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Diario Secreto de un Discípulo

Por Vicente Beltrán Anglada
 


XXXIX - PREPARACION INICIATICA


Recuerdo muy particularmente aquellas sesiones programadas por el Maestro para facilitar el desarrollo de nuestra conciencia astral. Tuvieron lugar hace bastantes años, pero su relato puede servir de guía a muchos aspirantes espirituales que están prestos ya para ingresar en las aulas periféricas del Ashram.

Estas sesiones estaban especialmente dedicadas al desarrollo consciente del cuerpo astral y siempre tuvieron lugar en el retiro físico del Maestro, en aquella casita rodeada de altas montañas frente a la cual se desliza silenciosamente un pequeño río, de agua mansa y cristalina.

En un proceso anterior el Maestro nos había puesto en contacto con los elementales constructores de la tierra, del agua, del fuego y del aire, es decir, con aquellos invisibles seres de naturaleza etérica que ocultamente denominamos, gnomos o espíritus de la tierra, ondinas o espíritus del agua, salamandras o espíritus del fuego y silfos o sílfides, que son los espíritus del aire.

"Es necesario que conozcáis a estas criaturas hijas del éter - nos decía el Maestro - pues en las debidas proporciones constituyen los elementos que dan vida a nuestros cuerpos inferiores, el físico, el doble etérico, el astral y el mental y dan consistencia vital a todas las obras de la Naturaleza".

Si nos atenemos a la más pura lógica habrá que suponer que no puede haber perfecta conciencia física si no se tiene un exacto conocimiento de los espíritus de la tierra. El desarrollo astral dependerá en gran manera del control de los espíritus de las aguas y el desenvolvimiento mental del control de los espíritus del fuego y del aire. De ahí que antes de entrar en fases más avanzadas de control y autoconciencia, tuvimos que invertir mucho tiempo en el estudio de las reacciones propias de cada grupo de elementales constructores y haber contactado a Devas superiores, cuyas jerarquías comandan y guían aquellas reacciones.

La preparación espiritual para alcanzar autoconciencia en los niveles sutiles, tuvo varias fases, y en cada una de ellas nos vimos obligados a afrontar grandes problemas e inconvenientes. En cierta ocasión el Maestro nos había dicho

"Vuestros cuerpos sutiles son de tal naturaleza que ni, la tierra los puede sepultar, ni el agua ahogar ni el fuego quemar. Mantened siempre una conciencia de síntesis. La síntesis de vuestro yo, vuestro ser, los cuerpos son vuestros servidores y aliados. Aumentad mediante la conciencia de síntesis la vibración de tales cuerpos y los espíritus de la tierra, del agua, del fuego, y del aire os obedecerán como maestros y señores que sois de sus vidas elementales".

Sin embargo, tardamos mucho tiempo antes de hacer efectivas estas verdades, después de prolongadas etapas de preparación hasta llegar a adquirir esta conciencia de síntesis.

En una de aquellas memorables sesiones nos llevó el Maestro - en cuerpo astral - a un lugar geográfico situado en profundísimas zonas del subsuelo de la Tierra en la que avizoramos aquella gran bola de fuego en el centro de la misma, que todos los estudios esotéricos conocen bajo el nombre Fuego de Kundalini o Fuego de Brahma.

"No perdáis la conciencia de síntesis, permaneced serenamente expectantes y contemplad esta maravilla ígnea de la Naturaleza que da aliento vital a todos los estratos geológicos del planeta y a todos los seres vivientes. Si notáis un exceso de calor en vosotros es que habéis dejado de estar atentos y entonces los elementales del fuego podrían dañar vuestro vehículo físico a través del cuerpo etérico".

Muchos de los participantes - yo incluido - más de una congestión en nuestros cuerpos físicos, muy parecida a los efectos sobre el cuerpo producidos por un exceso de permanencia bajo los rayos de sol en los días cálidos de verano. No nos saltaba la piel - como suele ocurrir en tales casos - pero el desasosiego e incluso la fiebre en algunos casos eran idénticos.

La <prueba del fuego> se realizó tambien atravesando impasibles las llamas de un gran incendio o descendiendo - siempre acompañados del Maestro - a las profundas simas de un volcán en erupción.

"El fuego no os puede quemar porque vuestro espíritu de síntesis es potentemente ígneo y podéis pasar 'serenamente expectantes', sin sufrir daño alguno en vuestros vehículos sutiles, sea cual sea la potencia ígnea liberada por los grandes Agnis".

Estas palabras del Maestro indicaban que el Espíritu de Síntesis del hombre está siempre por encima de las leyes elementales que regulan el curso de la evolución en la vida de la Naturaleza.

La <prueba de la tierra> fue una de las primeras a las que accedimos y consistía en atravesar etéricamente cuerpos sólidos. Pero, atravesar cuerpos sólidos sin abandonar la conciencia física es imposible y para los discípulos sujetos a esta prueba, era singularmente peligrosa. Golpes, hematomas y alguna que otra herida eran los resultados de afrontar ASTRALMENTE una experiencia de cualidad etérica conservando en tal experiencia la conciencia física del cerebro.

Intentar atravesar un muro de mampostería, por ejemplo, sin haber perdido deliberadamente esta conciencia física, equivalía a un fuerte golpe que a través del doble etérico se transmitía al cuerpo físico causando en el mismo los mismos efectos que si la experiencia se hubiese realizado en el mundo físico denso. Pero, si a través del control y de la persistente actividad de la autoconciencia astral realizábamos la misma experiencia, se observaba una tremenda facilidad en atravesar etéricamente los elementos más densos. Cuanto más se haya utilizado el vehículo sujeto a nuestro control, mayor facilidades tendremos para vencer la substancia densa y en ciertos casos a manipularla por el control obtenido sobre los elementales constructores de nuestros vehículos.

La <prueba del agua> es en todo muy similar a las demás pruebas psíquicas a las que fuimos sometidos, salvo la diferencia de elemento al cual se trataba de dominar. Sumergirnos, por ejemplo, a una profundidad marina en cualquier remoto océano sin haber perdido la conciencia física, implicaba una terrible sensación de ahogo que nos proyectaba violentamente vía astral a nuestro cuerpo físico, dejándonos sumidos en un tremendo desasosiego y sensación de angustia, idénticamente al caso de los ahogados.

Se preguntarán Uds. el porqué de estas pruebas ashrámicas, Yo les sugeriría sin embargo que traten de ver al discípulo en entrenamiento espiritual como un candidato al servicio creador de la Jerarquía, y que fuesen consciente que este servicio abarca los tres mundos de la actividad humana. ¿Cómo podria el discípulo ayudar a los seres humanos en los niveles astrales, si no hubiese desarrollado convenientemente la auto conciencia astral? Y, ¿cómo podria en ciertos casos facilitar conocimientos mentales, vencer la ilusión en las regiones de la mente y facilitar comprensión, discernimiento y control a los aspirantes espirituales si no hubiese desenvuelto plenamente su vehículo mental?. Atiendan Uds. que los Ashramas de la Jerarquía guardan las semillas creadoras de los discípulos que han de abrir para todos los investigadores esotéricos y místicos, y cuando el momento sea llegado, para toda la humanidad, las gloriosas perspectivas de la Nueva Era.

Hubo asimismo la <prueba del aire>, cuyo objetivo era adueñarse de la estabilidad de los vehículos astral y mental, separados por completo del cuerpo físico y mantenerlos en perfecto equilibrio en el espacio. Este ejercicio pre-iniciático exigía una gran atención pues facilmente se rompía ese equilibrio ya que faltos de apoyo del doble etérico, que es un vehículo de compensación vibratoria, nos sentíamos proyectados sin control contra el aura envolvente del cuerpo que nos rechazaba una y otra vez, hasta que el vehículo mental - al cabo de mucha paciencia y persistencia - se hacia dueño de la situación y le era posible mantener consciente y debidamente equilibrados y estabilizados los vehículos sutiles y poder utilizarlos finalmente para desplazarse por el espacio y viajar a través de los mismos a grandes velocidades para colaborar activamente en las obras de servicio de la Gran Fraternidad.

Estas <pruebas> ashrámicas son realizadas periódicamente hasta que el discípulo recibe la tercera iniciación jerárquica y se convierte en amo y señor de sus cuerpos. Entonces empiezan para él los llamados <ejercicios búdicos> que le irán preparando para las iniciaciones superiores y le convertían en un Maestro de Compasión y Sabiduria.

Después de estas declaraciones y de haber meditado sobre ellas utilizando el discernimiento mental, se darán Uds. cuenta de cuán difícil es "viajar, astral o mentalmente" y de cuán poco crédito hay que asignarles a las declaraciones de muchos aspirantes espirituales - a quienes no niego su sinceridad en acerlas -, de sus viajes o desplazamientos en cuerpos sutiles a través del espacio. Soñar "que se vuela" por muy claro que pueda ser este sueño, no es volar conscientemente, cosa que sólo pueden hacerlo los discípulos consagrados que reciben entrenamiento espiritual en algún Ashram de la Jerarquía. La autoconciencia es la ley del Alma manifestándose a través de algún vehículo sutil, astral o mental, siguiendo el ritmo natural y cíclico impuesto por las propias iniciaciones recibidas.

 

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INDICE

[Material inédito de los apuntes VBA,
transcrito y editado por VicenteBeltranAnglada.org
para uso estrictamente personal y de estudio grupal.
No se autoriza su reproducción para propósitos comerciales.]

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2007-10-31