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Vicente Beltrán Anglada


A Anna Llucià i Montaner

Ven aquí, más arriba de las cumbres
que coronan las nieves sempiternas
más arriba de cuanto alcanza el ave,
más arriba del sol y las estrellas…

Vicente Beltrán Anglada


 

Devas

Conferencias

Triple
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Agni Yoga

 


 

MIS EXPERIENCIAS ESPIRITUALES
(Narraciones Esotéricas)


 
PARTE TERCERA

Experiencias Espirituales de Carácter Trascendente



3.01  Experiencias Espirituales de Carácter Trascendente

El relato de experiencias dentro de los campos psíquico y dévico se haría realmente interminable, pero desde el ángulo puro de las Narraciones Esotéricas hay temas que ofrecen todavía un mayor interés visando las necesidades ocultas de los aspirantes espirituales de nuestros días. El relato de las experiencias de carácter profundamente espiritual no desdicen en manera alguna cuanto ha sido relatado anteriormente.

Indican simplemente que se ha llegado a un punto en que la historia kármica del ser ha conseguido destilar la suficiente experiencia como para poder emprender el vuelo hacia más elevadas cotas dentro del alma del aspirante. Tales experiencias espirituales en lo que a mi hace referencia se iniciaron de hecho cuando logré establecer contacto con mi Maestro en esta presente fase de mi existencia y pude penetrar, bajo Su serena guía, dentro del sucesivo devenir de situaciones ocultas cuyo destino es la Iniciación, es decir, a hollar el Sendero, esotéricamente definido de Retomo, que lleva de la oscuridad a la Luz, de lo irreal a lo Real y de la muerte a la Inmortalidad.

Estas experiencias espirituales, relatadas en forma honesta e impersonal, tienen un valor inapreciable de síntesis y el relato de las mismas siguiendo un riguroso proceso histórico o kármico, puede servir de introducción al maravilloso mundo espiritual y de inspiración en el curso del larguísimo Sendero de Retorno a las Fuentes Vivas del Ser. Concierne pues muy especialmente a los pasos que hay que dar desde el momento en que el aspirante espiritual “se siente atentamente vigilado”, hasta que su alma entra definidamente en contacto con el Maestro, dentro de su línea de Rayo, que ha de conducirle a la Iniciación dentro de los sagrados Misterios de la Divinidad. Las incidencias surgidas en tales etapas y duración de las mismas dependen mayormente de la intensidad del propósito espiritual del aspirante, de sus sinceros e invariables anhelos de servicio a la humanidad y de su aspiración sincera y reconocida de colaborar inteligentemente en los planes de la Jerarquía con respecto al mundo en su totalidad.

El primer contacto con mi Maestro vino precedido por ciertas experiencias de orden oculto llevadas a cabo por intercesión de mi gran Hermano R..., un perfecto Iniciado en los Misterios de la Gran Fraternidad Blanca. Según pude comprobar a su debido tiempo, R... era el lugarteniente del Maestro, secundado en su labor por otros varios Hermanos, también Iniciados, aunque no del mismo rango, dentro de la Jerarquía. Fue precisamente R..., el Iniciado hindú que me inició en la práctica del desarrollo de mi conciencia dentro del plano astral, algunas de cuyas incidencias fueron relatadas en el apartado dedicado al relato de Experiencias Psíquicas.

Mi Hermano R... me llevó un día a visitar al Maestro. Viajamos astralmente y fui consciente de que pasábamos por encima de unas grandes montañas y de ciudades muy grandes, profusamente iluminadas, así como que atravesábamos un ancho y caudaloso río... Nos perdimos después en una gran oscuridad, provocada según pude averiguar más adelante, por razones muy ocultas y secretas en torno al lugar que visitábamos y a la identidad de Su ilustre habitante. Luego el paisaje se iluminó y penetramos en una gran avenida flanqueada por altos y corpulentos árboles, al fondo de la cual y a su lado derecho se veía un edificio no muy grande, pero sí muy artísticamente edificado... Era la casa del Maestro, el lugar donde eventualmente residía. Nos recibió en una sala bastante ancha dentro de la cual se encontraban varias personas que estaban conversando con El. A mí personalmente me demostró una gran simpatía y benevolencia. Yo era entonces muy joven y me sentía lógicamente muy emocionado. Pero, el Maestro me calmó instantáneamente con sólo tomar mis manos entre las Suyas, sonreírme con indecible dulzura y envolverme en Su radiante aura magnética. Seguidamente con su voz, inefablemente musical, me presentó a todas aquellas personas, miembros de Su Ashrama, el glorioso Ashrama al cual tengo el honor de pertenecer. Hizo a su vez mi presentación y todos me saludaron muy afable y atentamente. Algunas de aquellas personas me resultaron extrañamente familiares. Estuvimos un buen rato conversando y durante esta conversación fui consciente de la extensa cultura y conocimientos que todos aparentaban poseer. En un momento determinado, el Maestro me miró fijamente y me preguntó de pronto: “¿Quieres ser de los Nuestros?” Se refería naturalmente a si yo querría pertenecer como todos Ellos a la Gran Fraternidad Blanca que dirigía los destinos ocultos del planeta. Sin vacilación alguna contesté “¡Si quiero!” Entonces El volvió a tomar mis manos entre las Suyas, me envolvió más profundamente todavía dentro de Su aura de Amor y me dijo: “Pues bien... ¡que así sea!” Me sentí intensamente entonces dentro de su corazón y sentí como mi humilde aura se fundía dentro de la Suya... Desde aquel momento supe que mi vida, aun dentro de las limitaciones propias de mi existencia kármica, venía regida desde un muy remoto pasado por ciertas razones jerárquicas que jamás podré eludir.

Cuando en compañía de R... regresaba a “mi casa”, a mi cuerpo, mi vehículo astral parecía refulgir..., mis emociones eran indescriptiblemente puras, cálidas y vibrantes. Olvidé después, durante años, esta experiencia de contacto con mi Maestro y hasta que no hube alcanzado la edad de treinta años de mi vida física no me fue posible recordar aquel hecho singular y trascendente de mi vida. Tal “recuperación” del recuerdo vino precedida por grandes crisis kármicas en mi vida personal, los tristes años de la guerra civil española, mis conflictos familiares y los duros años de prisión. Cuando todas estas crisis fueron debidamente resueltas adquirí de improviso mis recuerdos del contacto con el Maestro y un nuevo estado de conciencia. Entonces era el cuerpo mental el que debía ser desarrollado para cumplimentar un objetivo primordial -del cual me había hablado oportunamente el Maestro- ya que representaba adquirir conciencia mental y no simplemente emocional de mis contactos con el mundo oculto. Recobré por efecto de ello algunas facultades adquiridas antaño, en encarnaciones precedentes y en las cuales, según pude comprobar, ya había establecido contacto con el Maestro. Algunos años antes de producirse estos hechos y preludiándolos de alguna manera, había ingresado yo en la Escuela Arcana, una escuela esotérica fundada por Alice A. Bailey, discípula del Maestro K. H. (KUT HOOMI), cumplimentando un sueño o un propósito de Mme. Blavatsky. Estuve en esta escuela esotérica de entrenamiento espiritual durante muchos años, los necesarios para poder establecer una serie de contactos espirituales con diversos discípulos, algunos de ellos pertenecientes a mi propio Ashrama, según pude comprobar a su debido tiempo. Sentí luego, en su momento oportuno, la necesidad de trabajar esotéricamente en forma independiente y libre, ya que me era necesario desarrollar unos aspectos cualitativos muy definidos dentro de mi propia conciencia, cosa que no hubiese podido realizar siguiendo alguna técnica definida de entrenamiento mental y debiendo pasar -tal como oportunamente me había advertido el Maestro- por unas etapas espirituales dentro de las cuales las técnicas por muy cualificadas que fuesen, no tendrían validez alguna.

El resultado de este trabajo individual fue la aparición de mis libros: “La Jerarquía, los Ángeles Solares y la Humanidad”, “Los Misterios del Yoga”, “Conversaciones Esotéricas” y el tríptico “Un Tratado Esotérico sobre los Ángeles”, con cuyo trabajo quedaba concluida una etapa de mi vida como discípulo y se iniciaba otra dentro de la cual, y sin negar nada de lo escrito anteriormente, me introducía firmemente en las profundas interioridades de la mente superior; terminaba de construir mi Antakarana mental e intuía claramente la cadena de Misterios que facilitaban la entrada consciente en el Plano Búdico.

El libro “Introducción al Agni Yoga” (Edit. Cárcamo Madrid), dentro de las limitaciones propias del lenguaje, y de acuerdo a ciertas reticencias de carácter esotérico, expresa la realización de un estado de conciencia que deberé mantener, cueste lo que cueste, hasta haber alcanzado la Iniciación correspondiente a mi estado actual de evolución...

3.02  La Ley del Discipulado

Aunque muchas de las experiencias ashrámicas que podría aportar aquí como testimonio de hechos históricos y espirituales puedan aparecer como muy íntimas y familiares a algunos aspirantes espirituales que leerán este libro, me permito apuntar el hecho de que lo interesante es hacer vibrar intensamente la lira interna del propósito y de suscitar dentro de sí las grandes capacidades de la acción correcta que suelen dormitar durante siglos escondidas dentro de los repliegues históricos de la vida kármica... Quiero significar que el campo del Conocimiento esotérico, dentro del cual todos sin excepción estamos investigando, es mucho más extenso, dilatado y profundo de lo que el discípulo - por muy avanzado que se halle en el Sendero de la realización interna- pueda sospechar. Cada nivel de conciencia adquirido -relacionado con alguna definida dimensión del espacio- ofrece una multiplicidad infinita de formas, cada una de las cuales con su correspondiente mensaje y campo específico de experiencia.

Por lo tanto, el trabajo del discípulo es realmente enorme y constituye la línea de obligados esfuerzos esotéricos y místicos destinados a cubrir aquella trascendente etapa que va del reino humano al Reino de las Almas iluminadas, descrito por Cristo como el Reino de los Cielos.

Así, las experiencias espirituales que les iré relatando -pese a la brevedad del comentario- les informarán de algunos hechos fundamentales que han de constituir, aun dentro de las diversas modificaciones personales, tales como karma individual, tipo de Rayo, cualidad astrológica y grado de evolución, la dramatización psicológica de la vida del discipulado. Esta se constituye generalmente de acuerdo con los siguientes estadios:

a. Discípulo en Probación
b. Discípulo Aceptado
c. Discípulo en el Corazón del Maestro
d. Discípulo Iniciado

El Discípulo en Probación surge del ingente grupo de aspirantes espirituales del mundo, estando bajo la supervisión de algunos Discípulos Aceptados. Las experiencias espirituales que surgen de tal estado dentro del orden del discipulado, no suelen tener mucha importancia. Solamente es observado en ese estadio la capacidad del aspirante de “persistir” en su propósito o intento espiritual y de no sentirse “descorazonado” a pesar de no registrar dentro de su conciencia algunos efectos espirituales importantes, o ciertos fenómenos de carácter psíquico que suelen acompañar a los neófitos en la vida espiritual.

El
Discípulo Aceptado es el aspirante espiritual que pasó con éxito la prueba de la sequedad del ánimo, de la impaciencia y de la ausencia de motivaciones psíquicas. Tal discípulo es observado de vez en cuando por el propio Maestro y, mientras tanto, otros discípulos muy cualificados le ayudan en el desarrollo de algunos chacras específicos, los que corresponden al Rayo de su Alma y a su grado de evolución en el Sendero. En tal estado suele desarrollársele -siquiera con carácter eventual- algunos poderes psíquicos, clariaudiencia, clarividencia, conciencia astral, etc.

El Discípulo en el Corazón del Maestro. Es una etapa muy avanzada dentro del camino espiritual. En un momento determinado de la misma advierte el Maestro en el aura del discípulo aceptado ciertos fenómenos de carácter eléctrico y radioactivo que le indican que el proceso de “maduración espiritual” ha tenido éxito. Establece entonces con el discípulo una muy profunda y particular vinculación y entre funde Su aura magnética y radiante con la de aquél, deparándole la oportunidad de establecer contacto consciente con su conciencia. Esta especialísima vinculación tiene unas consecuencias tremendamente importantes dentro del corazón del discípulo, entre ellas el sentir muy profunda e intensamente el sentimiento de amor dentro del mismo, así como un notable desarrollo del espíritu de servicio.

El Discípulo Iniciado. Acerca de tal etapa deberé ser lógicamente muy circunspecto en mis exposiciones, debido al hecho de que la vida iniciática contiene siempre unas grandes zonas de misterio. Mi contacto con Iniciados de diversos grados y las experiencias espirituales que surgieron del mismo constituyen, de alguna manera, la trama con la cual fueron tejidas todas mis narraciones. Incluso los relatos acerca de los Ángeles forman parte de un proceso iniciático de incalculables proporciones. La Vida del Maestro constituye, desde este ángulo de vista, una experiencia única, extraordinariamente sutil y trascendente que ilumina para siempre y sin desviación posible la visión espiritual del discípulo y lo lleva progresivamente a las sucesivas metas iniciáticas.

La Iniciación es un proceso natural que se sigue actualmente en tres definidos planetas de nuestro Sistema solar. Venus, la Tierra y Marte. El experimento iniciático se realizó por primera vez en Venus de acuerdo con ciertos planes definidos del Logos Solar, como un sistema de aceleración de la evolución de nuestro Universo a través de aquel esquema planetario. Habiendo tenido éxito en Venus se decidió implantar el sistema iniciático en nuestro Esquema terrestre, dada la estrecha vinculación kármica entre nuestro Logos planetario y el Logos del planeta Venus. No es ajena a esta vinculación la procedencia venusiana de SANAT KUMARA, regente de nuestro mundo, y de los Señores de la Llama, así como de la jerarquía de “devas azules” que participan muy activamente en las Ceremonias de la Iniciación, tal como se administran en nuestro planeta Tierra.

Comprendo perfectamente que estas conclusiones escapan por sus características al orden establecido para estas Narraciones Esotéricas, cuya base se apoya en la historia de unos hechos concretos, pero, por otra parte estoy seguro de que las ideas expuestas vendrán a ser como una confirmación de las dificultades que como aspirante espiritual, en los comienzos de mi tarea ashrámica más inmediata hasta la confirmación de mi vinculación más íntima con el Maestro, tuve que vencer para poder llegar a establecer dichas conclusiones basándome en la seguridad de la experiencia más que en una acumulación más o menos extensa de conocimientos esotéricos.

3.03  La Conciencia Pura de Identidad Espiritual

La relación consciente e ininterrumpida con mi Maestro no se realizó de inmediato. Desde que R... me presentó ante El por primera vez hasta que me fue posible recobrar el recuerdo permanente de mis experiencias ashrámicas dentro de mi cerebro físico, pasaron como les dije anteriormente a Uds. bastantes años. Sin embargo, un tremendo reajuste dentro del Ashrama por efecto de ciertas decisiones jerárquicas me permitió adquirir de improviso la conciencia de mi verdadera identidad espiritual y una virtual y clara memoria del pasado. Así, dentro de un maravilloso despliegue de valores históricos pude recordar todos los hechos anteriores a mi ingreso en el Ashrama, con el preliminar contacto con el Maestro y también todos aquellos otros que tuvieron lugar posteriormente en los niveles internos. La explicación de este hecho mayor registrado dentro de mi conciencia tenía sus raíces en ciertas áreas cósmicas, difícilmente contactables en situaciones normales. El Maestro nos había advertido de la importancia jerárquica de este hecho mayor producido dentro del Ashrama, el cual tenía lugar inicialmente en la conciencia del Logos planetario y afectaba muy profunda y radicalmente la vida interna de todos los Ashramas de la Jerarquía, distribuidos por todas las áreas espirituales del planeta. No puedo revelar el aspecto oculto de este hecho virtualmente cósmico y registrado en la conciencia del Gran Señor SANAT KUMARA, el Guía espiritual de nuestro mundo y encarnación del Logos planetario. Puedo afirmar, sin embargo, que tal acontecimiento provocó las siguientes situaciones ashrámicas:

a. Una poderosa corriente de energía del primer Rayo procedente de la Constelación de la Osa Mayor y regulada convenientemente desde SHAMBALLA, se introdujo en la vida espiritual de los discípulos aceptados, provocando grandes crisis de reajuste en sus vidas kármicas, pero deparándoles al propio tiempo un poder espiritual adicional que pudo ser utilizado de inmediato dentro de sus ambientes grupales y áreas de servicio.

b. Esta potente “invasión” de energía del primer Rayo incidiendo sobre la Jerarquía, suscitó de ésta una respuesta muy intensa y definida. Como efecto de ello muchos discípulos en el Corazón del Maestro recibieron la primera Iniciación jerárquica y “habiendo sido rasgados convenientemente los éteres del espacio” -tal como era previsible dada la tremenda potencialidad de las energías que entraron en juego- muchos otros discípulos, singularmente del segundo Rayo, pudieron observar las perspectivas del futuro del mundo, con el cuadro de situaciones preliminares que debían ser establecidas a fin de que las óptimas perspectivas que ofrecía este futuro no fuesen malogradas.

c. Se ofreció al mundo desde los niveles internos el instrumento que debía realizar este experimento creador de traer el futuro al presente y crear una nueva y más armoniosa situación planetaria. Este instrumento fue el AGNI YOGA, el Yoga del Fuego, o Yoga de Síntesis. La expresión correcta de este Yoga por parte de los discípulos mundiales y posteriormente de los hombres y mujeres inteligentes y de buena voluntad del mundo, debía preparar el Camino del Avatar de la Nueva Era el Cual, desde los niveles internos, se halla presto para retornar al mundo de acuerdo con las disposiciones de SANAT KUMARA y a las óptimas posiciones celestes que ofrecerá el cielo a principios del próximo siglo.

No voy a entrar en detalles naturalmente acerca de tales acontecimientos, tal como se produjeron dentro de los Ashramas, ya que ellos fueron debidamente explicados en mi libro "Introducción al Agni Yoga" (Editorial Cárcamo -Madrid). Lo único que me permitiré señalar es que desde aquel momento se inició una nueva etapa en la vida de todos los discípulos mundiales ubicados dentro de uno u otro de los Ashramas de la Jerarquía. Hubo grandes trastornos de carácter kármico provocados por las energías cósmicas de precipitación, hasta que una vez recuperado el ritmo ashrámico cada cual con su equipo kármico completamente renovado inició un definido trabajo jerárquico, tal como lo había delineado el Señor del Mundo de acuerdo con la previsión y el ritmo que exigían los nuevos tiempos.

Como resultado del impacto producido en mi vehículo mental por efecto de las grandes precipitaciones de energía espiritual producidas en el Ashrama, me hallé inesperadamente con un equipo psíquico muy sensibilizado y al propio tiempo muy controlado por la mente superior. A esa etapa corresponden los contactos dévicos producidos fuera del cuerpo y el inicio de mi tríptico “Un Tratado Esotérico sobre los Ángeles” (Editorial Eyras - Madrid) y mi “reencuentro” con el señor Josep Gumi i Cardona, el excelente pintor que ilustró aquel Tratado. Las energías cósmicas de precipitación le habían afectado también a él muy profundamente, habiendo desarrollado por efecto de ello sus mecanismos técnicos de percepción etérica y obteniendo la clarividencia en los mundos invisibles. Así, cuando el señor Gumi, después de habernos “reencontrado” en el plano físico, me mostró los extraños dibujos que estaba realizando en aquellos momentos, me di cuenta inmediatamente de que “aquello” era el complemento exacto y obligado de mi obra sobre los Ángeles, los excelsos Moradores de los mundos invisibles. Del señor Gumí i Cardona son todos los dibujos insertos en aquel Tratado Esotérico sobre los Devas y puedo asegurar, tal como lo afirmo en cada uno de los tres libros que lo componen, que tales grabados, finamente realizados, corresponden enteramente a la realidad angélica tal como yo suelo percibirla en mis investigaciones sobre los mundos ocultos. Debo necesariamente citar estos datos, porque forman parte inseparable de un proceso histórico y no simplemente anecdótico de mi trabajo jerárquico.

En general todos los discípulos espirituales del mundo y muchos aspirantes inteligentes y de buena voluntad, fueron potentemente estimulados por las energías de precipitación del primer Rayo, desarrollando posteriormente algunos chacras definidos que les ayudaron en sus propósitos sinceros de liberación. Se produjeron también algunos casos -afortunadamente muy pocos- de “regresión al pasado” por parte de aquellos aspirantes que no habiendo podido resistir las pruebas del fuego de SHAMBALLA e incapaces de ascender a las alturas espirituales exigidas, se sintieron proyectados hacia abajo, hacia las regiones inferiores del propio ser en donde deberán “quemar”, a su debido tiempo, las escorias kármicas que les impidieron ascender a las regiones místicas del Alma y “reemprender el camino marcado luminosamente por el propósito espiritual”.

3.04  Las Energías Cósmicas de Precipitación

Las energías de precipitación cósmica -tal como fueron definidas en el Ashrama- fueron una adición especial de fuego creador en la vida de los discípulos mundiales. Cada cual acusó el impacto sobre su aura etérica y sus chacras específicos, de acuerdo con su tipo de Rayo y grado de evolución. Afortunadamente -y salvo en algunos casos, muy pocos, en los que los aspirantes espirituales no pudieron resistir la tremenda presión kármica- los demás discípulos pudieron utilizar posteriormente este fuego adicional para cumplimentar algún definido trabajo ashrámico. En una reunión extraordinaria en el Ashrama, el Maestro nos facilitó toda la información necesaria correspondiente a la actividad de estas energías ígneas de precipitación. Esta se reducía a tres principales puntos, que constituían a su vez tres absolutas interrogantes:

a. ¿De dónde  provenían las energías cósmicas proyectadas sobre la Tierra?

b. ¿Cuál era su principal propósito u objetivo?

c. ¿Cuál sería la utilidad práctica para el desenvolvimiento espiritual de la humanidad?

Estas fueron las respuestas del Maestro a tales preguntas:

a. Inicialmente estas energías procedían de la Constelación de la Osa Mayor, tal como yo les había ya anteriormente reseñado. Eran canalizadas por una indescriptible Entidad cósmica, que en nuestros estudios esotéricos denominamos “el AVATAR DE SINTESIS” y transmitidas al Centro místico de SHAMBALLA, Morada del Señor del Mundo, y desde allí, convenientemente reducidas de su inicial tensión vibratoria, proyectadas sobre el centro de la Jerarquía para uso inmediato de todos los Ashramas diseminados por el mundo.

b. Esta poderosa precipitación de energías tenía como virtual objetivo preparar el Camino del Avatar, Quien ha de galvanizar con Su Presencia los éteres planetarios y provocar un gran despertar espiritual en toda la humanidad. El Avatar de Síntesis, canalizando las energías del primer Rayo procedentes de la Osa Mayor, el Espíritu de la Paz -una extraordinaria Entidad cósmica de segundo Rayo- transmitiendo unas energías muy poderosas y de carácter extrasolar provenientes de la Constelación de las Pléyades y el Señor Budha, representante místico de las energías del tercer Rayo que surgen de la Vida de nuestro Logos planetario, constituyen un Gran Triángulo de Fuerza que ampara y protege la Obra mística del Avatar, del Instructor del Mundo, de “Aquel que viene” -tal como se le describe en los libros esotéricos.

c. La utilidad práctica de esta enorme proyección de fuerza cósmica que precede a la Venida del Avatar es extraordinaria, si tenemos en cuenta que se precipita sobre los Ashramas y constituye una reserva permanente de energía a la disposición de todos los verdaderos discípulos mundiales, siendo éstos, en definitiva, los que deberán utilizarla creadoramente en los ambientes sociales del mundo, de acuerdo con su sentido práctico y su probada experiencia espiritual.

“Pero, en definitiva -nos dijo el Maestro- todos habéis salido renovados de esta prueba de fuego extrasolar y os habéis beneficiado de un proceso oculto y enigmático dentro de la vida de nuestro Logos planetario, para determinar grandes y positivas transformaciones dentro de vuestro ser, al extremo de recibir en vuestros centros etéricos unas energías especiales que sólo son adquiridas por medio de la Iniciación. -Sonrió afectuosamente y prosiguió-: Sois virtualmente unos Iniciados, pero tendréis que demostrarlo en las incidencias de vuestro cotidiano vivir. Hoy más que nunca es necesaria la participación activa de los discípulos mundiales en la obra de regeneración espiritual del mundo. Habéis obtenido la fuerza, pero ahora deberéis adquirir la responsabilidad, el poder que debe equilibrar nuestra fuerza en el mundo de relaciones humanas, a fin de que la perspectiva futura de vuestra vida sea la Iniciación, pero consciente y efectiva, es decir, con el pleno reconocimiento de la Gran Fraternidad Blanca y de Su excelso Guía, el Señor del Mundo...”

3.05  La Conciencia del Ashrama y el Antakarana

Fue lógicamente siguiendo un lento proceso de integración interna que llegué un día a ser plenamente consciente del Maestro, del Ashrama y también de mis compañeros de grupo, algunos de los cuales se hallan muy estrechamente vinculados a mi vida kármica en esta presente fase de mi existencia. Aunque las ideas y enseñanzas místicas relativas al Ashrama constituirán los temas necesarios para un libro posterior dedicado exclusivamente a este fin, puedo asegurar que la conciencia ashrámica se desarrolló mayormente porque simplifiqué muchísimo las condiciones básicas en que se sucedían las alternativas personales en mi vida de discípulo y porque me esforcé por comprender el sentido íntimo de mi propósito espiritual el cual me llevaba, sin que yo le ofreciese resistencia, por sendas de virtud y de creciente entusiasmo.

La conciencia ashrámica -por decirlo de alguna manera- vino progresivamente, lo mismo que la autoconciencia astral, y fue estabilizándose dentro de mi ser a medida que yo iba construyendo el Antakarana. El Antakarana - como muchos de Uds. sabrán- es el hilo luminoso creado por la conciencia inferior del aspirante espiritual sinceramente lanzado a la búsqueda de lo que místicamente llamamos “los bienes inmortales” y que es, esotéricamente hablando, la propia Vida del Ángel Solar, el Guía espiritual de nuestro destino como seres humanos. Este hilo misterioso del Antakarana, denominado poéticamente “el puente de Arco Iris”, conecta la mente inferior o concreta del aspirante con la mente abstracta o superior de su naturaleza espiritual, siendo definitivamente el lazo de unión de la personalidad integrada con su Alma superior, Ángel Solar o Yo trascendente.

Las fases de creación de mi Antakarana fueron sucediéndose progresivamente deparándome la oportunidad de nuevos estados de conciencia. Me di cuenta en el devenir de esta tarea de construcción, que aquel hilo de luminosa luz era una proyección viva de mi propósito espiritual y que en cada una de las etapas era gentilmente ayudado por unos radiantes Devas los cuales, al parecer, utilizaban la fuerza mística de mi propósito interno para crear un camino de luz en los éteres. Mirando en cierta ocasión mi cerebro físico -a indicación del Ángel Jesazel- vi que una actividad simultánea de carácter físico se iba desarrollando a medida que proseguía en los planos internos la creación del Antakarana. La luz de la mente introducida en el cerebro creaba así un camino luminoso que surgiendo del centro Ajna se dirigía hacia el centro Coronario. Las células del cerebro por donde místicamente era creado el camino eran reactivadas de tal manera que parecían hallarse en ignición. Pude comprender entonces la causa de mis frecuentes e intensos dolores de cabeza, así como el grado de integración de mi conciencia, pues el grado de evolución espiritual de cualquier aspirante se mide precisamente por “aquel punto”, dentro de la cabeza, que marca la situación exacta y el punto de partida hacia nuevas zonas de interés espiritual... Vi también que paralelamente a este proceso, aunque en un nivel más oculto y trascendente, una luminosa línea de luz azul índigo partía del centro Ajna en dirección al centro del Corazón, por lo que me fue posible comprender que en la vida del discípulo de cierto grado de integración, ha de construirse un triángulo de energías que unifique los tres centros superiores del hombre: del corazón, del entrecejo y del coronario, representaciones místicas de los tres grandes centros planetarios, de la Jerarquía, de la Humanidad y de Shamballa.

Expongo estas razones mayormente para indicar a los impacientes aspirantes espirituales de nuestros días, que la llamada conciencia astral con el desarrollo de los poderes psíquicos no podrá ser auténticamente alcanzada si no se ha creado con anticipación un conveniente y robusto Antakarana que haya rebasado al menos las dos terceras partes del recorrido entre el centro Ajna y el centro Coronario, o sea, entre la glándula pituitaria y la glándula pineal, pues al llegar a este punto se supone que el aspirante puede controlar ya eficazmente y en una buena medida su naturaleza astral. De no ser así, mejor le sería abstenerse de desear adquirir facultades psíquicas, pues resulta sumamente peligroso “despertar el fuego dormido” en la base de la columna vertebral, a “la serpiente ígnea” de Kundalini. Tal como nos ha sido mostrado históricamente en el Ashrama, reviviendo los sucesos akásicos a la luz de la conciencia astral, la vida del discipulado se halla jalonada de muchos y dolorosos fracasos a causa de la impaciente curiosidad por desarrollar facultades astrales o poderes psíquicos sin haber adquirido previamente un gran control de la naturaleza emocional. La regla ashrámica acerca de esta cuestión se halla implícita en las palabras de Cristo, que jamás perderán su eterna fragancia por cuanto proceden de los niveles más ocultos de la Naturaleza:

“Buscad primero el Reino de Dios y lo demás (los poderes psíquicos, los bienes materiales, etc.) os será dado por añadidura”.

Esta es una regla que acepté inmediatamente y sin esfuerzo antes y después de mi ingreso en el Ashrama. Así, todas las narraciones esotéricas que componen el texto de este libro son una recopilación histórica de experiencias realizadas en diversos niveles suprafísicos, sin haber sido previamente deseadas o estimuladas por efecto de un ánimo ardiente o fervoroso de espectaculares poderes psíquicos. Mi realización espiritual -si puedo decirlo así- vino come resultado de mi impersonal actitud con respecto a tales facultades o poderes y de un sereno enfoque mental que me permitió crear el puente de luz del Antakarana. El éxito en tal sentido trajo como consecuencia mi experiencia espiritual, mística y esotérica, de todo aquello, en fin, que el Señor concede “por añadidura”...

3.06  La Visión Objetiva del Antakarana

Otra experiencia de visión del Antakarana tuvo lugar asimismo durante mi proceso de integración espiritual. Recuerdo que estaba meditando en una templada mañana de otoño. Me había levantado más temprano que de costumbre y había un gran silencio a mi alrededor. Al iniciar mi delineamiento meditativo y pronunciar los requeridos mántrams (el sonido OM en varios tonos), me sentí proyectado hacia arriba en dirección a la cúspide de la cabeza, la atravesé de parte a parte y me hallé fuera de la misma a una altura desde la cual podía contemplar el funcionamiento de mi equipo meditativo. Vi el centro Ajna, del entrecejo, matizado intensamente de dos radiantes colores, azul índigo y amarillo oro. Una línea de luz de este último color ascendía hacia el centro Coronario atravesando la parte etérica o nádica del cerebro, llegando a bordear en la cúspide de la cabeza las indescriptibles radiaciones luminosas de un vivísimo e inmaculado blanco azulado que surgían de este centro superior... Regresé muy rápidamente a mi conciencia física y tuve desde entonces la certeza de que mi trabajo espiritual sobre el Antakarana se hallaba muy avanzado y que me esperaban grandes acontecimientos en el devenir de mi existencia kármica...

En otra ocasión, estando también meditando, tuve la visión de mi Maestro. Aun cuando tardé todavía muchos años en establecer contacto consciente con El, Su visión me deparó un extraordinario sentimiento de integración espiritual.

Poco a poco mí mente se iba sensibilizando a las influencias espirituales superiores y la técnica meditativa seguida hasta aquí cambió de repente. Ya no hallaba placer alguno en la tarea de “descubrir más definidas y diversas cualidades al pensamiento simiente escogido como centro de mis meditaciones”. Por el contrario, al pensamiento simiente -fuese cual fuese su naturaleza- empecé a considerarle como un freno limitador a las exigencias de mi alma, por cuanto me exigían un esfuerzo intelectual y concreto que mi mente se negaba a realizar... Mi actividad meditativa se elevó entonces del mundo de los significados concretos al de las realidades abstractas y a partir de ahí me fue posible establecer contacto con el plano causal y recibir directa iluminación de parte del Ángel Solar. A esa etapa corresponden las experiencias realizadas teniendo como centro de inspiración a este elevado exponente del Bien cósmico. Aprendí en aquella importante época de mi vida a meditar “sin pensamiento simiente”, a enfocar mi atención en los niveles mentales más subjetivos, y como fruto de este nuevo enfoque meditativo ultimé los últimos tramos del Puente de Arco Iris del Antakarana. Pude contemplar -tal como decía hace unos momentos- el Antakarana en su proyección horizontal, observándolo desde arriba y desde el punto más elevado de la cabeza y, en ciertos momentos, llegaba a prescindir incluso del propio Antakarana, una experiencia trascendente que ha de efectuar todo discípulo juramentado en su viaje espiritual sin retorno que conduce a la Iniciación..., una experiencia de tan elevadas perspectivas que permite adentrar la conciencia en el plano búdico y obtener claras y directas percepciones de lo que hay que entender esotéricamente por la unidad espiritual de los seres humanos y por fraternidad espiritual.

3.07  Experiencias Espirituales en el Plano Mental

Las experiencias realizadas conscientemente en el plano mental tienen un interés mayor para los aspirantes espirituales, los cuales intentan organizar sus vidas controlando adecuadamente sus reacciones astrales y tratando de enfocar su atención en los niveles superiores. Sabido es esotéricamente que ningún problema de la índole que sea, psicológico o social, puede ser resuelto favorablemente en el mismo nivel en donde se haya producido, sino que debe ascenderse en conciencia al nivel inmediato superior y tratar, desde allí, de verlo en su justa y verdadera proyección y dimensionalidad. Las reacciones emocionales y los problemas psíquicos no pueden ser favorablemente clarificados desde el propio nivel astral donde se están gestando o produciendo, ni hallarles por tanto una adecuada y efectiva solución práctica. Hay que remontarse a los niveles mentales, observarlos con mucha atención y utilizando el sentido común y la razón lógica, orientarlos debidamente. Lo mismo ocurre -enfocando el tema desde un ángulo superior- con los problemas del pensamiento, cuando las furtivas ilusiones y los indebidos enfoques lo desvían del sabio plan del Pensador, o cuando existe una manifiesta incapacidad para controlarlas reacciones mentales, ya sea hacia el mundo de las ideas personales o hacia el de las propias cualidades mentales... Claro que Uds. dirán que no todas las personas tienen problemas de pensamiento, habida cuenta que la mayor parte de las gentes obran de acuerdo con sus potentes reacciones emocionales. Bien, ésta es la verdad, pero hay que darse cuenta de que cuanto digo en este libro de Narraciones Esotéricas, va muy especialmente dirigido a los aspirantes espirituales, los cuales lógicamente han de tener problemas de adecuación al mundo mental o tienen dificultades de percepción o de control en dicho nivel. Tales problemas deben ser convenientemente tratados ascendiendo en conciencia al nivel superior de la mente, definido esotéricamente el plano causal y, desde este nivel, una vez alcanzado cierto grado de integración espiritual, esforzarse por hallarles justas y adecuadas soluciones. La técnica para ascender del plano astral al plano mental y de éste al nivel causal toma el nombre genérico de meditación y hay un número impresionante de tales técnicas para utilización de los aspirantes espirituales del mundo, siendo estos en definitiva los que deben elegir inteligentemente la más apropiada a su condición y estado espiritual.

La meditación -tal como yo la practiqué durante años- me ayudó mucho en el desarrollo espiritual de mi vida y facilitó enormemente mi ingreso en el Ashrama. Recuerdo perfectamente cada uno de los estadios que me llevaron hacia allí, desde el momento en que ya desde muy joven realizaba simples ejercicios de concentración mental hasta que pude gozar de la inmensa plenitud de la contemplación, utilizando la línea luminosa del Antakarana que yo había construido en el devenir incesante de las etapas de la meditación reflexiva o analítica y que me había transportado a los niveles causales.

Una de las experiencias meditativas más interesantes y de la que guardo un profundo recuerdo, tuvo lugar cierta noche durante el periodo de descanso y apreciada bajo forma de sueño claro, es decir, guardando plena conciencia del desarrollo de dicha experiencia... Yo me hallaba situado en un nivel de percepción desde el cual veía a mi cuerpo físico en la cama durmiendo, a mi cuerpo astral a una mayor altura y a mi vehículo mental en la cúspide del proceso de integración que desde hacía años se estaba realizando. Yo, plenamente consciente al parecer del proceso, dirigía las actividades del triple equipo personal tendientes a la integración desde los niveles causales y era muy consciente, en aquellos momentos, del reajuste particular que precisaba cada uno de mis cuerpos para que aquella integración fuese perfecta. La claridad de las percepciones era perfecta y durante todo el tiempo que permanecí situado en el plano causal, me esforzaba por dirigir mi conciencia hacia el cerebro físico tratando de impresionarlo debidamente para que recordase perfectamente la experiencia.

3.08  La Conciencia del Corazón

La experiencia que voy a relatarles ahora tiene una expresión enteramente distinta, aun cuando en el fondo viene a ser una reafirmación de los conceptos vertidos anteriormente. Veamos: En mis contactos ashrámicos con algunas Entidades del Reino dévico tuvo uno muy importante, tanto desde el ángulo de vista de mi trabajo jerárquico como del de mi propia evolución espiritual. Hacía muy poco tiempo que había establecido relación consciente con el Ángel Jesazel. El contacto magnético era todavía muy deficiente y el trabajo con Él progresaba muy lentamente. Un día me dijo: “Debes desguarnecer por completo tu mente. Está demasiado llena de cosas y por ello no puedes sintonizarme debidamente ni comprender a veces cuanto trato de decirte. Esta circunstancia te impide percibir la realidad del mundo oculto que es donde deberías estar trabajando.” Le respondí que estaba de acuerdo y que realmente me molestaban mucho todavía los “ruidos” que procedían de mí mente y me impedían establecer contacto con El. Jesazel me contestó inmediatamente: “Tu puedes, si quieres, limpiar tu mente y escuchar luego con más atención. Atiende lo que voy a decirte”. Sus palabras llegaron entonces directamente dentro de mi corazón y las sentía resonar allí con un potente eco que al llegar al cerebro lo tranquilizaban por completo. “En lo sucesivo escúchame desde aquí y deja a la mente en paz -prosiguió Jesazel- y atiende con cuidado esta reorientación necesaria de la facultad de la atención en tu nueva fase de integración espiritual”. Así traté de hacerlo y el experimento de la atención en su nuevo y definido enfoque dejó mi mente tranquila y serenamente expectante. Las relaciones establecidas con Jesazel y con otros Devas -asimismo de alta evolución espiritual- se hicieron desde aquel momento más fáciles, correctas y efectivas.

Les relato esta experiencia -que lógicamente deberán Uds. aceptar únicamente como una simple hipótesis mental caso de que la intuición espiritual no se la confirme plenamente- para afirmar una vez más el sentido íntimo del Agni Yoga, o Yoga de Síntesis, mediante el cual el corazón adopta para el aspirante espiritual una importancia mayor en el devenir de esta Nueva Era, tan profundamente marcada por acontecimientos de carácter cósmico. La serena expectación mental y no la potencialidad discursiva de la mente, será el instrumento esencial de los discípulos del mundo para poder ser admitidos en el seno de los Ashramas y prepararse activamente para la Iniciación. En tal trabajo de preparación -según habrán Uds. podido observar- la mente actuará como un centro permanente de iluminación espiritual y no como un simple depósito de recuerdos y de variados pensamientos.

3.09  El Reconocimiento de mis Hermanos de Grupo

Dentro de la serie de experiencias de carácter espiritual y trascendente, más allá de los simples acontecimientos de orden psíquico, pueden ser citadas todas aquéllas que guardan relación con el reconocimiento y contacto consciente del alma del discípulo con otras almas afines que recorren el Sendero de la filiación espiritual con el Maestro y que, conjuntamente, constituyen un grupo definido de actividad esotérica en el plano físico.

La presión de los nuevos tiempos, cargados de energía cósmica, se hace sentir maravillosamente en el mundo incidiendo sobre el aura etérica de los discípulos y volviéndoles “radioactivos”, magnéticos y singularmente atrayentes. Vemos así, en este presente orden mundial, a una cantidad impresionante de discípulos, los cuales mantienen a su inmediato alrededor a un gran número de aspirantes espirituales y hombres y mujeres de buena voluntad, deseosos de conocimientos espirituales y llenos de voluntad de servicio. El dinamismo de la acción radiante de los discípulos es un fenómeno ashrámico del cual es enteramente responsable el Maestro, Quien, con infinita sabiduría y exquisito tacto, regula la distribución de las energías necesarias para el correcto desenvolvimiento de los grupos creados en el mundo y enlazados por medio de tales discípulos al centro radiante de la vida del Ashrama.

Una de las condiciones básicas para el discípulo en ciertos definidos estadios de su desarrollo espiritual, es el reconocimiento de las almas que en el plano físico han de colaborar en la labor ashrámica que le ha confiado el Maestro. De mi parte puedo asegurar que en el momento presente llevo virtualmente reconocidos ya a varios de los discípulos consagrados que en el pasado estuvieron asociados con el trabajo específico del Maestro en servicio de los planes de la Jerarquía... Aun cuando no poseen todavía “conciencia ashrámica”, ellos están siendo muy atentamente observados por el Maestro y cada cual es preparado, según su tipo de karma y estado evolutivo, en el trabajo permanente de acomodar las situaciones sociales del mundo, tal como pueden percibirlas desde sus atalayas de acción combinada, para el advenimiento del Avatar espiritual o Instructor del mundo y la Instauración de la Jerarquía aquí en la Tierra.

La conciencia ashrámica no presupone que se haya establecido una mayor evolución espiritual, sino simplemente que ciertas células del corazón o del cerebro hayan sido virtualmente desarrolladas y puedan recordar fácilmente las experiencias ashrámicas. Un discípulo puede pertenecer durante años a un Ashrama de la Jerarquía y no tener conciencia física de ello. Pero, esta circunstancia no tiene valor fundamental o básico apreciada desde el ángulo del servicio que tal discípulo puede estar realizando en el plano físico, pues esta conciencia ashrámica sólo indica que hay una vinculación de los planos internos con el cerebro físico, deparando la sensación de recuerdo. Nada más que esto. Por ello, cuando en mis narraciones cite a mis compañeros de grupo, afiliados al mismo Ashrama, tengan en cuenta que mis observaciones acerca de ellos son muy impersonales y que la locución “conciencia ashrámica” no presupone -igual que sucede con los poderes psíquicos- mayor espiritualidad, sino el desarrollo de ciertas cualidades de percepción y de recuerdo. El verdadero desarrollo espiritual se demuestra siempre como “impersonalidad” y escapa sutilísimamente de la ostentación y de la espectacularidad. Por ejemplo, el Maestro trabaja siempre desde los niveles ocultos. El que mundanamente obtiene reconocimiento es el discípulo, el testigo objetivo y concreto del trabajo a desarrollar aquí en la Tierra. Para él es la gloria y también el fracaso. El Maestro, desde los niveles subjetivos se limita a inspirar y observar. En la Jerarquía se prescinde, por tanto, de los absurdos prejuicios sociales, los cuales quedaron atrás, muy atrás, borradas sus huellas por la humildad del servicio y por la responsabilidad del Plan...

3.10  Las Condiciones del Trabajo Ashrámico

El vínculo espiritual que enlaza entre sí a los diferentes discípulos de un Ashrama en el desarrollo específico de un trabajo insinuado por el Maestro, es la simpatía atrayente, la amistad sincera y la cordialidad jovial del trato. Constituyen una especie de gran familia, dentro de la cual se le asigna un valor especial a la impersonalidad y a la realización del trabajo en el cual todos se hallan empeñados. Todos los discípulos espirituales del mundo -tal como dice frecuentemente el Maestro- “son guerreros curtidos en mil batallas” y su reencuentro en el mundo dentro de sus grupos respectivos no se debe al azar, sino que es el testimonio de una acción perfectamente organizada de acuerdo con las oportunidades que ofrecen las incidencias kármicas en la vida de cada discípulo. Hay que comprender que los discípulos espirituales, dignos de este nombre, vienen a la encarnación física en grupos definidos... Algunos de tales discípulos conocieron ya al Maestro en vidas pasadas y quizás colaboraron con Él en el desarrollo de ciertos trabajos jerárquicos. Ahora el lazo espiritual es mucho más firme que en el pasado en orden a la evolución alcanzada por dichos discípulos; ellos soportaron quizás las pruebas que preceden a alguna definida Iniciación y el Maestro sabe que puede contar con su sincera y eficaz colaboración en el desarrollo de ciertas tareas jerárquicas, cuya realización tiene carácter inmediato y se basa en estas dos importantes y trascendentes premisas:

a. La preparación espiritual del mundo en orden a la Venida del Avatar.

b. El trabajo, definidamente ashrámico. de instaurar la Jerarquía espiritual, o Gran Fraternidad Blanca, aquí en la Tierra.

Se trata de dos tareas esenciales que los discípulos del mundo acogieron con gran fervor y actitud disciplinada. A su realización contribuyeron eficazmente los numerosísimos grupos de aspirantes creados en torno de algún definido discípulo, sobre el cual y siguiendo las reglas jerárquicas, gravita muy especialmente la fuerza espiritual del Maestro y de sus hermanos de grupo en el Ashrama. Hay que contar, además, con la adición de las poderosas energías del primer Rayo procedentes del Centro místico de Shamballa y las del séptimo Rayo que han irrumpido últimamente en el planeta, canalizadas desde la Constelación de Acuario por el planeta sagrado Urano. En virtud de tal unificación de fuerzas y energías el discípulo mundial se siente “más reconfortado” y asistido que lo fueron quizás los discípulos de la Era de Piscis. Hay que hacer notar, sin embargo, que en la Era pisceana, la cual va siendo muy rápidamente trascendida por los sinceros aspirantes espirituales del mundo, no se pretendía la meta del Servicio como en la era presente, sino la búsqueda de la paz y de la personal realización. Los grupos esotéricos y místicos de la Nueva Era, dentro de los cuales se van integrando muchos discípulos del pasado, tienen como divisa “El Servicio por medio de la Alegría” y sus técnicas de aproximación individual al grupo son la sincera amistad, la jovialidad y el rebosante optimismo en el orden de las relaciones. Tal como señalé anteriormente, los discípulos integrados en grupo constituyen una verdadera familia espiritual, siendo la alegría del contacto la que marca la pauta del servicio coordinado y la acción grupal.

A tal respecto nos dice el Maestro que “la verdadera acción coordinada no debe partir de la influencia de un líder, sea cual sea su cualidad espiritual, sino que debe surgir intuitivamente del fondo místico del grupo. No hay que asignarle por tanto un carácter esencial a los líderes, ya que su espíritu de los tales se halla anclado todavía a los conceptos tradicionales de la era pisceana. La acción grupal coordinada es un impulso jerárquico hacia el cual debe estar orientada constantemente la atención del grupo y no hacia la autoridad de aquél a quien se considera virtualmente con capacidades de líder. El término mágico que debe unificar creadoramente el grupo es AMISTAD, una amistad sincera y radiante que trasciende los prejuicios estáticos del liderazgo. Dicho de otra manera, cada miembro constituyente del grupo ha de sentirse potencialmente un líder dispuesto a recibir inspiración espiritual de la Jerarquía y eventualmente de Shamballa”. Estas consideraciones del Maestro constituyen una seria advertencia hacia todos aquellos aspirantes espirituales, que creyéndose más capacitados que los demás se instituyen personalmente en líderes, contraviniendo con ello las disposiciones jerárquicas para la Nueva Era y creando a su alrededor una atmósfera de confusión espiritual que inutiliza la realización del plan de trabajo más correctamente organizado. En definitiva, hay que afirmar esotéricamente -tal como expresa la ley jerárquica que conduce a la Iniciación- “que no es Líder quien quiere, sino quien puede”, siendo la Iniciación, o jerarquía interna de cada individuo, quien guía el proceso y no la pequeña voluntad humana.

3.11 La Verdadera Conciencia Espiritual

Estas advertencias ashrámicas van especialmente dirigidas a todos aquellos aspirantes espirituales que habiendo adquirido intelectualmente gran cantidad de conocimientos esotéricos, adoptan la actitud de líder sin estar capacitados jerárquicamente para ello. Ya en mi anterior libro. “Introducción al Agni Yoga”, hice referencia a esta actitud irreflexiva hacia “el liderazgo”, en el sentido de que el líder espiritual, digno de este nombre, utiliza mayormente sus capacidades intuitivas, dejando atrás y bajo el umbral de la conciencia -tal como esotéricamente se dice- los residuos memoriales del conocimiento intelectual...

Recuerdo que en cierta ocasión el Maestro nos había dicho: “El conocimiento no es un fin en si mismo, sino una simple etapa. Hoy día, la memoria intelectual del discípulo va siendo reemplazada activamente por la intuición. - Sonrió al decir estas palabras y continuó : Las computadoras electrónicas serán en un próximo futuro vuestra memoria, es decir, el depósito acumulativo de todos vuestros conocimientos intelectuales. Las verdades espirituales, claves de la sabiduría, os vendrán por asimilación magnética, sin necesidad de esfuerzos mentales, ya que es precisamente este esfuerzo el que crea, fija y perpetúa la memoria de los conocimientos intelectuales que vais asimilando”.

Medité mucho sobre las palabras del Maestro hasta que personalmente pude comprobar su íntima realidad, ya que siempre será la experiencia propia la que dará fe de la Verdad; sea cual sea el nivel en que se manifieste. La experiencia del Conocimiento perfecto que presagia el mar inmenso de la Sabiduría, vino sin que yo mismo me diese cuenta..., por inducción magnética -tal como oportunamente nos había enseñado el Maestro. Se trata de un Conocimiento que rebasa la actividad intelectual y viene al alma más allá de la mente, extraído sin esfuerzo del océano inmenso de la Sabiduría intuitiva. Tal es mi caso y así debo testificarlo, mas no para afirmar un estúpido sentido de autoglorificación, sino para aclarar lo que hay que entender por conocimiento íntimo espiritual, un conocimiento que jamás podrá conquistarse utilizando la mente intelectual como instrumento de la búsqueda interna, por cuanto ella se halla anclada en los resecos suelos de las memorias ancestrales. Se trata de un Conocimiento nuevo e inédito que deberá ir afirmándose en las conciencias de los aspirantes espirituales del mundo, si de veras anhelan penetrar en la corriente interna que conduce a la Iniciación. Sobre tales puntos he tratado detalladamente en mi libro “Introducción al Agni Yoga” (Editorial Cárcamo-Madrid).

3.12  El Proceso de Interpretación Interna

 En el pasado, para cada una de mis conferencias esotéricas solía llevar apuntes, o un pequeño resumen, de lo que pensaba decir. Pero, en cierta ocasión, cuando iba a iniciar mi plática vi que el papel que había sacado del bolsillo como guía de las ideas implícitas en la misma, se hallaba completamente en blanco. No podía contar pues con aquel resumen de apoyo intelectual... Silencié pues todas mis actitudes mentales y enfoqué mi atención sobre las personas sentadas frente a mí que asistían regularmente a aquellas disertaciones. Sentí en aquellos momentos una sensación extraña -que ya después fue haciéndose familiar- de que el grupo reunido me estaba interpelando hacia una dirección completamente distinta a la que yo había establecido en las notas de mi resumen. Siguiendo el hilo de tal interpelación me sentí lanzado hacia un nuevo orden de ideas, con el beneplácito de todos los asistentes con los cuales establecí una perfecta interpenetración interna.

La experiencia del papel en blanco en lugar del papel mecanografiado no había sido evidentemente un fenómeno mágico, sino que obedecía a una simple distracción mía al salir de casa y meter en el bolsillo de mi americana una cuartilla sin apuntes. El efecto de tal distracción tuvo, sin embargo, grandes repercusiones en mi experiencia como orador, pues desde entonces antes de empezar a hablar estoy en silencio unos momentos mirando al público, tratando de evocar de éste la más adecuada y positiva interrogante o interpelación espiritual. He logrado establecer así una virtual comunicación interna con mis oyentes, los cuales, dadas las características de mis conferencias, suelen ser personas muy sensibles e inteligentes.

Como Uds. verán, y ahí se halla la afirmación de un sentido esotérico que muchas personas están desarrollando actualmente, los asistentes a las conferencias de carácter interno, oculto o místico, “saben perfectamente lo que quieren” y poseen una estructura psicológica lo suficientemente desarrollada como para poder imprimir al ambiente de una reunión determinada, las cualidades anímicas, positivas e incluyentes que le “inspiran” al orador o al conferenciante el “pensamiento simiente” que éste debe desarrollar como nota clave de la disertación. Por esta razón, la mayoría de las veces las más elaboradas ideas y el programa más inteligentemente proyectado suelen fallar, por hallarse de una u otra manera en desacuerdo con “la programación espiritual del grupo”. Una fuerza viva, coherente e inspirativa con la cual deberá contarse cada vez más como el nervio vivo de una acción creadora y de un fenómeno natural de interpenetración interna.

El potencial magnético desarrollado por “el espíritu de una reunión” constituye subjetivamente una fuente de inspiración para el orador esotérico si éste es capaz de controlar eficientemente su vehículo astral en el momento místico de silencio con el cual debería iniciar todas sus disertaciones. Para ello será preciso preparar debidamente sus vehículos de impresión mental y si bien el conocimiento intelectual de tales oradores esotéricos suele ser muy extenso, hay que tener en cuenta que no siempre los temas elegidos encajaran perfectamente con “el espíritu de la reunión”. Siempre debe estar dispuesto el orador en el dominio de los temas ocultos desviar la ruta de sus ideas, si siente dentro de si este sentido de inspiración grupal. De ahí también la necesidad de poseer una mente muy bien provista de datos y referencias, siempre y cuando no apoye fundamentalmente sus argumentos sobre la misma. Hay siempre “un lugar dentro del corazón” -tal como nos dice el Maestro- desde el cual la llama de la inspiración puede iluminar la senda de la acción, sea cual sea su dirección y las características de su recorrido. Es debido a ese espíritu de impersonalidad en la vida del orador o conferenciante esotérico, marcado precisamente por la experiencia mística del Ashrama, que a todas mis disertaciones y conferencias las designo bajo el título genérico de “Conversaciones Esotéricas”. Así, las posibilidades espirituales que entran en juego son realmente importantes, positivas y a veces trascendentes...

3.13  La Conciencia Telepática

Esta conciencia o facultad mental fue desarrollándose progresivamente en mí a medida que iba asimilando las técnicas del entrenamiento ashrámico. En un principio los mensajes telepáticos recibidos desde el Ashrama eran registrados muy débilmente dentro de mi cerebro físico, como los balbuceos de un recién nacido. Poco a poco los mensajes transmitidos hallaron un mayor eco dentro de mi conciencia, hasta que un día llegué a percibir nítidamente dentro de mí la Voz del Maestro con Su inconfundible sonido musical y pude captar claramente cuanto El quería decirme. A partir de aquel momento mi receptibilidad telepática se hizo casi perfecta y podía distinguir perfectamente la voz característica de mis compañeros del Ashrama. La voz -o la interpretación por parte mía del pensamiento del Maestro, de R... o de mis compañeros de grupo- venía a mí en forma natural, sin previo esfuerzo de concentración. Tal como nos había aconsejado oportunamente el Maestro “la receptibilidad telepática era un resultado de nuestro trabajo de silenciación mental”. “Cuando vuestra mente sea enteramente vulnerable -nos decía- y su actividad natural sea la serena expectación, entonces seréis realmente telepáticos, no sólo para recibir mensajes mentales, sino también para consciente y adecuadamente transmitirlos”.

Un mensaje telepático es una corriente de energía mental que va de mente a mente, la una la proyecta y la otra la recibe. Un buen telépata -y todos los discípulos espirituales deberían serlo- es a la vez una central de recepción y distribución de las corrientes de energía conteniendo algún mensaje procedente del Ashrama al que pertenece, las cuales se transmiten a una longitud de onda o frecuencia vibratoria muy definida en el dilatado mundo de las impresiones mentales, de ahí que la mente del discípulo convenientemente sintonizada con tales frecuencias ondulatorias -utilizando aquí locuciones técnicas perfectamente aplicables- jamás será afectada por corrientes de energías inferiores a aquéllas que provienen de los niveles ashrámicos. Esta es la salvaguarda de su mente muy profundamente sensibilizada y exquisitamente vulnerable. Fuera de este nivel su mente posee un perfecto control de todas las corrientes de energía que cruzan las dilatadísimas zonas del plano mental, inferiores al nivel natural de su propia sintonía.

Los ensayos telepáticos producidos científicamente en niveles inferiores no poseen “la salvaguarda dévica” y las personas que los realizan pueden ser fácilmente afectadas e inducidas a error por parte de energías indeseables procedentes de los planos mental o astral... Sólo los discípulos espirituales de cierta integración dentro de uno u otro de los Ashramas de la Jerarquía, están capacitados para recibir ayuda del mundo angélico, ya que son precisamente los Ángeles del plano mental en sus distintas huestes y jerarquías, los que crean, mantienen, coordinan y transmiten las distintas corrientes telepáticas que circulan a través de los misteriosos éteres del espacio mental, uniendo las mentes de los miembros de la Jerarquía y de los discípulos de los diferentes Ashramas por luminosas líneas de actividad causal. Los Ángeles, o Devas, son los augustos Señores de los Ritmos del espacio, los que rigen todas las corrientes de energía - sea cual sea el nivel en donde se manifiesten-, los que regulan la expresión de los “tatwas” o pequeñas corrientes psíquicas de vida ambiental y los que presiden los grandes ciclos cósmicos afectando a galaxias, constelaciones, sistemas solares y planetas.

Comprendo perfectamente que la referencia al cuadro de dificultades que puede enfrentar el aspirante espiritual que ha decidido ser “telepático”, puede resultar un tanto desalentador, pero es la misma advertencia que se le ha de hacer a la persona acusadamente psíquica que de una u otra manera se ha convertido en “médium” de corrientes astrales de orden inferior y atrae hacia sí grandes dificultades personales y no pocos problemas de orden kármico. Ser telepáticos es hacerse conscientemente sensibles a las corrientes de energía mental que circulan por los éteres, teniendo en cuenta que existe una gran diversidad de estas corrientes, desde las que se originan en el plano causal por medio del Yo superior o Ángel Solar y pueden ser canalizadas por medio del puente de Luz del Antakarana durante el proceso superior de la meditación, hasta las que cruzan los bajos niveles del plano mental -definidas técnicamente kamamanásicas- y pueden causar perturbaciones de orden psíquico cuando la mente deficientemente controlada del aspirante espiritual las contacta y asimila.

El contacto telepático de los miembros del Ashrama entre sí se realiza en el cuarto subplano del plano mental y la de los “discípulos consagrados” o “discípulos en el Corazón del Maestro”, se efectúa en los subplanos tercero y segundo del plano mental, el plano del Alma superior, Ángel Solar o Yo causal, y a veces, cuando el mensaje tiene carácter definidamente jerárquico y no simplemente ashrámico, la relación telepática se realiza entre el corazón del discípulo y el de su Maestro desde algún definido subplano del plano búdico. De ahí la conocida expresión esotérica -que define un particular estado de conciencia en la vida del hombre verdaderamente espiritual- de “discípulo en el Corazón del Maestro”, dentro del cual existe una verdadera compenetración de auras y fusión del propósito creador.

3.14  En el Corazón del Maestro

Las experiencias espirituales en orden al proceso meditativo y telepático me llevaron progresivamente al Corazón del Maestro. Como les decía en un apartado anterior, ya en cierta ocasión y siendo todavía muy joven había tenido la visión de Su radiante Presencia durante una de mis meditaciones. Pero, una cosa es percibirle utilizando un cierto desarrollo de clarividencia mental y otra el sentirse dentro de Su propio Corazón, sentirse fundido en Su infinita aura de Amor y poder pensar y sentir a veces de acuerdo con las espirituales motivaciones de Su inefable propósito creador.

Les relaté en páginas anteriores mi primer contacto directo con el Maestro, acompañado de R..., un Iniciado hindú muy probado desde siglos en el trabajo jerárquico. Les he narrado también de manera sencilla y sin aparato técnico alguno cómo un ser humano con aspiraciones espirituales, sinceras y humildes, va polarizándose en conciencia desde los niveles astrales -donde suelen tener lugar la mayor parte de las experiencias psíquicas- hasta los niveles espirituales más elevados en donde se perfila muy claro y definido el Sendero iniciático que ha de convertir al ser humano en un Miembro consciente de la Gran Fraternidad Blanca del planeta, marcado para siempre por el inconfundible sello de las influencias cósmicas trascendentes. El recorrer de este inefable Sendero, la estabilización natural del ser en estados de conciencia no comunes y por tanto solitarios e incomprendidos por la inmensa mayoría de las gentes y la propia experiencia iniciática..., son etapas espirituales de un orden muy elevado, significativo y valioso para poder ser afrontadas sin ayuda por parte del discípulo espiritual. La conciencia del corazón latiendo ocultamente en la sintonía del corazón del Maestro, la seguridad de Su Presencia en momentos decisivos y trascendentes y la inspiración recibida en instantes cumbres de indescriptible expectación mental, hacen posible que la labor del discípulo pueda realizarse con plena seguridad y confianza...

3.15  El Entrenamiento Iniciático

Voy a brindarles a Uds., siquiera brevemente, una noción de los pasos decisivos que van desde el nivel del discipulado consciente hasta la Iniciación. La corriente de vida ashrámica actúa potentemente en el alma del discípulo, fortaleciendo su corazón y disciplinando su mente. El fervor de los primeros pasos dentro de la senda del discipulado, con sus apremiantes impulsos y deseos de orden emocional tienden a ceder y a hacerse más discretos y controlados. Se establecen así unos lazos permanentes de contacto entre el discípulo y el Ashrama y, de vez en cuando, se siente una especie de fuego purificador dentro del corazón, como una serena invitación al sacrificio del yo personal en favor de los intereses comunales del Ashrama y de la propia humanidad. A esa etapa se la denomina de “iluminación del campo de servicio”. Yo, a igual que todos los fervorosos aspirantes espirituales que fueron admitidos dentro del Ashrama, estaba siempre muy inquieto y nervioso preguntándome cómo, cuándo y dónde debería prestar mis servicios ashrámicos, pues aparentemente no hacía nada realmente útil y práctico en favor de mis hermanos de grupo o en mi campo social de relaciones. Un día en que como siempre me estaba haciendo la eterna pregunta acerca de mi servicio ashrámico, me sentí telepáticamente inspirado por el Maestro, Quien me dijo: “...Estás malgastando tus energías en vano al preguntarte constantemente acerca de tus disposiciones de servicio y del futuro campo de tus actividades ashrámicas. Atiende el hecho de que pertenecer a un Ashrama de la Jerarquía es ya de por sí una actividad manifiesta de servicio, por cuanto tu aura magnética se va haciendo cada vez más radiante y, sin proponértelo siquiera, estás impregnando los ambientes sociales donde desarrollas tus múltiples actividades kármicas con las energías de la buena voluntad que proceden del Ashrama. Si bien el servicio es una condición natural en la vida del discípulo, tal servicio ha de venir precedido de una serie de trabajos y disciplinas sobre tus vehículos de expresión kármica, los cuales han de ser perfeccionados en muchos aspectos. El hecho de que estés vinculado a la vida mística del Ashrama e incidentalmente en contacto Conmigo, no te abre automáticamente el campo del servicio ashrámico, el cual es sólo una pequeña parte del propósito jerárquico, sino que deberás esforzarte en adquirir poderes y facultades adicionales de las cuales actualmente careces. Esto no quiere significar que tu trabajo preliminar no sea apreciado y que no sean reconocidas las dificultades que tuviste que vencer antes de ingresar en el Ashrama. Pero, atiende que el verdadero servicio es una flor del corazón, dentro del cual deberás desarrollar alguno de sus más importantes pétalos, pero esto lo lograrás solamente cuando tu mente turbulenta deje de inquietarse por el servicio en el devenir de tu existencia kármica. Deja pues de atormentarte y sigue como buen discípulo la regla de oro del silencio que allega humildad y buen criterio. En el fondo de tus intensos anhelos de servicio puede hallarse oculta la serpiente de la soberbia espiritual, el deseo egoísta de ser reconocido como un discípulo que ha conquistado éxitos espectaculares en su vida espiritual. Analiza bien tus estados de conciencia a partir del sentimiento de humildad y prosigue tu camino silenciosamente, sin pensar en otra cosa que en el bien del conjunto espiritual del que formas parte y en el trabajo permanente de pulir tus instrumentos de manifestación cíclica...”.

Las palabras del Maestro que yo sentí resonar dentro de mi conciencia fueron atendidas con toda reverencia y ya, desde aquel momento, dejé de pensar en mi posible campo de servicio y de preocuparme acerca del destino particular de mis futuras actividades ashrámicas en el mundo. Avancé así mucho más rápidamente y sentí acrecentarse dentro de mi los poderes de la intuición, los cuales me fueron “advirtiendo silenciosamente” -tal como me había preconizado el Maestro- de los pasos sucesivos que debía dar para ir afirmando dentro de mi corazón y con caracteres indelebles la conciencia del servicio que debía llevarme a la INICIACIÓN.

3.16  El Proceso Iniciático

Aquel día el Maestro inició Su plática a los miembros reunidos del Ashrama con estas palabras: “No puede ser recibida la Iniciación si el discípulo no es ya de hecho un Iniciado, ya que la iniciación se realiza internamente y no es virtualmente el resultado de una ceremonia mágica. La ceremonia -prosiguió- viene a ser como el reconocimiento oficial de Shamballa al esfuerzo individual del discípulo a través de las edades y que ha merecido de parte del Señor del Mundo el derecho a ser admitido entre los Miembros de la Gran Fraternidad Blanca del planeta. Tal reconocimiento, cuando el discípulo es ya internamente un Iniciado y vive más para el bien de la humanidad que para sí mismo, implica asimismo la liberación del Karma y el poder de expresar a través de su vida el propósito insigne del Señor del Mundo. Después de esto el discípulo Iniciado es admitido en la Cámara de los Misterios, o Recinto Iniciático, y se le reconoce públicamente en el seno de la Gran Fraternidad mediante una Ceremonia de carácter mágico y trascendentemente mística, el derecho a pertenecer a esta Sagrada Corporación de Almas Liberadas”.

Las palabras del Maestro se introdujeron silenciosamente en nuestros corazones y nos permitieron ver claramente cuál era nuestro verdadero destino espiritual, induciéndonos ya desde aquel momento a vivir como auténticos iniciados, pues a pesar de los inevitables fallos y defectos de nuestra personalidad, que surgían como efecto de la reacción de nuestros vehículos kármicos a las poderosas energías de Shamballa, la intención espiritual o propósito interno era cada vez más potente y efectiva y nos causaba a veces la impresión de que realmente estábamos representando dignamente nuestro papel como iniciados...

3.17  Un Sueño Revelador

Siendo muy joven soñé una noche que me hallaba como varado en el centro del Universo y que todo el firmamento, soles, estrellas y planetas, oscilaba a mi alrededor. El espectáculo era realmente maravilloso; sin embargo, no me satisfizo su visión. Años más tarde, comentando un día con el Maestro este sueño me lo descifró en este sentido: “Todo el Universo se halla en movimiento y todo ser que consciente o inconscientemente trata de detenerse, embarrancando en el seno profundo de las cosas, sufre de la crisis de resistencia impuesta a la oscilación o movimiento general o universal. De ahí el sentimiento de implenitud que experimentabas, aun cuando te encontrabas fuera del cuerpo y contemplabas parte del gran secreto cósmico. En aquélla época perseguías tú una meta muy rígida e inamovible y pese a tus buenas intenciones, las cuales siempre fueron reconocidas, equivocabas el sistema de relación y de contacto y, sin darte cuenta, detenías dentro de ti el movimiento del corazón, verdadero centro espiritual de toda criatura humana, que te impelía incesantemente hacia el movimiento universal”.

Los años transcurridos desde entonces fueron jalonados de grandes experiencias, tanto espirituales como psíquicas, pero jamás olvidé el sentimiento de soledad y de implenitud que me embargaba al sentirme aislado, varado y estático dentro del incesante movimiento del sistema cósmico. Aquel sueño no fue por tanto un simple sueño, sino que tuvo carácter de revelación. Las palabras posteriores del Maestro tuvieron para mí el valor inapreciable de la experiencia consumada y trascendida.

3.18  Las Enfermedades de Tipo Vibratorio

La madre de M... uno de los miembros más jóvenes del Ashrama, había fallecido de cáncer. M..., no se lamentaba. Como buen discípulo acataba como es de ley, serenamente y sin dramatismo psicológico, aquel acontecimiento kármico. Comentando el hecho con algunos de los compañeros del Ashrama, M..., se lamentaba únicamente del hecho de que casi a finales del siglo XX, la humanidad se hallase todavía indefensa ante tan peligrosa enfermedad.

En aquella ocasión el Maestro, que conocía todos y hasta los más ocultos pensamientos de los miembros de Su Ashrama, eligió como tema de enseñanza ashrámica las enfermedades de tipo vibratorio.

“Entre ellas -nos explicaba- podrían citarse el cáncer, que constituye el mayor de los azotes planetarios, la diabetes, las embolias cerebrales, el reumatismo y las enfermedades cardiovasculares, las cuales no sólo son la expresión de un karma mundial, sino que indican además la presencia singularmente activa en los éteres planetarios, de potentísimas radiaciones cósmicas coincidentes con la peculiar posición de la Tierra en relación con ciertas Constelaciones siderales de extraordinaria potencia vibratoria, así como con ciertos planetas específicos del propio Sistema solar. En tales períodos de emergencia cósmica dentro del espacio etérico planetario, se producen ciertas circunstancias cíclicas o kármicas, o ciertos hechos históricos que en períodos normales de incidencia hubiesen tardado muchos siglos en producirse”. Advirtiendo el Maestro que alguien de entre nosotros iniciaba una sutil interrogante acerca de Sus últimas palabras, sonrió benévolamente y prosiguió: “Esta precipitación de energía cósmica sobre nuestro planeta no altera en manera alguna la ley del Karma, sino que acelera el proceso de su desarrollo y cumplimiento, no sólo en el seno de la humanidad sino también en todos los demás Reinos y especies vivientes. Esta aceleración del ritmo de evolución planetaria implica que grandes sectores humanos se vean arrastrados en la vorágine de este proceso de precipitación, la cual actuará ya sea sobre sus cuerpos físicos, todavía indefensos para esta clase de lucha, o sobre sus vidas espirituales, marcándoles el devenir de un nuevo ciclo de luz”. Dirigiéndose muy particularmente a M..., y abarcando dentro de Su aura de Amor al joven discípulo, dijo concretamente: “El cáncer es una simple reacción del organismo físico contra una modificación muy particular del equipo vibratorio psíquico bajo los efectos de las radiaciones cósmicas. Todos los seres humanos -y debido a pasadas deudas kármicas contraídas por la humanidad- poseen en latencia dentro de sus organismos físicos los virus que provocan el cáncer. Sólo las particulares condiciones de sus existencias kármicas determinan, sin embargo, que tales virus pasen del estado de latencia al de potencia o de actividad manifiesta. Las corrientes vitales del alma humana, intensificadas por las energías de precipitación cósmica, producen una serie de reacciones físicas, cuyas consecuencias, ya sean inmediatas o lejanas, pero siempre dentro de un plan de aceleración del proceso kármico, producen un notable aumento de enfermedades dentro del vehículo físico. Unas pueden ser curadas en un plazo más o menos largo, otras, como el cáncer, no tienen todavía curación en el plano físico, aunque sí en el plano psíquico que es donde inicialmente se producen las reacciones y donde se hallan las verdaderas causas de todas las enfermedades. Es allí en donde deben trabajar los discípulos y los Iniciados, preparando ‘el antídoto’ que hará posible, quizás antes del final de este siglo, que las enfermedades consideradas actualmente como “incurables’ sean extirpadas definitivamente del seno de la Raza.

Profundizando algo más en el orden de tales comentarios, el Maestro continuó Su plática diciendo: “Las radiaciones cósmicas, de las cuales ya empieza a ocuparse la Ciencia, no sólo modifican los ambientes físicos y psíquicos de la humanidad a través de los éteres ambientales, sino que penetran a grandes profundidades del subsuelo, mezclándose con las radiaciones íntimas y particulares del propio planeta, o corrientes telúricas, acentuando su natural potencia y produciendo los grandes cambios geológicos que modifican sensiblemente la faz de la Tierra”.

“Las corrientes telúricas, intensificadas por las potentes invasiones de energía cósmica e incidiendo en determinados niveles del subsuelo, marcan los grandes hechos y acontecimientos planetarios en el aspecto geológico con sus tremendas repercusiones sobre la humanidad. Voy a citaros un ejemplo, todavía muy fresco en la Conciencia de la Gran Fraternidad Blanca ‘el Hundimiento de la Atlántida’, en cuyo acontecimiento las fuerzas cósmicas y las fuerzas telúricas convergieron para acelerar la eliminación de un pesado karma racial afectando la armonía de todo el planeta... La historia bíblica que hace referencia a la destrucción de Sodoma y Gomorra, de Nínive y Babilonia obedecen a las mismas causas, así como las terribles erupciones volcánicas, los terremotos, las grandes inundaciones, etc., que se caracterizan por su espectacularidad y hondo dramatismo... En sus bases iniciales, tales acontecimientos representan la actividad de las radiaciones cósmicas operando sobre las corrientes telúricas que circulan por el interior de la Tierra, de la misma manera que el aire de la atmósfera planetaria circula a través de los pulmones...”.

La plática del Maestro continuó por estas ideas, extendiéndose luego en conclusiones muy íntimas de carácter ashrámico. Sin embargo, el hecho principal que había motivado que el Maestro nos hubiese platicado acerca de aquel tema tan profundamente subjetivo e interesante, había sido la conversación sostenida por algunos miembros del Ashrama con el joven M... Recuerdo perfectamente que al terminar su plática y después de despedirse afablemente de nosotros, había abrazado al joven discípulo y le había impartido Su especial bendición. Hay casos en el plano físico dentro de los cuales el discípulo espiritual -aun en sus fases más avanzadas- acusa profundamente algún hecho kármico de su vida. La pérdida de una madre, por ejemplo, deja siempre un gran vacío en el corazón. Yo que perdí a la mía siendo todavía muy joven puedo atestiguar este hecho. Fue debido quizás a esta razón que el Maestro abrazara al joven M..., al despedirse y de que le dispensara el alto favor de Su bendición la cual, a no dudarlo, le habría comunicado la gracia infinita de su paz y alegría radiantes...

3.19  La Experiencia Mística del Ángel Solar

Durante el curso de mi existencia kármica y en orden a la ley del discipulado he debido pasar -tal como Uds. habrán podido apreciar a través del curso de estas narraciones- por grandes experiencias, de carácter psíquico algunas, otras que podemos calificar de dévicas o angélicas y también otras de carácter trascendente y definidamente espirituales, mediante las cuales me fue posible establecer contacto con mi Yo superior, el Ángel Solar de mi vida. En muchos de mis escritos he hecho referencia a este bendito Ser, Señor de Compasión y de Sacrificio, cuyas actividades desde el plano causal del Universo, son las de ayudar a los seres humanos a liberarse de sus condicionamientos materiales y elevarse al reino espiritual. El Ángel Solar es el intermediario celeste cuya misión “voluntariamente aceptada” es permanecer al lado de los hombres, desde que adquieren autoconciencia y son dotados de mente hasta que ascienden a las elevadas cumbres de la cuarta Iniciación.

Las experiencias espirituales en tomo a este esplendente Ser, alma de los Misterios celestes y gran intermediario cósmico, suelen ser de carácter profundamente místico y difícilmente relatables, ya que uno de los principales requisitos que presiden el contacto consciente del hombre con su Ángel Solar son la discreción y el silencio, cualidades ambas muy poco desarrolladas todavía en el ser humano. Sin embargo, la técnica de contacto de los seres humanos con este glorioso Iniciado que es el Ángel Solar, es de orden general y pertenece a todos los hombres y mujeres inteligentes y de buena voluntad que hayan decidido realizarla en sus vidas. No es por tanto un inviolable secreto dicho contacto, pero el Misterio que rodea a esta Vida espiritual trascendente, centro de nuestras más elevadas aspiraciones, está en relación con ciertos aspectos de la ley del Karma difícilmente comprensibles para los seres humanos.

Ordinariamente, y de acuerdo con las técnicas precisas del Raja Yoga, se crea una línea luminosa de substancia mental que arranca del cerebro físico y culmina en el plano mental superior. Las técnicas del Raja Yoga en sus múltiples vertientes, pueden ser descritas genéricamente en términos de meditación. El proceso meditativo, desde sus primeras fases llamadas de concentración y pasando por las fases intermedias de discernimiento reflexivo, culmina en las altas cimas de la contemplación. En este punto de integridad causal la mente ha quedado profundamente silenciosa, “enteramente vacía de si misma” -tal como suele describirse en términos filosóficos- y es en tal estado que el hombre puede establecer contacto directo y consciente con el Ángel Solar.

Nunca he sido una persona de mente meditativa -tal como suele decirsesino más bien tendiente a la contemplación, o sea, que empecé a construir la estructura de mi edificio espiritual desde arriba, desde los aspectos superiores y no desde sus bases o cimientos intelectuales. Esta circunstancia me había preocupado mucho en el pasado, cuando veía a mis compañeros condiscípulos en las distintas Escuelas por las que tuve que pasar, incluida la Academia militar de Guerra en la que ingresé por razones propias del karma nacional de España, tan fácilmente adaptables a los estudios concretos que exigían una buena memoria y un alto grado de concentración, al contrario de mí que debía realizar grandes y a veces penosos esfuerzos para poder albergar adecuadamente tantos datos y conocimientos dentro de mi cerebro. Mi mayor facilidad era “abstraer mi mente” y reducirla voluntariamente al silencio y esto parecía constituir una de las especiales características de mi vida espiritual.

Más adelante, una vez hube ingresado en el Ashrama, el Maestro me había tranquilizado con respecto a este punto, cuando en una conversación particular sostenida con El me había dicho: “... que la meditación perfecta carece de tiempo y de lugar, siendo por el contrario un proceso de continuidad de la conciencia dentro del cual el pasado, el presente y el futuro, o dicho de otra manera, la concentración: la meditación propiamente dicha y la contemplación se hallan plenamente integradas y responden enteramente al Ritmo espiritual del Pensador, del Ángel Solar en su propio Plano”.

Por aquel entonces yo ya había logrado establecer algunos contactos definidos con mi Ángel Solar en distintas fases de creación del Antakarana... Me fue posible comprender entonces que si bien el proceso de la meditación o de contacto con el Yo superior es de orden general, había muchas y muy distintas variantes en el desarrollo del mismo, así como muchos niveles de creación del Antakarana, ya que lógicamente no todos los aspirantes espirituales se hallan en el mismo grado de integración y se deben, por tanto, a la ley que regula sus destinos kármicos. Así pues cuando yo afirmaba anteriormente que mi mente nunca había sido de tipo meditativo, quizás debería haber agregado que mi mente meditaba o se hallaba activa en otro nivel, siendo éste de carácter contemplativo y viniendo avalada tal condición por pasadas experiencias kármicas, dentro de las cuales había trascendido de una u otra manera los procesos meditativos que corresponden a la mente concreta. Sea como sea, debo señalar que la Presencia del Ángel Solar en mi vida siempre fue evidente y pude contactarle en más de una ocasión antes de que el Maestro se dignase admitirme en Su Ashrama. Fue precisamente el Maestro quien me permitió ver claro el proceso de continuidad de conciencia y la ayuda que merced al desarrollo de la misma pude recibir del Ángel Solar.

Debo decir al respecto que Su radiante Presencia es tan íntima que, a veces, la propia e infinita familiaridad del contacto la hacen casi irreconocible, ya que es muy difícil que se realice el fenómeno de “interacción” mediante el cual el alma personal reconoce objetivamente a su Ángel Solar. Sin embargo, a mí me fue posible realizarlo dos veces y fueron precisamente estas dos trascendentes visiones las que me permitieron elegir conscientemente la trayectoria que me llevó a las interioridades del Ashrama y a ser consciente del Maestro.

La primera vez que percibí al Ángel Solar me hallaba en meditación y estaba completamente absorto en algún área definida de mi ser. Me encontraba en la pequeña galería de mi casa, era por la mañana temprano y todo a mi alrededor se hallaba en calma. De pronto sentí una sensación desconocida dentro de mi ser, como si de cualquier remoto lugar del espacio externo una voz muy familiar me llamase por mi nombre, alejando de mi mente todas las sensaciones habituales, aún las del propio silencio. Me sentí impulsado a escuchar con la máxima atención esta Voz tan extrañamente familiar y aparentemente tan lejana. A medida que lo iba haciendo sentía como si todo mi ser se desplazase a velocidades enormes hacia aquel punto infinito del espacio del cual partía el sonido de mi nombre. Perdí por completo la noción de mí mismo y de improviso me vi enfrente de una Entidad espiritual intensamente radiante... Me sonreía con gran dulzura y me decía algo aparentemente muy importante, pero que yo no acababa de comprender aunque trataba de hacerlo. En un momento dado la Luz de Su aura de un color azul índigo inenarrable adoptó unos tonos intensamente ígneos. Parecía un ascua viva de fuego. En aquellos momentos sentí resonar dentro de mi conciencia y en mi propia lengua materna, el catalán, sus suaves y profundas palabras. Me indicaban un proceso, una resolución y un camino. No me señalaban meta alguna como corolario de la línea de esfuerzos que yo internamente sabía que tenía que desarrollar, pero intuitivamente sabía que al final de mi Sendero debería volver a encontrarme frente a El, frente a mi Ángel Solar, el augusto Señor de mi destino kármico. Después de esta experiencia de tipo causal mi vida física tuvo una tendencia irresistible a cambiar. Las circunstancias futuras tuvieron un carácter definidamente esotérico y poco tiempo después abandoné España para ir a trabajar en la Sede Europea de la Escuela Arcana, establecida en Ginebra (Suiza).

La segunda vez que pude percibir objetivamente y escuchar las palabras de mi Ángel fue precisamente muy poco tiempo antes de regresar a España. Esta segunda experiencia de contacto con el Ángel Solar la realicé en la salita de meditaciones de la Escuela Arcana. Era un domingo por la mañana y no sabiendo dónde ir, pues internamente me sentía muy triste y abatido, fui a la Sede de la Escuela Arcana y me encerré en la pequeña sala de meditaciones con unas ansias infinitas de soledad. En esta salita sólo entrábamos -y siempre con fines meditativos- los miembros responsables del trabajo de la Escuela Arcana que, en aquel entonces, éramos Mr. Gerhard Jansen, Mr. Jan Rijn (ambos de nacionalidad holandesa) y yo.

Cuando me hube sentado, empecé a observar -como si fuese la primera vez que los viera- todos los objetos que contenía aquella salita. Cuatro sillas, para nosotros tres y una que siempre estaba aguardando a un posible visitante de las otras dos sedes de la Escueta Arcana, ubicadas en Nueva York y en Londres. Enfrente de mí una mesita en forma de altar, cubierta con un paño blanco de hilo y encima de éste un talismán mágico que el Maestro Tibetano había entregado a Alice A. Bailey en la inauguración del centro europeo de la Escuela Arcana en Ginebra. Según me explicó Mr. Jansen, cada una de las Sedes tenía su propio talismán sagrado y a través del mismo era posible mantener subjetivamente la conexión con las otras dos Sedes y constituía, además un centro de enfoque místico de las energías jerárquicas, las cuales eran notablemente apreciables en el devenir de las Conferencias Internacionales que cada Sede celebraba anualmente, coincidiendo con los Festivales de Pascua, de Wesak y de la humanidad durante el período de las lunas llenas de Aries, de Tauro y de Géminis.

Contemplaba absorto el símbolo de la Nueva Era, un cuadro muy luminoso colgado de la pared encima mismo del talismán.., y me sentía en aquellos momentos tan profundamente triste que no pudiendo resistir la tremenda angustia de mi corazón, empecé a llorar amarga y desconsoladamente. Cuando me hube serenado y parecía que la calma iba penetrando en mi corazón, sentí resonar de nuevo en mi interior el inconfundible sonido de mi nombre pronunciado desde las regiones causales. La Voz era la misma increíblemente familiar y tan supremamente querida de mi Ángel Solar, a cuyo mágico sonido mi corazón se abrió de par en par a las suaves y profundísimas vibraciones de la luz espiritual.

Otra vez frente a mí, sin destellos ígneos pero envuelto en una aura indescriptiblemente radiante de color azul índigo, dentro de la cual el espacio y el tiempo parecían fundirse, deparándome unos indescriptibles motivos de cálida esperanza, se hallaba mi Ángel Solar. Como en la primera vez que le vi sonreía y me hablaba con indecible dulzura... Sentía resonar Sus palabras dentro de mi corazón. Me señalaban de nuevo la apertura de un proceso, me infundían el fuego de una resolución inviolable y me indicaban las luminosas sendas de un nuevo Camino. Comprendí exactamente entonces, utilizando la omniabarcante conciencia de mi Ángel Solar, el significado místico de las palabras de Cristo: “Yo soy la Verdad, soy el Camino y soy la Vida”, que todo discípulo en el Corazón del Maestro tiene el ineludible deber de confirmar y testimoniar. Desapareció luego del campo de mis percepciones, después de un cordial ademán de despedida o de inefable bendición.

Unos días después de este contacto causal, sentí la apremiante necesidad de dejar el trabajo ashrámico que realizaba en la Escuela Arcana y de regresar a Barcelona, de la misma manera que la visión primera del Ángel Solar me había abierto las perspectivas del trabajo espiritual que me llevaron a Suiza para trabajar en la Sede Europea de esta Escuela esotérica.

Todos los seres humanos tienen su propio Ángel Solar, su Yo superior o trascendente, el impulsor de sus motivos espirituales más elevados y el supremo Guía de sus destinos kármicos. Está muy escondido dentro del corazón, pero siempre acude cuando el alma se siente terriblemente sola o se halla enfrentando grandes dificultades... A veces, del fondo de esta indescriptible amargura del alma se eleva inusitadamente un sentimiento infinito de cálida dulzura y fulgida esperanza. Es la Voz del Ángel Solar, que en tales momentos difíciles y de apremiante tensión, nos envía Su mensaje luminoso de paz, de serenidad y de íntimo consuelo. Quizás la percepción del Ángel Solar sea sólo posible para las almas que realizaron grandes esfuerzos espirituales en sus vidas y que Su gloriosa Figura surgiendo raudamente de los éteres, sea únicamente una experiencia realizable en ciertas elevadas cotas de mística integración. Pero, sea como sea, El está siempre aquí con nosotros, dentro del corazón, profundísimamente atento al devenir de nuestro destino trascendente como Almas, siempre dispuesto a intervenir para que nuestras vidas se ajusten a la Ley que regula el Bien Cósmico aquí en la Tierra, siendo Su luz infinita la verdadera esperanza de gloria de la existencia y la fuente divina de la que emanan nuestros más íntimos consuelos..., ya que la Ley es justa y todos participamos de su Justicia.

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