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Vicente Beltrán Anglada


"A JEZASEL
El Ángel amigo
que tanto me ayudó
en mis pesquisas internas,
con gratitud y reverencia"

-V.B.A
.


 

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Estructuración Dévica de las Formas

Capítulo XIII


EL MISTERIO DE LA ELECTRICIDAD

Es el misterio de la polaridad, o de la dualidad, correctamente entendido. Tenemos un polo positivo y otro negativo en todos los órdenes de la vida manifestada, ya se trate de un Universo o de un simple átomo. Cuando estos aspectos se armonizan o equilibran producen una energía nueva, aparentemente distinta, que participa de la naturaleza de ambas. Tal energía es virtual­mente LUZ, CALOR o MAGNETISMO y la expresión de la misma a través de todos los cuerpos manifestados de la Natu­raleza puede ser denominada técnicamente ELECTRICIDAD, pudiendo ser catalogadas sus expresiones en orden a la multi­plicidad de efectos que determinen, pero sin que la causa esen­cial se altere o modifique. El poder que anima el movimiento de una gigantesca máquina es el mismo que acciona las alas de una pequeña mariposa. En ambos casos lo que realmente se ex­presa es ELECTRICIDAD, en mayor o menor potencia. La ELECTRICIDAD es el poder que mueve la inmensa estructu­ra del Universo, y cada una de sus manifestaciones pone en evidencia un nivel determinado de la Vida del Creador, el Cual, en Su íntima y espiritual naturaleza, es asimismo LUZ o ELECTRICIDAD, siendo cada uno de los Siete Planos del Sistema Solar la expresión de un determinado tipo de ELEC­TRICIDAD, cualificada para la vida del propio Plano y me­diante la cual DIOS, el Creador, trata de manifestar en espacio y tiempo los maravillosos poderes de Su omniabarcante Conciencia.



Siendo así -y habida cuenta de que la Divinidad se expresa en forma trina- podríamos aceptar como valida la idea de que existen tres principales fuentes de electricidad en el Universo:



a. Electricidad espiritual, positiva y dinámica, expresada co­mo VOLUNTAD CREADORA, más allá de la com­prensión humana.



b. Electricidad material, negativa y estática, expresada en forma concreta en el mundo físico. Es la que ordinaria­mente conocen y manipulan los seres humanos. Constitu­ye uno de los más grandes descubrimientos científicos de la humanidad y se halla en la base estructural de todas las formas físicas de la Naturaleza.



c. Electricidad causal, de carácter magnético e incluyente. Es un tipo de energía eléctrica denominada esotéricamen­te “luz de la conciencia”. Se halla presente en todas las unidades de vida del Universo, desde la simple célula al ser espiritual más evolucionado.





a. ELECTRICIDAD ESPIRITUAL



Ese tipo de electricidad corresponde al aspecto más elevado de la Divinidad. Se le designa bajo diferentes nombres, algunos de ellos de carácter místico, tal como puede leerse en algunos pasajes bíblicos bajo la descripción de “Dios es un Fuego Con­sumidor”, el “Fuego de la Justicia”, etc. Esotéricamente se le define como “Fuego Eléctrico”, Fuego de FOHAT, Fuego Iniciático, etc. Su tremendo voltaje no ha hallado todavía eco al­guno dentro de la humanidad corriente. Es reconocida, sin em­bargo, como la FUENTE del PODER ESPIRITUAL por to­dos los grandes Iniciados del planeta Tierra, componentes de la Gran Fraternidad Blanca. Su contenido confiere decisión, in­domable determinismo y voluntad inquebrantable. Utilizado por los Grandes Devas del Sistema se halla en la base de toda posible destrucción o aniquilación de formas gastadas de la Naturaleza, ya se refiera a las formas físicas, incapaces de se­guir evolucionando, o a las formas de pensamiento que crean las conciencias humanas y cuya utilización ya no es efectiva para una correcta adecuación mental. Parte de su poder omni­potente se halla en la fuerza destructora del Rayo y se encuen­tra también presente en la actividad destructora de todos los aspectos negativos de la Naturaleza, cuando su desarrollo se ha demostrado como incapaz de acoger al Verbo divino o Al­ma causal, o cuando de una u otra manera constituye un aten­tado contra las leyes reguladoras de la vida evolutiva de la Divinidad en no importa qué tipo de forma o de conciencia. El principio dinámico de la energía espiritual actúa potentemente en cualquier etapa del proceso iniciático, constituyendo el ele­mento ígneo que destruye todas las limitaciones contenidas en los cuerpos inferiores del Iniciado, incluido el cuerpo causal. Uno de sus agentes principales en la Vida del Universo es aque­lla misteriosa e incomprensible Entidad Dévica que llamamos MUERTE, temida por unos y reverenciada por otros, pero cu­yo cometido es el ejercicio de la Ley, del Orden y del Cumpli­miento Kármico. Esta benéfica Entidad se halla en la base de la Liberación, ya se trate de la liberación de la pesada carga del cuerpo físico o de la destrucción de los componentes insanos que corroen las conciencias de los hombres. En sus “amorosas manos” -permítannos describirlo así- se halla la Espada de Justicia y la “Balanza de la Ley”, y es la más fiel aliada del Principio de Vida que cíclicamente renace de sus propias cenizas buscando la liberación del Karma.



La energía eléctrica del Espíritu, que es la Vida Organizado­ra del Universo, utiliza a la MUERTE o al ANGEL DEL SI­LENCIO -tal como esotéricamente es reconocida por la Je­rarquía de Maestros- para destruir todos aquellos factores dentro del Universo incapaces de seguir avanzando hacia un destino de Luz, de Comprensión y de Cumplimiento. La MUERTE solamente destruye aquello que ya no es necesario y se convierte en un fardo inútil dentro del vasto programa de la evolución, pero, en su esencia, es un Poder amorosamente sen­sible dimanante del Fuego Cósmico, el Cual, manifestado a través del Fuego consumidor del Espíritu, prepara el camino para mejores y más óptimas circunstancias en la vida expresiva de cualquier tipo de conciencia evolucionante dentro de este Universo de Segundo Rayo, en donde la forma más sublime y al propio tiempo más desconocida del Amor se expresa como Liberación.



Otros Agentes del Fuego Eléctrico del Primer Rayo menos conocidos que la MUERTE son aquellas Entidades Dévicas designadas como ÁNGELES AGNISVATTAS en otras par­tes de este Tratado. Tales Ángeles proceden del Quinto Princi­pio Cósmico y constituyen en su totalidad una emanación del poder eléctrico que irradia el Logos Central de la Constelación de la OSA MAYOR. La VIDA y la MUERTE, consideradas como ENTIDADES DEVICAS, constituyen una polaridad que energetiza los mares infinitos del ESPACIO y permiten la evolución de no importa qué tipo de Universo, de Constelación o de Galaxia. La VIDA como esencia renovadora, la MUERTE como el Agente precioso que la Vida utiliza para poder ma­nifestarse cíclicamente, quebrantando o destruyendo todos los moldes de materia incapaces de soportar una más elevada tensión o potencial eléctrico del Espíritu Creador.





b. ELECTRICIDAD MATERIAL



¿Qué queremos significar con esta definición? Simplemente, a la electricidad o al fuego que arde en cualquier porción de materia por ínfima que sea y que permite su perpetuación bajo el marco definido de cualquier tipo de forma. Corresponde al aspecto objetivo de la Creación, al nivel físico de las formas, y en cada una de las más insignificantes moléculas de materia ar­de un Fuego -esotéricamente descrito como “Fuego por Fricción”- que se exterioriza en forma de calor y de campo magnético. Las Fuentes infinitas de ese tipo de electricidad se hallan en el centro místico de la Tierra. El Vidente iluminado puede observar allí una Esfera de Fuego Etérico incandescente, de incalculable magnitud y radiactividad, al que esotéricamente se le define como FUEGO DE KUNDALINI. Según las investigaciones ocultas realizadas desde el Plano Causal, este FUE­GO genera una forma específica de electricidad, algunas de cu­yas modificaciones constituyen aquella energía eléctrica que conocen y manipulan los seres humanos. Su descubrimiento y utilización, hace apenas un siglo, permitió desplazar fuera del aura planetaria una considerable cantidad de formas etéricas y psíquicas, oscuras y deprimentes, provenientes de la Raza Le­mur. El ser humano dejó desde entonces de utilizar antorchas de aceite, velas de cera o de sebo o el petróleo como sistemas de iluminación que sólo “una débil luz” producían contra las os­curas noches de la Tierra. Cuando la humanidad empezó a uti­lizar crecientemente la luz eléctrica -una superior modifica­ción del “fuego por fricción” de la materia- las nubes som­brías cernidas sobre el planeta se alejaron “a prudente distan­cia”, en ciertas zonas etéricas en donde una especie particular de devas del espacio cuidan de ir destruyendo lentamente. Los pueblos y las ciudades de la Tierra se hallan envueltas ahora dentro de un aura de luz eléctrica, y esta circunstancia, apre­ciada por el observador esotérico, está produciendo determina­dos efectos en la vida social de los seres humanos; por ejemplo, se va perdiendo el temor a la oscuridad -que es el nido de los devas de las sombras-, se aviva la razón y va creciendo lenta­mente el sentido de la aspiración superior, o sea, la tendencia hacia el Espíritu.



Un estudio más profundamente esotérico sobre el FUEGO DE KUNDALINI nos ofrecería quizá otras sorprendentes cualidades y fenómenos; por ejemplo, el movimiento de rota­ción del planeta, símbolo de calor, de vida y de autoconciencia. Considerado el ser humano en relación con el astro “dentro del cual vive, se mueve y tiene el ser”, pueden serle apreciadas idénticas analogías. El viene a ser también como un pequeño planeta, con vida, autoconciencia y movimiento. Posee asimis­mo una esfera de fuego de Kundalini en la base de la columna vertebral desde el cual distribuye la electricidad material por todo el cuerpo físico, y el desarrollo de este poder, actuando en y a través de la materia, permite la evolución del Alma, o del principio crístico en el corazón del hombre. El contacto de esta energía sobre todas y cada una de las células del organismo físico determina constantes fricciones entre ellas, ya que unas son de naturaleza positiva y otras de naturaleza negativa. El resultado de tales fricciones es el calor de vida que origina el principio de la existencia; de ahí, pues, la expresión esotérica del FUEGO DE KUNDALINI como electricidad material que determina luz, energía o movimiento mediante la tensión que nace de la fricción de la propia electricidad material al ser canalizada por miríadas de células de carácter positivo y otras de carácter negativo que constituyen en su conjunto la polaridad del cuerpo físico.



Escritos esotéricos provenientes de la más lejana antigüedad narran así la expresión y naturaleza del Fuego Eléctrico de KUNDALINI: “... Este Globo de Fuego es un Talismán Sa­grado que el Señor del Tercer Fuego (el Tercer Logos, el aspec­to Espíritu Santo de la Divinidad) confió a nuestro Logos pla­netario cuando ESTE decidió hacerse cargo del Esquema de la Evolución Terrestre para cumplir con un DHARMA de carác­ter Cósmico.” Ahora bien, aceptando como válida esta afirmación deberemos suponer que cíclica y periódicamente dicho Talismán deberá ser revitalizado por el Señor de Tercer Fue­go, siendo estas cíclicas revitalizaciones las oleadas sucesivas de Vida que, provenientes de nuestro Logos Solar y aún de otros Sistemas más allá de nuestro Universo, penetran miste­riosamente en nuestro planeta y le mantienen vivo a través de los dilatados periodos de la evolución, abarcando cadenas, ron­das, reinos, razas y especies. La expresión de la electricidad, cuyo origen se halla en el Fuego Material de KUNDALINI, marca la entera evolución de nuestro mundo y deberemos estudiaría -de acuerdo con las líneas maestras de este Tratado- como siendo una expresión dévica o angélica regida por el po­der del Tercer Logos y canalizada por la actividad de los gran­des Ángeles AGNISHCHAITAS, quienes, en forma misterio­sa, rigen la ley física de gravedad que le da a nuestro mundo consistencia material y cohesión substancial y objetiva. El estu­dio esotérico infundido dentro de las investigaciones científicas llevará un día la conciencia humana a reconocer que la ley de gravedad es una forma substancial de electricidad estática, o material, que se halla en la raíz de todos los fenómenos mecáni­cos de la Naturaleza.





c. ELECTRICIDAD CAUSAL



El Fuego Solar que inteligentemente manipula el Segundo Logos, o aspecto Amor Sabiduría de la Divinidad, nace del equilibrio entre la electricidad dinámica del Espíritu y de la electricidad estática de la Materia ([28]). Considerado ocultamen­te este equilibrio, que es virtualmente LUZ CAUSAL, origina la forma más sutil de electricidad al alcance de los seres huma­nos en la presente Ronda planetaria, ya que su misión, esotéri­camente reconocida, es dotar de sensibilidad y de conciencia a todas las formas de la Naturaleza. La sensibilidad la procura el “aspecto maternal” de la Materia energetizada por el poder del Espíritu Santo, o Inteligencia Activa de la Divinidad; la conciencia es una emanación íntima de la energía dinámica del Espíritu, “el aspecto paternal” del Logos Solar, que se realiza a través de un grupo especial de ÁNGELES AGNISVATTAS, de muy similar manera a como determinados grupos de ÁNGELES AGNISURYAS colaboran en la obra del Espíritu Santo dotando de sensibilidad la Materia. El resultado de esa interacción entre el poder inductor del Espíritu o Fuego Eléctri­co, tal como lo denominan los investigadores esotéricos, y la electricidad o Fuego material, latente en cualquier cuerpo vivo de la Naturaleza física del Sistema planetario, es ALMA, LUZ y ENERGIA CAUSAL, es decir, AMOR y SABIDURIA, cualificadores del Segundo aspecto, o HIJO de la Divinidad Creadora. He ahí, entonces, que el ALMA que se halla oculta en el centro místico de cualquier forma creada manipula un gé­nero de electricidad que participa indistintamente de la cuali­dad dinámica del Espíritu y de la receptividad maravillosa de la naturaleza material en todas sus expresiones.



Se trata, por tanto, de un fuego coordinador o de una electri­cidad armónica e incluyente -si podemos decirlo así- que cuando está muy activa en el corazón del hombre introduce en sus vehículos expresivos todos los posibles estímulos de la vida universal y produce finalmente en los mismos redención y libe­ración. Una de las naturales propiedades de ese tipo de Electri­cidad es el PRANA ([29]), el elemento vitalizador de la Naturale­za, que al mezclarse creadoramente con el Fuego de Kundalini permite la ascensión de éste a través de la columna vertebral a partir del Centro MULHADARA, vivificando a su paso todos los Chacras correspondientes a la evolución del ser humano. Por tal razón, en algunos tratados esotéricos se dice que el hombre es una Trinidad compuesta de tres Fuegos o de tres potentes energías eléctricas: FOHAT, PRANA y KUNDALI­NI, y que desde el SANCTA SANCTORUM del corazón diri­ge el proceso evolutivo del Alma o de la conciencia. Y al llegar a este punto habrá que hacer una singular y muy especial men­ción a Aquellos Grandes Devas AGNISVATTAS, más cercanos que ningunos otros al corazón del hombre, que llamamos esotéricamente los ÁNGELES SOLARES, los cuales introdu­cen PRANA espiritual y no simplemente etérico en el alma oculta de la humanidad preparándola para las grandes trans­formaciones eléctricas o Alta Alquimia interna que ha de convertir al ser humano en un Dios potencial, ampliamente capaci­tado para crear.



Bien, hemos examinado las tres formas de Electricidad que condicionan la vida del Universo, las cualidades íntimas que caracterizan a cada una de tales corrientes de energía y las Je­rarquías Dévicas que se expresan misteriosamente a través de las mismas. Sobre estos excelsos Ángeles gravita el orden de la evolución, ya que son Ellos los que encauzan desde sus remo­tas Fuentes Universales las energías que promueven el proceso de la manifestación cíclica en la vida de la Naturaleza, ya se trate de Reinos, de Razas o de Espacios. De ahí que la Electricidad, apreciada desde el ángulo esotérico, es genuinamente dé­vica o angélica, estando en su base una prodigiosa ENTIDAD cuya Vida Radiante es la Fuente que genera todas las energías o formas de electricidad que se expresan por medio de nuestro Sistema Solar. Esta excelsa e indescriptible ENTIDAD consti­tuye el principio mismo de la Energía coherente que mantiene en actividad el Universo. Ocupa el centro espiritual del mismo y su expresión esencial es el SEGUNDO RAYO, el del AMOR-SABIDURIA, a través del cual se manifiesta nuestro LOGOS SOLAR y condiciona todas y cada una de Sus crea­ciones universales. Cabe admitir, por tanto, que la cualidad de AMOR, característica indescriptible del SEGUNDO RAYO, es una corriente de energía dévica, o eléctrica, emanante de Fuentes Cósmicas, que condiciona la Vida de nuestro Sistema Solar y hace sentir su presión sobre cada uno de los Siete Arcángeles que rigen y administran cada uno de sus Siete Pla­nos de Manifestación, debiendo reconocer, por tanto, que la ex­presión del SEGUNDO RAYO como expresión estructural del Universo no es sino la manifestación de una dualidad estableci­da desde Fuentes Cósmicas por la polaridad ESPIRITU-MATERIA, que, en el caso de nuestro Sistema Solar, viene repre­sentada por la actividad dinámica que se realiza desde la Cons­telación de la OSA MAYOR y por la capacidad receptiva que dimana de la Constelación de LAS PLEYADES; estando re­presentado el proceso por el siguiente Triángulo de energías:





Este triángulo aclara esotéricamente el Misterio de los Siete Rayos ([30]). Hay que intentar comprender al respecto que la dualidad Espíritu-Materia, o sea, la polaridad eléctrica di­námica-estática, se halla presente en forma activa en todos los niveles de vida, de conciencia y de forma, siendo el proceso de la evolución en su totalidad un cambio incesante de polari­dad o de ritmo en la expresión de las energías, las cuales, dota­das de “magnetismo Angélico” -si se nos permite esta expre­sión- condicionan toda posible forma objetiva o material. La aceptación de esta Ley o de este Principio de cambios incesan­tes de ritmo en la vida de la Naturaleza dará una idea muy aproximada de lo que implica en su significación esencial el Misterio de la Electricidad o el secreto cósmico de las energías. La introducción del elemento dévico en el campo de la investi­gación científica llevará a extraordinarias conclusiones en el or­den de la evolución planetaria y permitirá, en un futuro más o menos próximo, la producción de electricidad como fuente bá­sica de la energía, en forma más directa, más simple y menos peligrosa que se hace actualmente. Este reconocimiento cientí­fico dará como resultado una ordenada clasificación de las ENTIDADES DEVICAS cuya vida natural y organización social constituyen las Fuentes perennes de la Energía Eléctrica en todos los campos y niveles de manifestación universal y pla­netaria.





d. LA ELECTRICIDAD Y EL FUEGO DE KUNDALINI



Como corolario al estudio sobre las tres potentísimas Fuer­zas ígneas que operan en nuestro Universo, vamos a investigar concretamente ahora aquella de las tres que más cerca se halla de nuestra evolución humana, ya que en su totalidad constituye la energía eléctrica que vivifica la materia en todas sus posibles expresiones, es decir, el FUEGO DE KUNDALINI. Los Devas que intervienen en “el mantenimiento del Fuego Oculto de la Naturaleza” son de dos clases. Esotéricamente los definimos como:



a. Devas lunares, encarnando la cualidad eléctrica que lla­mamos “polo negativo”. Se hallan activos en el arco des­cendente de la evolución y están sujetos, por tanto, a la fuerza de gravedad de la materia.



b. Devas solares, expresando aquella cualidad eléctrica defi­nida como “polo positivo”. Se hallan activos en el arco ascendente de la evolución y su tendencia natural es ele­varse por encima de la materia buscando constantemente centros de polarización cada vez más elevados y sutiles.



c. Como resultado de la continua e ininterrumpida “fric­ción” entre los devas lunares y los devas solares surge el Fuego etérico de KUNDALINI, cuyo depósito central -por decirlo de alguna manera- se halla ubicado en el centro físico del planeta constituyendo la vida, el calor, la luz y el magnetismo de que están dotadas todas las for­mas de la Naturaleza.



Esto, en lo que se refiere a la actividad etérica e ígnea que se manifiesta en los planos inferiores donde realiza su evolución espiritual la humanidad, es decir, el mental concreto, el astral y el físico, regida por los grandes Devas AGNISHCHAITAS.



En los planos o niveles superiores sucede lo mismo, pero el potencial eléctrico liberado no se halla todavía al alcance del hombre, ya que es generado por la polaridad establecida entre los ÁNGELES AGNISHCHAITAS y los ÁNGELES AGNISURYAS. Se trata de un tipo de electricidad astral -si pode­mos utilizar semejante expresión- y se encuentra en la base de todos los fenómenos psíquicos de la Naturaleza.



Otra polaridad establecida entre los ÁNGELES AGNI­SURYAS y los ÁNGELES AGNISVATTAS produce un tipo de electricidad que podríamos denominar, siguiendo la analo­gía, de “electricidad mental” y en su expresión tiene cabida to­do cuanto pueda realizarse utilizando el poder de la mente.



Habida cuenta de que cada Plano de la Naturaleza participa íntegramente de la dualidad positiva-negativa de la energía téc­nicamente definida como ELECTRICIDAD, podríamos decir también que la diferencia de potencial eléctrico que existe entre los distintos Planos origina los tipos de electricidad, cada vez más potente y sutil, que podríamos calificar de “electricidad búdica”, “electricidad átmica”, “electricidad monádica”, etc., estudiadas genéricamente al establecer la distinción entre ELECTRICIDAD ESPIRITUAL, ELECTRICIDAD CAU­SAL y ELECTRICIDAD MATERIAL.



El orden como se manifiestan tales energías es el siguiente y nos dará una idea dicha clasificación sobre la situación del FUEGO DE KUNDALINI en la vida expresiva del Universo:



a. ELECTRICIDAD ESPIRITUAL, abarcando los Planos ADICO y MONADICO y definida ocultamente como FUEGO DE FOHAT.



b. ELECTRICIDAD CAUSAL, incluyendo los Planos por medio de los cuales se manifiesta la TRIADA ESPIRI­TUAL, es decir, el ATMICO, el BHUDICO y el MENTAL superior. A ese tipo de ELECTRICIDAD se la de­nomina esotéricamente FUEGO SOLAR, o PRANA ESPIRITUAL.



c. ELECTRICIDAD MATERIAL, expresada a través de los niveles inferiores de la manifestación cíclica, es decir, el plano mental inferior, el plano astral y el plano físico. Es de cualidad etérica y la llamamos ocultamente FUE­GO DE KUNDALINI.



Bien, como ustedes verán, este Tratado Esotérico sobre los Ángeles trata de añadir cada vez más interesantes facetas en el devenir de nuestro estudio, introduciendo las vidas angélicas en áreas cada vez más generalizadas de la vida planetaria y siguiendo un orden rigurosamente científico, extraído de expe­riencias intimas de carácter profundamente esotérico. Iremos reconociendo así, conjuntamente, que toda clase de electricidad es de orden ambiental y es inteligentemente manipulada por los Devas en increíbles huestes, especies y organizaciones. Podría­mos decir, por tanto, que en la raíz misteriosa de los llamados “fenómenos naturales” se halla siempre presente una dualidad o polaridad eléctrica que los provoca, ya sea el fenómeno eléc­trico del Rayo producido en las altas capas de la atmósfera por la interacción de dos zonas de polaridad distinta, o el débil campo magnético producido por un insecto al volar, cuyas dos alas engendran con su movimiento el dinamismo de la acción eléctrica que le permite su traslación por el aire. Con el tiempo será evidente también que las extremidades del cuerpo huma­no, los brazos y las piernas, constituyen un sistema de polari­dad cuya acción coordinada produce la energía que precede y determina todo posible movimiento. Ahí, en este punto, se halla quizá la explicación de alguno de los secretos místicos de la Li­turgia y de los Ceremoniales Mágicos, estudiados en otra parte de este libro, los cuales se realizan siguiendo un orden preciso y geométrico regido por la ley de polaridad y exteriorizado por el movimiento de los brazos y de las manos. Con respecto a las dos piernas que soportan el peso del cuerpo podemos decir, siempre de acuerdo con el principio esotérico de analogía, que son los dos canales iniciales de distribución de la energía ígnea o eléctrica de KUNDALINI que proviene del centro místico de la Tierra, siendo la pierna derecha la conductora del aspecto positivo, o PINGALA, y la izquierda la que canaliza el aspecto negativo, o IDA. El resultado de este contacto en el cuerpo es el Fuego Serpentino, dormido o “almacenado” en el centro eté­rico denominado esotéricamente MULHADARA, en la base de la columna vertebral. Hay que decir con respecto a la con­ducción del fuego ígneo de KUNDALINI a través de las dos piernas, que en su aspecto etérico se hallan localizados una se­rie de pequeños “centros” o “chacras” de cualidad trascendi­da, pero que facilitan el paso de la energía ígnea de la Natura­leza hasta el centro MULHADARA. Para terminar, y aclaran­do algo más el sentido de lo dicho hasta aquí, veamos esta rela­ción:



a. POLARIDAD POSITIVA. El Canal PINGALA, lado derecho del cuerpo.

b. EQUILIBRIO IGNEO. El Canal SUSUMMA, en el centro.

c. POLARIDAD NEGATIVA. El Canal IDA, en el lado iz­quierdo ([31]).



 

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