LA CLAVE DE LA TEOSOFÍA

http://www.sociedadteosofica.es/Libros/Blavatsky_ClaveTeosofia.pdf

por

H.P.B.

 


EXPOSICIÓN CLARA EN FORMA DE PREGUNTAS Y RESPUESTAS DE LA ÉTICA, CIENCIA Y FILOSOFÍA PARA CUYO ESTUDIO HA SIDO FUNDADA LA SOCIEDAD TEOSÓFICA

Dedicada por H. P. B. a todos sus discípulos para que aprendan y puedan enseñar a su vez


Capítulo IV

 

RELACIONES DE LA SOCIEDAD TEOSÓFICA CON LA TEOSOFÍA
 

DEL PROPIO PROGRESO

 PREG. ¿Es, pues, la elevación moral el principal objeto de la Sociedad?

TEÓS. Sin duda alguna. El que aspira a ser un verdadero Teósofo, ha de vivir como tal.

PREG. Siendo así, la conducta de algunos de los miembros, según observaba antes, está en oposición con ese principio fundamental.

TEÓS. Es claro. Pero no se puede evitar entre nosotros, como sucede entre los que se dicen Cristianos y obran como si fuesen enemigos de Cristo. La culpa no proviene de nuestros estatutos y reglamentos, sino de la naturaleza humana. Hasta en algunas ramas exotéricas públicas se comprometen los miembros, en nombre de su YO Superior”, a llevar la vida prescripta por la Teosofía. Tienen que conseguir que su Divino Yo sea el guía de todo acto y pensamiento suyo, cada día y en cada momento de su vida. Un verdadero Teósofo debe “conducirse con justicia y caminar humildemente.”

PREG. ¿Qué entendéis por esto?

TEÓS. Sencillamente, que ha de olvidarse de sí mismo por los demás. Copiaré las palabras de un verdadero Filaleteo, miembro de la S. T., que lo ha expresado admirablemente en The Theosophist: “Lo que cada hombre necesita ante todo es estudiarse a sí mismo y hacer entonces un honrado inventario de su dominio subjetivo, y por malo que éste sea, cabe la redención si con verdadera resolución se propone alcanzarla”. ¿Pero cuántos lo hacen? Todos están dispuestos a trabajar por su propio desarrollo y progreso; muy pocos por el desarrollo y progreso de los demás. Citemos de nuevo al mismo autor: “Los hombres han sido engañados y burlados al extremo; tienen que destruir sus ídolos, dejarse de ficciones y trabajar para ellos (y aquí se ha dicho algo de más o de menos, porque al que trabaja para sí mismo, mejor le valdría no hacer nada); que trabaje al contrario: para los demás, para todos. Por cada flor de amor y caridad que plante en el jardín de su vecino, desaparecerá una mala hierba del suyo, y de tal modo la Humanidad, este jardín de los dioses, podrá florecer. En todas las Biblias, en todas las religiones, encontramos este concepto claramente expuesto; pero los hombres de mala fe lo han desnaturalizado primero y corrompido y materializado después. No se requiere una nueva revelación. Que cada hombre sea para sí mismo una revelación; que el espíritu inmortal del hombre tome posesión del templo de su cuerpo; que expulse del mismo a los mercaderes y demás impurezas, y su propia humanidad divina lo redimirá, porque cuando esté unido consigo mismo, entonces conocerá al “Arquitecto del Templo”.

PREG. Confieso que esto es altruismo puro.

TEÓS. Lo es. Y si sólo un Miembro de la S. T. entre diez quisiera practicarlo, sería indudablemente nuestra Sociedad un Cuerpo de elegidos. Pero entre los que no forman parte de la Sociedad hay quienes no verán jamás la diferencia esencial que existe entre la Teosofía y la Sociedad Teosófica; entre la idea y su representación imperfecta. Semejantes personas harán recaer cada falta, cada imperfección del vehículo (el cuerpo humano), sobre el espíritu puro que arroja en él su luz divina. ¿Es esto justo? Atacan a una asociación que lucha por la propagación de sus ideales contra tremendas fuerzas contrarias. Algunos desacreditan y calumnian a la Sociedad Teosófica sólo porque se atreven a intentar conseguir lo que otros sistemas (la Iglesia y el Estado Cristiano principalmente) no pudieron lograr, habiendo fracasado por completo en su intento; otros, porque quisieran conservar el estado de cosas existente: Fariseos y Saduceos en el lugar de Moisés, y publicanos y pecadores gozando y disfrutando en los altos puestos, como bajo el Imperio Romano durante su decadencia. Las personas de sano y recto juicio debieran al menos tener en cuenta que el hombre que hace todo cuanto puede, hace tanto como aquel que más ha conseguido, en este mundo de relativas posibilidades. Esto es un axioma para los creyentes en los Evangelios, explicado en la parábola de los talentos entregados por el amo: El servidor que dobló sus dos talentos fue recompensado tanto como el otro compañero suyo, que había recibido cinco. A cada cual es dado “según su capacidad”.

PREG. Sin embargo, es difícil fijar una línea de demarcación entre lo abstracto y lo concreto en este caso, puesto que sólo tenemos lo último para formar una opinión.

TEÓS. ¿Por qué hacer entonces una excepción, tratándose de la Sociedad Teosófica? La justicia, lo mismo que la caridad, deben empezar por la propia casa. ¿Atacaréis el Sermón de la Montaña y os burlaréis del mismo porque las leyes sociales, políticas y hasta religiosas, no solamente no han conseguido hasta ahora poner en práctica sus preceptos en su espíritu, sino siquiera en su letra muerta? Suprimid el juramento en los Tribunales, Parlamentos, Ejércitos y en todas partes, y haced lo que hacen los Cuáqueros, si queréis llamaros Cristianos. Suprimid los Tribunales mismos, pues si queréis seguir los Mandamientos de Cristo habéis de dar vuestro abrigo al que de él os hubiera despojado, y presentar la mejilla izquierda al que os hiriera la derecha. “No os rebeléis contra el mal, amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os hacen sufrir, haced el bien a aquellos que os odian”, pues “el que infrinja en lo mínimo esos Mandamientos y así enseñase a hacerlo a los hombres, llamado será el último en el Reino de los Cielos”, y “el que llamase loco a su hermano, estará en peligro del fuego infernal.” No juzguéis a nadie si no queréis ser juzgados. Si se insiste en que entre la Teosofía y la Sociedad Teosófica no existe diferencia, se exponen el sistema Cristiano y su esencia misma a iguales acusaciones, pero en una forma más grave.

PREG. ¿Por qué más grave?

TEÓS. Porque mientras los que dirigen el movimiento Teosófico, reconociendo plenamente sus deficiencias, hacen cuanto pueden para corregirlas y arrancar el mal que existe en la Sociedad; mientras sus reglamentos y leyes propias están basados en el espíritu teosófico, los legisladores e Iglesias de las naciones que se llaman Cristianas hacen lo contrario. Hasta los peores entre nuestros miembros, no son peores que el cristiano ordinario. Además, si tanta dificultad hallan los Teósofos Occidentales en llevar una vida verdaderamente teosófica, es porque todos son hijos de su generación. Todos eran Cristianos, educados en la sofistería de su Iglesia, de sus costumbres sociales y hasta de sus leyes paradójicas. Tales eran antes de ser Teósofos, o mejor dicho, miembros de la Sociedad de este nombre, ya que nunca repetiremos bastante que entre el ideal abstracto y su vehículo existe una importantísima diferencia.

 

LO ABSTRACTO Y LO CONCRETO

PREG. Os ruego aclaréis algo más esa diferencia.

TEÓS. Es la Sociedad una gran corporación de hombres y mujeres, compuesta de los más heterogéneos elementos. La Teosofía en su significación abstracta es la Sabiduría Divina, o la síntesis de la ciencia y sabiduría que sostienen el Universo, la homogeneidad del eterno BIEN; y en su sentido concreto, sólo es la suma total del mismo concedida al hombre por la Naturaleza en esta tierra. Algunos miembros se esfuerzan sinceramente en vivir de verdad la Teosofía, objetivándola, por decirlo así; mientras que otros desean solamente saber, sin practicar; y los hay también que han entrado en la Sociedad únicamente por curiosidad o por un interés pasajero, o quizá porque alguno de sus amigos formaba parte de ella. ¿Cómo puede juzgarse, por lo tanto, el sistema con el criterio de los que quieren ostentar el nombre del mismo, sin derecho alguno? ¿Hemos de juzgar a la poesía únicamente por los que pretenden ser poetas y sólo hieren nuestros oídos? Sólo en sus objetos y motivos abstractos, puede considerarse a la Sociedad como representación exterior de la Teosofía; jamás podrá pretender ser su vehículo concreto, mientras todas las debilidades e imperfecciones humanas se encuentren en ella; de otro modo, la Sociedad no haría más que repetir el gran error y los sacrilegios de las llamadas Iglesias de Cristo.

Si se nos permite una comparación oriental, diremos que la Teosofía es el Océano infinito de la verdad universal, del amor y sabiduría que se refleja en la tierra, mientras que la Sociedad Teosófica es tan sólo una burbuja visible de ese reflejo. La Teosofía es la divina Naturaleza, visible e invisible, y la Sociedad que lleva su nombre la humana naturaleza esforzándose en elevarse hasta la primera. La Teosofía, en fin, es el sol fijo y eterno, y su Sociedad el cometa que trata de entrar en órbita para convertirse en planeta, girando eternamente bajo la atracción del sol de verdad. Fue formada para ayudar a demostrar a los hombres que existe una cosa llamada Teosofía, dándoles medios de alcanzarla elevándose hacia ella por el estudio y la asimilación de sus eternas verdades.

PREG. ¿No dijisteis que no teníais principios o doctrinas especiales?

TEÓS. Y no los tenemos. La Sociedad no posee una sabiduría propia que defender o enseñar. Es simplemente el receptáculo de todas las verdades emitidas por los grandes videntes, iniciados y, profetas de las edades históricas y hasta prehistóricas, al menos de tantos como puede reconocer. Es, por consiguiente, tan sólo el órgano por el cual los fragmentos de la verdad, que se encuentran en las acumuladas enseñanzas de los grandes Maestros del mundo, son recogidos y expuestos a los hombres.

PREG. Mas, ¿es semejante verdad imposible de alcanzar fuera de la Sociedad? ¿No aspira cada Iglesia a lo mismo?

TEÓS. La innegable existencia de grandes iniciados verdaderos “Hijos de Dios” demuestra que tal sabiduría ha sido alcanzada a menudo por individuos aislados, aunque jamás sin la dirección de un Maestro.

Pero muchos de los discípulos, convertidos a su vez en instructores, han reducido la universalidad de las enseñanzas a la medida de sus propios dogmas sectarios. Los mandamientos de un solo Maestro elegido fueron adoptados y seguidos, con exclusión de todos los demás (si es que fueron seguidos, téngase esto en cuenta, como sucede con el Sermón de la Montaña). Cada religión es, por lo tanto, un fragmento de la verdad divina, que alumbra un vasto panorama de la humana fantasía, y pretende representar y reemplazar a aquella verdad.

PREG. ¿Pero decís que la Teosofía no es una religión?

TEÓS. Claro que no, puesto que es la esencia de toda religión y absoluta verdad, una gota de la cual alimenta a cada credo. Empleando de nuevo una metáfora, diremos que la Teosofía en la tierra es como el rayo blanco del espectro solar, y cada religión es solamente uno de los siete colores prismáticos. Ignorando a todos, los demás y tachándolos de falsos, no sólo reivindica a cada rayo de color la prioridad, sino que sostiene que es el rayo blanco mismo, y anatematiza hasta sus mismos matices, desde los claros hasta los oscuros, como herejías. Sin embargo, como el sol de la verdad se eleva, cada vez más en el horizonte de la percepción del hombre, y en cada rayo de color se desvanece gradualmente hasta que, por último, es, reabsorbido, no será ya al fin atormentada la humanidad con polarizaciones artificiales, sino que podrá gozar de la pura y blanca luz de la verdad eterna. Y ésta será la Teosofía.

PREG. ¿Pretendéis, pues, que todas lo grandes religiones derivan de la Teosofía, y que por la asimilación de sus doctrinas, el mundo podrá al fin salvarse de sus grandes ilusiones y errores?

TEÓS. Precisamente. Y agregamos que nuestra Sociedad Teosófica es la humilde semilla que, si se riega y deja vivir, ha de producir al fin el Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal, que está injertado en el Árbol de la Vida Eterna. Porque únicamente estudiando las grandes religiones y filosofías de la humanidad, comparándolas desapasionadamente y con ánimo libre de prejuicios, es como pueden los hombres conseguir la verdad. Especialmente describiendo sus varios puntos de conformidad es como podremos conseguir el resultado apetecido. Siempre que hemos llegado (sea por el estudio, sea porque nos lo ha enseñado alguno que sabe) a comprender la significación íntima de Religiones y Filosofías, encontramos, casi en todos los casos, que expresan alguna gran verdad de la Naturaleza.

PREG. Hemos oído hablar de que existió una Edad de Oro, y lo que describís sería una Edad de Oro realizable en el porvenir. ¿Cuándo llegará?

TEÓS. No antes que la humanidad entera la necesite. Una máxima de la obra persa Javidan Khirad dice: “La verdad es de dos clases: una, manifiesta y evidente de por sí, y la otra requiere constantemente nuevas pruebas y demostraciones”. Únicamente cuando esta última clase de verdad se convierta en una evidencia tan universal y obvia como hoy es oscura (y, por consiguiente, sujeta a ser alterada por el sofisma y la casuística); sólo cuando esas dos clases de verdad vuelvan a fundirse de nuevo, podrá conseguirse la unidad de creencias en los hombres.

PREG. Mas, seguramente, aquellos pocos que sintieron la necesidad de tales verdades han tenido que optar por una creencia definida cualquiera. Decíais que no teniendo la Sociedad doctrinas propias, queda cada miembro en libertad de creer lo que le parezca y aceptar aquello que le convenga. Parece que la Sociedad se ha propuesto resucitar la confusión de lenguas y creencias de la antigua Torre de Babel. ¿No tenéis creencias comunes?

TEÓS. Decir que la Sociedad no tiene doctrinas o creencia propias o particulares significa que no son obligatorias en sus miembros creencias o doctrinas especiales; pero es claro que esto sólo se refiere a la Sociedad en general. Está dividida, como ya dijimos, en externa e interna. Los que a esta última pertenecen, poseen naturalmente una filosofía o –si preferís– un sistema religioso propio.

PREG. ¿Podemos saber en qué consiste?

TEÓS. No hacemos secreto de ello. Fue bosquejado hace pocos años en The Theosophist y El Buddhismo Esotérico, y se encontrará aún más desarrollado en La Doctrina Secreta. Se funda en la filosofía más antigua del mundo llamada Religión de la Sabiduría o Doctrina Arcaica. Podéis hacer las preguntas que tengáis por conveniente y os serán contestadas.

  

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TEOSOFIA: Curso de Estudio Introductorio

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John Algeo

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Recapitulación


Caminante son tus huellas
el camino nada más;
caminante no hay camino
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante, no hay camino
sino estelas sobre el mar.

Red Iberoamericana de la Voluntad al Bien y la Buena Voluntad

Quetzal como representante del puente entre el aguila del norte y el condor del sur. El Quetzal es intercambiable con el símbolo de Quetzalcóatl-Kukulcan, el Avatar de Venus.

 

 

 

2011-02-24