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Vicente Beltrán Anglada

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“Que el contenido les sea útil y pueda servirles de inspiración en el intento supremo de sus respectivas búsquedas, es nuestra más humilde y sincera plegaria...” (VBA)

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Las fuerzas ocultas de la naturaleza
Volumen I

FON

Un tratado esotérico sobre los ángeles

 

PARTE SEGUNDA

VINCULACIÓN ESPIRITUAL DE ÁNGELES Y HOMBRES

1. LA FRATERNIDAD HUMANO-DÉVICA

La preocupación constante de La Jerarquía Espiritual del Planeta es el establecimiento de las condiciones ambientales requeridas por los nuevos órdenes sociales de la Humanidad. Desde el principio mismo de Su instauración en nuestro mundo, hace unos veinte millones de años, los miembros de La Jerarquía han colaborado con los Grandes Ángeles del Sistema Solar, principalmente con Aquellos que dirigen el proceso de construcción y conservación de los tres primeros Planos de la Naturaleza, es decir, el Mental, el Astral y el Físico. Estas Jerarquías impulsan la evolución de los cuatro primeros Reinos, el Mineral, el Vegetal, el Animal y el Humano, utilizando las huestes dévicas que laboran en el seno de la sustancia kármica del Planeta para construir los adecuados vehículos o formas expresivas de cada especie viviente. Crear situaciones nuevas en colaboración estrecha con los Ángeles es la tarea creadora de La Jerarquía y, en lo que al Reino humano se refiere, estas situaciones tienen que ver con la implantación de un nuevo orden social y una mejor utilización de los atributos de conciencia que dicho Reino ha logrado desarrollar.

Esotéricamente sabemos que nuestro planeta es uno de los más densos del Sistema Solar en orden a la fase crítica de desarrollo que está atravesando el Logos planetario cuya Misión iniciática –si podemos decirlo así– es enlazar místicamente cierto planeta que recién ahora está emergiendo del Espacio por ser todavía de sustancia etérica y otro de carácter sagrado, probablemente Mercurio, que se halla en una evolución superior. Es necesario observar al respecto que esta coincidencia o fase de desarrollo viene determinada por el hecho de que el planeta Tierra es el Cuarto planeta de la Cuarta Ronda de una Cuarta Cadena de mundos, hallándose, por lo tanto, en el centro mismo de la evolución solar y constituyendo, tal como decíamos antes, el eslabón o punto de paso de ciertas energías objetivas de carácter universal que han de ser transustanciadas en subjetivas y pasar a ser esencia espiritual pura y radiante. Este es un punto muy interesante a considerar si tenemos en cuenta que estas "corrientes de Vida universal" son impulsadas a la actividad por Entidades Angélicas de elevada trascendencia y convergen muy especialmente sobre el Reino humano, el Cuarto dentro del Esquema general de los Reinos planetarios y especializándose, por tanto, en la misión solar, de ser un punto crítico dentro de la evolución planetaria por el que deben pasar los Reinos subhumanos a fin de prepararse para la gran Iniciación de la Individualización o de la autoconciencia.

Una muy importante crisis en orden a la evolución solar tiene actualmente en el planeta Tierra sus más profundas repercusiones, y dentro de la vida planetaria es el Reino Humano quien más abundantemente acusa estas potentísimas crisis solares y planetarias. La Humanidad como un todo está regida –vean por favor la analogía– por el Cuarto Rayo, definido técnicamente como el de la Armonía a través del Conflicto, es decir, y dándole un significado todavía más profundo, el de la Iniciación por medio del Sacrificio. He ahí el por qué el planeta Tierra es el Cuarto planeta de la Cuarta Ronda, que el Reino humano es el Cuarto Reino de la evolución planetaria y porque el Cuarto Rayo es el que mayormente condiciona la evolución del Cuarto Reino. Vistas tales coincidencias, habrá que aceptar como lógica la idea de que los grandes Ángeles cósmicos que dirigen, canalizan y son esencialmente las energías del Cuarto Rayo, el de la Belleza y la Armonía en nuestro Sistema Solar, son los más importantes desde el ángulo de vista de la humanidad en esta presente Cuarta Ronda de grandes oportunidades cíclicas de evolución y quizás, dentro del proceso de desarrollo espiritual humano, los que más frecuentemente toman contacto con los hijos de los hombres. Los Rayos son unas corrientes naturales de Vida angélica que proceden del Centro creador del Sol Espiritual de nuestro Universo, expresando ciertas cualidades de Vida y de Conciencia del Logos solar. Actúan incesantemente por todo el ámbito universal, pero siguiendo el ordenamiento de ciertas Leyes de carácter cíclico –que preceden a las Grandes Iniciaciones Cósmicas– se manifiestan más activamente unos que otros durante ciertos periodos importantes en la Vida del Logos solar y con respecto a Su cuerpo de expresión, el Universo. Una de estas grandes expansiones cíclicas de naturaleza solar y mediante la actividad del Cuarto Rayo, está gravitando sobre nuestro planeta y condicionando la etapa evolutiva que corresponde al Reino humano. Vean pues cuán importante es el ser humano vista su proyección celeste y considerando los propósitos indescriptibles del propio Logos solar con respecto a nuestro planeta. Una de las condiciones básicas para que el trabajo general que se está realizando en el planeta Tierra mediante el Cuarto Reino tenga éxito es que el ser humano, al llegar a cierto determinado punto en su evolución espiritual, establezca contacto consciente con las vidas angélicas que presiden la Vida de los Rayos para seguir inteligentemente las indicaciones de éstos y poder acceder así más fácilmente a la gloria de la Iniciación. Muy intencionadamente nos referimos en páginas anteriores a los "espacios intermoleculares" en el Universo, a aquellas misteriosas zonas que separan entre sí a Planos y subplanos, lo mismo que a grupos de elementos químicos entre sí, ya que su descubrimiento y su conquista facilitan "la rasgadura de los velos" que los encubren y permiten al ser humano inteligente una extraordinaria eclosión de facultades superiores, el establecimiento de un contacto consciente con los Ángeles Guardianes de la Raza y la ulterior penetración en el misterioso y enigmático Quinto Reino de la Naturaleza, el Reino de los Cielos o de las Almas Liberadas.

Esto no quiere significar naturalmente que sólo el Cuarto Rayo actúa dentro de la Humanidad, sino indicar que es el más potente en su acción dada su mística relación con el Cuarto Reino. Todos los Rayos del Universo, es decir, todas las facultades de Dios concurren potencialmente en el hombre y sólo se requiere el impulso cíclico de la evolución para que entren paulatinamente en actividad. Ángeles de todos los Rayos están misteriosamente unidos al destino del ser humano colaborando estrechamente en el proceso evolutivo que ha de llevarle finalmente a la Iniciación. La iniciación indica siempre la perfecta actualización de determinado Rayo en cualquier época cíclica de la evolución humana. Las doce Constelación del Zodíaco a través de los Siete Rayos constituyen esotéricamente el número de la perfección del hombre. La suma de las 12 Constelaciones zodiacales y de los Siete Rayos es 19, número que sumado entre sí nos da 10, el de la divina Tétrada [1] del gran Iniciado Pitágoras. No ocurre lo mismo con los Ángeles, cuyo número de perfección es el 12, habida cuenta de que el hombre emerge básicamente del Cuaternario, sobre el andamiaje del Cuarto Rayo, en tanto que la vida de los Ángeles, en todas sus Jerarquías, son emanaciones directas del Sexto Principio Cósmico del Sentimiento Creador por medio del Sexto Rayo, coordinado con el Tercero de la Inteligencia Activa, o Actividad Creadora, que los lleva a la existencia. La suma de la Perfección del hombre, según la divina Tétrada es la siguiente:

 

4+3+2+1=10

4 + 3 + 2 + 1 = 10

La suma de la perfección de los Ángeles, según el "Libro de los Iniciados" es ésta:

 

6 + 3 + 2 + 1 = 12

6 + 3 + 2 + 1 = 12

El UNO, como podrá observarse, es el principio unificador de todas las vidas existentes y de todos los Reinos de la Naturaleza y la base mística de los elementos químicos que constituyen la estructura material del Universo. En el indescriptible Misterio de la Iniciación el Cuaternario humano se convierte en el Triángulo, es decir, en la Triada espiritual. Al final del proceso de perfección de la vida humana, cuando el Cuarto Reino ha trascendido, el hombre se convierte en el UNO, adquiriendo así la Conciencia Cósmica. Cuando el Iniciado ha alcanzado la categoría de Adepto, en la Quinta Iniciación, se le denomina esotéricamente "Señor del Quinto Principio". Su emblema es entonces la Estrella de Cinco Puntas brillando permanentemente sobre Su aureolada Cabeza. Sabe entonces por experiencia el Secreto de la Voz que actúa sobre los Devas y puede "mandar" –esotéricamente hablando– sobre las huestes angélicas que constituyen la base estructural o química del Universo. Pero, esta afirmación constituye todavía un secreto, un misterio irrevelable a la conciencia humana en su presente estado de evolución.

La vida de los Ángeles continuará siendo todavía una gran incógnita para los no iniciados, aunque los discípulos mundiales irán siendo informados progresivamente de todos los detalles correspondientes a la Ciencia del Contacto. Es posible afirmar, que a finales del siglo xx, muchos de los discípulos, miembros de los distintos Ashramas de La Jerarquía, podrán establecer contacto consciente con cierta categoría de Ángeles traídos a la manifestación por medio de una corriente de energía del Quinto Rayo que ha de efectuar en el planeta y en la conciencia de los hombres y mujeres de buena voluntad del mundo grandes transformaciones. Tales Ángeles serán "los acompañantes del Sendero" de muchos seres humanos que dejaron tras de sí las tendencias potentemente devocionales y utilizando creadoramente sus actividades mentales en bien de la humanidad tal como lo hacen muchos científicos de nuestros días. Será progresivamente demostrado así el conocido axioma esotérico, clave de la Iniciación, "El 9 es el número del hombre". La explicación de dicho axioma en nuestra época será una simple suma de los Rayos principales que actuarán sobre el hombre en forma muy objetiva, aunque subjetivamente actuaron siempre; serán el Cuarto Rayo de la propia Humanidad más el Quinto que corresponde al principio mental. El resultado para muchos seres humanos será la Iniciación en sus diversas fases de evolución jerárquica o espiritual.

Coincidiendo con la actividad de estos Rayos, las Vidas angélicas serán potentemente inducidas a la actividad redentora de la sustancia en virtud de una confluencia particular de los Rayos Sexto y Tercero. El Sexto, porque es ya una expresión devocional de los Ángeles más próximos a la evolución del ser humano, y el Tercero, porque esencialmente los Ángeles son una expresión inefable del tercer Rayo de Actividad Creadora de la Divinidad expresándose como Éter sustancial, es decir, como el Aspecto Madre de la Naturaleza que guarda el secreto de la formación de todas las cosas existentes.

Observemos la coincidencia de que en el aspecto de los Rayos y pese a sus diferentes energías condicionantes, los Ángeles y los hombres van llegando cíclicamente a un punto ideal de confluencia, a partir del cual puede surgir una cooperación inteligente entre ambas evoluciones y el inquebrantable convencimiento de un destino común. Vean la coincidencia cíclica:

Los Ángeles: Rayos 6º y 3º = 9

Los Hombres: Rayos 4º y 5º = 9

La coincidencia numérica es tremendamente importante desde el ángulo de vista esotérico, teniendo en cuenta de que el Universo es un resultado del número y de la forma, ya que Dios Geometriza mediante la Ciencia de los Números. Siguiendo el hilo de esta idea y de acuerdo con el sentido oculto expresado en el axioma "El 9 es el número del Hombre", podemos afirmar que en el presente ciclo de la evolución planetaria, habiendo sido rebasada ya la mitad de nuestra presente Cuarta Ronda, la vida de los grandes Devas que actúan sobre la Humanidad adquiere un idéntico significado místico y puede asimismo decirse que "el 9 es el número del Ángel".

A partir de este hecho será comprendida la idea señalada en páginas anteriores, del por qué La Jerarquía Espiritual del Planeta tiene un especial interés en aleccionar a muchos discípulos mundiales acerca de las Vidas Angélicas y sobre la necesidad de que se establezcan vínculos de fraternal relación entre ellos y estas inefables corrientes de vida que constituyen el principio de formación, concreción y organización del Universo.

 

[1] La Tetrakys Pitagórica [regresar]