un problema cotidiano, lo enfrentamos atentamente se resolverá porque no ofrecemos resistencia, pero cuando estamos con un problema enfrente y estamos con la mente en otra dirección no hay solución, no puede haber solución para aquello, lo haremos mecánicamente y lo que hay que hacer es dejar de ser mecánicos en la acción, porque siendo mecánicos en la acción caemos en el vicio de las razas instintivas del pasado, que no fueron vicios para ellos pero sí lo son para nosotros, para ellos fueron un motivo esencial de la evolución. Es decir, que si todo cuanto hacemos lo hacemos con amor, y para mi amor es atención, porque no hay resistencia, y en el amor no hay resistencia, entonces hay una paz perpetua en nuestra vida. ¿Es posible esto?, ¿es posible que esté atento las 24 horas o las que esté levantado? Yo digo que es posible estar atento, que es posible organizar la vida en términos superiores de conciencia, en términos de comprensión continuada, en términos simplemente de vivencia.

Desde el momento en que vivimos intensamente un problema, el problema se disuelve, pero como no vivimos intensamente el problema, ningún problema que exista en nuestra vida sino que lo miramos de lado para que no nos afecte mucho, que es la manera más efectiva para que nos afecte más el problema, entonces nos damos cuenta de que existe una música suave en el interior, una música que se va expresando en forma de silencio cada vez más profundo, hasta que ese silencio más profundo nos hace llegar a las alturas superiores de la iniciación, lo cual quiere decir que tampoco será necesario el conocimiento para llegar a la intuición sino que bastará el propósito de base de hacer las cosas perfectamente, como es la ley, y dejar entonces que la ley te mueva pero sabiendo hacia donde te mueves, porque no es tanto la impresión humana oteando el gran universo Divino o buceando en las profundidades del misterio de Dios, el último peligro o el último miedo porque el hombre piensa que va a quedar aniquilado dentro de esta gran potencia inductiva de la Divinidad, como la potencia inductiva de la Divinidad y su alta trascendencia con toda su gloria y magnitud penetre en nuestra conciencia y la libere y entonces participamos de la conciencia de Dios omnipresente y de la conciencia del hombre dentro de su inmanencia, tiempo y espacio están unidos, reconciliados, no hay lucha, no hay problema, hay una paz en el ánimo. Si podemos resolver el pequeño problema cotidiano, con o sin meditaciones, habida cuenta que la meditación es esta fuerza potente de la mente observando los acontecimientos con mucha atención y con mucha expectación, con mucha intención espiritual en cada uno de los átomos de nuestro ser, veremos cómo la vida llega un momento en que carece de problemas, volviendo al principio que el tiempo se va haciendo cada vez tan pequeño, tan pequeño que solamente queda plenitud en nuestra mente, todo es espacio, pero el espacio de la mente queda dinamizado por algo superior, que es el Propósito de la propia Divinidad, por el fuego místico del Propósito o por la Paz de los altos lugares.

Y esto podemos hacerlo ahora, aquí, y no esperar a mañana o después, o a la próxima vida, porque es lo que hacemos siempre, hay tiempo…, hay tiempo… claro el tiempo existirá mientras hagamos conciencia de él, y el tiempo es necesario hasta que deja de serlo, como el juguete para el niño que cuando crece deja los juguetes y busca cosas más de acuerdo con su edad. Pues así es el tiempo para nosotros, adultos, personas inteligentes y de buena voluntad, hay que dejar ciertos juguetes de la mente, y tal como decía Pablo de Tarso hay que dejar la leche para los niños y la carne para los hombres, y creo que todavía es muy difícil digerir la carne en el sentido simbólico del término, pero es la ley de nuestra época, y hoy se da una gran importancia al propósito y no tanto a la emoción, porque la emoción siempre ha sido el gran problema del hombre, el problema humano siempre es astral nunca es mental, y para comprender de raíz el problema hay que estar muy atento, porque entonces surge a flor de mente no solamente que no hay una reacción contra los hechos, no hay resistencia, sino que al propio tiempo existe un destilar de acontecimientos interiores que se van revelando, surge a flor de conciencia todo aquello que debe ser resuelto por vía interior, hacemos el trabajo científico de la confesión, nos estamos confesando de todo cuanto hicimos mal o que pudiendo hacer bien lo hicimos mal. Es decir, que estamos llegando a un punto dentro del cual no hay crisis pero existe una tensión extraordinaria que mueve nuestra mente y corazón a un impulso superior y trascendente.

Interlocutor.— No entiendo mucho, pero hay una cosa que me pica mucho, que es cuando no soy responsable, cuando no cumplo bien mi obligación de cada momento, esto me desarma, en cambio cuando cumplo conscientemente con cada acto me queda una tranquilidad enorme, y sé que esto me exige pero me da después una gran tranquilidad. Esto no sé si responde a lo que Dios o este Ser que llamamos me pide a mí, y si esto también es útil no solamente para mí sino para el bien del mundo.

VICENTE.— Si la persona realiza algo perfectamente este acto perfecto por ser creador no deja huellas en la mente, no hay sensación de arrepentimiento. Esto lo sabemos todos ¿verdad? Si cumplimos algo inadecuadamente o de una manera muy solapada quizá, muy profundamente egoísta, lo realizamos imperfectamente, existe una acción de desaprobación interna, técnicamente definida como la voz de la conciencia, pero entre el acto perfecto y el acto imperfecto existe siempre una frontera. ¿Qué ocurrirá cuando nos situemos en el centro del bien y del mal? De lo que hacemos bien, y todos hacemos cosas buenas y cosas malas, cuando nos situamos en el centro de la cuestión y tratamos de hacer lo mejor posible desde el centro, porque lo más difícil es mantenerse en el centro del equilibrio. Es muy fácil hacer el bien o bien hacer el mal, porque esto pertenece al libre albedrío. El libre albedrío que poseemos nos indica: “haz esto o haz lo otro”, pero si situamos la conciencia –dejamos la mente aparte– en el centro de esta oposición entre el bien y el mal, y esto sucede cuando estamos atentos, entonces se produce un milagro... (Fin de la grabación)

 

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Conferencia Vicente Beltrán Anglada
MALLORCA
19 ABRIL 1981

Digitalizada por el Grupo de Transcripción de Conferencias
(con el título: "El Conocimiento Intelectual")
13 FEBRERO 2010

Editada por el Centro de Estudios VBA (en curso)
29 de junio; 5 julio 2010

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