V.B.A. en Norteamérica:
 
Buscar, Hallar y Compartir
 


Reunión de la Sociedad Religiosa de los Amigos (Cuáqueros)
Comité Mundial de Amigos Consultores (FWCC)
Greensboro, Carolina del Norte, EE.UU.
Julio-Agosto 1967
 

 
Tres Experiencias Psíquicas en Norteamérica


Había traducido para la Sociedad Religiosa de los Amigos (Cuáqueros) el libro en inglés "No Time But This Present" (No hay otro tiempo que el Presente). En agradecimiento a ello los Amigos del Friend World Committee for Consultation de Norteamérica, que publicaron este libro como texto básico de la Conferencia internacional que debería realizarse durante Julio-Agosto de 1967 en el GUILFORD COLLEGE de Greensboro, Carolina del Norte, me depararon la oportunidad de asistir como delegado español del grupo de Amigos Cuáqueros, de Barcelona.

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La nota clave de la Conferencia era "Seek, Find and Share" (Buscar, Hallar y Compartir), la cual, como Uds. verán, se ajustaba perfectamente a las leyes esotéricas de Servicio por cuyo motivo me sentí identificado desde el primer momento con la actividad que debería desarrollarse en Greensboro y con las motivaciones jerárquicas siempre presentes cuando se trata de desenvolver el espíritu grupal dentro de la humanidad.

Bueno, todo esto que les cuento es simplemente anecdótico y expresa solamente las razonas que tenían como base el hecho de que me hallase en Norteamérica, en el seno de una Sociedad Religiosa de Amigos que poseía dos Premios Nobel de la Paz, de amplísimas ramificaciones internacionales y de acendradas convicciones pacifistas. Una Conferencia Internacional a la cual había asistido el Secretario General de las Naciones Unidas Mr. U Thant, quien debía cerrar el ciclo de interesantes conferencias y coloquios en esta Conferencia Internacional de la Sociedad Religiosa de los Amigos, con su personal intervención en el grandísimo Coliseum de Hight Point, también de Carolina del Norte, hablando precisamente acerca de la Paz del Mundo. Tuve oportunidad de hablar con el señor U Thant. Según él mismo me confesó practicaba la religión budista y se sentía identificado con el espíritu de los Amigos Cuáqueros, precisamente por los cultos de silencio que practicaban y por sus reconocidas mundialmente reglas morales de inofensividad y de pacifismo activo.


Un Reconocimiento Ashrámico

Al llegar a Nueva York procedente de Londres, en el Aeropuerto Kennedy me esperaban unos amigos norteamericanos pertenecientes a la Sociedad Religiosa de los Amigos Quakers. Uno de ellos me presentó a un joven empleado en una de las múltiples oficinas de las Naciones Unidas. Al estrecharle la mano sentí un escalofrío y tuve la sensación de que me era muy conocido. Cinco años más tarde pude contactarle en el Ashrama cuando el Maestro nos lo presentó como "vuestro nuevo compañero de grupo". Esta es una experiencia bastante frecuente y creo que alguno de Uds. la habrá experimentado más de una vez. Se trata de un reconocimiento espiritual, cuando el alma de una persona reconoce a la de otro y establece así un contacto de orden interno. No olvidemos que "no es esta la única existencia que nuestra alma ha vivido". Tenemos la experiencia de un lejanísimo pasado en el cual pudimos establecer sin duda una multiplicidad de relaciones kármicas. De ahí la invencible atracción que sentimos a veces hacia ciertas personas y también -¿por qué no decirlo?- las profundas aversiones.


Un Extraño Guía

Bueno, dicho todo esto pasaré a narrarles una experiencia suprafisica que registré en mi conciencia uno de los días de mi estancia en el Guilford College de Greensboro. Esta Escuela, modernísima en todas sus instalaciones está constituida por una serie de pabellones de tres pisos muy iguales entre sí y rodeados de árboles y jardines. Una de aquellas noches, muy calurosa, salí del apartamento que me había sido asignado con objeto de tomar el aire y pasear un poco. Fui andando sin pensar en nada, absorto en mí mismo, hasta que al fin decidí regresar. Me dí cuenta entonces que quizás me había alejado demasiado de mi apartamento y que me sería muy difícil hallarlo, entre tantos pabellones iguales y entre tantos jardines; ...era de madrugada y no encontré a nadie a quien pedir información. Empecé por tanto a vagar durante largo tiempo a la búsqueda de mi apartamento, hasta que cansado y viendo la inutilidad de mis pesquisas decidí pasar la noche como pudiese, aunque muy contrariado por mi falta de previsión. Me senté en un banco esperando que amaneciese. Al cabo de un rato de estar allí vi pasar a una persona. No sé todavía si era hombre o mujer. Sólo sé que la llamé y que se detuvo un momento como si me aguardase. Al estar a sólo unos pasos de ella empezó nuevamente a andar y me hizo señas de que la siguiese. Estuvimos andando un rato hasta que finalmente se detuvo ante una edificación haciéndome una seña significativa. Ví entonces con satisfacción que se trataba de mi apartamento. Cuando quise darle las gracias por su amabilidad la persona aquélla había ya desaparecido. Jamás supe quien era. Sin embargo, unos tres o cuatro años más adelante, la identifiqué con uno de los Devas amigos que tanto me ayudaron en la realización de mi libro "Un Tratado Esotérico sobre los Angeles".


Quien goce de la amistad de un Deva se hallará siempre con agradables sorpresas y con el testimonio de una ayuda siempre fiel y benevolente. Para estos excelsos moradores de los mundos invisibles resulta sumamente fácil adoptar una forma objetiva con la cual impresionar los sentidos físicos de aquéllos a quienes quieren favorecer o advertir de algún peligro.


Mi Amigo Hindú

Había asistido con un numeroso grupo de amigos de varias nacionalidades a la Conferencia de Clausura de la Reunión Internacional de la Sociedad Religiosa de los Amigos. Tal como les dije anteriormente, la pronunciaba el señor U Thant, el entonces Secretario General de las Naciones Unidas. Al término de la misma, un amigo cubano con el cual había establecido ciertos lazos de afinidad, me presentó a un caballero hindú, elegantemente vestido a la europea. Parecía tener uno cuarenta años. Me confesó sin embargo sonriendo que en realidad tenía más de ochenta. No sé exactamente las razones por las cuales él estaba allí, lo que sí puedo decirles es que se trataba de una persona profundamente culta y extremadamente magnética e irradiaba una gran sensación de paz a su alrededor. Al despedirnos, después de un buen rato de agradable conversación, al estrechar mi mano me dijo "¡volveremos a vernos!".

 


William Kantor y VBA
Havertown, Pennsylvania (Agosto 1967)


Efectivamente, a los siete u ocho días, paseando por los muelles de Filadelfia, capital del Estado de Pennsylvania, con un matrimonio americano amigo que me acogieron muy amablemente en su casa [JB: William y Mabel Kantor], volví a encontrarle. Estábamos contemplando el portaaviones español "DÉDALO" anclado en aquel muelle, cuando sentí que me tocaban por la espalda. Me volví y era el caballero hindú. Después de las naturales expresiones de amabilidad y cortesía nos invitó al matrimonio amigo y a mí a visitarle en el hotel en donde se alojaba, a las ocho de aquella misma tarde.


Después de habernos invitado muy cortés y amablemente a un pequeño refrigerio, empezamos a hablar en francés sobre temas ocultos. Durante el curso de nuestra conversación nos insinuó su filiación a una Sociedad oculta muy secreta cuya Sede se hallaba en Oriente y nos asombró y deleitó al mismo tiempo con la demostración de los poderes psíquicos que poseía. Les voy a relatar algunos de ellos: Abrir y cerrar la luz de la habitación en donde nos encontrábamos sin necesidad de utilizar el conmutador, utilizando únicamente el poder de su voluntad, aparición y desaparición de objetos, algunos de ellos muy voluminosos, tales como un gran jarro de flores y el sombrero de la señora que nos acompañaba, tocar al piano una muy conocida melodía sin necesidad de poner las manos sobre el teclado, etc. Contestando a una de mis específicas preguntas acerca de la causa de aquellas expresiones psíquicas, me contestó sonriendo: "Se trata simplemente de Magia, amigo mío" y agregó: "Todo cuanto ocurre en la vida de la Naturaleza es Magia, Magia realizada en uno u otro de los varios niveles de vida del planeta". Durante el curso de nuestra visita que se prolongó hasta casi la madrugada, comprendí que el caballero hindú era realmente un Iniciado de la Gran Fraternidad Oculta que dirige los destinos de nuestro mundo. Pude llegar a esta conclusión al proyectar sobre cada uno de los experimentos que realizaba y la profundidad mística de su amena conversación, mi propia conciencia ashrámica...


Una serie de circunstancias aparentemente fortuitas concurrieron en el breve encuentro que pude verificar con un verdadero Iniciado en el plano físico. Según pude apreciar mucho más adelante, tal Iniciado era un discípulo del Maestro Morya el cual había concurrido a la Conferencia del señor U Thant de acuerdo con unos bien delineados fines jerárquicos. No hay que olvidar al respecto que el Maestro Morya, Chohán del Primer Rayo, se ocupa muy directamente de la evolución de la política mundial, así como del despertar de la conciencia esotérica en el mundo.


Los poderes psíquicos del Iniciado radican principalmente en el perfecto control de sí mismo y del consecuente dominio sobre las fuerzas ocultas de la Naturaleza, esotéricamente denominadas Devas. La manipulación consciente de tales fuerzas constituye lo que técnicamente llamamos Magia y los fenómenos que produjo ante nosotros aquel caballero hindú demostraba el poder magnético que ejercía sobre los devas elementales de la tierra, del agua, del fuego y del aire. Prodigios de orden natural, pero que el vulgo suele denominar "milagros", por el desconocimiento que tiene acerca de las mil vidas ocultas que se agitan a su inmediato alrededor y que convenientemente controladas pueden ayudamos en la tarea de purificar psíquicamente los éteres ambientales y preparar el establecimiento de un orden social nuevo, más equitativo y más humano.

 

Extraído del libro "Mis Experiencias Espirituales"
por Vicente Beltrán Anglada
 

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