Conferencia
Vicente Beltrán Anglada

[edición en curso]

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La verdad ha de presentarse de tal manera, que convenza sin atar y que atraiga aun sin convencer. Esto sólo puede realizarlo el lenguaje del corazón.

[VBA: Introducción al Agni Yoga, p. 49]

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Conversaciones esotéricas

SNE

El aspirante espiritual frente al caos social

Barcelona, 8 de enero de 1983

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Barcelona, 8 Enero 1983. – Conversaciones Esotéricas: El Aspirante Espiritual frente al Caos Social. El Reto del Aspirante Espiritual: Enfrentar los Ambientes de Caos y Falsedad. El Karma personal y el Universal. Sobre la Comprensión del Pasado. La Revolución de la Conciencia. La participación activa en los Misterios del Reino. La solución de los problemas en el Plano Superior. Los Devas, vehículos del Sonido. El Sonido y sus repercusiones Mágicas. La Música Moderna, diferencia entre ritmo y melodía. Telepatía y Sonido. Enfermedad y Sonido.

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Vicente.– El problema que se le presenta al individuo inteligente, con un gran propósito interno, es cómo y de qué manera va a desenvolver sus actividades frente al caos social que nos envuelve. Aparentemente la solución es clara y determinante, todo el mundo tiene su propia solución, porque todo el mundo tiene su propio libre albedrío. Es decir, que el problema no está en la decisión ni tampoco en las oportunidades que la vida va ofreciendo, sino en ver la manera (en) cómo dentro del caos social el individuo, el hombre inteligente, repito, puede salir triunfante, puede recuperar su libertad, puede ejercer libremente su voluntad individual y puede independizarse de una u otra manera del ambiente circundante. Creo que todos estamos de acuerdo en esta cuestión.

Tenemos inteligencia para discernir, hasta cierto punto, que el mundo que nos envuelve es casi totalmente falso en lo que respecta a las posibilidades de acción psicológica de la humanidad. Al propio tiempo que tenemos ese discernimiento tenemos la convicción de que hay algo dentro de nosotros que está ansiando surgir, liberarse, independizarse del medio ambiente, y crear unas situaciones totalmente nuevas, pues bien, es el reto del hombre inteligente, y al decir el hombre me refiero al ser humano, no hay distinción en este punto.

El ser humano frente al caos social tiene claramente una meta, cómo efectuar dentro del caos social una acción distinta de la que hasta hoy ha sido la predominante, la que ha creado la confusión, la que ha creado el caos, la que ha creado las situaciones ambientales, y el enfrentar esa situación para mi es realmente lo que precisa el hombre inteligente, porque de no hacerlo así, el caos continuará aumentando de volumen, proporción y magnitud, y llegará el momento en que será tan tupido el velo que envolverá a la humanidad que el hombre será incapaz de pensar y sentir por su propia cuenta. Estamos hablando de robots y estamos creando robots tan inteligentes como el hombre, y me pregunto si el hombre, el ser humano –siempre hago esta distinción– no se ha convertido de una u otra manera en un robot, no será un robot mecánico, será un robot psicológico de las circunstancias del ambiente circundante. Una persona que al pensar no sabe a ciencia cierta si el que piensa es él o es el ambiente que lo obliga a pensar, habida cuenta que hay una sintonía ambiental psicológicamente establecida entre ciertas áreas de conocimiento y la propia mente del individuo, y en virtud de este aspecto analógico que le sitúa en un plan de recepción de lo bueno y de lo malo que hay en el ambiente se convierte así, de esta manera, en un médium del ambiente, en un robot mecánico, hasta cierto punto, que establece ciertas normas rígidas de conducta, basándose en lo que lleva el robot en sí, que es todo cuanto nos rodea, cuanto ha sido creado a través del tiempo, cuanto hicieron nuestros padres, nuestros antepasados, todo cuanto estaba en el código genético individual, todo cuanto está dentro de la conciencia colectiva de la raza.

Pues bien, quisiéramos, de una vez para siempre, enfrentar el tema, el tema del medio ambiente, el tema de la adaptación social, el tema de la singularidad, de la originalidad, el tema de la dependencia del miedo y de las circunstancias. Me pregunto si ésta es una tendencia irrefrenable de la humanidad que se acusa muy fundamentalmente en los seres inteligentes, apelando siempre a la inteligencia del ser humano, y a la voluntad de acción, al propósito y a la fuerza que está ya en sí inmanente, volver a empezar de nuevo, surgir de las propias cenizas como el ave fénix, empezar de cero, dejando todo detrás y enfrentando la situación ambiental. Sobre esto podemos discutir y como siempre hago una pequeña introducción para darles a ustedes la oportunidad de hacer algún interrogante. Supongo que no habrá miedo de preguntar.

Interlocutora. ¿Nos podrías hablar de la repercusiones kármicas que tienen los aspirantes y...?

Vicente.– Bueno, el karma yo diría que es la cristalización de ciertas actitudes del pasado, es la estratificación de cosas que se produjeron ayer y que hoy no acabamos de solucionar, y entonces decimos “es el karma” y nos quedamos tan frescos. Para mí el karma se está creando constantemente, ahora, aquí, estamos creando karma, saldremos de aquí y crearemos karma, ayer creamos karma y posiblemente mañana crearemos karma. Entonces, el karma está dentro de la propia estructura de la personalidad psicológica, constituye su fuerza, su medio, su actividad. Lo que se intenta es salir del karma, porque el karma, como dije, es la mujer de Lot, si al volver mira hacia atrás se petrifica, y la tendencia del ser humano es ir siempre mirando hacia atrás no hacia adelante. Pues bien, el problema está en si podemos solucionar en el presente todo cuanto constituye los efectos kármicos, y para aquellos que no tengan una noción del karma les diré que es la ley de la causa y el efecto. No hay efecto sin que tenga una causa determinante, esta causa a su vez fue efecto de una causa superior y así concatenando causas y efectos llegaríamos a la propia Divinidad, y entonces se presenta el interrogante si es que Dios también tiene karma, y yo diría que sí, tiene el karma universal, existe el karma de los Dioses, no será el karma como el de los seres humanos, naturalmente, porque hay una magnitud de conciencia, una expresión multidimensional que desconocemos, pero, el hecho evidente es este, que está también siguiendo una concatenación de causas y efectos, y el Universo que contemplamos y del cual formamos parte no es más que una porción del karma del Logos Solar, o del Dios del Universo.

Así que el karma existe por doquiera que miremos, pero no se trata de esto, el hombre tiene que sumergir su pequeño problema en el problema universal, su karma no le pertenece al esotérico, pues tiene conciencia de una alerta que está más allá del tiempo y del espacio, por lo tanto, la interrogante siempre será: ¿cuál es mi posición frente al karma de Dios?, y entonces sumergirme en él, porque la imposibilidad de comprender el karma cósmico, el karma de la Divinidad, el pequeño karma personal tiene una importancia muy principal, muy importante, y trascendente, pero, cuando aprendemos la ley esotérica que dice: “aprende a sumergir tus pequeños problemas personales en el problema mayor del conjunto”, significa también que debemos arrojar al fuego de la prueba todo cuanto constituye nuestra pequeña personalidad, la que crea el karma, la que crea la autosatisfacción, la que crea la esperanza en el mañana y el terror al presente, todo esto está dentro del contexto kármico de lo que somos en el presente; entonces, más que hablar de karma en el sentido tradicional, ¿por qué no hablamos de cómo surgir triunfantes de la gran prueba de la vida sin caer en la negatividad, en el pesimismo, sin creer que existe un destino inexorable? Hay que surgir de nuevo, como digo, como el ave fénix de sus propias cenizas, y esto quizás puede parecer filosófico y metafísico, pero es que realmente si no surgimos cada día nuevos, no comprenderemos el misterio de la vida que está delante de nosotros, el eterno secreto de la conquista de todo cuanto nos rodea, de lo cual la conquista del espacio es el primer paso, y no me refiero a la conquista del espacio por los astronautas de no importa qué país, sino a la conquista del espacio de la mente, la conquista del espacio del deseo, la conquista del espacio de la propia vida individual, a este espacio me refiero, y también decir que hay que aprender a sumergir nuestro pequeño espacio dentro del espacio de Dios inconmensurable, más allá de nuestra imaginación y de nuestra inteligencia. Por lo tanto, siempre existe esta permanente pregunta: ¿qué voy a hacer? Y, naturalmente, cuando estamos empeñados en hacer algo estamos ya buscando los libros, los que nos han enseñado la tradición, nos ha legado la historia, y empezar aquí a buscar en los archivos del pasado qué es lo que vamos a hacer para enfrentar los problemas del presente y caemos otra vez en la cristalización. Un libro sagrado, por sagrado que sea, es tradicional, es un pasado, y como la gente suele siempre regocijarse con las cosas del pasado, un libro sagrado constituye una especie de participación activa de ciertas personas que se creen con derecho a interpretar los textos sagrados y a hacer un auto de fe, o una virtud teológica, o un dogma de cualquier escrito de un libro sagrado, de ahí la inconmensurable voluntad del hombre de surgir de esto, de que sea el espíritu y no la letra la que condicione su acción.

Todos solemos en un momento de nuestra vida participar de algo del pasado, y el pasado tiene cosas muy buenas, por ejemplo, cuando se habla del pasado y se habla de la Era de Piscis y se dice, “es que hay que romper con la Era de Piscis, con todo cuanto Piscis representa en sí”, pues no hay que ser tan radical en ese extremo, sabemos que tiene la Era de Piscis cosas extraordinarias de las cuales podemos comprender mucho y quizás el jugo de muchas cosas del pasado todavía no han sido interpretadas por el hombre del presente. Por ejemplo, ¿qué pertenece al pasado inmediato de la Era de Piscis?, el mensaje de Cristo, por ejemplo, la ley de Renacimiento… por el principio activo dentro de la vida de la Naturaleza, el maquinismo industrial, los movimientos sociológicos de los últimos tiempos, y esto es importante, ¿verdad ? Luego no hay que romper con las Eras, hay que comprenderla las Eras, pero, ¿cómo se comprende una Era?, ¿cómo se comprende al ser humano? Contemplándole tal como se es en el presente, porque el presente es el resultado del pasado y, por lo tanto, como somos el resultado del pasado solamente contemplando el presente sabemos lo que fuimos en el pasado y no hay que volver al pasado, sino que ver de salir del presente, tratar de comprender el presente, de adaptarnos, no de transigir ¡cuidado!, digo adaptarse. El agua, bien mirado, se adapta a una vasija, pero no transige jamás con la vasija, cuando sale de la vasija vuelve a ser agua, el hombre cuando estructura y se pone dentro de una estructura ya deja de ser hombre, ya no es el hombre es la estructura, me refiero a esto precisamente, y queda en un estado de conciencia en el cual no existe más que una vitalidad fuerte dentro de una estructura, constantemente tratando de quebrantar las paredes y surgir triunfantes, es decir, lo infranqueable de la conciencia, de la limitación de la conciencia, de la limitación de los sentidos, de la limitación del propio entendimiento, de la limitación de la acción condicionada, de la limitación de todo contexto ambiental. Es difícil, ¿verdad? Pero, hay que hacerlo, es la ley, si ustedes me dicen que es el karma, bien, es el karma, que me dicen ustedes que es la voluntad de Dios, sí señores es la voluntad de Dios, lo que no podemos hacer es esto, esperar a que nos vengan los ángeles del Cielo a traernos la dádiva de lo eterno. Lo eterno debe ser conquistado aquí en el tiempo. El esfuerzo de la acción es lo que trae el entendimiento, y cuando hablamos de las zonas superiores de la mente podemos decir también que se ha llegado allí por un esfuerzo pertinaz, porque nada se regala a cambio de nada. La acción siempre exige una acción, el karma no es más que el resultado de una acción, por lo tanto, si variamos la acción en el presente variará el karma en el futuro, y en el futuro que empieza en el presente quizás seamos libres.

Interlocutora. ¿O sea, el karma es canjeable?

Vicente.– ¿Cómo? ¿Cómo un billete de lotería?

Interlocutora. – No, ya me entiende lo que quiero decir, no sé explicarme bien, pero, o sea, si tú tienes un karma y luchas contra ese karma, o sea, usted viene a decir que obramos un poco como robot porque no pensamos, no somos conscientes de lo que somos en el momento, entonces, si no somos conscientes de lo que somos en el momento, si tu por ejemplo te estudias a ti mismo, sabes todos los defectos y el karma que tienes, entonces, tu puedes luchar con eso haciendo otros bienes a la gente, dándole amor. Amor, dar amor por dar amor, ¿no?, entonces, a eso me refiero, si puede ser canjeable el karma [Si puede ayudarlo] sí, ayudarlo, superarlo.

Vicente.– Sí, naturalmente, estamos para esto, para superar el karma, lo que pasa es que me parece que… [O sea, si la lucha no habría…] Sí, la lucha del hombre siempre es con su propio yo, por lo tanto, cuando la persona surge de su propio yo, de una u otra manera, en este sentido, en esta proporción o medida en que sale de sí hay liberación del karma, y cuando se dice, por ejemplo, que el karma es fulminante, es condicionante, es contundente, y que es algo que debemos aceptar forzosamente, podemos decir que aceptamos las circunstancias de la vida en su totalidad y que no reaccionamos contra las circunstancias de la vida, que no luchamos, porque esta palabra lucha engendra siempre discordia, oposición. La persona que lucha siempre exige como respuesta una acción recíproca de lucha.

Interlocutora. Pero, me refería a la lucha espiritual.

Vicente.– No, no, si estoy explicando la cosa en un sentido más general, ya comprendo lo que usted quiere decir, entonces, lo que se precisa es que todo cuanto constituye un ambiente, una condición, porque el ambiente nos condiciona y estamos seguros que estamos condicionados por el ambiente, pero, si nosotros en lugar de luchar contra el ambiente lo observamos atentamente, no luchamos con el ambiente sino tratamos de comprender la motivación del ambiente, esta motivación puede ser de muchos aspectos, puede ser una motivación de tipo intelectual, una motivación sentimental, o una motivación sensorial, ¿por qué no? El ser humano en los límites de su karma abarca el pensamiento, la emoción y el cuerpo, por lo tanto, ¿aceptamos nosotros correctamente lo que el ambiente trata de decirnos?, porque es muy sabio el ambiente, porque el mensaje de cada día y el eterno ahora es un mensaje que el hombre tiene que tratar de descubrir, tiene que desarrollar la conciencia, un misterio permanente, el otro día aquí mismo hablábamos de la iniciación, y decíamos que la iniciación no se trata de un derecho que tiene el hombre a ser libre sino que es un deber, el deber de ser libres, porque si el hombre es feliz hará felices a los que le rodean, de ahí hay la liberación del karma, como te decía, aprende a amar. Pero, claro, el amor ya se ha convertido en algo que es más una idea que una actividad, es un sentimiento que es inexplorado. No conocemos el amor, ¿verdad?, conocemos el deseo y el deseo reemplaza al amor en todas las situaciones y, naturalmente, al amar intensamente entonces hay una oportunidad de salir del yo, y al salir del yo quebrantar las fronteras kármicas, y entonces surgirá como respuesta una actividad nueva que desconocemos, que claro como desconocemos lo que surgirá es lo que nos incapacita. Nos incapacita el miedo a ver lo que hay detrás de todo el contexto ambiental, de descubrir demasiado. No hace todavía un siglo y medio que la gente se encontraba por la calle y se saludaba: “buenos días señor”, “Dios nos libre del pecado de pensar”, (esto) en tiempo de Fernando VII. Por lo tanto, hay mucha gente que piensa así aunque estamos en el siglo veinte, casi en el veintiuno, que la gente se saluda por cortesía, por amor, ¿verdad que no? Somos corteses, tratamos de ser amables con la gente, pero, ¿amar? Amar a la gente no la amamos, porque si la amasemos todo cuanto sucede en el mundo repercutiría dentro del corazón, y eso atenta con una pequeña fracción de la vida, y decimos: “está muy lejano esto” Solamente nos damos cuenta de la posibilidad del amor cuando está en nuestra propia carne y buscamos la compasión de los demás, o buscamos la ayuda y el consuelo de los demás, y me pregunto cuántas veces damos consuelo a los demás.

Interlocutora. Y a poseer más, queremos poseer más.

Vicente.– Yo diría que tratamos de expresar de alguna manera el amor, pero no podemos, no sabemos.

Interlocutora. Yo creo que es que para poder amar, para poder querer a la gente, primero uno tiene que quererse a sí mismo

Vicente.– Bueno, hasta cierto punto. Y cuando hablamos de querer, a qué nos referimos, ¿al cuerpo?

Interlocutora. No, no, a uno mismo, al respeto a uno mismo.

Vicente.– Uno mismo, ¿qué es uno mismo?, ¿sentir respeto? Hay una mente que funciona o que trata de funcionar, hay que tratar que funcione correctamente, funciona hasta cierto punto, existe una emoción y existe un cuerpo, ¿qué debemos querer, el cuerpo, con sus sensaciones, el mundo emocional con todo el contenido de sus emociones, y sus sentimientos, y sus deseos, o la mente con todas sus divagaciones intelectuales y su conocimiento? Hay algo más en eso de quererse a sí mismo, hay un conjunto de cosas que están en el fondo y que jamás deletreamos, jamás sacamos hacia el exterior por el miedo que tenemos de hurgar en lo desconocido. El mundo sería feliz si el mundo se quisiera a sí mismo, pero aquí entendemos el querer, solamente concibo el espíritu que se manifiesta a través de un alma serena, y, ¿cómo podemos amar aquello que desconocemos?, y en cambio los demás los conocemos, tratamos de amar aquello que conocemos. Yo diría que cuando empezamos a amar a los demás entonces surge ya el amor en nosotros, y el amor es el alma, aquello que todos decimos “yo”. Aquel yo permanece, está presente cuando pensamos, cuando sentimos y cuando actuamos, y cuando nos liberamos también, en una etapa superior, cuando digo, “yo pienso”, y que podamos decir, “es mi mente la que piensa”, y que cuando sentimos, digamos, “es mi sentimiento el que siente, mi cuerpo emocional, no “yo” el que , siente”. O el cuerpo físico, cuando comemos decimos, “yo como”, come el cuerpo, no nosotros. Vamos hacia el hombre siempre. Entonces, cuando existe esta participación activa y consciente de los tres elementos podemos hablar un poco del Alma y, por lo tanto, el amor tendrá otro aspecto que el que tenemos ahora. Se dice también que la caridad empieza por sí mismo, yo diría que la caridad viene reemplazada a veces por el sentido innato del hombre que es la preservación, la autopreservación, el instinto de conservación es el que quiere conservar el cuerpo, el instinto de pensar es el que quiere preservar la mente, y el deseo quiere preservarse a sí mismo, y esto no es amor, no es quererse a sí mismo, es caer en la idolatría. Yo no hablo de la idolatría, hablo de un punto en el Universo en el cual existe un amor sereno al cual todos tenemos derecho, y si aceptamos las normas esotéricas es un deber conquistar esta cosa tremenda, en este espacio inexplorado que es nuestra propia vida, y buscar después el camino que conduce más rectamente a este sentido de participación activa en los Misterios del Reino, esotéricamente o místicamente descrito. Por lo tanto, yo vuelvo al principio siempre, que el amor debe ser algo que fluya sin esfuerzo, que no venga contaminado por la mente, que no sea el fruto de una coparticipación, que sea el darse constantemente, lo que hace el árbol o hace la flor, que no pide nada a cambio. El hombre pide siempre el compromiso, ¡ya estamos! El compromiso altera la esencia del amor y, bueno, el problema está si podemos llegar a la esencia sin quedar detenidos en la corriente turbulenta de todo cuanto nos rodea, si podemos penetrar, romper con todo lo establecido dentro de la conciencia, y surgir de nuevo, nacer de nuevo, el nuevo nacimiento. ¿Acaso la iniciación no es un nuevo nacimiento? ¿Acaso no hablaba Pablo de Tarso de la iniciación cuando decía que hay que cuidar y hacer surgir de sí el hombre nuevo? Bueno, pues el hombre nuevo está formándose aquí y ahora, no mañana y después, ni ayer, es el enfrentamiento con la realidad.

Leonor. El conócete a ti mismo, que es el conocer a los demás. Conociéndose a sí mismo no hay duda de conocer todas las facetas que hay en el ser humano, de poderes, de acción sobre los ambientes, de desarrollar todas las cosas que tenemos dentro, conocernos a fondo. Si conociéramos seríamos humildes. [Exacto] O sea, que falta el conocimiento de uno mismo para poder conocer a los demás y continuar haciendo como si no se conociera nada.

Vicente.– Pero, el conocimiento, ¿a qué se refiere?, como decía antes la señorita, el conocimiento del cuerpo, el conocimiento de las emociones, el conocimiento de la mente, ¿a qué nos referimos? Vamos a lo mismo, al conocimiento del yo, pero, ¿cómo podemos comprender el yo si no estamos atentos a las circunstancias ambientales de las personas que nos rodean?, ¿cómo podemos tener amor si no vemos a las personas? Bien mirado, las cosas crean intelectualidad, las personas inspiran amor, no es lo mismo, no podemos considerar ambas cosas con el mismo tipo de mente, es decir, que cuando miramos un espacio lleno de cosas empezamos a pensar, y cuando vemos un cuadro lleno de personas empezamos a amar, pues bien, el conocimiento del Yo surge cuando aquello que estamos viendo es adquirido intelectualmente sin crear una barrera, como conocimiento en sí, no como una lucha contra otras personas que no tienen tantos conocimientos y que, por lo tanto, podemos dominar, y el amor, por su parte, es ver las personas y entregarnos a las personas con las debidas reservas psicológicas, tratar de penetrar en el corazón de los demás, porque si todos somos uno, como esotéricamente se dice, y como están de acuerdo todas las religiones, si una persona penetra en el corazón de otra se encuentra ya a sí mismo, pues bien, conocerse a sí mismo es conocer a los demás, pero conocer a los demás es conocerse a sí mismo, es un interjuego, es recíproca esta actividad. La persona que se siente amada ama, es una efusión, la mente no interviene en el proceso, sigue un impulso, este impulso creador que ha hecho todo cuanto vemos, la creación se trata de crear, se trata de estructurar con materiales nuevos, y también con una toma de conciencia nueva, y de esta manera volver a surgir constantemente del ser o el yo hasta el ser absoluto o el Yo divino.

No sé si la idea es clara. Todos tenemos problemas y, naturalmente, cuando vamos a un tipo determinado de religión, o de idea, en el trasfondo siempre hay aquel deseo de buscar una superación de los propios problemas. Una persona, por ejemplo, que tenga enfermedades se hace vegetariano y el vegetariano se convierte en una religión, esto lo vemos en un dogma, ¿por qué?, porque le ha ido bien y que, por lo tanto, todo el mundo tendrá que ser vegetariano, y esto es una cosa que nos encontramos con estas cosas absurdas, de cristalizaciones dentro de esta idea. Otras personas la cristalización la tienen en ideas definidas, la idea de Dios, digamos, creada a imagen y semejanza del hombre y que, por lo tanto, no es el Dios de la creación, sino que es una representación del hombre a gran escala, y a esto también le llaman religión, y quien dice religión todo el contexto psicológico de todo cuanto nos rodea, de todas las situaciones, de todos los cambios políticos, sociológicos y religiosos a través del tiempo. Luego entonces, el misterio del Yo no se puede encontrar en los libros, tampoco se lo puede encontrar en el coloquio, en la lectura, y a veces ni en la propia meditación, si entendemos por la meditación estar sujetando la mente a un proceso. Entonces, existe una participación total del Yo en cualquier situación y en cualquier momento sin pasar casi por la mente, la intención se hace carne en cada situación, y esto es lo que tiene que traer el resurgir del Yo, y la eliminación de todos los problemas sociales, porque allí donde exista un hombre que haya hallado la verdad y que, por lo tanto, sea libre por efecto de la verdad conquistada, allá habrá un gran peligro para todo cuanto constituya un ambiente lleno de cristalizaciones, lleno de tendencias instintivas y falta de amor. En cambio, si ejercitamos la conciencia integral, no una pequeña fracción de la conciencia, la mente, la emoción, o el cuerpo, sino la totalidad de algo más, que es lo desconocido, que es lo que tratamos de salvar, que es lo que tratamos de conquistar, entonces, la situación variará considerablemente, no seremos los mismos en cada instante, habrá una renovación, y la verdadera renovación es alquímica, es una transmutación, es el magnus opus al cual se dedicaban los antiguos alquimistas buscando la piedra filosofal o el elixir de la larga vida, o de la vida eterna. Se trata de este renovarse a sí mismo que trae como consecuencia la espiritualización de todo cuanto contiene nuestro Yo, la liberación de todas las tendencias, la expresión sublime de algo que está más allá de los sentidos y del entendimiento y que, sin embargo, Es, con mayúscula. La plenitud del Verbo hay que buscar en cada situación, no simplemente un efecto condicionado que ya está regido de antemano, porque cuando se presenta una ocasión ya sabemos lo que tenemos que hacer, ya está predeterminado, preestablecido, prepensado, presentido, ¿verdad? Y, entonces, con aquella cosa presentida, con aquella cosa predeterminada enfrentamos aquello que es nuevo, completamente nuevo, es virgen, si puedo expresar esta idea con toda su plenitud, y claro, se precisa ser muy inteligente, ¿verdad? La inteligencia es el equilibrio que existe entre el amor y la razón, es una síntesis de poderes. No se trata de luchar para conquistar aquello que somos, sino que tratando de dejar de luchar es como se alcanza esta beatitud, esta expectación serena, que es la que debe condicionar toda la vida, no convertirnos en receptáculos inconscientes, subconscientes, como queramos llamarlo, de esto que está aquí envolviéndonos, es la creación de lo que llamamos contexto social, y cada país tiene su propio contexto social, sus propios problemas, sus propias situaciones y también sus propias oportunidades. Entonces, cuando vivimos en un país, cuando hemos nacido en un país, y ahí está nuestro karma, si podemos emplear este término. Es aquí donde está la situación, vivir los problemas constantes, no ser indiferentes. El mayor de los pecados del esoterista es ser indiferente, o pasar indiferente ante cualquier situación, y eso da una calma, da una serenidad, da una paz tremenda, da una plenitud, no es la plenitud de la contemplación mística, es la beatitud que nace del ambiente dinámico que estamos creando cuando enfrentamos serenamente cualquier situación, porque todas las situaciones están enlazadas, no podemos separar del carro de la vida o de la concatenación de hechos, unos hechos de otros, todos están siguiendo el mismo camino, están ligados, y arrollados completamente constituyen la memoria cósmica en nosotros, si me apuran, es el átomo permanente, y nosotros, ¿qué hacemos?, estamos tratando de enrollar más y más y más todo esto, como la bolita de nieve que baja de la montaña y que conforme avanza es mayor el volumen. Esto me parece que sucede con nuestro karma, cuando más avanzamos más karma sobre las espaldas, y es porque estamos hechos de una materia muy frágil, me refiero a la fragilidad de los elementos que constituyen el cuerpo, la mente y la emoción, sin saber que existe dentro el fuego fulminante que puede destruir toda esta estructura, y surgir triunfantes buscando la situación ideal, crearla, hacerla asequible, no constituir un altar sobre esta situación y adorarla. Bien mirado, estamos adorando lo que dicen los libros sagrados, repito, situamos a los líderes religiosos, políticos de cualquier índole sobre un pedestal, y nosotros siempre mirando hacia arriba, y mirando hacia arriba es mirar al futuro, pero, si miramos de frente, aquí y ahora, estamos empezando a vivir, no simplemente a recordar hechos, a vivir aquellos hechos, porque de una manera muy profunda, psicológicamente hablando. Si aquí y ahora vivimos intensamente no hay recuerdos, podemos recordar el hecho pero sin implicación psicológica, no será una atadura de la conciencia, siempre la mente estará libre de esos recuerdos, entonces, ahora verán ustedes el porqué nuestra mente siempre está llena de pensamientos, porque está llena de problemas, y como tenemos problemas en la mente siempre estamos luchando contra el Yo y contra el no-yo tratando de armonizar lo uno con lo otro, y me pregunto también si el Yo y el no-yo no tienen un punto común de síntesis, y empezar a trabajar desde este punto de síntesis para unificar estos extremos y crear una situación de orden trascendente para toda la humanidad.

No hay ningún ser privilegiado, hablando espiritualmente, que trabaje solamente para sí mismo, el sí mismo desaparece de la mente, de la conciencia del esoterista, o del discípulo, o del iniciado, es esta extrema unción hacia los demás la que lleva como consecuencia la liberación del yo, el servicio creador, y la participación activa en los Misterios del Reino.

Interlocutor. Mientras oímos estas charlas lo vemos todo clarísimo, pero, luego cuando nos enfrentamos a la turbulencia de los acontecimientos la cosa ya no está tan clara, somos más esclavos de estas circunstancias y de todo esto. ¿Cómo podemos evocar esta energía del Alma del Yo superior, esta fuerza de voluntad para erigirnos en señores de los tres cuerpos inferiores?

Vicente.– Ante todo saber que existen. Si una persona quiere luchar para este bienestar o trae clarividencia en estas cosas nuevas, o de los Misterios del Reino, tendrá que darse cuenta exactamente de qué medios dispone para afrontar esta realidad, darse cuenta qué es lo que persigue exactamente en la vida, si lo que persigue es una meta rígida, inamovible, o si por lo contrario es algo que está surgiendo constantemente, porque, naturalmente, ustedes dirán: “es que cuando yo tengo un problema me olvido de todo porque el problema exige mi atención”, es esto lo que se propone la divina influencia del Yo superior en nuestra vida, que estemos atentos a situaciones. Un problema, ¿cómo lo solucionaremos?, ¿esquivándolo?, ¿buscándole una forma del pasado, una fórmula religiosa, científica, psicológica, o como sea, para aquella prueba inmediata?, si lo que hoy es una realidad trascendente, inmanente, todo lo que ustedes quieran, mañana quizás no tenga valor, el mismo problema hoy y mañana cambia fundamentalmente, como cambia la circulación de la sangre, como cambia todo el sistema nervioso, ya sea el cerebral o el gran simpático, está constantemente cambiando, y cuando hay un problema nos preguntamos: ¿qué vamos a hacer?, ¿vamos a estar serenamente expectantes contemplando el problema? Ya partimos del hecho, de que el hecho de estar muy atentos a una situación es lo que trae como consecuencia la liberación del problema, sucede algo aquí, estamos atentos al problema inmediato, sea de la clase que sea, pero cuando el problema, por así decirlo, es tan agobiante, tenemos la tendencia de no querer afrontarlo en soledad, sólo, buscamos la coparticipación, buscamos la ayuda, y a veces esta ayuda solamente puede venir por la invocación del ser interno que es el que libera al hombre del karma. Entonces, más que buscar la liberación de una situación particular de orden agobiante, trascendente quizás para nosotros mismos, hay que empezar a vivir ahora y aquí dentro del propio Yo, el Yo de síntesis, el Yo que complementa todo cuanto somos y cuanto hacemos, que es la actividad suma y al propio tiempo es el poder que puede solucionarlo. Los mayores problemas se solucionan, y no es una paradoja sino que es una verdad esotérica, cuando prestamos una atención interna, no externa, cuando el pequeño yo no toma parte, porque él y el problema son la misma cosa y, naturalmente, no podemos apagar un fuego con bencina, ¿verdad?, es algo que escapa de la mente más natural, pues bien, con todos los elementos de la lucha queremos luchar por algo que es un testimonio de la lucha, pues entonces aquí es cuando hay que emplear la serena expectación, porque en la serena expectación, que es una atención concentrada y serena, que no se altera, que no se inmuta, suele venir la solución, por grande que parezca el problema, y dense cuenta que no hay problema por grande que sea que no tenga su solución, no diré una solución particular, digamos, espectacular e inmediata, sino que la base de una solución de un problema es no rehuir el problema, porque en el fondo todos rehuimos el problema, rehuir el problema no es no ser conscientes del problema, sino buscar elementos foráneos para arreglar el problema, habida cuenta que todo cuanto venga de afuera forma parte del problema. Es decir, que si creyésemos que la meditación interna, el contacto con el Yo, es posible, si nos ponemos en contacto a través del problema, cogiendo el problema como centro de atención, llegamos a un triángulo entre nuestro pequeño yo, el problema, y el Yo superior, habrá una motivación eléctrica, si podemos decirlo así, que disolverá el problema. Un problema siempre es la voz de Dios tratando de hacerse sentir en nuestra vida, pero, naturalmente, todo el mundo está habituado a cosas agradables que son las que trata de recordar, que son las que trata de atesorar dentro de sí. Bien, se trate de que cualquier situación debe enfrentarse participando íntegramente en el problema creado, por el yo que se da cuenta del problema, que ha creado el problema, y que, por lo tanto, está interesado en solucionarlo. Y, por otra parte, está aquél ser más allá de nuestra concepción inmediata que puede solucionarlo de raíz, y la solución del problema de raíz no es otra cosa que el Yo superior. Y cuando les hablo a ustedes de la serena expectación, les hablo de la atención hacia el Yo Superior, que solamente se puede manifestar cuando estamos serenos, cuando estamos muy atentos y observantes, cuando de hecho no rehuimos el problema, nos damos cuenta que el problema está creado por nosotros y que, por lo tanto, dentro de esta línea horizontal no lo podemos superar, pero, si ascendemos, si creamos una vertical y creamos un vértice superior y construimos un triángulo, ¿lo han probado alguna vez de hacerlo de esta manera?, se verá como la situación cambia, porque estamos utilizando la misma fuerza que se está utilizando cuando existe el proceso de la iniciación, entonces, ¿qué es lo que tratamos de iniciar?, iniciar siempre significa entrar dentro de un nuevo campo de conciencia y al propio tiempo es liberación de todo cuanto impide ese estado de conciencia, entonces, en el triángulo creado entre el Yo Superior, el yo inferior y el problema, está la solución completa, no una solución de emergencia, no una pequeña píldora para el dolor inmediato sino aquello que puede curar este problema para siempre, y habida cuenta que todos los problemas están concatenados, que constituyen una cadena de hechos, si rompemos alguna de las mallas de esta cadena resultará que todo lo demás se disolverá, lo que pasa es que nunca saldamos un problema de raíz, por completo, sino que lo hacemos siempre a medias tintas, de una manera, digamos, muy personal y al propio tiempo muy superficial. Comprendo también lo difícil que tiene que ser, de estar dentro del remolino de un problema y no verse dentro de este remolino, porque el yo que ha creado el remolino constituye parte del remolino y, por lo tanto, constituye parte del problema, y cuanto más se esfuerzo se pone para resolver el problema siempre el problema queda irresoluto, se mitigará sus asperezas, perderá relieve, pero, fundamentalmente, el problema surgirá nuevamente en otra situación, y aquí de lo que se trata es que quitemos ya absolutamente de raíz todo tipo de problemas, el que se gesta dentro de las estructuras del yo que hemos creado con el tiempo, y busquemos la solución, digamos, en un plano superior, que es donde está la solución. Repito, el problema, sea el que sea, es el resultado de una lucha del yo, contra el ambiente, contra las circunstancias, contra sí mismo, o contra quienes le rodean, cuando el problema ha crecido hasta cierto punto se crea una situación ambiental, que puede ser muy importante desde el punto de vista del pequeño yo, y cuando todo está establecido, entonces decimos: “qué voy a hacer para romper este problema?”, y empieza a luchar, coge la espada y empieza a arremeter contra el problema y, naturalmente, como el que ha creado el problema, y el problema sólo es una cosa, el que se está atravesando con la espada es así mismo, al pequeño yo, y sufre más intensamente, en tanto que si surge triunfante hacia arriba, si mira hacia lo alto sin dejar de ver el problema, no es que haya que dejar el problema sino que al propio tiempo que se mira el problema se mira hacia arriba, no pidiendo por caridad como el Padrenuestro que se nos soluciona el problema, sino diciendo: “dame fuerzas para luchar contra esto”, porque el único que tiene las fuerzas para luchar es el Yo Superior, porque la lucha es impersonal, no es una lucha de sangre y fuego, es algo que debe ser destruido por la fuerza mágica de las cosas y de las circunstancias, es un problema, una idea que hay que analizar con mucha atención para no caer en extravagancias y en extremismos. Si ustedes se dan cuenta, y se darán cuenta, de que en ciertos momentos ustedes están ausentes del yo, en un momento cíclico del tiempo en que no piensan, aparentemente no sienten, y están expectantes, si esto se produce espontáneamente por la fuerza mística de las cosas, ¡que no será cuando invitemos a esta acción!, cuando participemos de la gloria del Yo en cada momento del día y de la noche, cuando seamos previamente conscientes de la acción, cuando no tengamos miedo a afrontar las situaciones, las que sean. Forzosamente surgirá un nuevo ser en nosotros, un nuevo ser que para vivir no precisará del esfuerzo, tampoco será automático en sus reacciones, tampoco será un robot de las circunstancias que él ha ayudado, digamos, a resolver, sino que será un médium, si puedo expresar esta idea, de la propia Divinidad, un médium en el sentido activo de saber que está actuando en nombre del Maestro, en nombre de la mente superior, en nombre del Yo superior. Y esto constituye, como ustedes verán, un desafío a la conciencia, un tremendo reto a la acción, y, sin embargo, todos podemos hacerlo, no hay limitaciones, porque todos estamos llamados y todos somos elegidos, no existe una participación de minorías, pero hay que seguir este impulso, hay que crecer internamente, hay que darse cuenta de la situación, no hay que tratar de luchar, la lucha solamente genera nuevas luchas, contemplar serenamente todas las cosas hasta que la lucha se haya extinguido, y cuando dejemos de luchar contra nosotros, entonces veremos que no reaccionamos contra los demás y que, por lo tanto, nosotros y los demás constituimos una sola unidad, y cuando esto lo hayamos conseguido, cuando hayamos conquistado esta gloria, sabremos lo que es la fraternidad, no lo que es este amor de compromiso que nos dedicamos mutuamente los unos a los otros.

Interlocutor. ¿Los devas utilizan el poder del sonido para crear un ambiente, una energía?, ¿podemos nosotros utilizar una invocación, un mántram, el poder del sonido, para invocar esta fuerza superior del Alma, del Yo Superior?

Vicente.– El sonido es la base de la creación, vamos a ir un poco a los textos sagrados cuando se dice, por ejemplo: “El Señor emitió la palabra y surgieron los mundos”, en los Vedas. Cuando empezó la gran música celeste el Señor empezó el recorrido cósmico, y vamos a la teología cristiana nos dice: “Dios dijo: Hágase la Luz”. Los brahmanes dicen: “AUM”, es Hágase la Luz, significa que el sonido tiene una importancia tremenda dentro de todos los universos como motivo de creación, y como decía el amigo Llucia, todo el sonido que produce la Naturaleza, que produce la Divinidad a través de todos sus vehículos de expresión en los planos de la Naturaleza y a través de todos los reinos, incluido el reino humano, todo esto está llevado a cabo por entidades desconocidas. ¿Se han preguntado alguna vez por qué cuando hablamos trasmitimos la voz? El misterio de las ondas sonoras, por ejemplo, no le damos importancia a una maravilla dévica que está realizándose constantemente. Si no existiese el éter, si no existiesen los señores del éter, si no existiesen los devas o los ángeles del sonido, no podría llegar el sonido a ninguna parte, consecuencia, volvamos a los textos védicos:”Los devas son los vehículos del Señor”, dicen los Brahmanes. Los devas han creado el Universo, lo han construido de su propia substancia, ellos son la voz, el sonido y la palabra, que son reflejo de la palabra de Dios, pues bien, todo cuanto constituye un sonido hay que pensar en términos angélicos y, por lo tanto, viene ahora la importancia del sonido, el porqué el sonido tiene repercusiones mágicas, y el porqué les dije en cierta ocasión que desde el ángulo de la Jerarquía la música que empezó hace unos cincuenta o sesenta años, con el jazz, era de tipo regresivo, que no constituía en esta época una participación activa en los misterios de la música búdica. Puede haber personas, grandes personas que eligen el jazz, pero el jazz viene del tam tam africano, son ritmos, y continuó el ritmo en nuestra época, y cuando la Jerarquía pone en guardia a los discípulos para que trabajen en el sentido de que la gente comprenda que los ritmos modernos pueden ser altamente nefastos para la masa de la civilización, habida cuenta de que existen compromisos dévicos inferiores que están dentro de esta música. Incluso, se ha denominado al rock and roll, que es música satánica, a pesar de que es algo que puede gustar a mucha gente, aquí hablamos en términos esotéricos, analizando fríamente una situación creada en el mundo. Todo este proceso, todo ese sentido místico del sonido, si me habéis comprendido, os daréis cuenta de cuanta importancia tiene para la Jerarquía el que los discípulos estén siete años sin decir palabra en el ashrama, y cuando hablen tendrán que hacerlo con mucha circunspección, por el sentido del propio sonido. Cuando, por ejemplo, se nos dice que las torres de Jericó se derrumbaron cuando los sacerdotes dieron la vuelta siete veces entonando cada cual su propio sonido, significa que existe un poder en el sonido. Recuerdo que en cierta ocasión que había leído que estaban dando un concierto en el año 1875 en Alemania, y a un músico se le escapó una nota desconocida y cayó la cúpula. Aun no se sabe como sucedió este hecho, inopinadamente surgió una nota estruendosa y cayó la cúpula encima y mató a ciertas personas, pero, al decir esto, es para decirles lo que decía precisamente Platón, que decía que el esotérico debe hablar musicalmente, que el discípulo y el iniciado no pueden ser comprensibles sino en términos de música, y que cuando decía Dios geometriza en cada una de sus notas, digamos, magnéticas, de tipo geométrico, había una nota refulgente que era la nota que daba precisamente toda aquella forma. ¿Qué sucede con las medidas áureas de la Naturaleza? Aquella medida que es sintética para toda la creación, es la medida que trae por primera vez en su justa medida la nota fa de la Naturaleza. Esto todavía no se sabe, se explica el arte de una manera exotérica todavía, y deben surgir forzosamente personas que hablen esotéricamente esas cuestiones. Volviendo a la música moderna, todo cuanto pueda hacerse es ver donde resuena la música moderna, jamás resuena aquí en el corazón, resuena siempre en el plexo solar, y esto lo sabían los bardos, lo sabían los trovadores, que fueron los que iniciaron quizás en la Edad Media el principio de la magia organizada a través de sonidos inteligentemente adaptados a las situaciones. Se dice que los celtas heredaron el poder mantrámico de los druídas a través de ciertos pueblos anteriores, que conocían la forma de decir las cosas invocando los devas, y todo cuanto existe en la persona de participación en el habla de sonidos es dévico, dense cuenta que cuando hablan están invocando fuerzas dévicas. De ahí que cuando en el juicio final, según Cristo históricamente, que en el día del juicio que serán tomadas en cuenta incluso las palabras inútiles, no sólo las palabras malsonantes, las palabras desidiosas, las palabras de odio, las palabras de crueldad y todo eso, sino las palabras inútiles, y dense cuenta que pasamos mucho tiempo discutiendo inútilmente, dispersando estas cosas inútiles, aprovechando esta fuerza creativa del Yo a través de este centro, el centro de la laringe. Todo esto, ¿verdad?, que no le damos importancia constituye las bases de la magia organizada de la creación. Un sonido original partiendo de lo más elevado del plano cósmico encarna aquí en una nota fundamental, esta nota se subdivide en otras tantas siete notas y cada una de estas notas da vida a un plano de la Naturaleza. A su vez, cada uno de estos planos emite siete notas, hay cuarenta y nueve notas dentro de los siete planos, pues bien, hay cuarenta y nueve tipos de devas, cuarenta y nueve tipos de fuego y cuarenta y nueve tipos de sonidos que el hombre puede utilizar, singularmente los que corresponden al vehículo físico y al vehículo emocional y al vehículo mental que es donde trabaja activamente. La telepatía, por ejemplo, es un sonido, un sonido que se trasmite a larga distancia, y en los Ashramas de la Jerarquía se ha llegado al punto en que se puede, digamos, establecer un contacto permanente entre los discípulos a través de los mántrams que rasgan todos los sonidos ambientales, crean un vacío de sonidos y van directamente a la persona con la cual quieren establecer contacto. Entonces, ¿cómo un Maestro que está, digamos, en un plano superior, se puede manifestar, se puede comunicar con sus discípulos si no es telepáticamente, si no es a través del sonido de la mente, de un sonido especifico de la mente? ¿Y por qué cuando se entra en un Ashrama se le cambia al discípulo el nombre que tenía anteriormente? Por ley de sonido, porque el sonido del hombre es un sonido arbitrario, el sonido de los padrinos, el gusto que tiene el padre o la madre, y ahora todo el mundo está buscando nombres raros para poner a sus hijos, sin darse cuenta que están haciendo un flaco servicio al ser que recién empieza a trabajar en la vida. Vendrá un tiempo en que cuando nazca una criatura, no sólo se le hará el horóscopo astrológico sino que se le dará la clave de sonidos a sus padres, no le pondrán un nombre arbitrario sino el nombre que le corresponda por su actividad espiritual, su situación, porque entonces los sacerdotes serán iniciados, no personas que no saben esotéricamente lo que están realizando a veces. Pues todas estas cosas deben saberse, y forman parte del contexto de aquí y ahora, pues cuando ustedes están silenciosamente expectantes están emitiendo la nota que corresponde al ser humano, ustedes le dan tonalidades, le dan colorido, pero están dando la nota que corresponde a la 4ª Jerarquía Creadora, es decir, a la 4ª Jerarquía que creó el reino humano. Y como somos del reino humano esta nota forma parte del contexto iniciático, forma parte del misterio de la iniciación. Así que dense cuenta si hay trabajo para resolver un problema viendo la infinita complejidad del problema ambiental, si viésemos el espacio clarividentemente lo veríamos surcado de pensamientos, de imágenes y de figuras que corresponden al pasado de la humanidad. Se sabe que una enfermedad es un sonido truncado, un sonido que no llega libremente al espacio y que, por lo tanto, crea dificultades en el espacio, dificultades en el cuerpo etérico de los seres humanos, y constituye la base de cualquier enfermedad dentro del cuerpo humano. También tiene que decirse que el sonido del yo y el sonido de la enfermedad, si están en sintonía, están creando el campo abonado en el cuerpo etérico para cualquier tipo de enfermedad. El día que la mente del hombre sea libre, que dé correctamente su propio sonido, el sonido del Yo que le corresponde, que es el que se le está asignando en el momento místico de la iniciación, cuyas primeras palabras están dentro del Ashrama, y cuando todo ese proceso de sonido llegue a su culminación, cuando el hombre dé perfectamente la cuarta nota, el fa de la Naturaleza que corresponde al 4º Éter, que corresponde al 4º Plano Búdico, que corresponde al 4º Rayo, que corresponde a los 4 Señores del Karma, entonces sucede un hecho extraordinario, se destruye el cuerpo causal y el Alma se libera, y entonces aprende otra nota, y así de nota en nota vamos de lo pequeño a lo más alto, pero hay que ser conscientes de cada nota, el mago utiliza los sonidos conscientemente, ya se refiera al mago blanco como al mago negro, porque conocen la clave de sonido que atrae a los devas. No podemos llamar a un deva por su nombre, pero sí le podemos llamar por el sonido de su reino, o de su clase, o de su especie, o de su jerarquía, y automáticamente se ponen a tu disposición, pasa una cosa, el mago blanco utilizará esta fuerza para el bien y el mago negro la utilizará para el mal, consecuencia, hay un nivel en el cual el mago negro no puede ascender, que es donde está el Yo superior, hasta llegar a los terceros subplanos del plano mental el mago negro es tan eficaz como el mago blanco, pero cuando tiene que dejar las cosas de la vida no puede ascender, está pesado, siente la gravedad de todo el problema que ha engendrado. Y no vamos a discutir aquí lo que sucede al mago negro por utilizar indebidamente la clave de sonidos de la Naturaleza, o la clave de sonido que atrae a los devas, vamos a decir solamente que hay que tener mucho cuidado en el hablar, y darse cuenta también de lo que significa pensar si tenemos en cuenta que pensar también es un sonido, y que los deseos son sonidos, y que un sonido determinado crea una forma geométrica y un color en el espacio, es así como son comprendidas las jerarquías, las funciones de los devas y las oportunidades latentes y el porqué el individuo consciente, sabiendo que tiene todo a su disposición, empieza a canalizar las energías de su sonido hacia aquellos sonidos superiores que le convertirán en un mago blanco.

Interlocutor. Dicen los tibetanos que los sonidos, que las súplicas que describen los autores, que son músicas samsáricas, son músicas hinduistas, en el buen sentido de la palabra, porque el autor con su música quiere explicar una historia, una vivencia, y quiere que el que la escuche la comprenda, y disfrute y se identifique con él, por eso los artistas cuando no son comprendidos, cuando les fracasa una obra, cuando no se los escucha, sufren y se desesperan y tienen problemas psicológicos, porque quieren comunicar aquello que sienten, aquello que expresan, y eso dicen los tibetanos que es samsárico, y que en lugar de eso, de escuchar historias como si se leyeran novelas, no es lo mismo leer una novela que escuchar una novela musical, que a través del sonido puro y de los ritmos, que lo que intentan es evocar estados de ánimos originales en la naturaleza, en lugar de explicarles lo que siento yo, en lugar de explicarles a los otros lo que siento yo hacer sentir al individuo o hacerle evocar lo que lleva en sí mismo, lo que está dentro de sí mismo, muy bien, de acuerdo, pero yo, perdonen, pero yo he escuchado música tibetana con solo unas trompetas que emiten un sonido y unos tamboriles, y a mi me recuerda más la cosa africana que la cosa europea, pero mucho más, y ahora hablamos del jazz y decimos que el rock and roll es satánico, allí había unos ritmos que se van acelerando, acelerando, acelerando, y acababas bailando con aquello aunque no quisieras, ¿eh?, y lo hacían los tibetanos, eso es ruido también.

Vicente.– Exacto. Bueno, es que el aspecto del sonido, naturalmente, los hombres que les gusta el jazz, el rock and roll, blues, o todas esas cosas, dirán, “bueno, parece que nos estén quitando algo que es una conquista de la humanidad”, porque lo que hicieron los Beatles, o lo que hizo, por ejemplo, cualquiera de los cantantes, los Rollins Stones que tienen tanta importancia, no es más que música regresiva, porque no atenta contra la ecología ambiental sino en el individuo en sí , atenta directamente al individuo y resuena en el plexo solar, en lugar de que como en la música clásica que resuena en el corazón, o en la parte profunda de la mente. Que pueda gustar, de acuerdo, hay cosas que gustan y contra gustos no hay disputas, y discutimos esto, se discute aquí una posición que lo único que libera al individuo es la música conectada con el plano búdico, que es la voz de los ángeles, precisamente tal como se dice esotéricamente. Y, naturalmente, no podemos comparar la música con el ruido, y a veces es ruido, y los ruidos ambientales crean karma. ¿Se dan cuenta de la situación? No ve qué situación ambiental se crea, por ejemplo, sintiendo una música que está repercutiendo contra el plexo solar, convirtiendo a la juventud en médium de esos ambientes, hasta llegar a un punto en que se pierde la noción del yo absorbido por la vorágine del deseo que engendra esta música. No se puede escuchar esta música sin pensar en el compañero que tenemos al lado, si es hombre o si es mujer, porque repercute en las zonas inferiores, ahí está el mal de la música moderna, no en la música en sí, porque es ruido, sino porque proviene del tam tam africano. En cambio, existe la melodía, que no es lo mismo que el ritmo, que existan melodías rítmicas o ritmos melódicos está tan mezclado todo que no se puede distinguir. Hay cosas buenas en todas las personas que cantan, lo que me preocupa, y lo que he visto, por ejemplo, en el año 1967 estaba en Nueva York, y asistí a un concierto de Elvis Presley y, naturalmente, yo quería salir al empezar, primero, por los gestos obscenos de Elvis Presley, segundo, por lo que hacia la juventud, seguramente las muchachas son más sensitivas, y esto lo he visto aquí con los Rollins Stones, por ejemplo, o lo vemos con cualquier cantante moderno que se mueva un poquito obscenamente, porque la gente no está preparada para lo superior, estamos resurgiendo ahora, o tratando de resurgir a un estado nuevo de cosas del pasado, y estamos atados aquí precisamente por la música como música, por el arte que ha degenerado, por cualquier expresión artística, por cualquier explicación científica de los hechos. Fíjense bien, solamente un dato, toda la ciencia hoy día está bajo el amparo militar, o sirve para fines militares, entonces, ¿por qué no existe una disposición ambiental como la que estamos creando aquí, que dé una nota de armonía, una nota melódica contra el ritmo que existe por doquier y que surjan nuevas cosas, nuevas situaciones? Deben existir estas situaciones. Cuando vino el fenómeno hippie, dense cuenta, fue algo que levantó a la juventud y todo el mundo rompía con el pasado, lo rompió estrepitosamente, sin inteligencia, porque fue un fracaso, porque la persona que está, digamos, quebrantando los falsos ídolos para crear otros ídolos nuevos no cambia la situación, está reemplazando un sistema por otro, estoy diciendo que tiene que llegar el momento en que no exista ningún sistema excepto el sistema divino, el sistema de la naturalidad perfecta, el sistema del perfecto amor, el sistema de la perfecta inteligencia, por esto invito a todos que se den cuenta de la situación ambiental que antes habíamos explicado, añadiéndole no solamente el contexto de los pensamientos y de los deseos, cada cual en su propio nivel sino, la serie horrorosa de devas inferiores que ha producido la música moderna de tipo, digamos, rítmico.

Leonor. Pero, es que es cuando han hablado de la nota que es necesaria para esta liberación de ciertos problemas, cuando para encontrar esta nota verdaderamente, ¿no crees que es cuando el contacto con el Yo Superior, o sea, cuando todas nuestras fuerzas están... sin pensar ni en nosotros ni en el problema sino en aquello?, si es que quieren que esté... todavía, si algo tengo que hacer en la vida, ¿qué es lo que hay que hacer?, ¿de dónde tiene que venir?, ¿qué es lo que tiene que pasar?, entonces, se inicia una nota que puede ponerse en contacto con la gran nota universal afín, entonces, cuando se encuentra la ayuda con esta, digamos, ultrasonido.

Vicente.– Exacto. Existen tres sonidos en la Naturaleza: los sonidos naturales, los infrasonidos y los ultrasonidos. Nosotros estamos en unos momentos buscando infrasonidos, por ejemplo, el rock and roll es un infrasonido a mi entender, tal como esotéricamente lo veo, en cambio existen ultrasonidos que constituyen la magia de la creación. Un ultrasonido siempre se puede escuchar y participar cuando estamos en silencio. El silencio de nuestras características evoca un sonido nuevo, un sonido de participación cósmica, no simplemente de participación activa en las cosas mundanas, y al decir esto hay que darse cuenta que tratamos de amarnos y tratamos de ser amados y tratamos de todo cuanto podamos para beneficio de cuanto nos rodea. Pero, cuando estamos mejor es cuando estamos en soledad, cuando nada nos perturba, y sin darse cuenta uno viene como un ángel con las alas, te abraza el pensamiento y se lo lleva, y quedas completamente en silencio, en aquel momento el ser emite una nota que le pone en contacto con el Ángel Solar, con el Yo Superior, y más adelante, esta misma nota aumentando de tono, de volumen, convirtiéndose en un ultrasonido cósmico, se convierte en el lazo de unión con los seres celestes y con los Maestros de Compasión y de Sabiduría, y también con la propia Mónada, con el propio espíritu de uno. De ahí que hay trabajo que hacer, hay que estar muy atentos, como digo siempre, y no es una redundancia sino que es una ley, hay que tratar de vivir en silencio porque cuando estemos religiosamente silenciosos estaremos bajo la acción de una nota clave, de una nota única, de una nota sintética que nos elevará por encima de nosotros mismos. Estoy seguro que la mayoría de ustedes han tenido momentos de gran expectación mental, en que siquiera por breves segundos, por breves momentos, su mente ha desaparecido por completo, les ha invadido una sensación de paz, de quietud, de armonía con todo cuanto los rodea, es la actividad de la nota típica de la naturaleza solar, es la voz de los ángeles, si puedo decirlo así, es la voz de la naturaleza del propio Ser, y es también la voz del contacto. La voz del contacto que una vez que ha sido escuchado constantemente se ha convertido en un hábito, se convierte en el sendero de la iniciación, que también se puede medir en términos de sonidos, de colores y de formas geométricas, para cerrar así el círculo de toda la creación en lo que al Yo respecta.

Interlocutora. Es el equilibrio, ¿no?, del Yo superior en ti mismo, y entonces, dejas la libertad en los demás con el amor, [y los demás te dejan ellos a ti, (risas)] y los demás te dejan a ti, francamente.

Interlocutor. Me gustaría que hablaras sobre el infinito.

Vicente.– ¡Cómo podemos hablar de aquello que está más allá de la mente! y que, por lo tanto, si está más allá de la mente está más allá de las palabras. Solamente daré un indicio, cuando estemos enfrentando cualquier situación no desviemos nuestra actividad, nuestra acción, enfoquemos nuestra atención claramente sobre el objetivo. En la medida que la atención del individuo va sobre un objeto cualquiera se establece una unificación entre el sujeto y el objeto. La reunión del objeto con el sujeto constituyen la armonía, pero no se puede explicar. Yo no puedo explicar lo que es la música, o no puedo explicar un color, porque el amarillo, ¿por qué?, porque he visto el rojo al lado y el blanco, pero, supongamos que nace un niño, que nace en una habitación completamente blanca, sábanas blancas, todo blanco, llega un momento en que este individuo, por inteligente que sea hablando en términos espirituales, no podrá razonar, no podrá explicar, ¿por qué?, porque no tendrá puntos de comparación, entonces, si yo no tengo un punto de comparación no puedo medir el infinito, ¿verdad? Entonces, para medir el infinito hay que vivirlo no tratar de describirlo, es como Dios, hay que vivirle, no tratar de decir es así o es asa, que es el pecado de toda religiones que han hecho una imagen de la Divinidad. Cuando la Divinidad tiene las imágenes de todo cuanto existe, no existe, digamos, una cosa concreta, por lo tanto, aprendamos a vivir no a tratar de clasificar, no a tratar de definir, el problema no se reduce a hacernos descriptivos sino en términos de vivencia. Yo creo que todos estamos preparados para vivir siquiera algunos momentos en nuestra vida cotidiana, para llegar un momento en que la acumulación de hechos correctos nos lleve, nos impulse hacia la iniciación. Un poco de silencio

 

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Conferencia Vicente Beltrán Anglada
Barcelona
8 de enero de 1983

Digitalizada por el Grupo de Transcripción de Conferencias
25 junio 2008

Editada por el Centro de Estudios VBA (en curso)
1 octubre 2008

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