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Vicente Beltrán Anglada


"A los sinceros investigadores de la Verdad, a aquellos que tratan de explicarse científicamente las causas de la Vida y guardan todavía en su corazón algo de aquel misterioso calor que engendran las grandes empresas inmortales y a todos cuantos confían y esperan que se cumpla el destino trascendente del hombre, va dedicado este libro."   --V.B.A .


 

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Agni Yoga

 



PARTE PRIMERA


LAS BASES CIENTÍFICAS DEL UNIVERSO DE ACUERDO CON LA ACTIVIDAD ANGÉLICA
 


Dividiremos este amplísimo tema en los puntos siguientes:


1. La intención suprema del Logos de manifestarse


2. La cualidad de la vida psicológica del Logos


3. El grado de experiencia universal de un Logos


4. La elección del campo de expresiones logoicas


5. La afinidad psicológica del Logos con determinados Arcángeles constructores


6. La consideración de los agentes constructores del Sistema Solar


7. Movilización de los elementos angélicos


8. La calidad del Espacio y del Éter Primordial


Habrá otras muchas e interesantes razones a investigar todavía con respecto a esta gigantesca movilización de fuerzas y energías de carácter cósmico. Hay que tener en cuenta, en todo caso, que se trata de extraer consecuencias psicológicas de este proceso analítico más que de adquirir simples informaciones y conocimientos de orden intelectual. Lo que intentamos realizar mediante este Tratado acerca de los Ángeles es desarrollar la intuición de los aspirantes espirituales descubriéndoles las zonas ocultas de este maravilloso Universo en que vivimos, nos movemos y tenemos el ser, que hasta aquí no habían entrado quizás a formar parte de sus elementos de estudio esotérico. Y, dentro de lo que podríamos denominar "corriente iniciática", a la cual deberemos hacer forzosamente referencia, hay que recordar siempre que una de las mejores cualidades del discípulo espiritual es la OSADÍA, es decir, la firme voluntad de conquistar por la audacia y por la fe invicta del corazón el secreto cósmico de la Vida infinita de los Dioses inmortales.


1. LA INTENCIÓN SUPREMA DEL LOGOS DE MANIFESTARSE

La INTENCIÓN es el móvil primero de la Creación. Existe un sentido de valores muy amplio en esta declaración y no hay que intentar descubrir su secreto de inmediato. Podemos decir, sin embargo, que la Necesidad de expresión de cualquier Entidad psicológica humana, planetaria o solar, obedece a razones kármicas de la más elevada trascendencia. Hay un Poder soberano que incita a la acción basado en esta necesidad expresiva de cualquier tipo de karma, asignándole al karma un sentido muy especial, muy nuevo podríamos decir, con respecto a las formulaciones esotéricas del pasado, el de Entidad o Individualidad Psicológica. Esta idea puede originar en el aspirante medio unas ciertas crisis de valores y aún en algunos investigadores de reconocida solvencia espiritual, determinadas confusiones en el orden mental pues, aparentemente, contradice toda la enseñanza esotérica recibida hasta aquí. Podemos afirmar, no obstante, que la consideración profunda y analítica de dicha idea puede deparar quizás el reconocimiento exacto de lo que hay que entender como INTENCIÓN, al referirla a estas elevadas zonas de alta frecuencia espiritual en donde se gesta la vida de los Universos.

Observándolo bien, si queremos presentar la Vida logoica desde el ángulo de vista angélico, muy distinto en su apreciación al de los seres humanos en orden a las ideas que pensamos exponer en este Tratado, forzosamente nos veremos obligados a utilizar expresiones esotéricas muy diferentes a las que estamos habituados. Sin embargo, al analizar el trazado de las mismas, iremos apreciando que todo está básicamente ordenado de acuerdo con la misma LEY, variando únicamente el sentido de orientación o de enfoque, es decir, de perspectiva. Habrá que recurrir pues muy frecuentemente al principio hermético de la analogía para no sentirnos desvinculados del proceso de las ideas que iremos exponiendo, las cuales están relacionadas con los Ángeles y con el género de visión que Ellos utilizan, muy distinto al nuestro, para poder glosar un conjunto de valores de carácter universal en relación con los conceptos habituales de Creación y de Intención creadora.

Así, cuando hablamos de Intención al referirnos a la estructuración de un Universo, tenemos en cuenta la visión dévica que es, en definitiva, la que debe informarnos acerca del Gran Secreto Alquímico que produce y determina cualquier posible manifestación universal. La Intencionalidad de Dios, o el carácter permanente de Su deseo de manifestarse por efecto de la presión kármica que constituye el aspecto positivo y dinámico de Su naturaleza creadora, dinamiza los éteres del Espacio, los vuelve incandescentes y los hace moldeables para la actividad de los Ángeles, desde los poderosísimos MAHADEVAS que son el aspecto inmediato y ejecutor de la Intención Divina hasta los diminutos elementales de la Naturaleza, que en los más apartados e ignotos confines de un Plano construyen los soportes más densos que corresponden a la sustancialidad etérica de aquel Plano. Hemos dicho "sustancialidad etérica" o el aspecto material del Universo y quisiéramos recordar al respecto lo dicho por Mdme. BLAVATSKY en "LA DOCTRINA SECRETA" de que Espíritu y Materia son esencialmente la misma cosa, que el Espíritu es Materia de la más sutil, elevada y cualificada vibración y que Materia es el Espíritu descendido a su aspecto más objetivo, pesado o gravitatorio. Así, pues, utilizamos el término "sustancialidad etérica" en el sentido esotérico de materialidad, admitiendo que la sutilidad o la densidad de un Plano dependerán siempre del grado en que el Espíritu predomine sobre la Materia o el de la Materia sobre el Espíritu en aquel Plano. Esta idea deberemos tenerla muy presente cuando tratemos de examinar críticamente la actividad del Señor RAJA, MAHADEVA o ARCÁNGEL que se expresa ya sea a través del Plano Monádico, de indescriptible sutilidad, o por medio del Plano Físico, cuya Materia es mucho más densa y ponderable. La INTENCIONALIDAD de Dios es la misma en ambos casos, ya que son parte de su misma Voluntad, pero la forma de actualizarla y la índole de los materiales utilizados en la construcción del Plano diferirá sensiblemente por sus grados de sutilidad, entendiendo científicamente por "sutilidad" ciertas modificaciones de dicha Voluntad en orden a la creación del Universo. En nuestro Sistema Solar, como esotéricamente es sabido, son SIETE estos niveles o Planos de Conciencia de la Divinidad creadora, SIETE los Grandes Arcángeles o Mahadevas que ejecutan Su Voluntad y SIETE, en definitiva, las grandes Corrientes de Energías, denominadas técnicamente RAYOS, que surgiendo del inmaculado Centro de Vida de Su Corazón, vitalizan e integran la totalidad del Universo.

Los Siete Grandes Arcángeles son aspectos esenciales o modificaciones de la Conciencia Logoica durante el proceso de concepción, gestación, nacimiento, crecimiento o desarrollo y ulterior culminación del Sistema Solar, siendo Su elevada misión llenar el Universo de todas las formas posibles de existencia, a fin de que cada una de las partículas atómicas de conciencia que en su conjunto constituyen la Gran Conciencia Solar, puedan tener a su disposición el necesario y requerido vehículo para expresarse. Lógicamente será siempre la calidad de vida o de conciencia revelada por medio de cada una de aquellas partículas atómicas, dentro de las cuales puede ser incluida la vida humana, lo que determinará dentro de la Conciencia Solar, su ubicación en uno u otro de aquellos Siete Planos anteriormente reseñados. Aparentemente el proceso nos aparece muy simple a partir del principio de Creación y siguiendo la idea esotérica de participación angélica en el proceso creador de las Formas, que le da un carácter definido a los Planos de la Naturaleza y a esta simplificación contribuyen poderosamente estudios esotéricos efectuados con anterioridad acerca de los Planos del Sistema Solar, los cuales son características psicológicas del propio Logos. No añadiremos ni quitaremos nada, por lo tanto, en lo que respecta a la enumeración o clasificación de dichos Planos, los cuales, como se sabe, son los siguientes:

1. PLANO ÁDICO (De la Intención Divina)
2. PLANO MONÁDICO (De las Jerarquías Creadoras)
3. PLANO ÁTMICO (De la Voluntad Espiritual)
4. PLANO BÚDICO (De la Unidad Universal)
5. PLANO MENTAL (De la Conciencia de la Vida)
6. PLANO ASTRAL (De la Sensibilidad a la Vida)
7. PLANO FÍSICO (De las Múltiples Sensaciones de la Vida).

Lo que fundamentalmente nos interesa saber en orden a nuestro estudio, es la constitución especial de cada uno de estos Planos y el determinismo que guía la misteriosa actividad angélica, que surgiendo de la Intención de Dios y tras infinitas modificaciones de la sustancia primordial que llamamos Éter, produce el Universo manifestado. Hay que tener en cuenta, en todo caso, algo que parecen haber olvidado los modernos investigadores esotéricos y es que el Espacio es sustancia viviente regida por una Entidad Psicológica y que el Logos solar, a través de los grandes Arcángeles, utiliza dicha sustancia para crear Su Universo. Hasta aquí habíamos aceptado esotéricamente como válida la idea de que los éteres del Espacio poseían un dinamismo que les era propio, pero a partir de este momento y a fin de comprender mejor la actividad de las Vidas angélicas, habremos de dotar al éter no sólo de dinamismo natural y consustancial, sino también de inteligencia y voluntad, características de una elevada y potentísima Entidad Psicológica que trasciende por completo nuestra más elevada imaginación. Esta idea, aparentemente revolucionaria para algunos, es, según la visión esotérica de nuestra Era, la única que puede darnos una explicación lógica del sentido del karma y de la manifestación cíclica de los universos. El Espacio, como Entidad, viene así impregnado de karma, siendo el karma el ambiente natural, o social - si podemos expresarnos así- de los Dioses creadores.

En el destino creador de cualquier Logos ha de existir lógicamente, si nos atenemos a la analogía, una especie de predestinación astrológica que le incita a "elegir" Su lugar, o su situación exacta en el Espacio y a adquirir por efecto de ello un tipo definido de Personalidad o de Entidad Psicológica, con ciertas cualidades de vida y un tipo específico de conciencia de acuerdo con Sus necesidades expresivas o kármicas. El karma proveniente del pasado de cualquier Logos solar y el karma o destino de la Entidad Espacio deben establecer un centro de equilibrio y armonía. Cuando la "presión" de ambos aspectos kármicos llega a un punto de elevadísima integración o fusión se crea el ÉTER, la sustancia angélica base de la concepción universal. Podemos decir también que el Espacio se ha hecho moldeable a una Voluntad psicológica con necesidades inminentes de expresión y que a partir de este momento los Grandes Constructores del Cosmos, los Grandes Arcángeles o Mahadevas, aliados estrechamente a los Señores del Karma, pueden iniciar su Obra de Construcción.

Comprendemos que estas ideas aparecerán ante el concepto intelectual como algo realmente extraño, misterioso e inaudito y casi sin puntos de concreción posibles, pero debemos recordar al respecto cuanto dijimos anteriormente acerca de "la visión angélica" sobre el proceso creador del Universo, muy distinta en cada caso a la que corresponde a nuestra percepción humana. Sólo en una elevada medida de integración espiritual y utilizando la intuición superior nos será posible comprender la visión angélica. Para el Ángel todo es Vida y para el hombre todo es Forma; sin embargo y paradójicamente, el Ángel debe ser consciente de la Forma ya que debe operar sobre ella y el hombre debe adquirir una perfecta conciencia de la Vida para liberarse de la Forma. De ahí la necesidad de que entre ambas corrientes de evolución, la dévica o angélica y la humana, se establezca un lazo espiritual de unión y comprensión, de conciencia y de fraternidad. Si esto llega un día a realizarse -y tal es realmente el programa logoico de la Evolución- nuestra humanidad terrestre llegará a sentir tan profundamente la Vida, con sus maravillosos e inenarrables secretos, que las más elevadas concepciones filosóficas de nuestro mundo y los más grandes milagros conocidos, vendrán a ser como los débiles e incipientes balbuceos de un recién nacido. El conocimiento que actualmente es sólo patrimonio de las mentes iluminadas de la Humanidad, o de los grandes Iniciados, deberá formar parte en un futuro más o menos lejano del concepto mental, casi podríamos decir general, del hombre medio de nuestros días. Pero, deberán abrirse todavía muchas puertas internas para poder llegar a esta casi general comprensión del proceso creador. Una parte principal del propósito de este Tratado Esotérico sobre los Ángeles es "esclarecer la visión mística" y dotar de intuición espiritual a las mentes intelectualizadas de un gran sector de la humanidad, a fin de que los éteres del Plano Mental se dinamicen con el Fuego de una Realidad nueva, más de acuerdo con las necesidades de estos nuevos tiempos.

2. LA CUALIDAD DE LA VIDA PSICOLÓGICA DEL LOGOS

Cuando esotéricamente hablamos de cualidad, ya sea con respecto a la Vida de un Logos, de un Alma humana o de la diminuta conciencia de un átomo, nos referimos exactamente a dos cosas igualmente esenciales: al grado de evolución de dichas Vidas y a la manera como estas Vidas se manifiestan en Espacio y Tiempo, es decir, durante el proceso cíclico de la evolución, que en el Logos creador se extenderá por los Espacios Cósmicos dinamizándolos creativamente y en el átomo, cuya evolución cíclica pasa inadvertida pese a su maravillosa analogía, que por efecto de su extrema pequeñez solamente abarcará para su particular evolución una cantidad mínima de espacio, o de éter cualificado. El ser humano puede considerarse, tal como esotéricamente se ha hecho siempre, como un átomo consciente dentro de la Vida de Dios, participando de Su capacidad creadora y utilizando, a su vez, un considerable número de elementos sustanciales, o químicos, en todos los planos en donde posee cuerpos definidos que vienen a ser como partes expresivas de su voluntad y reflejando, por lo tanto, aquel aspecto específico de su naturaleza que llamamos el Karma. Como vimos anteriormente, el Karma posee básicamente "intencionalidad". No es una fuerza ciega ni maligna; su origen se pierde en las ignotas profundidades del Cosmos absoluto, pero posee una extraordinaria capacidad de síntesis que difícilmente podrá ser apreciada, al menos en tanto perdure para las mentes humanas el sistema corriente de ecuación de valores regidos por el intelecto. Muchos aspectos de este Tratado deberán ser considerados más con la intuición que con el juicio analítico, más con el corazón que con la mente. Se trata de introducirnos en el secreto mismo de la Creación y tal secreto, por paradójico que parezca, forma parte de la propia vida humana constituyendo el dinamismo de la acción particular regida por una actividad cósmica, de la misma manera que los átomos que constituyen nuestros vehículos de expresión en cada plano obedecen a nuestra propia evolución espiritual y, pese a su extraña pequeñez y aparente insignificancia, tienen asignada también la revelación de un secreto cósmico.

El principio de selectividad que rige el proceso creador al cual nos hemos referido anteriormente, puede ser íntegramente aplicado a nuestra vida humana. Como todo proceso creador, consta de idea y de voluntad, pero del centro mismo del proceso surge siempre la Intención, el poder inductor y el elemento cósmico que promueve la selectividad. En todo caso, selectividad es intención pura dinamizando los éteres y produciendo el necesario desequilibrio en los mismos como base del proceso creador, es decir, la creación de dos campos magnéticos de fuerza y de energía que en sus mutuas reacciones transmiten al espacio cósmico, esencialmente virgen, aquella invocación o mandato que atrae a los grandes Devas constructores. Éstos, según una frase mística de "EL LIBRO DE LOS INICIADOS", se hallaban sumidos en la paz imperturbable del Nirvana, o del Pralaya Angélico. Esta frase es profundamente interesante por cuanto revela la existencia en la vida de los propios Logos Creadores, de unos "espacios intermoleculares" en donde -utilizando aquí unos términos evidentemente rudimentarios- los Ángeles Constructores procedentes de cualquier ignorado y remoto Universo, duermen o descansan. Vean aquí un indicio de aquel estado, con referencia a la vida humana, que llamamos esotéricamente "el Devachán". Durante el curso de esta elevada forma de existencia en la que el Alma humana se siente libre de karma, los ángeles constructores de sus vehículos periódicos también duermen o descansan. Esta es aparentemente la gran analogía cósmica de la vida del hombre. Sin embargo, los Ángeles no descansan, sino que en la serena paz de su inmortal retiro "velan el sueño del Alma" y escrutan los misteriosos Cielos a la espera de la oportunidad de manifestación cíclica. Esta idea puede ser aleccionadora si podemos utilizarla inteligentemente. Nos ofrece, en todo caso, una nueva visión de incalculables perspectivas para nuestra vida humana, la cual se siente fatalmente obligada a los cíclicos periodos de descanso como antesala de un renovado y más benigno karma.

Volviendo a la idea anterior, insistiremos en el hecho de que el karma universal es consecuencia del necesario desequilibrio que se origina en el Espacio virgen cuando la Intencionalidad de un Logos decide la separatividad de los principios en perfecto equilibrio y "separa las aguas", tal como se dice en el Génesis, preparando el campo para la inminente creación. Donde hay dualidad de principios hay karma, siendo éste precisamente el indicador de las cualidades psicológicas de cualquier Logos reflejadas en la inmensidad del Espacio.

Si analizamos esta idea de acuerdo con una visión muy profunda y esotérica, llegaremos a la conclusión de que el Éter, al cual deberemos referirnos constantemente durante el curso de este Tratado, es el propio Espacio cualificado por el Karma de un Logos. Éste, impregna de Su vida íntima, aquellas zonas del Espacio en donde ha decidido "reencarnar" - permítasenos ser muy gráficos sobre este punto- y es precisamente aquella natural emanación de sí mismo la que en contacto con el Espacio produce el éter, la sustancia vital que utilizan los Ángeles para construir los elementos químicos de base sobre los cuales será estructurado el Universo.

Cada Logos lleva consigo los elementos vitales que al incidir en la Entidad Espacial, producen creación y construcción. La cualidad de un Universo, su potencialidad dinámica, su extensión en el espacio, el tipo de las energías utilizadas y su grado de invocación angélica forman parte de lo que llamamos Karma en la vida de cualquier Logos creador. Los grandes espacios siderales, o aquellas excelsas zonas intermoleculares que separan a los mundos y se hallan en perfecto equilibrio, son la Mansión de los Ángeles del Cosmos en todos y cada uno de los niveles de expresión de la Vida Divina. Y en estos espacios intermoleculares que permiten la estabilidad y el equilibrio de cualquier Universo y salvaguardan la libertad y hegemonía kármica de los Logos que los integran, se halla la inmensa fábrica de condensación, formación y concreción de cualquier tipo de creatividad en donde trabajan los Ángeles.

La afirmación esotérica de que los "espacios intermoleculares" son la Mansión y al propio tiempo la zona misteriosa donde trabajan los Ángeles, debe ser aclarada en el sentido de que cada Logos posee estos "espacios intermoleculares" como un precioso legado de la experiencia creadora. Cuando decimos que los Ángeles no descansan porque carecen de principio kármico, estamos ofreciendo una indicación muy interesante en el orden esotérico que puede reorientar muchas de las concepciones científicas actuales hacia nuevas zonas de investigación y de estudio. Un ejemplo, las que corresponden a los espacios intermedios entre fuerzas gravitatorias, sin distinción de las características particulares de las mismas, que igualmente pueden ser referidas al espacio intermolecular entre dos Universos, como al vacío creado en los campos magnéticos producidos por un grupo de protones y otro de electrones. Hay que analizar muy críticamente, sin embargo, la idea de que "los Ángeles no tienen Karma". Pero, desde el momento en que se admite que dos campos gravitatorios pueden hallarse en equilibrio, hay que suponer lógicamente la existencia de un espacio entre ambas dentro del cual la actividad conocida como gravitación ha quedado reducida a cero. Decimos "actividad conocida" con referencia a nuestra mente muy influenciada por la "gravitación tridimensional" u objetiva, la cual no puede captar el oculto sentido de un espacio carente de gravitación por la actividad de dos fuerzas en equilibrio, es decir, absolutamente compensadas en sus particulares gravitaciones. Esta idea no niega en absoluto el principio o ley de gravedad, sino que le añade un nuevo y más positivo elemento en orden a nuestros estudios, que podríamos calificar como de "dinamismo vital de los espacios intermedios", el cual, sin que quizás nos hayamos apercibido de ello, constituye el principio de cohesión de los átomos, de las células y de todos los cuerpos en general hasta crear un Universo, un planeta o el organismo físico de un ser humano.

Si hemos seguido atentamente el proceso, seremos conscientes de que allí en donde termina la fuerza de gravedad de cualquier cuerpo en el espacio y en donde se inicia la de otro, ha de hallarse forzosamente un punto de equilibrio realmente dinámico, un espacio vacío sin gravedad reconocida y, por tanto, sin karma. Y es allí, en aquel misterioso punto, sin karma reconocido, en donde viven, se mueven y tienen el ser todos los elementos dévicos o angélicos, desde los pequeños elementales constructores hasta los Grandes Arcángeles que representan el principio científico de cohesión de la materia de un Universo, de un grupo de estrellas o de una esplendente Galaxia.

3. EL GRADO DE EXPERIENCIA UNIVERSAL DE UN LOGOS

Si hemos seguido atentamente la idea general expuesta en el capítulo anterior, nos habremos dado cuenta quizás de unos hechos muy importantes, dentro de nuestros estudios esotéricos, tales como el de que el Espacio es una Entidad Psicológica y de que del Centro infinito de la misma emana constantemente una cualidad que ante nuestra visión intelectual aparece como de absoluto reposo y de equilibrio perfecto como resultado de haber sido debidamente compensada la ley de gravedad. Esta ley es común a todo cuerpo creado por esta rara y desconocida sustancia que llamamos "Éter", en incesante modificación o proceso de sustanciación. Al referimos a cualidad con respecto a cualquier Logos creador de un Sistema Solar o de un conjunto de Sistemas solares, hacíamos una referencia a su pasado e indescriptible karma, entrando con esta idea en la consideración del karma como la expresión de un tipo particular de conciencia logoica, de la que emana una especial corriente de energía invocativa. Dicha corriente, poniendo en incandescencia los éteres del Espacio, constituía un centro de expansión del cual surgiría por efecto de una condensación progresiva de la sustancia etérica el aspecto más denso y objetivo que llamamos sustancia material, llegando así a considerar que todo cuerpo denso es el resultado de una compresión del éter hasta llegar a un máximo de solidificación, como se trata por ejemplo en el caso de la sustancia material que llamamos plomo o de algún otro elemento químico con una potente carga de neutrones. Esto nos aclarará, la tremenda potencialidad que subyace en un átomo de uranio o de plutonio y que hizo posible su utilización en el campo científico para provocar una explosión nuclear, introduciéndose la investigación, quizás sin darse cuenta, en algún nivel esotéricamente reconocido como formando parte de la Cuarta dimensión.

Nuestra investigación en este Tratado pretende llevar el estudio a las desconocidas y maravillosas regiones angélicas y debe seguir, como es lógico, un proceso lento, circunspecto e inteligentemente calculado, teniendo como meta de nuestro esfuerzo la causa posible del Universo y tratando de descubrir el ignorado CRISOL de donde surgen mediante un indescriptible procedimiento alquímico todas las formas posibles de la Naturaleza.

Sabemos esotéricamente que los Ángeles, en un infinito e inenarrable despliegue de facultades, tienen el poder de construir átomos por un proceso de sustanciación o solidificación del éter. Este indicio, que constituye el más formidable desafío a los científicos del mundo moderno, es sólo el principio de una serie de descubrimientos en el orden esotérico que tienen que añadir y añadirán nuevos elementos de juicio en este campo, dentro del cual el movimiento de la energía potencial del Universo constituía hasta el presente la meta reconocida. Sin embargo, la investigación tiene que llevarnos todavía más lejos introduciendo nuestra visión en el reino supremo de las causas de la energía, hasta llegar a un punto o una frontera en donde solamente Dios y Su inmutable Designio pueden penetrar.

Al admitir dentro de una lógica esotérica la existencia de unas zonas de maravilloso equilibrio entre los campos gravitatorios del Universo, nos hemos introducido, casi sin darnos cuenta, en la Mansión de los Devas y en el reconocimiento de la gran verdad iniciática que un día llegará a ser absolutamente científica, de que los Ángeles son virtualmente la energía del Cosmos. Hay que aceptar inteligentemente que del seno de una zona espacial en equilibrio sólo puede surgir aquel tipo específico de energía del más potente dinamismo y de la más sutil radiación que llamamos armonía. En nuestro Universo esta energía cualificada por la vida de Dios, o de nuestro Logos solar, se denomina técnicamente AMOR, siendo el Amor, por tanto, la fuerza cohesiva que desde un centro inmaculado de compensación de fuerzas dentro de cualquier campo gravitatorio, origina todas las cosas creadas. Hay que aceptar entonces, partiendo de estas consideraciones, que ciertas definidas experiencias kármicas en anteriores Universos hicieron de nuestro Logos lo que actualmente ES, es decir, un Centro de Creación o un núcleo atómico en el seno del Cosmos absoluto, alrededor del cual unos elementos con capacidades nucleares diversas expresan determinadas cualidades de Su eterna y radiante Vida. Igual principio de Creación, a partir de un centro de equilibrio, puede serle asignado a cualquier Logos prescindiendo de Su mayor o menor desarrollo espiritual dentro del majestuoso y fascinante Cosmos, siendo el equilibrio establecido por la relación intermolecular de cada uno de los Universos, o de los planetas oscilantes dentro de estos Universos, lo que preside la gran Armonía cósmica o la eterna Sinfonía de la Creación.

Hay que reconocer, y así nos introduciremos directamente en la idea de la Experiencia Logoica de Creación, que el pasado del Logos influye radicalmente en el proceso creativo. Este proceso se basa lógicamente en la calidad de los materiales utilizados en su ejecución y en la sutilidad de los éteres que por infinitos grados de compresión y amalgamación constituyen diversos estratos, planos o niveles mediante los cuales aquella gloriosa Experiencia tendrá posibilidad de revelarse. Tendremos que referirnos asimismo, dentro de este orden de ideas, a la calidad de los Ángeles que originan el proceso de solidificación del éter surgiendo, tal como esotéricamente se dice, de los espacios intermoleculares de la Memoria del Logos, es decir, de lo que nosotros denominamos "memoria akásica", o "memoria cósmica". Habremos de extender pues el razonamiento a la ley de afinidades químicas operando en cada Plano del Universo, como un resultado de la actividad de los Ángeles que en cada centro de equilibrio tienen sus moradas. Inducidos por fuerzas universales que surgen del Corazón de la Divinidad, Centro de Su Actividad creadora, los Ángeles de nuestro Sistema planetario elaboran los materiales que entran en la composición del Universo y constituyen los Planos de la Conciencia divina, los Reinos de la Naturaleza, las Razas humanas y el complejo y todavía ignorado mundo de los elementos químicos.

Tengamos en cuenta también, y aquí deberemos aplicar radicalmente el principio de la analogía, que cada Logos creador tiene tras de sí un glorioso e indescriptible pasado que trasciende las pequeñas medidas del tiempo conocido. Este pasado, que técnicamente podríamos denominar "experiencia logoica", determina la calidad de un Universo, la cual viene determinada por la calidad de los factores angélicos que intervienen en el proceso de la estructuración universal. Pero, en definitiva, la calidad universal depende única y exclusivamente de la calidad de Experiencia Logoica y de Sus extraordinarias capacidades de Conciencia gestadas en el misterioso Arcano de la indescriptible Memoria Cósmica.

4. LA ELECCIÓN DEL CAMPO DE EXPRESIONES LOGOICAS

Siguiendo las líneas de investigación que nos hemos propuesto en este Tratado, deberemos insistir constantemente en el hecho de que los Ángeles, los misteriosos agentes de la Luz y de la Creación, constituyen el principio constructor de la Naturaleza divina. Responden a la Ley, al Orden y al Poder organizador que en forma de Inteligencia creadora surgen del Corazón del Sol, refiriéndonos aquí concretamente a la actividad logoica de nuestro Universo. Cuando hablamos de cualquier ser humano decimos corrientemente "que está siguiendo el proceso kármico que marca su destino". Con esta sencilla afirmación estamos revelando una gran verdad esotérica, teniendo en cuenta que el karma, el pasado del Alma, su experiencia psicológica, sus cualidades, etc., son consustanciales y constituyen el Ser en la integridad de sus aspectos. Parte inexorable del destino del hombre, en relación con las líneas maestras de este Tratado, son las infinitesimales, incalculables y desconocidas "vidas menores" que participan desde el principio mismo de los tiempos en la composición y construcción de sus mecanismos expresivos, siendo los más conocidos, como todos sabemos, el cuerpo físico, el vehículo emocional y la mente. Esta es una afirmación muy importante considerando que estas misteriosas vidas que cíclicamente nos acompañan son virtualmente ángeles o elementos dévicos en variadas e incalculables jerarquías y niveles de actividad, que elaboran el proceso kármico de acuerdo con los materiales, nobles o burdos, que vienen transportados a través del tiempo por la conciencia humana en permanente proceso de "memorización" o de evolución. El karma y el destino, palabras de las cuales no siempre se hace un debido y correcto uso, ofrecen amplísimas vertientes de estudio esotérico. No sólo son el resultado de pasadas experiencias y un depósito vivo de cualidades latentes, sino que constituyen un poder soberano, "una orden" -si podemos expresarlo así- a las innumerables vidas angélicas, las cuales, de manera maravillosa e inenarrable, son las "depositarias y al propio tiempo salvaguardadoras" de la integridad del Destino, sea humano o cósmico. Por lo tanto, cuanto digamos acerca de la "Elección del Campo de Expresiones" con respecto al Logos creador de un Sistema de mundos, tiene absoluta validez para el ser humano, sea cual fuere su valoración individual o su condición social. Nos referimos siempre a un proceso místico de integración de valores angélicos surgiendo de un determinado Centro creador y encarnando la luz de un destino, experiencia viva de un pasado que se pierde en la inmensidad del tiempo y tejiendo en el éter los acontecimientos kármicos que caracterizarán la vida de un Dios, de un hombre o de un insignificante átomo.

¿Qué hay que entender por la frase: -aparentemente sin sentidoelección del campo de las expresiones logoicas? Podríamos señalar al respecto, aunque creemos que esta idea exigirá un gran esfuerzo de comprensión por parte de todos nosotros, que hay una misteriosa relación entre el Karma, la Cualidad de Vida Logoica y el Lugar en el Espacio que debe contener las semillas de un Universo. La selectividad del Espacio es aparentemente un proceso de "identificación". Cuando esotéricamente se afirma "que hay un destino para cada hombre y un hombre para cada destino", estamos afirmando este proceso natural de "identificación" o de reconocimiento por parte de los Ángeles que forman parte de este destino, del "lugar en el Espacio", o el emplazamiento justo, concreto y definido en donde tiene que realizarse la experiencia creadora. El Manto de un pasado, individual o logoico, es extendido por los Ángeles en el Lugar previamente elegido creando allí una zona de influencia que es caracterizada por aquellas conocidas frases esotéricas de "...el Espacio viene teñido de Karma antes de la Creación del Universo" y "...el Manto del Karma se cierne sobre los mares del Espacio para iniciar un nuevo destino creador". Estas ideas serán quizás difíciles de asimilar intelectualmente por cuanto sus implicaciones, por claramente que sean expuestas, contienen una fuerte dosis de abstracción. No en vano tratamos de los Ángeles y del Misterio de sus vidas, así como de sus capacidades de integración en la imponderabilidad del Espacio.

En el caso del Universo "la elección del campo de situaciones" o la selectividad del campo magnético que ha de producirlas en la infinita extensión del espacio, aunque aparentemente se aprecie como una actividad natural de los Ángeles, hay que tener en cuenta que dichos Ángeles son una emanación natural del propio Logos creador de un Sistema, significando con ello que "sus mónadas angélicas" participan de la Voluntad creadora y son inducidas a la actividad por la Intencionalidad de la Vida divina. Este punto lo analizamos en un capítulo precedente. Se trata del secreto de la correspondencia cósmica del cual deriva el eterno sincronismo existente entre las motivaciones logoicas y las actividades angélicas. Tengamos en cuenta que aislamos intencionadamente el proceso selectivo de situaciones universales de la motivación particular de un Logos, sólo para aclarar mejor el sentido de la Creación. Este sentido, como esotéricamente se sabe, consta de tres fases consustanciales: intención, ideación y construcción, inherentes a las actividades logoicas reconocidas en todas las grandes religiones de la Humanidad como la Voluntad del Padre, el Amor del Hijo y la Actividad del Espíritu Santo, los tres aspectos integrantes de la Vida de cualquier Logos o de cualquier ser humano, su reflejo microcósmico en el tiempo.

Una frase esotérica del "LIBRO DE LOS INICIADOS", traducida a nuestra mente occidental, dice así: "El Espacio se abre para contener la semilla de una nueva creación". Esta frase se refiere concretamente a los preliminares de la Creación, a lo que podríamos llamar "una concepción cósmica", extendiendo la idea al proceso generador de situaciones humanas que culminan en la concepción, este misterio universal de reproducción de todas las especies vivientes, así en el orden cósmico como en el individual y general, habida cuenta de que la Ley de polaridad y su consecuencia natural, el principio de generación, constituyen aspectos inefables de toda posible concepción. Las matrices del Espacio eternamente virgen y las entrañas físicas del aspecto femenino humano guardan entre sí una absoluta relación y analogía. El germen creador del Logos, descompuesto en los aspectos positivo y receptivo y el germen humano conteniendo en su maravilloso centro de expansión la totalidad de un destino creador, son los elementos sustanciales de que se revisten los Ángeles para producir todas las formas conocidas. En el caso de un Logos, el primer síntoma objetivo de concepción es la nebulosa creada etéricamente por los Grandes Arcángeles, en el del ser humano es el movimiento de la sustancia etérica en forma circular alrededor del átomo permanente, el cual empieza a latir como un diminuto corazón.

Cuanto hemos dicho en este capítulo deberá considerarse como la piedra angular de este Tratado esotérico, por cuanto se analiza la vida de los Ángeles desde el ángulo de vista de su actividad principal, la que incansablemente les lleva a "tejer en la luz" de los acontecimientos del pasado y en las oportunidades del presente, un mejor y más claro destino en la vida de todo Dios y de cada hombre. Empezamos a considerar científicamente la esencia del proceso vitalizador del Universo y a introducirnos en los misteriosos arcanos del tiempo para descubrir allí el secreto de las edades. Podemos entrever ya, aunque sólo en una cierta medida, el principio de Vida generador de un Sistema Solar y a considerar las actividades angélicas, en sus infinitos niveles de expresión, como las corrientes vitales que descompuestas en energía, fuerza y movimiento constituyen la realidad visible de toda posible creación. Estas ideas, consecuentes de las examinadas en los capítulos precedentes, nos permitirán ver más claramente el sentido de identidad psicológica de un Logos en relación con la inefable corriente de Vida que se expansiona y exterioriza en el Cosmos por medio de un Arcángel.

5. LA AFINIDAD PSICOLÓGICA DEL LOGOS CON DETERMINADOS ARCÁNGELES CONSTRUCTORES

¿De qué maravilloso e indescriptible Centro cósmico surgen estas extraordinarias actividades de conciencia que magnéticamente atraen, relacionan y unifican a ciertos Arcángeles con determinados Logos Creadores? ¿De qué ignorado rincón del Cosmos proviene esta afinidad Logoico- Arcangélica que contiene el secreto místico de la Creación? ¿Dónde se hallan los Crisoles de aquella misteriosa ALQUIMIA que produce los Universos?

Estas son las preguntas que se formulan los verdaderos investigadores esotéricos y que deberían hacerse los aspirantes espirituales de nuestros días. Las respuestas a las mismas han de tener sin embargo una potente base científica, aunque la Ciencia que produce la tecnología moderna no se ocupe todavía de estas cuestiones. Debe haber un punto de coincidencia también con todo cuanto aprendimos esotéricamente en el pasado. No podemos reducir el proceso de nuestro estudio a un simple recrearse románticamente sobre una serie de misterios irrevelados y construir un mundo de nebulosidades alrededor de un tema cuya formulación mental exige lógica y una conveniente estructura analítica. Hay que utilizar como siempre el principio de analogía e iluminar con ella los aspectos que están ocultos a la ordinaria percepción intelectual. Así, de la misma manera que el principio de la Luz es dual y obedece a las leyes científicas de polaridad magnética, así también el Universo es dual como resultado del contacto magnético del Logos creador con un poderosísimo Arcángel o Mahadeva. Los investigadores ocultos de la vida de la Naturaleza saben, por percepción Intuitiva, que no es el Azar cósmico lo que hace concurrir en un momento específico del tiempo y en cualquier determinada zona del espacio a un Logos y a un Arcángel. Las razones ocultas que guían desde sus misteriosas raíces cósmicas el trazado particular de un Universo, son el resultado de una AMISTAD que viene manifestándose a través de incontables eones. Estas motivaciones podrían ser localizadas quizás en "el principio de los tiempos", cuando el Logos Solar era tal vez un ser humano como nosotros, perdido como un punto de luz en el seno de una humanidad transcendida hace millones de años y durmiendo su recuerdo en los infinitos repliegues del inmortal AKAHSA y el hoy excelso Arcángel, un Ángel familiar que asistió a aquel hombre en algún momento cumbre de su evolución espiritual y engendró aquel Karma de Amistad que los mantiene entrañablemente unidos en la expresión del Universo.

Esta idea puede aparecer como un sueño, expresión de un sentimiento extremadamente idealista, lleno de fantasía o de romanticismo espiritual, pero en realidad es el reconocimiento de un destino kármico de luz que abarca el pasado, el presente y el futuro de cualquier posible Universo. En los grandes relatos simbólicos y místicos de la antigüedad se habla muy frecuentemente de amistades entrañablemente íntimas entre Ángeles y hombres, nacidas al amparo de hechos y circunstancias especiales o trascendentes que escapan al intelectual razonamiento. Se nos habla esotéricamente también de "los Ángeles Solares", cuya simbología más conocida es la de Prometeo, el joven héroe mitológico, que compadecido de la ignorancia que ensombrece la mente de los hombres, asciende al Olimpo y le roba al Dios JÚPITER, mientras éste se halla durmiendo, el fuego de la inteligencia para ofrecérselo a la humanidad, la cual desde aquel momento, posee alma individual y sentido social de comunidad.

El símbolo de Prometeo se fundamenta en el Amor y en la Amistad, así como en el reconocimiento del sacrificio de ciertos grandes Ángeles en favor de la humanidad durante el larguísimo y difícil proceso de la evolución de las Razas... ¿Por qué no transferir pues el símbolo de Prometeo al Cosmos absoluto y considerar desde este ángulo la participación kármica y objetiva del Logos solar y de un divino Arcángel en la gloria creativa de un Universo, teniendo en cuenta que todo Universo es kármico?. Hay aparentemente un Karma de Amistad y simpatía entre los elementos principales que intervienen en su creación. Los Logos y los Arcángeles son los Artífices del Universo, aportando el Logos Intención, Voluntad e Ideas y el Arcángel, Señor de la Memoria Cósmica, la elección del campo de la actividad universal y la capacidad infinita de extraer del Karma logoico -he ahí una idea difícil de ser expresada- todos los ingredientes o materiales que han de hacer posible la obra de Construcción o de estructuración de la Forma, o grupo de Formas en las que debe encarnar la Idea del Logos. De ahí que la frase esotérica "...hay un Ángel para cada Hombre y un Hombre para cada Ángel", analizada en otra parte de este Tratado, pudiera ampliarse en el sentido de que "hay un Arcángel para cada Logos y un Logos para cada Arcángel".

El secreto que subyace en el principio de selectividad que precede a la elección del campo, es decir, de las zonas del espacio en donde ha de tener lugar la obra de creación universal, pertenece por entero a la Vida del Arcángel. Éste sabe, sin error posible, donde debe realizarse la Obra por cuanto conoce la Intención del Logos y su más secreto Designio y es capaz de revestirse de Sus cualidades más íntimas para poder extraer del Espacio los apetecibles frutos de la Acción. El Logos, por su parte, puede descansar de la labor de Construcción porque sabe que se halla en buenas manos y conociendo la extraordinaria habilidad del Artista puede proseguir el gran Intento Creador en los indescriptibles y maravillosos mundos de la Intención y de la Idea. El Karma se complementa y sólo el Recuerdo, la Memoria Cósmica o la Experiencia de las Edades actúan en el proceso de la elaboración universal. KRISHNA y ARJUNA –muy esotéricamente interpretados- están siempre de acuerdo. KRISHNA, el Logos creador, se limita a observar atentamente el proceso de construcción o de elaboración de la Idea universal encarnando sólo un fragmento de su Ser; ARJUNA, el Arcángel, interpreta la Voluntad logoica y con aquel fragmento de Vida del Ser, realiza la tarea de construir el Universo, la Morada de KRISHNA, del Logos, en todos los niveles requeridos por la actividad kármica. Tal es, esotéricamente hablando, la Obra mística del Universo, una Obra de Amor y de Amistad cósmica que trasciende las edades.

6. LA CONSIDERACIÓN DE LOS AGENTES CONSTRUCTORES DEL SISTEMA SOLAR

Si admitimos razonablemente que la Ley de Gravedad, a la que nos referimos en capítulos precedentes, es una expresión del Karma de los Dioses Creadores, habrá que admitir también como lógica la idea de que cada uno de los Planos del Sistema Solar tiene su propia y específica gravedad. Ésta dependerá obviamente de la calidad del Karma logoico y de la Capacidad sustanciadora del mismo por parte de cada uno de Sus Arcángeles regentes. Hablamos siempre, como podrá observarse, en términos de afinidad y de analogía por cuanto no podemos separar los Arcángeles de la Vida de los Logos, como no podemos separar los devas constructores de la vida de las almas de los seres humanos. Dentro de la línea de nuestros comentarios veremos siempre que Dios y el hombre, el Macrocosmos y el microcosmos, se hallan vinculados por idénticas Leyes y Principios y de la reciprocidad que resulta de dicha analogía podemos extraer siempre la necesaria comprensión en nuestras investigaciones.

En nuestro Universo hay un Centro de Gravedad Central ocupado -si podemos expresarlo así- por el aspecto superior del Logos creador. A este Centro se le denomina esotéricamente "El Sol Espiritual Central" y del mismo surge o emana una séptuple corriente de energía que es representativa de las Cualidades psicológicas de la Conciencia divina. Cada una de estas Siete corrientes de energía en contacto con el Espacio Cósmico "previamente elegido", origina siete centros de expresión de Aquella Voluntad Central, siete vórtices o siete centros de gravedad. En el interior de tales vórtices de energía la visión de un elevado Logos cósmico podría percibir la actividad primera del Mahadeva o del Arcángel Constructor, que es polarizar la Intención del Logos y crear "el necesario desequilibrio" en el Espacio "para que sean removidos creadoramente los éteres", tal como puede leerse en ciertos pasajes de "EL LIBRO DE LOS INICIADOS", y la séptuple Cualidad trascendente del Logos sea descompuesta en un increíble número de cualidades menores, cada una de ellas con su propio centro de gravedad. Tales centros menores -y somos conscientes de lo difícil que resulta comprender esta idea- son emanaciones directas de la Vida del Arcángel y son la totalidad de aquellas entidades espirituales, de las cuales tan poco se habla en los estudios esotéricos, que constituyen la Jerarquía Angélica del Universo. Cada una de estas Jerarquías tiene asignada una muy definida y concreta misión con respecto al Universo. Son, en su generalidad, la experiencia creadora del Dios universal, la representación genuina de Su evolución en varios niveles de conciencia, la revelación de Su karma y los forjadores de Su destino a través del Universo. No puede separarse al Ángel, sea cual fuere su evolución o jerarquía, de las cualidades de Vida que caracterizan la Conciencia de Dios, ya que en su conjunto constituyen misteriosamente dichas cualidades. La evolución natural de los Ángeles se halla en el centro de las Cualidades divinas y crecen espiritualmente a medida que tales cualidades o experiencias se exteriorizan y expansionan a través de los sucesivos Universos, encarnado en el Espacio, unificando sus vidas y originando el éter [No se trata del éter conocido por la Ciencia, sino el propio Espacio dinamizado por las cualidades magnéticas de la Divinidad a través de los Ángeles.]. El éter, esotéricamente definido, es una emanación del karma divino Coloreado por las cualidades representativas de los Ángeles. El misterio de la creación universal se realiza a partir de la nebulosa; se trata de un lentísimo y paciente trabajo angélico de "condensaciones sucesivas de éter", mediante las cuales la Intención del Logos halla adecuada réplica en los éteres creados por el impacto de los Ángeles en el seno infinito del Espacio. Tengamos presente cuanto dijimos en capítulos anteriores acerca de que "el Espacio es una Entidad Psicológica". Esta idea podrá adquirir consistencia mental si se tiene en cuenta que el Espacio contiene una Vida particular, ya que es una emanación directa de un LOGOS SUPERCÓSMICO -permítasenos esta expresión- que cede una parcela de Su Campo Gravitatorio, o etérico, para que otros Logos menores puedan exteriorizar Sus vidas y sus particulares karmas.

Cuando en los elevados estudios esotéricos se nos dice que ...el Espacio está teñido de karma, aún antes de que se inicie el proceso creador de un Universo", se tiene en cuenta esta gran verdad de que el Espacio, tal como corrientemente lo analizamos, es ya una emanación angélica de poderosísima trascendencia proveniente de una INTENCIÓN LOGOICA, totalmente incomprensible para nosotros, pero Cuya Vida se expresa por medio de indescriptibles Galaxias y no por Simples Constelaciones o Sistemas solares. ¿Podemos captar adecuadamente la grandiosidad infinita de esta afirmación?

Cuando refiriéndonos muy concreta y particularmente a nuestro Sistema Solar, hablamos de Planos o niveles de Conciencia queremos significar que ciertos vórtices de energía provenientes de la Voluntad Espiritual Central de nuestro Logos creador han anclado en el Espacio -vean ustedes, las dificultades idiomáticas para expresar estas sutiles referencias- y han establecido contacto con el éter cualificado que lo constituye, es decir, que han venido a formar parte de una Conciencia cósmica más allá de todo poder conocido. Es decir, que le ofrece una pequeña oquedad dentro de su insondable Espacio para depararle oportunidad creadora de evolución y de experiencia [Nuestro Sistema solar forma parte de un grupo cósmico constituido por siete Universos]. La actividad angélica, hasta donde nos es posible considerarla de acuerdo con el principio de analogía, consiste en preparar la "Experiencia Creadora", unificando los éteres cualificados que proceden de un Universo anterior logoico con el éter del Espacio dentro del cual va a realizarse el nuevo experimento creador. Y si tenemos en cuenta que el éter es la sustancia que viene coloreada por el Karma de cualquier Dios o Logos creador, seremos conscientes que en el momento estelar y cíclico en que se produce la "concepción" de un Universo hay un MARIDAJE CELESTE entre dos tipos de Karma, o dos experiencias logoicas, expresando diferentes cualidades psicológicas y destinos de Vida. Es, en este punto, cuando se inicia el proceso de construcción y de revelación. En efecto, los principios de Vida logoica se introducen en el éter y los Ángeles empiezan su trabajo. Es un trabajo infinitamente lento, tal como hemos dicho anteriormente, paciente y lleno de humildad, incomprensible para la conciencia del hombre, impaciente por naturaleza y deseoso constantemente de ver y de gozar el fruto de sus acciones. Estas características humanas forman parte de lo que podríamos llamar "el estigma del Karma". Los Ángeles están más allá y por encima de estas condiciones. Aparentemente no tienen karma. Al menos el karma tal como lo consideramos desde el ángulo de vista humano, pero paradójicamente utilizan el karma, logoico o humano, como fuente de energía para su tarea de "sustanciación o compresión de los éteres". Cuando se produce la gran emanación logoica que los lleva a la manifestación, se limitan a escoger materiales de conciencia y a condensarlos de acuerdo con el DISEÑO que intuitivamente poseen de la Voluntad divina. El dolor, la lucha y el sufrimiento que eones más tarde provocarán la gran invocación redentora que determinará la liberación de la energía universal sustanciada, corresponde al ALMA de las cosas, a aquella otra emanación de vida que procede de otro Centro creador de la Divinidad, aquél que esotéricamente se define como "el Corazón del Sol". Este Centro es denominado también la Super Alma universal. De este Centro surgen las Mónadas espirituales de todo cuanto existe y las Jerarquías creadoras que viven en el Universo guardan estas Mónadas como el más preciado Tesoro creador, ya que son las simientes vivas de los Logos inmortales que surgirán en el devenir del tiempo, un tiempo para medir, del cual el ser humano no sólo carece de medidas, sino también del suficiente entendimiento para imaginarlas.

El intento creador del Logos, o Su intención de manifestarse, ofrece así dos grandes vertientes: la que corresponde a la IDEA y contiene la Intención primaria y la de la ACCIÓN, o trabajo de Construcción, que condensa el Karma del Logos mediante la sustancia generada de las vidas angélicas que llamamos éter. El grado de condensación del éter a través de un proceso natural y selectivo de materiales afines por parte de los Grandes Arcángeles origina los distintos Planos de la Naturaleza. La sutilidad de un Plano tiene que ver, por tanto, con la evolución espiritual del Logos y de Su Arcángel regente. De este último emanan, como una exacta réplica de las cualidades de la Divinidad, siete corrientes de energía. Éstas, siempre en orden a la densidad del éter que cualifica aquellas emanaciones, determinan y construyen los siete Subplanos de cada Plano, regido cada uno de ellos por un poderoso Ángel. Resumiendo el proceso de construcción del Universo (continuamos haciendo referencia al que vivimos, nos movemos y tenemos el ser), vemos que cada Plano es expresión de la capacidad interpretativa y constructiva de un Arcángel y que, escindido en Siete subplanos, expresa una riqueza de cualidades y posibilidades infinitas de acción mediante la actividad de Siete Excelsos Ángeles constructores. Éstos, a su vez, hacen sentir Su fuerza, Su energía y Su mandato sobre una increíble legión o jerarquía de elementos dévicos o angélicos, fuerzas vivas que conocen exactamente la responsabilidad de sus respectivas misiones y las llevan implacablemente a cabo, prescindiendo en absoluto de lo que ocurre más allá de los límites impuestos a sus acciones por la propia ley de evolución y la característica especial del medio dentro del cual oculta y misteriosamente trabajan.

Hay, por tanto, cuarenta y nueve subplanos regidos cada uno de ellos por un glorioso Ángel, cuya vida y cuyas cualidades vienen determinadas por el excelso Arcángel que es el centro gravitatorio de cada Plano. Podemos decir que hay siete absolutas polarizaciones de la Atención creativa de la Divinidad, revestidas de una cualidad psicológica distinta, expresando un cierto aspecto de Aquella trascendente evolución universal alcanzada a escala cósmica a través de incontables ciclos o edades de proyección creadora en los indescriptibles marcos del Espacio. Vistos los Planos desde este ángulo, más cercano a nuestro entendimiento, podemos considerar que cada uno de ellos constituye un Cuerpo expresivo de la Voluntad o Conciencia del Logos. El Arcángel es el Centro vital constantemente activo en el interior de cada uno de estos Cuerpos para dotar a la Vida divina de una oportunidad cada vez más plena y más perfecta de manifestación, mediante la aportación de ÉTER, cada vez más sutil y sublimado, representativo lógicamente de las modificaciones cada vez más profundas que produce y registra la Conciencia Logoica.

La comprensión de cuanto acabamos de decir puede aclarar quizás la idea que cada cual pueda tener sobre la creación del Universo. Podemos decir, sin embargo, que la vida humana, exacta reproducción de la Voluntad divina, se mueve también en siete distintas dimensiones o cualidades etéricas del Espacio, desde su cuerpo físico de la más densa objetividad, hasta el Plano Monádico, en donde el Arcángel regente vela el desarrollo de su trascendente capacidad de síntesis y en donde también –de acuerdo a lo que al respecto se dice en cierto pasaje de "EL LIBRO DE LOS INICIADOS" "...La Gran Ave (el Arcángel) después de empollar los huevos del Universo vela por sus siete polluelos", siendo ésta una sutil referencia a la actividad particular y distintiva del Arcángel del Plano Monádico con respecto a la totalidad de las Mónadas espirituales de todos los Reinos de la Naturaleza. Las Mónadas espirituales del Reino humano fueron empolladas -permítannos esta sutil referencia- por el Ángel regente del Cuarto subplano del Plano Monádico, el Segundo de la evolución solar. A este Ángel tutelar de las Monadas del Cuarto Reino y a las huestes angélicas a Sus órdenes se les denomina esotéricamente "La Cuarta Jerarquía Creadora".

Resumiendo lo dicho en este capítulo, acuerdo con el principio de analogía y en orden nuestro Tratado, las siguientes conclusiones:

a) Nuestro Universo es Septenario.

b) La base del mismo, en su aspecto estructural y expresivo, es el ÉTER, en distintas modificaciones o grados de densidad.

c) Cada tipo de modificación del ÉTER obedece a una Cualidad de Conciencia del Logos Creador.

d) Hay, por lo tanto, Siete grandes Centros de Gravedad en el Universo, mantenidos en equilibrio estable o cohesivo por la intervención de un poderoso y excelso ARCÁNGEL.

e) Cada Plano surgido de este Centro de Gravedad se subdivide en Siete planos menores o subplanos, los cuales constituyen, a su vez, siete Centros de gravedad o vórtices de energía integrados cada uno por la gloriosa Vida de un Ángel de elevada categoría universal.

f) De cada uno de estos Siete vórtices de energía generada por la Vida de un Ángel, se exterioriza una numerosísima legión de ángeles menores y devas constructores (o fuerzas elementales de la Naturaleza) manejando distintas y cualificadas energías, cumpliendo cada cual una bien definida e importante misión constructiva en la vida de la Naturaleza y en orden al "diseño" creativo que les impone o les ordena el Ángel director del particular subplano "en donde viven, se mueven y tienen el ser".

7. MOVILIZACIÓN DE LOS ELEMENTOS ANGÉLICOS

Intentaremos descubrir ahora el Misterio oculto de la Creación. Observándolo bien, Creación es un término vago y nebuloso que difícilmente aceptará la Ciencia de nuestros días. Sus investigaciones exigen una comprobación concreta de los elementos integrativos de todo cuanto va experimentando. De ahí que para acercarnos lo más posible a este aspecto de concreción y exactitud que exige la mente científica, vamos a reemplazar el término creación por el de construcción, ya que es obvio que la construcción es el aspecto objetivo y comprobable de la creación.

Examinemos, por ejemplo, la diminuta vida de un átomo la cual, según ha podido comprobar la Ciencia, reacciona como un Universo en miniatura de acuerdo con los principios o Leyes conocidas de rotación y de traslación y por la actividad permanente de un centro de gravedad que es inherente a todo cuerpo objetivo de la Naturaleza. En estos tres aspectos definidos de Gravedad, Rotación y Traslación, términos radicalmente científicos, hay una indicación natural -si utilizamos lógicamente la analogía- de todo cuanto fue dicho en capítulos anteriores. La Ley de Gravedad es el FOCO de Atención de una conciencia central, sea la de un Logos, de un ser humano o de un simple átomo. En tal centro de actividad gravitatoria hay un campo de fuerzas muy distintas quizás a las científicamente conocidas, que obligan al Espacio a comprimirse constituyendo compartimentos estancos de distintas densidades. El Éter de dicho Espacio es una sustancia viva e inteligente; no es, tal como erróneamente se cree, una fuerza ciega apta solamente para recibir y transmitir impactos. Es sustancia inteligente por el hecho de que corresponde al campo de actividad magnética de una Entidad Logoica trascendente, superior a la de nuestro particular Universo. Si tenemos en cuenta que el Espacio viene teñido por ello de un Karma natural de Aquel supremo Logos, contenedor del nuestro, veremos que las ideas de Gravedad, de Éter y de Karma tienen desde este momento un más oculto y profundo significado, pues nos aclaran hasta cierto punto las concepciones básicas de la Creación, cuya génesis expresiva, o sea, la Construcción, corresponde a los Ángeles en sus infinitas gradaciones y Jerarquías.

La manera como el "impulso eléctrico" que surge de la Intención de la Divinidad Creadora se convierte en Ley de Gravedad y después en una Fuerza y en un Movimiento circular –como en el caso de la nebulosa que precede a un Universo- y origina el impulso de rotación de los astros, puede apreciarse como una consecuencia de la actividad de los Ángeles Constructores. Estos Ángeles comprimen el Espacio siguiendo las normas gravitatorias que rigen para todos los Sistemas Cósmicos establecidos, es decir, hacia dentro del propio Espacio. Cuando esta compresión del Éter llega al máximo posible en orden a la densidad que le corresponde por Karma Logoico -observen nuestras dificultades expresivas- surge otro movimiento o impulso de expansión hacia afuera, hacia el Cosmos. Ambos movimientos, el de la gravedad hacia el centro, la Fuerza centrípeta, y el que se expansiona hacia afuera, la Fuerza centrífuga, son un efecto muy particular de los Devas Constructores que realizan este trabajo como una actividad natural que copian, reproducen o reflejan del Sístoles y Diástoles del Corazón Solar, del cual el Éter, en todas sus posibles densidades puede ser considerado como la Sangre o elemento vital. De ahí, las axiomáticas palabras que extraemos de "EL LIBRO DE LOS INICIADOS": "...El ÉTER es la SANGRE de los DIOSES", las cuales nos informan esotéricamente acerca del doble Misterio de la Creación y de la Construcción del Universo.

Si seguimos atentamente la idea que acaba de exponerse, deduciremos por analogía que en el Éter sustancial subyace la Energía que permite la expresión objetiva de todas las formas de vida de la Naturaleza, las que por su propia densidad pueden ser percibidas por nuestros sentidos físicos y las que por ser de carácter subjetivo o sutil se hallan fuera del alcance de los mismos. La localización y el futuro desarrollo dentro del cerebro físico humano de ciertos "puntos clave" en orden a la percepción de los elementos etéricos o sutiles que pueblan el Espacio y contribuyen a la construcción de cualquier tipo de forma objetiva o subjetiva, constituye la tarea del discípulo en entrenamiento espiritual o, más científicamente expresado, del investigador consciente. En ciertas zonas "intermoleculares" del cerebro físico del ser humano moran unos determinados agentes dévicos o angélicos que todavía no han logrado iniciar su tarea de desarrollar aquellos "puntos clave" que han de servir como áreas de recepción de las altas verdades cósmicas y al propio tiempo de percepción humana en los niveles sutiles de la Naturaleza. Cuando en los estudios esotéricos avanzados se dice que "una verdad ha sido conquistada" por el discípulo o por el investigador, se nos informa a la vez de que ciertos elementos de percepción superior en el cerebro han sido movilizados y se ha iniciado una nueva fase de desarrollo dentro de la vida humana. Como veremos, a medida que avanzamos en nuestro estudio surgen nuevos datos de interés, no sólo esotéricos sino también científicos. Cuando, por ejemplo, se hace referencia a la cuarta dimensión se nos está informando aunque no en forma empírica o experimental, sobre unas zonas gravitatorias más sutiles a las conocidas en el mundo físico, de las que irradian o se proyectan ciertas energías que ponen en actividad dentro del cerebro a los elementos angélicos, elementos a los que anteriormente hicimos referencia. No olvidemos que el Éter es la sustancia universal en distintas fases de condensación y que los Planos de la Naturaleza, o Cuerpos expresivos del Logos, son interdependientes. Esto quiere significar que siendo una sola la procedencia del Éter, o campo magnético a través del cual se expresan las cualidades distintivas de la Vida creadora, uno sólo será también el destino de la sustancia: revelar el Karma de los Dioses o, en un aspecto más cercano a nosotros, testimoniar el destino del hombre. Un delicado instante de atención nos aclarará el sentido de la Vida creadora con respecto al Universo. Siendo el Karma una emanación natural del Logos, un Poder gravitatorio central revelando la experiencia del pasado universal, es lógico suponer que lo que realmente opera en el espacio, eterna Matriz de toda posible creación, es esta sustancia kármica la cual, según se nos dice ocultamente, "tiñe el Espacio con las cualidades engendradas de sí misma y refleja estados de conciencia, originando así el Éter", o campo magnético más afín con su naturaleza creadora. Por tanto, cuando nos referimos a "movilización de elementos angélicos", tenemos en cuenta esta maravillosa potencialidad, inherente al Éter, que permite la construcción de todos los cuerpos y todas las formas posibles. Podemos iniciar una nueva fase en nuestro estudio a partir de esta idea, pero teniendo en cuenta lo dicho en otras partes de este Tratado de que el Karma, el Éter y los Ángeles son apreciaciones distintas de la misma cosa. Así, cuando el Logos decide crear, y esta decisión entraña para nosotros un secreto de la más elevada trascendencia, moviliza espontáneamente una increíble cantidad de elementos angélicos, desde el poderosísimo e imponderable Arcángel que es parte consustancial de Su Voluntad y conoce cada una de Sus decisiones, hasta el diminuto e imperceptible elemental cuya morada es el espacio intermolecular entre dos átomos físicos. Esta movilización obedece a un Mandato supremo, a un inconcebible Mántram que pronuncia el Logos creador y cuya traducción más asequible a nosotros es el "¡HÁGASE LA LUZ!" del Génesis bíblico, o el AUM, que es la réplica del Mandato en la lengua sagrada de los Grandes Rishis orientales. En ambos casos, este Mántram es una Orden que da el Logos a todo Su contenido kármico, el cual, según vimos anteriormente, tiene una conciencia que le es propia y familiar, siendo los Ángeles precisamente quienes guardan, preservan y archivan este Misterio oculto de los Logos creadores. Del estado de SER al principio de EXISTIR sólo hay una débil frontera, aunque perfectamente delimitada por los Ángeles de los Archivos Akáshicos, quienes, edad tras edad, ciclo tras ciclo, preservan la Memoria Cósmica como base esencial de futuras creaciones universales. El Mandato de un Logos creador va dirigido siempre a aquella parte dentro de la Memoria Cósmica que muy particularmente le corresponde, ya que de esta Memoria particular se derivarán las grandes corrientes de Vida y de Conciencia que convergiendo en el Espacio en forma de Éter posibilitarán la creación del Universo.

Distingamos pues en el Logos dos elementos consustanciales. Su Vida Creadora (KRISHNA) y Su Existencia Kármica (ARJUNA) que jamás le abandona y permanece en equilibrio dentro de las grandes Zonas Praláyicas de Conciencia, o Espacio Intermolecular, entre un Universo extinto y otro que deberá surgir en un futuro más o menos lejano en orden al principio de creación que surge eternamente de la Gran Ley Cósmica de Necesidad. Nos hallamos aquí al borde de un gran Misterio en el devenir de nuestras investigaciones. Hemos aprendido, no obstante, algo que nos permitirá establecer una nueva serie de ideas ante nuestro sincero afán investigador, o sea, que el Ángel no es una Entidad independiente, separada del destino de un Logos creador, sino una emanación natural de la Vida de ÉSTE, como el perfume es la emanación de una flor, expresándose como poder constructor de formas o de cuerpos que místicamente han de ser ocupados por las ideas y las cualidades que forman el campo magnético o gravitatorio a que Su evolución Cósmica la haya hecho acreedor. Démonos cuenta, a medida que vayamos introduciéndonos en esta idea, lo difícil que resulta elegir las palabras más adecuadas o convenientes para su comprensión. En tal dificultad tendremos que recurrir frecuentemente a la intuición y tratar de ver el proceso desde zonas mentales disociadas de todos los conocimientos hasta aquí adquiridos o heredados.

Cuando hablamos, con respecto a un Logos creador, del "GRAN PRALAYA" nos atenemos al significado esotérico de descanso después de un periodo de actividad o MANVANTARA que originó, desarrolló y completó un Universo. En el Gran Pralaya de un Logos existe un perfecto equilibrio entre la IDEA creadora y la ACTIVIDAD constructiva y este equilibrio, visto desde el ángulo intelectual, aparece como una cesación completa y absoluta de las actividades de la Conciencia. Lo que realmente hay es un período de "distensión" dentro de la Vida Logoica y tal Periodo es de un orden muy natural teniendo en cuenta que el Espacio ya no está comprimido y el Éter ha vuelto a Sus indescriptibles Fuentes de procedencia. De ahí la frase esotérica "Los Ángeles descansan". Asignamos, como se verá, significados nuevos a términos esotéricos corrientemente utilizados en nuestros estudios anteriores, pero son precisamente estos nuevos significados los que nos permitirán comprender cosas que hasta este momento eran consideradas como secretos iniciáticos. La "distensión" o GRAN PRALAYA que se produce después del gran esfuerzo creador por el cual un Universo con todo su contenido planetario y abarcando cómputos de tiempo realmente sobrecogedores vino a la existencia, NO es un reposo absoluto en donde el SILENCIO y la NADA -he aquí unos términos que no pueden dar una idea exacta de lo que intentamos decir- se han enseñoreado del proceso. Se trata de una forma de actividad cuyo significado no está todavía al alcance de la mente intelectualizada del ser humano y que surge de las maravillosas Zonas del gran equilibrio cósmico en donde el Logos creador, las Mónadas Espirituales y las Jerarquías Angélicas que guardan el Misterio del Karma, se hallan confinadas. El Universo en su totalidad, que es el producto de una gran tensión creadora que determinó la compresión de los Éteres del Espacio hasta convertirlos en sustancia material orgánica o molecular, se halla allí en aquellas indescriptibles zonas de equilibrio, sujeto a un proceso de recopilación, reconsideración o memorización por parte del Logos, de todos los hechos y acontecimientos universales producidos durante el gran Intento creador. Por lo tanto, aquella apariencia de reposo, vista desde el ángulo de apreciación intelectual, es considerada desde el centro de percepción espiritual como del más tremendo dinamismo o actividad logoica. La analogía de tal estado con respecto al ser humano es, como sabemos, el DEVACHÁN, el álgido periodo de recopilación de experiencias humanas en el centro de un absoluto equilibrio de funciones universales. Es sumamente importante que tratemos de comprender la capacidad de síntesis que existe tanto en el Gran Pralaya Cósmico o en el Devachán humano, aquella indescriptible facultad, tremendamente dinámica, que surge del perfecto equilibrio entre dos campos de fuerzas distintas. ¿Nos hemos detenido a considerar, siquiera remotamente, que este perfecto equilibrio es LUZ y que podríamos hallar aquí, en esta idea, la causa de esta rara y misteriosa sustancia que llamamos electricidad y que el propio fenómeno de la Luz en todas sus expresiones no es el choque o fricción entre fuerzas antagónicas, sino el resultado de un equilibrio o armónica compensación entre fuerzas o energías surgiendo de idéntico centro creador?

Según se nos dice en los altos estudios esotéricos correspondientes a esta Nueva Era, la más elevada forma de electricidad de que puede disponer un Logos en el ejercicio de Su función creadora se halla en Su DEVACHÁN o GRAN PRALAYA. El potentísimo dinamismo que utilizará en el devenir de Su actividad creadora arranca precisamente de allí, de aquellas incomprensibles y misteriosas Zonas en donde el EQUILIBRIO es la única Ley reguladora y en donde los Ángeles, en sus infinitas Jerarquías, han reducido el Éter a su más mínima expresión siendo el Éter una expresión del Karma de los Dioses, puede afirmarse lógicamente que el Karma de Dios ha cesado prácticamente de actuar. Los Ángeles, a su maravillosa manera, que es la manera que aprendieron del Gran Señor, también se hallan recopilando la experiencia cosechada de su obra o experiencia en el Universo. Allí, en el eterno Silencio de la Paz infinita del PRALAYA UNIVERSAL escuchan sonidos inmortales, presienten nuevos y más fúlgidos colores y se recrean con más bellas, depuradas y sutiles formas geométricas. Ellos preparan allí, en aquellas excelsas regiones más allá de toda posible forma de Nirvana, los sutilísimos rayos de Luz con los que tejerán las nobles estructuras de un nuevo y más esplendente Universo.

8. LA CALIDAD DEL ESPACIO Y DEL ÉTER PRIMORDIAL

Después de lo dicho en escritos precedentes puede ser claramente precisado ya que hay una relación muy directa e íntima entre la evolución espiritual de un Logos creador y su campo de expresión, el Universo. Si la evolución es un sistema natural de expresar cualidades cada vez más sutiles y elevadas de conciencia, llegaremos a la conclusión de que el Espacio -una Entidad viva y coherente- es el recipiente de tales cualidades y que cuando esotéricamente se nos dice que "...el Espacio está teñido de karma", estamos expresando la misma idea añadiéndole el aspecto creador que es esencialmente la raíz o la esencia de las cualidades que resultan del karma particular de cualquier Divinidad creadora.

El Espacio, contenedor de todas las posibles cualidades logoicas, adoptará, de acuerdo con la analogía, un tinte especial para cada Logos creador, teniendo en cuenta de que el Espacio es el campo de expresión de todas sus motivaciones universales, siendo el karma el factor dinámico que en forma misteriosa impulsa la entera manifestación de la Vida, ya sea de un Logos, de un Ángel, de un ser humano o de un simple átomo. La Ley siempre es la misma, pudiendo observarse en todo ciclo de manifestación los siguientes factores:

a) El Espacio, el Campo absoluto de manifestación.

b) El Karma, o motivación específica que impulsa a la manifestación.

c) Las Cualidades de Conciencia que surgen del contacto del Karma con el Espacio, es decir, el particular tinte o colorido que adopta el Espacio al ser condicionado, comprimido o sustanciado por las Leyes dinámicas del Karma que rigen la manifestación de la Vida.

d) El Éter, como Espacio teñido de las Cualidades Kármicas, o Espacio particularizado.

Esperamos que estas ideas serán consideradas con toda la amplitud y profundidad que se merecen, por cuanto introducen nuevos elementos de reflexión en nuestros estudios esotéricos y muy particularmente en nuestras investigaciones sobre los Ángeles.

Como habremos podido observar, hay un enlace vital entre el Espacio y el Éter desde el ángulo de la observación oculta, pudiendo deducirse que ambos son esencialmente la misma cosa, siendo la particularización o limitación del Espacio lo que origina el Éter y siendo el Éter el elemento cualitativo que utilizan los Ángeles para construir progresivamente las bases estructurales del Universo de acuerdo con las particulares leyes o principios establecidos por sus Logos creador. En páginas anteriores habíamos expresado la idea, a nuestro entender básica en la orientación de nuestros estudios, de que el Éter era la mansión de los Ángeles en sus infinitas jerarquías, teniendo presente que el Éter en lo que a nuestro Universo se refiere, está sujeto a Siete grandes sistemas de compresión o sustanciación y que tales sistemas, leyes o principios originan los Planos de la Naturaleza, siendo las jerarquías angélicas las Entidades constructoras que por grados de sutilidad espiritual llenan de formas sustanciales todos y cada uno de estos Planos y correspondientes subplanos. Vemos, por tanto, que los Ángeles no son Entidades pasivas o sólo agentes divinos de inspiración humana, intermediarios celestes entre el hombre y Dios, tal como durante muchos siglos ha sido la opinión de los teólogos, filósofos y místicos del mundo, sino que aparecen a la visión esotérica como la Actividad Inteligente del Logos en la vida total de la Naturaleza. El investigador esotérico no concibe vida en la Naturaleza sin que exista una adecuada forma que la caracterice y cualifique. Comprende así que la vida de la Naturaleza es la Conciencia de Dios en manifestación y que la Forma es el trabajo de los Ángeles, operando cada jerarquía angélica y cada hueste de devas constructores en un nivel específico del Éter, siendo el Éter el depósito de la sustancia que los Ángeles actualizan y manipulan para crear todas las formas posibles de la naturaleza.

Otra idea que asalta de inmediato nuestra mente al considerar que Espacio y Éter son la misma cosa desde un plano de visión esencial y que el Éter es la zona del Espacio condicionada, alterada, modificada o coloreada de algún tipo particular de karma, es la de que el fenómeno universal de creación es siempre el resultado de la intercomunicación de dos Entidades Logoicas mediante la cual un Logos mayor ofrece a otro Logos menor -dicho esto con toda reverencia- la oportunidad de expresarse. Así, el axioma esotérico "...el Espacio viene teñido de karma aún antes de la manifestación de un Universo", tiene aquí su adecuada expresión. Esta idea, como podremos comprobar si seguimos atentamente nuestros comentarios, ofrece la particularidad de presentar el Cosmos como siendo totalmente KÁRMICO, eternamente vinculativo e interdependiente, como el maravilloso conjunto familiar o social de infinitas Jerarquías de Logos creadores, obedeciendo todos a la Ley cósmica de demanda o de necesidad, con una increíble gama de respuestas desde todos los centros vivos del Espacio y de toda serie de Huestes Angélicas dispuestas a convertir en Éter cualquier zona del Espacio y originar así el fenómeno creador. Estos son unos conceptos quizás muy distintos a los actualizados hasta aquí, pero démonos cuenta que en su mística composición son una aseveración científica de la gran verdad esotérica de que Espíritu y Materia son la misma cosa y de que sólo el nivel de conciencia desde el cual observa el investigador, hace que se vea esta cosa idéntica en forma dual o separativa. Si se examina muy críticamente esta afirmación se tendrá al alcance de la mente una nueva concepción científica de la Verdad en lo que al Espacio se refiere y en el valor cada vez más relativo del factor Tiempo, tal como es capaz de percibirlo la mente humana.

Puede asegurarse, de acuerdo con estos razonamientos, que las cualidades que se relacionan con el Espacio y crean la función del Tiempo son lógicamente el producto de la evolución de dos Vidas logoicas siguiendo un proceso de intercomunicación orientado hacia fines cósmicos, mediante el cual un Logos mayor hace sentir la gravitación de Su conciencia sobre un Logos menor y siendo la respuesta de dicho Logos menor aquel tipo particular de esfuerzo creador definido técnicamente como INTEGRACIÓN. Un término con el cual estamos muy familiarizados por estar relacionado en nuestros estudios esotéricos con la técnica científica de la meditación oculta.

Como iremos apreciando, ideas aparentemente muy lejanas como las del Espacio y del Éter empiezan a tener un significado para nosotros, con sólo considerar el Espacio como el Éter característico o cualificativo de una Entidad logoica mayor con respecto a otra menor, la cual y en virtud de los principios de analogía y correspondencia, utiliza el Éter que constituye una emanación directa, kármica o angélica de Sí misma como Espacio dentro del cual otro Logos todavía menos exaltado en la escala creativa del Cosmos, halla los elementos especiales requeridos que le permiten una adecuada, justa y necesaria expresión. El Cosmos absoluto, visto desde el ángulo de expresión objetiva es, por tanto, una permanente expresión de karma mediante el cual cualquier Logos creador puede identificarse con el Universo creado, Su Cuerpo de Expresión.

Para terminar este comentario, vamos a analizar un nuevo concepto de relación con las ideas antes descritas en el sentido de aceptar que hay un DESTINO ÚNICO de perfección como consumación de Necesidades Kármicas, que hermana sin distinción alguna a todos los seres del Universo, desde el más exaltado Logos hasta el más diminuto átomo de la Naturaleza. El DESTINO es Ley y su CUMPLIMIENTO un deber universal. El axioma esotérico "hay un destino para cada hombre y un hombre para cada destino", puede aplicarse a todas las conciencias vivas del Cosmos. Las condiciones astrológicas que expresan este sentido universal de interdependencia y por las cuales hemos aprendido a estudiar el destino humano, rigen también para todos los Logos creadores, teniendo en cuenta de que el Karma es el verdadero orientador de todo Destino. Varían únicamente las circunstancias impuestas por la evolución de las cualidades de la Conciencia. Para un ser humano rige un sistema específico que llamamos Constelaciones, para nuestro Logos Solar estas Constelaciones aparecerán quizás como simples planetas, pero utilizando la imaginación creadora habrá que suponerse la existencia de inmensos Logos de tal infinita e indescriptible magnitud que Sus Destinos vendrán regidos no ya por Constelaciones siderales, sino por inmensos grupos de maravillosas Galaxias. TAL ES LA LEY.
 

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